Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Conociendo al emperador

Rubí todavía se encontraba situada frente al lago de aguas profundas y turbias, observando su reflejo en la superficie mientras trababa de encontrar una respuesta lógica a lo que había sucedido apenas unos minutos atrás, cuando los tres hombres que la habían descubierto se situaron sigilosamente a sus espaldas a cierta distancia, escudriñándola con curiosidad, y midiendo con sus scouters verdes su fuerza de combate, la cual no resultó ser en absoluto impresionante.

-Ya te lo advertí, Salza-susurró Neiz, mirando a la pelirroja con cierto desdén-esa chica no vale un duro. En vez de perder el tiempo con ella, deberíamos centrarnos en nuestra misión y...

-Cállate Neiz-le ordenó el nombrado en el mismo tono de voz, mirándole con acritud-¿acaso tú empezaste siendo un guerrero de élite?

-Pues...-el soldado más alto sintió sus mejillas arder y desvió su mirada hacia el suelo-no, supongo que no.

-Exactamente. Para llegar adonde ahora mismo estás, has necesitado de un entrenamiento muy duro y mucha disciplina militar. Y estoy casi seguro de que si ella también recibiese esa instrucción durante cierto tiempo, podría aumentar mucho su potencial de pelea.

-Ni siquiera podemos afirmar que cambiase su aspecto capitán-se quejó el hombre del pelo negro alzando su tono de voz, aunque no lo suficiente como para que Rubí pudiese escucharlo-a lo mejor se trató de alguna ilusión óptica o una alucinación. ¡Vete tú a saber!

-¿Te atreves a poner en duda mi intuición y mi vista, Doore?-el capitán le miró con cara de pocos amigos tras lo cual, el aludido tragó saliva, visiblemente nervioso.- en fin, si tanto os preocupa la misión, no soy quien para negaros un poco de diversión.

-¿Qué quieres decir?-se atrevió a preguntar, nuevamente el de la melena oscura, mirándole extrañado.

-Os estoy ordenando que vayáis empezando a exterminar a la población que os encontréis  para ir adelantando el trabajo todo lo posible mientras yo me quedo aquí para conversar con ella.

-Como mandes, capitán-respondieron sus subordinados, satisfechos por poder cumplir con su deber y alejándose de allí a toda prisa, mientras que su líder se aproximaba más hacia la pelirroja.

-Hola-la saludó empleando un tono de voz amable y educado. Aún así, Rubí pegó un respingo sobresaltada en el momento en que le escuchó hablar y se dio la vuelta a toda velocidad, preparando su cuerpo para salir corriendo de nuevo si fuera necesario. Sin embargo, el hombre levantó ambas manos al aire, en gesto de paz. -tranquila, no he venido a hacerte daño.

-¿Quién eres tú?-preguntó la pelirroja, mirándole con desconfianza al darse cuenta de que las vestimentas que él portaba eran muy similares a las que usaban los soldados que habían acudido a su planeta- ¿Eres amigo de esos malditos bastardos?

-¿Qué bastardos?-El guerrero enarcó una ceja en señal de confusión, sin comprender a qué se estaba refiriendo la chica-¿de qué estás hablando?

-De esos cinco hombres que se presentan haciendo poses y que visten ropas parecidas a las tuyas. Si por casualidad eres amigo suyo entonces no tengo nada de qué hablar contigo-se atrevió a replicar, desafiante. Sin embargo no tardó demasiado en arrepentirse de lo que acababa de hacer. Si realmente ese desconocido mantenía algún tipo de relación con los soldados que le habían arruinado la vida, estaba segura de que no tendría ningún inconveniente en hacerle cualquier tipo de daño o incluso asesinarla. Al fin y al cabo sería igual de cruel y despreciable que los otros. O incluso podría ser mucho peor, si es que eso era posible.
Afortunadamente para ella, la reacción del hombre fue del todo opuesta a cómo se la había estado imaginando.

-Cinco hombres ¿eh?-repitió mientras en su mente analizaba la información que la chica le había dado, antes de echarse a reir a carcajadas, dejado a Rubí totalmente  desconcertada-¡Ah, te refieres al imbécil de Ginyu y sus patéticos amigos!

-Exacto-respondió la pelirroja con cautela, sin saber a qué atenerse con ese hombre ya que todavía no le había dado ninguna información que le hiciera averiguar si se encontraba frente a un aliado o un enemigo.

-Bueno, si lo que te preocupa es que mantenga una bonita amistad con cualquiera de ellos ya puedes quedarte tranquila. Tanto mis compañeros como yo los tenemos en nuestra lista negra personal desde hace muchos años. Los odiamos a muerte... tanto como pareces hacerlo tú, lo cual me lleva a hacerte una pregunta. ¿Cómo te llamas y qué has venido a hacer tú sola en este inhóspito planeta?-el capitán de su escuadrón la observó con sumo interés.

-Mi nombre es Rubí, pero antes de responder a la siguiente cuestión, querría saber al menos con quién estoy hablando. No es justo que tú sepas mi identidad pero yo no sepa de la tuya.-protestó ella, cruzándose de brazos.

-Tienes razón. Supongo que lo más adecuado es que yo también me identifique-el hombre se echó a reír de nuevo- soy Salza, el capitán de las fuerzas especiales de Lord Cooler, el emperador que gobierna en esta región del universo.

-¿Y dónde están tus compañeros, entonces?-quiso saber Rubí, dejándose llevar por la curiosidad.- ¿no deberían estar contigo?

-Ahora es tu turno de responder a mi segunda pregunta-observó Salza, divertido por aquella situación.-cuando me digas por qué estás en este planeta, resolveré el resto de tus dudas.

-Pues yo...- Ella no estaba del todo segura sobre si sería buena idea contarle a aquel desconocido el motivo por el que había acabado atrapada en ese mundo. Todavía no terminaba de fiarse de él y además le daba vergüenza que supiera lo que había sucedido en Yresh con los hombres de ese tal Freezer, de modo que decidió improvisar una pequeña mentira- estaba cumpliendo con mi trabajo cuando me vi succionada por la inmensa gravedad de este lugar. Yo era la que solía encargarse del comercio de mi planeta natal, representando a nuestros monarcas...

-¿y es una costumbre típica de tu mundo ir a trabajar en camisón, despeinada y con los pies descalzos y ensangrentados?-inquirió el hombre de piel azulada y pelo rubio, señalando el nefasto aspecto que tenía en ese instante, lo que provocó que Rubí enrojeciera avergonzada. Hasta ese instante ni siquiera se había dado cuenta de que se había hecho daño mientras estaba corriendo. Tan centrada estaba en escapar ilesa y sobrevivir a la persecución de aquel salvaje que no había prestado atención a los detalles más nimios.

-Eso tiene una sencilla explicación...- Rubí se quedó bloqueada, tratando de buscar algo con lo que salir del paso, sin éxito.

- venga, no hace falta que trates de engañarme. Puedes contarme la verdad. Te prometo que no te pasará absolutamente nada. ¿Todo esto tiene relación con las fuerzas especiales de Ginyu?-le preguntó Salza, sin dar muestras de estar enojado.

-Éste parece mucho más inteligente que ese otro hombre-pensó cabizbaja, dándose cuenta de que no podría jugársela de ninguna manera. De modo que no le quedó más remedio que contarle una verdad a medias.- Sí, podría decirse que uno de ellos es el responsable directo de que yo me encuentre aquí ahora mismo-tras la aclaración la pelirroja estuvo contándole lo que había sucedido, omitiendo a propósito la parte en la que Jeice había tratado de propasarse con ella, sustituyéndola por un relato menos doloroso y humillante.

-Bueno, eso lo explica todo-Salza estaba casi seguro de que la chica todavía le estaba ocultando algo en relación con sus rivales, pero en lugar de forzarla a que se lo contara en ese preciso instante, él decidió pasarlo por alto y aguardar con paciencia a que ella misma se sintiera preparada para abrirse a él.- aunque tus reyes han demostrado ser unos completos idiotas al mandarte al exilio sólo por haberte confundido con la comida que tenías que servirle a ese payaso. No tienen ni idea del potencial que se están perdiendo.

-¿De qué estás hablando?- Rubí le miró confusa por esa última afirmación.

-Creo que va siendo hora de que te cuente lo que hemos venido a hacer aquí. Sólo espero no asustarte-le sonrió con cierta sorna el hombre rubio antes de proseguir con sus explicaciones- Lord Cooler nos ha ordenado acudir a este planeta para conquistarlo e incorporarlo a sus dominios. Mis compañeros, ya han empezado a exterminar a la población nativa y por esa razón no están aquí con nosotros . ¿Lo ves?-preguntó mientras señalaba un punto lejano, donde una gigantesca explosión estaba devorando todo lo que encontraba a su paso- ése es nuestro trabajo habitual.

-¿y eso que tiene que ver conmigo?- Rubí enarcó una ceja, en señal de desconcierto, aunque sorprendentemente no se sentía temerosa por la revelación del líder. Tal vez porque en el fondo ya se había podido hacer una ligera idea de cuáles serían las labores propias de un soldado al servicio de un imperio que aparentaba ser tan vasto.

-Tiene mucho que ver. Al rato de haber llegado, te descubrimos y estuvimos observándote todo el tiempo.

-¡Qué vergüenza!-exclamó ella volviendo a ruborizarse, abochornada al tiempo que se cubría la cara con ambas manos-he debido de dar una imagen de lo más lamentable.

-Al contrario, hemos visto que eres una persona verdaderamente ... interesante.

-¿interesante? No comprendo nada. Yo no tengo nada interesante en particular.

-Te equivocas. Sí que lo tienes.-la corrigió Salza - te hemos visto cambiar de apariencia cuando ese bicho te tenía acorralada. Esa es una habilidad muy práctica y también, bastante poderosa.

-¿Tú también te estás quedando conmigo?-protestó Rubí, poniendo los brazos en jarras para recalcar su frustración- yo no soy capaz de hacer semejante cosa. El hombre que me persiguió también me dijo lo mismo y luego, resultó que no había cambiado en absoluto. Seguía teniendo mi mismo aspecto de siempre.

-Ya veo... en fin, es una lástima. Una verdadera lástima. Tal vez Doore estuviese en lo cierto y no fuera más que una simple ilusión óptica-Salza le dio la espalda, fingiendo estar decepcionado por el desenlace de aquella conversación, y empezó a caminar varios pasos por delante de ella, haciéndole creer que ya no tenía el más mínimo interés por ella y por el destino que podría correr en ese planeta.

-¡Eh! ¿Adónde vas?-gritó la pelirroja, aproximándose a toda velocidad hacia el soldado- ¿te parece normal dejarme plantada de esa manera?

Salza sonrió malévolo, y de repente se abalanzó sobre ella con una sorprendente rapidez y elegancia en sus movimientos, al tiempo que portaba en su mano derecha una espada violeta que había creado con su propio ki, la cual acercó todo lo posible al rostro de la chica, que retrocedió instintivamente, aterrada por el arrebato de agresividad por parte del rubio. Sin embargo él parecía encontrarse sumamente satisfecho. Tomándola por el brazo, el soldado la llevó justo al borde del lago, donde la invitó a mirar su reflejo en la superficie.

-¿Pero qué...? - Rubí se quedó de piedra al comprobar que su físico se encontraba del todo alterado, teniendo ahora su piel de una hermosa tonalidad azul, junto a unos ojos anaranjados y una melena lisa de color rubio. Un aspecto muy similar al del capitán.

-¿ya te has convencido? Tienes un don muy fuerte, Rubí, aunque todavía no seas consciente de ello.-

-¿y por qué me has intentado atacar?-le recriminó la adolescente, con el corazón todavía latiendo a toda velocidad en su pecho-¡casi me matas del susto!-

-Siento haberte asustado pero tenía que hacerlo para poder confirmar una teoría que se me había pasado por la mente.

-¿Qué teoría?-preguntó ella, cortante. Todavía se encontraba muy molesta con él aunque en el fondo se moría por escuchar lo que él tuviera que decirle.

-De momento parece que no eres capaz de controlar este poder por tu propia voluntad, sino que lo haces por puro instinto, como reacción a un peligro inminente. Pero eso puede cambiar fácilmente. -explicó Salza-si te unes a nosotros, puedo ayudarte a que controles tu habilidad y seas capaz de manipularla a tu antojo.

-¿Unirme a vosotros?-Rubí se quedó dubitativa. Nunca se le habría pasado por la cabeza la idea de formar parte de ningún ejército, especialmente porque jamás había recibido ninguna clase de entrenamiento o instrucción adecuados. Ni tan siquiera disponía de fuerza física, algo que no tardó en mencionarle al soldado rubio, que ni por esas pareció molestarse en absoluto.

-El potencial ya lo tienes, eso lo puedo ver perfectamente. Lo único que te falta es explotarlo y pulirlo. - la tranquilizó él- además, dadas tus circunstancias actuales, lo más sensato sería aceptar la propuesta. Yo no me lo pensaría demasiado si estuviera en tu lugar.-

No estaba equivocado en absoluto. Si ella se atreviera a rechazar su oferta lo más seguro es que en poco tiempo abandonase ese plano de existencia, ya fuera a manos de aquellos guerreros, por acción de los nativos que aún quedasen con vida después de la masacre que estaban perpetrando o por inanición. No tenía más opción que hacerle caso si quería sobrevivir a ese día tan nefasto, de manera que tras unos instantes de profunda reflexión y tras sopesar todos los pros y los contras que conllevaba, Rubí acabó por aceptar su propuesta, que concluyó con un apretón de manos entre ambos para sellar ese compromiso.
-Bienvenida al ejército de Cooler, señorita- La felicitó el capitán, con cierta formalidad y con una amplia sonrisa de satisfacción dibujada en sus labios-estoy seguro de que le gustarás mucho cuando te conozca.-

Rubí, por el contrario, no estaba tan segura de eso, pero en lugar de decírselo a la cara, se limitó a asentir con la cabeza, tratando de absorber su optimismo.
Pocos minutos después de haber formalizado su ingreso en el escuadrón, al fin aparecieron los dos compañeros de Salza, situándose a ambos lados de él, al mismo tiempo que la contemplaban con ojos curiosos e interrogantes.

-Ya hemos erradicado a toda la población de este planeta, capitán.-informó el más alto de los dos- No ha quedado ni uno solo con vida.

-Perfecto. Buen trabajo-les felicitó Salza, antes de empezar a contarles la conversación que había estado teniendo con la pelirroja mientras tanto, sin dejarse nada en el tintero y haciendo especial hincapié en la misma aversión que la chica compartía con ellos hacia Ginyu y sus hombres, revelación que sirvió para que Neiz y Doore se mostrasen algo más amistosos y receptivos hacia ella y tuvieran la decencia de presentarse ellos mismos, estrechándole las manos, en un gesto muy similar al que Rubí había tenido con Salza minutos antes. - y ahora que ya hemos terminado con lo que habíamos venido a hacer, debemos regresar de inmediato al lado de Lord Cooler. Imagino que tampoco sabrás volar ¿no?- preguntó, mirando directamente a Rubí, que se ruborizó al sentir tres pares de ojos clavados en ella.

-No-reconoció avergonzada. Al parecer tendría que aprender a hacer demasiadas cosas si quería llegar a ganarse un lugar de pleno derecho en ese escuadrón, pero estaba totalmente dispuesta a intentarlo. Por primera vez en años recibía un voto de confianza y amabilidad por parte de alguien y no quería echarlo todo a perder.

-Pues entonces súbete a mi espalda. Yo mismo te llevaré a nuestra nave. Si vamos andando perderemos mucho tiempo y Cooler se impacientará. No es algo muy frecuente que salgamos nosotros tres sin él.

Rubí obedeció a su orden y pronto estuvieron todos alejándose en el horizonte de aquel mundo cuya población acababa de dejar de existir, atravesando el extraño cielo a toda velocidad mientras el viento agitaba su cabellera rojiza. Una sensación que para Rubí era de lo más placentera, y le hacía sentir libre como no se había sentido en mucho tiempo. Ella cerró los ojos, limitándose a disfrutar de esa nueva experiencia, sin ningún miedo y en completo silencio hasta que sintió como poco a poco iban perdiendo altura.

-¿Cómo estás?-le preguntó Salza cuando la ayudó a bajarse de su espalda

-¡Ha sido genial!-exclamó ella entusiasmada-¡estoy deseando aprender a hacerlo yo también!

-Me encanta tu entusiasmo-se rió Doore mientras entraban en una enorme nave espacial que habían hecho aterrizar en el lado oculto de una colina.- Ahora sólo queda esperar que a Lord Cooler también le agrade-

-Seguro que sí- Salza era bastante más optimista que los otros dos, y también el más atento a los detalles. Cuando subieron al vehículo, lo primero que hizo fue ofrecerle un uniforme suyo de repuesto que mantenía guardado en un armario, y un set de higiene para que pudiera peinarse, quitarse toda la suciedad y limpiarse las heridas que se había hecho en los pies.
-La armadura te queda algo grande-observó el capitán cuando ella se hubo cambiado y adecentado-pero lamentablemente esto es lo mejor que puedo ofrecerte por el momento. Cuando lleguemos a la base de Cooler, tendrás a tu disposición una que se adapte a tu propio cuerpo.

-Muchas gracias por todo, Salza- sonrió ella, agradecida por aquel gesto que había tenido el capitán con ella, aunque sólo fuera para que mantuviera una cierta imagen frente al emperador. Ya era mucho más de lo que había recibido en Yresh en seis años de servicio. -¿A cuanta distancia estamos?

-Por suerte para nosotros, no nos encontramos demasiado lejos. Calculo que en seis horas aproximadamente ya habremos llegado si seguimos yendo a esta misma velocidad.

-¡Vaya, y pensar que yo tardé más de una semana en llegar a ese horrible planeta!-Rubí se dedicó a observar con curiosidad el interior de la nave y después se acomodó en un asiento que se encontraba al fondo de la nave, donde se acabó durmiendo, agotada como estaba después de todas las emociones vividas durante aquel día.

-¡Eh, despierta, que ya estamos llegando!-una voz masculina resonó justo a su lado, despertándola de golpe. Confusa, miró a su alrededor, encontrándose con Neiz que la miraba con una mueca burlona- Te has echado una buena siesta ¿eh?.-
Rubí se levantó de golpe y se situó al lado del rubio, que le mostró en la pantalla del navegador un pequeño punto que se iba acercando cada vez más. Ahí estaba el cuartel general que utilizaba Cooler, donde llegarían en menos de cinco minutos. La pelirroja se sentía extremadamente nerviosa por lo que pudiera pasar, aunque trató de ocultar sus emociones al resto de los hombres. La suerte ya estaba echada y ya era demasiado tarde para dar marcha atrás.

-Acompáñanos. Tienes que venir con nosotros para que él te conozca y te examine-le indicó el hombre rubio cuando aterrizaron y salieron al exterior, poniendo rumbo hacia un enorme edificio de color blanco y morado. En silencio, recorrieron una larga hilera de pasillos llenos de hombres que la escudriñaron con curiosidad cuando la vieron acompañada por las fuerzas especiales y ataviada con su uniforme característico. Después de seguir caminando durante unos pocos minutos, que a ella se le antojaron eternos, al fin dieron con un portón que se abrió automáticamente cuando el capitán se colocó frente a él, dejando ver una inmensa sala con un amplio ventanal al fondo desde el que se podía ver gran parte de la superficie del planeta en que estaba ubicada la base. Y justo en uno de los extremos de la habitación se encontraba un ornamentado trono, ocupado por un hombre que se dedicaba a beber de una copa de vino mientras examinaba con atención unos documentos.

-Mi señor, ya estamos de vuelta. El planeta ha sido conquistado con éxito y está preparado para ser añadido a su colección-Salza se adelantó unos pasos e hincó la rodilla en el suelo, gesto imitado por sus dos compañeros y finalmente por la pelirroja también.

-Me alegra oír que todo ha ido de perlas por ese lugar pero ¿quién es ella?-preguntó el emperador señalando a Rubí con un dedo cuando levantó la vista de los papeles en los que estaba trabajando. No parecía enfadado, sino más bien curioso por la novedad. Aun así, la pelirroja sintió cómo la sangre se le congelaba en las venas al sentir ese par de ojos del color de la sangre clavados en ella, que no tardó en darse cuenta de que ese hombre no era alguien al que se le debiera cabrear bajo ninguna circunstancia.

-Es una chica que estaba varada en el mismo planeta que usted nos ordenó conquistar. Hemos decidido traerla porque al parecer tiene una habilidad bastante curiosa que creo que podría servirnos de gran ayuda en el futuro.

-¿Ah, si?-Cooler miró con sumo interés a la chica- ¿y de qué se trata?

-Metamorfosis-informó Salza- aunque todavía no lo domina a voluntad propia, sino que lo hace de forma instintiva, como forma de defensa ante una amenaza.

-Interesante. ¿ Y aparte de eso qué más sabe hacer?-continuo interrogándole el changlong sin apartar la vista en ningún momento de su posible nueva recluta.

-Por el momento nada más, que yo sepa. Nunca ha recibido entrenamiento alguno, de modo que tendría que empezar desde cero.

Lord Cooler se quedó en silencio, y frunció el ceño, pensativo. Su mirada se quedó momentáneamente extraviada mientras en su mente procesaba toda la información que su mano derecha le había proporcionado.

-De manera que no tiene nada de experiencia en combate, tampoco puede dominar su propio poder y ni siquiera es capaz de realizar las cosas más básicas ¿eh? Y aún así la habéis traído hasta mi... decidme una motivo por el que deba integrarla dentro de mis filas.

Rubí agachó la mirada, con tristeza. Ya le extrañaba que algo pudiera salirle tan bien. Debió haber sido más previsora y realista. De nada servía que aquellos hombres la acogieran si el líder de todos ellos no la aceptaba. Dándole la espalda, ella hizo el amago de retirarse, sabiendo que allí tampoco encajaba ni se encontraba su lugar. Sin embargo la voz de Cooler, severa y tranquila al mismo tiempo se apresuró a detenerla antes de que empezara a moverse.

-¿Adónde te crees que vas, muchacha? No te he dado permiso para que te vayas.

-Yo... lo lamento mucho, Lord Cooler-se disculpó Rubí, con la voz y el cuerpo temblorosos- supongo que no soy lo bastante buena como para estar aquí y no quiero estorbaros.

-Tienes muy poca confianza en ti misma y eso no me gusta. Yo quiero que todos y cada uno de mis hombres gocen de una buena autoestima.

-Lord Cooler, por lo que tengo entendido, esta chica ha sufrido muchos tratos vejatorios, por eso tiene tantas inseguridades-intervino Salza, tratando de echarle un cable a la pelirroja-pero le aseguro que tiene mucho potencial oculto que podría serle de gran utilidad si usted le diera la oportunidad de sacarlo a la luz.

-De acuerdo Salza. Si insistes tanto ha de ser por una buena razón y tú nunca me has dado motivos para que desconfíe de ti-cedió el emperador, con una leve sonrisa en su rostro- encargaos de adiestrarla en condiciones y de fortalecerla, y después yo mismo valoraré su progreso. Si es tal y como lo pintas, estoy convencido de que será una excelente soldado.

-una excelente soldado que le hemos robado a tu hermano, además. Porque ella procede precisamente  de un planeta situado en su zona de gobierno-añadió Salza, orgulloso-

-Perfecto- Cooler ensanchó su sonrisa, al escuchar esa última información. Si había algo que le gustaba incluso más que el poder y la destrucción, era fastidiar a Freezer y en aquella ocasión podría aprovechar para echarle en cara su falta de atención a la hora de buscar y reclutar guerreros competentes, en lugar de la pandilla de inútiles que tenía a su servicio. -ya podéis marcharos. Espero tener buenas noticias pronto con respecto a ella.

-No le decepcionaré señor- le prometió Rubí, tratando de mantener una actitud serena frente al changlong. Al menos, en esa ocasión la fortuna había sido generosa con ella y le había permitido quedarse en aquel extraño lugar. Además, se le presentaba una buena oportunidad para hacerse más fuerte y probar cuáles eran sus límites ¿y quién sabía? Tal vez en cuanto demostrara ser una persona digna de pertenecer a ese ejército, pudiera de alguna forma, hacerle pagar a Jeice el infierno que había tenido que pasar durante semanas enteras por su culpa. Ahora por fin tenía un motivo de peso para pasar página , y dejar a un lado todos sus miedos. Ahora podía demostrar toda su valía, al lado de personas que si parecían creer en ella en lugar de tratarla como si fuera un cero a la izquierda, como hacían los miembros de la familia real de su planeta. Y de ninguna manera pensaba defraudarlas.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro