Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

ANTES

Cuando nos separamos porque nos faltaba el aire, le dediqué una sonrisa y salí del auto, acto que el imitó, sonriendo y caminando rumbo a mi casa, con sus manos sobre mis caderas.

—¿Tu padre no me estará esperando con una escopeta en la mano, no? —preguntó ante lo cual yo reí sin humor.

—Te deseo suerte si conoces a mi padre, yo no lo conocí jamás.

—Yo… Dios… lo lamento, Lorraine, de verdad, no lo sabía —comentó, avergonzado hasta la coronilla.

—No te preocupes —dije mientras lo invitaba a pasar—. Nunca me ha afectado, no lo hará ahora —dije sonriendo con sinceridad—. Ponte cómodo, ya te traigo algo para que lo coloques en ese pómulo.

Fui a la cocina y, antes de sacar un filete del congelador, hice una limonada, no me gustaba la idea de estar sola con Gael en casa pues, siendo honesta, mis hormonas y él eran una combinación para el desastre, así que, si le ofrecía una limonada, capaz y lográbamos tener una clásica  conversación de amigos.

Salí de la cocina unos minutos después, con una jarra de jugo sobre una bandeja y un trozo de carne congelada.

—No te pregunté que deseabas tomar, espero que te guste la limonada… —comencé, antes de fijarme en lo que él estaba haciendo: estaba revisando un álbum de fotos que mi madre siempre tenía a mano, lo usaba para subirme la moral cuando me deprimía por cualquier cosa—. ¿Qué estás haciendo? —pregunté, molesta ante lo que yo consideraba una violación a mi privacidad.

—¿Sufriste de cáncer, Lorraine? —dijo, mientras me mostraba una foto donde estaba con la cabeza totalmente rapada.

—Tumor fase dos en mi ovario derecho, comenzando a hacer metástasis en mi ovario izquierdo —dije—. Si, se supone que eso lo sufren las mujeres cuando ya son bastantes mayores, pero yo lo sufrí hace cuatro años, cuando estaba comenzando la preparatoria, afortunadamente con la quimioterapia logré salvar mi ovario izquierdo pero ya no se podía hacer nada por el otro así que terminé dejándolo dentro de una bandeja en un quirófano… ¿podrías guardar eso Gael? —le digo—. No me gusta verme en esas fotos…

—¿Por qué, Lorraine? Aparte de que te ves más joven, no les veo nada de malo a estas imágenes.

—Si, claro —ironicé—. ¡Porque con esa cabeza pelada, lisa como una berenjena, no parezco un fenómeno de circo!

—Pues no —dijo él, mirándome con seriedad—, al contrario, solo te ves más hermosa, ¿sabes por qué? Porque estas sonriendo en todas y cada una de estas fotos y ya te lo dije, tu sonrisa me resulta de lo más bonita.

Caminé hacia él y le coloqué el trozo de filete frío sobre el pómulo. No estaba habituada a los cumplidos, y menos cuando recordaba cuán grotesca me veía en esas fotos que él ahora halagaba.

—Eres hermosa, Lorraine, no lo dudes jamás —susurró, acomodando un mechón de mi cabello detrás de la oreja—. Hace tres años, cuando seguro aún estabas luchando esa batalla, yo también pasé por un mal momento, uno que me hizo prometerme no permitirme sentir cosas por alguien, y mírame ahora, queriendo conocerte cada vez un poco más.

De repente su semblante había cambiado, paso de ser radiante y alegre a sombrío y triste, como si recordar lo que sea que le ocurrió en su pasado lo volvía a afectar.

—¿Quieres hablar de ello? —dije, preocupada por su repentina tristeza—. Mientras estuve internada, mis compañeros de vuelo en el avión Quimio, como solía llamarles, me contaban sus cosas porque decían que yo era buena escuchando.

—Tal vez en otro momento, Lorraine —dijo—. No quiero rechazar esa limonada que se ve tan deliciosa, pero tengo que irme —dijo, mientras se quitaba el trozo de carne que cubría su pómulo—, ¿Cómo me veo?

—Mejor —le respondí, acariciando su pómulo, ante lo cual él cerro los ojos, disfrutando mi tacto.

—Nos vemos mañana, Lorraine —dijo antes de darme un beso que me dejo con más ganas de conocerlo y ayudarle a olvidar aquello que había hecho que se borrara su sonrisa en el pasado.

~*~

Cuando mi madre llegó a casa, hora y media después de que Gael se había ido, yo estaba en la cocina, preparándonos algo para cenar.

—Uhm, bebé —¿Qué estás preparando? Huele delicioso.

—Curry de vegetales —respondí antes de caminar hacia ella y darle un beso en la mejilla–. Si quieres, puedes ir a cambiarte mientras voy sirviendo.

—Después, mi amor —dijo, sentándose en una silla del comedor—, ¿puedes dejar la cena como está?  Necesito hablar contigo.

Algo en su expresión no me gustó en lo absoluto, así que apagué la hornilla y me senté a su lado, mirándole de forma expectante.

—Mi cielo —comenzó ella—. Sé que te dije que iba a llegar tarde porque estaba terminando algo en el trabajo, pero no era cierto. Llegué tarde porque acabo de salir del hospital.

—¿Qué? —exclamé, confundida y angustiada—,  ¿cómo qué en el hospital?, ¿qué pasó?

—Me desmayé en el trabajo, mi niña —dijo ella, mirando al techo, gesto que ambas hacíamos cuando lo que íbamos a decir dolía demasiado—. La insuficiencia cardíaca ha progresado, Lori. Necesito que me implanten un marcapasos lo más pronto posible...

Me puse de pie enseguida y comencé a caminar de un lado al otro, ¿un marcapasos? Con suerte lográbamos cada mes comprar sus medicamentos, no había forma de que con nuestros sueldos combinados pudiéramos costear esa operación.

—Lori, por favor, tienes que tranquilizarte.

—¿Tranquilizarme? —pregunté, mirándole con el ceño fruncido—, ¿cómo me puedes pedir que me tranquilice cuando me estás dejando sola, Patricia Wattson?

Ella comenzó a llorar y yo la envolví en un abrazo. Reconocía que había sido muy dura con ella pero estaba asustada: en mis dieciocho años de vida siempre habíamos sido ella y yo contra el mundo y, saber que ella tenía los días contados era por lejos lo más doloroso y aterrador que me había tocado vivir, incluso más que mi diagnostico de cáncer.

—No hay más remedio —comencé—.  Mañana mismo me retiro de la universidad y comienzo a buscar otro trabajo para poder ayudarte a pagar esa operación...

—No vas a hacer eso, Lori —exclamó ella, sobresaltada—. Como tu madre que soy, te exijo que me dejes resolver esto por mi cuenta...

—¡¿Es que acaso no lo entiendes?! —chillé—,  ¡¿te cuesta tanto entender que, si acepté seguir con mis estudios universitarios estudiando finanzas fue para complacerte y, que si ya no estás, no tiene sentido nada?!

—Mi niña... Sé lo duro que es esto para ti... Dios... La idea de dejarte sola es lo más aterrador que puedo sentir pero, si de verdad me quieres, necesito que me complazcas y termines tus estudios universitarios... Es lo único que puedo heredarte, y quisiera que me dijeras que lo harás, ¿puedes hacerlo, Lori?

Asentí con lágrimas en los ojos. Si ya de por sí me había propuesto ser la mejor estudiante de mi carrera, ahora no sólo era una meta, era algo que necesitaba lograr.

Comenzamos a comer en silencio. Mi madre y yo teníamos la tendencia a callar nuestras emociones cuando estás eran demasiado intensas.

—Y, ¿cómo te fue en tu primer día?

En eso también coincidíamos mi madre yo, nos gustaba evadir las situaciones tanto como fuera posible.

—Me fue bien, mamá —dije—. De hecho, me fue genial... Respondí de manera correcta todas las preguntas que hizo el profesor Bowers en Fundamentos Administrativos.

—¡Eso es maravilloso, cielo!

—Sí –acordé—. Uhm... Mamá... ¿Tú sabías que el decano tenía un hijo?

—¿En serio? No, no lo sabía. Sé que se casó en Nueva York y que su matrimonio fue muy breve, como un año y medio o algo así, no sabía que tenía un hijo.

—Pues sí, si lo tiene. Se llama Gael y es mi compañero en la clase del profesor Bowers.

—¿Y estudia finanzas como tú?

—No. Él estudia derecho, así que seguramente Sarah va a compartir más clases con él que yo.

Mi madre terminó de comer y se levantó de la mesa, pero yo apenas había tocado la comida:a pesar de la bienvenida distracción con el tema de Gael, la verdad era que mi hambre se había evaporado tras la noticia sobre el estado de salud de mamá.

—Lori, apenas y haz comido algo, ¿quieres que te la guarde para mañana?

—Me gustaría —dije de forma sincera—. Hoy tuve un día largo, creo que me voy a ir a la cama.

—Está bien, mi niña. Que descanses.

–—Igual —dije antes de abrazarla y besar su frente—.  Buenas noches, mami.

Me fui a mi habitación y me quité la ropa para después tomar una ducha y colocarme una franela para irme a dormir.

Pero, a pesar de estar lista para hacerlo, mi mente no dejaba de dar vueltas sobre el tema de mi madre, negándome el sueño.

Y, para terminar de completar el preludio de mi insomnio, mi teléfono comenzó a sonar, avisándome de la llegada de un mensaje, enviado desde un teléfono que no tenía registrado en mis contactos.

—Hola, Lorraine, soy Gael, ¿ya te dormiste?

Mi sorpresa fue mayúscula. Hasta donde yo recordaba, no le había dado mi número, ¿cómo lo había obtenido?

—Si, Lorraine está dormida., te esta respondiendo una maquina especial jajaja. Por cierto, ¿quién te dio este número?

—¡Qué inteligencia artificial tan graciosa! —Respondió—. Me lo dio Sarah. Tuve que escribirle para poder pedirle su número. Díselo a Lorraine, capaz y así se despierta y me llama.

—¿Qué tú hiciste qué? —dije, una vez él respondió la llamada—. Como nunca la llamaste, pensé que habías tirado a la basura su número de teléfono  ¿y aún asi lo usas para pedirle el mío? ¿Sabes que eso me coloca en el papel de la peor amiga del mundo?

—Buenas noches, Lorraine, ¿cómo estás tú?
Yo muy bien, gracias —dijo en tono sarcástico—. Para comenzar, ella me volvió a dar su número de teléfono para que nos mantengamos en contacto y además, no hubiera tenido que preguntarle tus datos a ella si me los hubieras dado primero, ¿no crees?

—Está bien, tienes razón —acordé —. Creo que mi humor se debe a que no puedo dormir —solté, en un ataque de sinceridad—. Perdón si te estoy molestando, creo que debería colgar para dejarte descansar...

—No me molestas, Lorraine —dijo él—, al contrario, me alegra poder escuchar tu voz. Aunque apenas nos acabamos de conocer, algo me dice que no puedes dormir porque estás preocupada, ¿te puedo ayudar en algo?

—Ojalá pudieras ayudarme —solté en un suspiro—. Es mi mamá. Necesita una cirugía a corazón abierto para que le sea colocado un marcapasos lo más pronto posible y no tenemos el dinero para pagar ese procedimiento. Vamos, si a veces nos cuesta pagar sus medicinas, imagínate costear esa operación...

—Me imagino —dijo él–. ¿Y qué vas a hacer?

—No lo sé —respondí—. Le dije a ella que, tal vez si yo congeló mis estudios y consigo otro trabajo..

—No —me interrumpió de forma tajante—. Ni hablar, Buscaremos otra solución pero no puedes renunciar a la carrera.

—Sí, mamá —dije en tono burlón—. Ambos reaccionaron de la misma manera ante mí propuesta —le expliqué.

—Eso es porque ambos tenemos razón —dijo él con suficiencia—. Hagamos algo. Mañana, en cuanto llegues a la universidad, escríbeme para que ambos podamos ir a hablar con mi padre y puedas plantear tu caso. Estoy seguro que él te va a ayudar.

Comencé a llorar de alegría. Nadie nunca se había preocupado por mis problemas aparte de mi madre, y darme cuenta que contaba con su apoyo era, por lo meno, algo nuevo y conmovedor.

—Gracias, Gael —dije—. No conozco a mucha gente que sea capaz de ofrecerle una ayuda a una desconocida como tú lo estás haciendo conmigo, de corazón, gracias.

—No hay nada que agradecer, Lorraine. Además, ¿quién te dijo que eras una desconocida? ¿Acaso olvidas que, para mí, tú eres la mujer más hermosa que he conocido desde que llegué a Alabama?

—¡Basta! —chillé—, ¿tanto te cuesta entender que cada vez que dices algo así haces que me gustes un poco más?

Una vez que lo dije, quise morirme de vergüenza, ¿en dónde carajos había dejado mi capacidad de pensar antes de hablar?

—¿Qué dijiste? —dijo él en tono burlón—. ¿Acaso escuché que dijiste que te gustó?

—Buenas noches, Gael. Hasta mañana —dije para posteriormente colgar la llamada y enterrar mi rostro en la almohada. Esos ataques de sinceridad que sufría delante de él no eran ni por error algo fácil de digerir.

Unos minutos después, volví a escuchar el tono de mi teléfono, avisándome la llegada de un nuevo mensaje.

«Hasta mañana, Lorraine. Tú también me gustas mucho, ¿te estoy diciendo con esto que quiero pasar el resto de mi vida tu lado? Definitivamente, no. Pero si te digo que, tal vez, de entre todas las personas, tú te estás volviendo mi persona favorita. Y otra cosa: sé que tienes miedo de lo que estás comenzando a sentir por mí porque crees que te voy a romper el corazón, pero, sin temor a estar equivocado, tú, Lorraine Wattson, eres una de las pocas personas que tiene lo necesario para  llegar a romper mi corazón, aunque no lo creas. Buenas noches, descansa».

Sé que les prometí este capítulo para el miércoles pero, vivo en Venezuela, ya sabrán porque la demora :/

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro