
03: Under The Rain
Había un diminuto parque escondido entre el complejo de edificios en los que Jake vivía. Desde que se había mudado hace casi medio año, jamás había visto un sólo niño dentro de aquella zona urbana llena de edificios fríos y serios, aún así, aquella diminuta parte, hacía lucir un poco menos gris el lugar. Sólo había un par de columpios con cadenas de metal oxidado, la estructura estaba llena de pintura roja descarapelada y una pequeña resbaladilla del mismo color se encontraba a su lado. El resto era pasto descuidado y amarillento, demasiado crecido por el poco mantenimiento.
Él vivía en el tercer piso con sus padres, convenientemente su habitación tenía una vista perfecta a dicho lugar. Jake no era alguien que saliera frecuentemente de su cuarto, mucho menos de su casa, pero aún así disfrutaba mirar por su ventana, aquellos juegos estaban rodeados de vida, literalmente había muchas familias que podrían ocupar dicho sitio, pero el sentimiento de abandono que irradiaba era algo que mantenía a todos alejados.
Al menos hasta que cierto día, en medio de un horrible y caluroso día de Verano, mientras tomaba fotos desde su ventana del cielo, un chico se acercó hasta el pasto.
Jake, quién llevaba años dedicándose a perfeccionar su técnica en una academia de baile, identificó el calentamiento previo a una rutina corta de baile. Confundido, abrió un poco más la ventana y asomó con precaución la cabeza entre las cortinas.
El chico era bastante delgado y aunque estaba lejos, cuando este comenzó a bailar bajo el ardiente sol Jake perfectamente pudo notar que tenía un buen control de sus extremidades. Cada paso era exacto y maravilloso, perfectamente marcado y ejecutado, pero aún así se notaba fluido y elegante.
Lo más cercano a una melodía, eran los motores de motocicletas y coches pasando de vez en cuando. Aunque fuera anticlimático, Jake estaba concentrado en la tristeza que estos movimientos dejaban notar.
Entonces aquél lamentable estado de ánimo plasmado en su baile se convirtió en anhelo, cada movimiento se volvió amplio, saltaba de un lado a otro... ¿Eso había sido un Axel? Los brazos del desconocido se extendían por sobre su cabeza en bellas poses que sin duda había visto a su profesor de Ballet de la academia realizar.
De anhelo pasó a una explosiva alegría, cómo si la forma en que cambiaba el peso de un pie a otro provocara pequeñas chispas brillantes a su alrededor; pero entonces, sus movimientos se volvieron otra vez lentos y pequeños, desganados, tristes.
El muchacho finalizó con una mano sobre el pecho, apretando un poco la camiseta y la otra se extendida hasta el basto y azul cielo. Se sentó jadeante sobre la hierba y tras algunos minutos de descanso, se puso en pie para marcharse, Jake lo perdió de vista cuando giró camino a otro complejo de edificios.
Hasta ese momento, Jake jamás había visto una emoción cómo esa al bailar. Dormió intranquilo preguntándose si el chico volvería al día siguiente, pero cuando la tarde llegó, las nubes cubrieron el cielo y las gotas gruesas de lluvia se estrellaron contra el piso ruidosamente.
Contra todo pronóstico, pocos minutos después de haber perdido la fe, el muchacho apareció, tenía ropa de verano puesta y por lo tanto asumía que no había previsto la lluvia.
Sin embargo, eso no lo detuvo. Jake reconoció varios pasos del día anterior cuando su danza empezó por segundo día consecutivo.
Su escritorio estaba justo al lado de la ventana, por lo que se levantó y corrió la silla a un lado para comenzar a grabar al chico bailar en la distancia. Al igual que el día anterior, este no lo decepcionó, fue algo bastante mágico.
Jake intentó alcanzarlo, sin embargo al bajar este ya no estaba ahí. Por ese motivo Jake comenzó a intentar descifrar los pasos de la coreografía por su cuenta, emocionado por poder aprender algo con genuina felicidad después de perder en una competición contra Riki, un chico que había entrado recientemente a la academia de baile, que no tenía todos los años de entrenamiento que tenía él, pero que tenía una técnica impecable; cuando bailaba expresaba en cada paso la emoción que deseaba transmitir a la perfección.
Al tercer día, el chico no volvió. Tampoco el cuarto, el quinto o al décimo.
Casi habían pasado dos semanas y Jake poco a poco se desanimaba más, deseaba ver a ese chico. Se había cansado de caerse al intentar imitar el Axel y debido a la lejanía con la cuál había grabado al muchacho no se podían apreciar correctamente todos los detalles de la coreografía. Tenía algunas dudas que necesitaba fueran resueltas. Todos los días, fuesen soleados, ventosos o lluviosos, Jake miraba a través de su ventana de forma repentina con la esperanza de que apareciera.
El milagro ocurrió dos días después, el décimo sexto día. Lo vio acercarse a los columpios, tenía puesta una camisa estampada con flores de manga corta, desabotonada, debajo portaba una camiseta blanca, usaba shorts oscuros y amplios, rodilleras y una diminuta colita de caballo sujetando el cabello castaño oscuro que tenía.
El outfit pudo haber sido muy bueno para un día caluroso en la playa, pero afuera llovía.
No esperó más. Se puso los tenis, una sudadera y corriendo con paraguas en mano, bajó por el ascensor, corriendo mientras salía del edificio y lo rodeaba para llegar hasta los columpios. El desconocido detuvo su calentamiento y lo miró cuando Jake, entre jadeos abrió el paraguas y lo cubrió de la lluvia.
-Tú, llevo esperando a que volvieras desde hace mucho tiempo -Dijo Jake algo agitado, el chico le sonrió.
-Me llamo Sunghoon -Le dijo, ignorando sus palabras. Aún así, extendió una palma que escurría gotas de agua helada. Jake la tomó sin problemas, evitando secarse después.
-Jake... No, llámame Jaeyoon.
Jake tomó aire, preparándose para la gran cantidad de información que iba a escupirle al desconocido, que tras tanto tiempo por fin podía asociarle un nombre en relación a ese rostro.
-Te ví bailando un par de veces. Y me aprendí la coreografía.
Sunghoon pareció bastante sorprendido por aquella revelación. Jake notó lo expresivo que era en esa simple. Cejas muy arqueadas hacia arriba, ladeando ligeramente su rostro en su dirección como si no estuviera seguro de que hubiera escuchado bien, su labio inferior saltó ligeramente hacia delante.
-¿De verdad? Eso es cómo un sueño hecho realidad -le regaló una sonrisa de dientes perlados. Jake sentía que era casi ilegal estar observando eso gratis -Por favor, déjame verte bailarla, sería maravilloso.
Los ojos le brillaron aunque el cielo estaba más gris de lo normal. Jake miró a su al rededor, la intensidad de la lluvia no había disminuído en lo más mínimo. Dudó un poco, pero le extendió el mango del paraguas a Sunghoon y este lo tomó para refugiarse de la lluvia. Era gracioso verlo así ya que estaba completamente empapado.
Se alejó un poco y se preparó para comenzar a bailar, tomando aire profundamente para dejar ir la tensión de sus hombros.
1, 2, 3 y 4.
5, 6, 7 y 8.
En su memoria se repetían los movimientos de Sunghoon, precisos y limpios. No intentaba copiarlos, sus estilos eran diferentes, pero de algún modo recordarlo era algo que le llenaba de energía. Casi podía ignorar a sus huesos tiritando de frío.
Se detuvo para darle los tiempos necesarios al Axel ya que no podía hacerlo y entonces notó que Sunghoon dejaba el paraguas en el suelo, se colocó a su lado para poder unirse en su baile.
¿Qué clase de escena estarían montando en ese momento? Dos chicos bailando en medio de una fuerte lluvia, dejándolo todo mientras el frío y la ropa pegada al cuerpo dejaban de ser un incómodo problema.
Tomó su sudadera en su puño, posando elegantemente al final, su mano apuntaba al cielo, pero la de Sunghoon la señalaba a él. Eso le causó escalofríos.
-Bailaste maravillosamente -Le dijo Sunghoon, haciendo una pequeña reverencia.
Jake dejó caer su mano hasta su costado, sonriendo.
-¿Tú la hiciste? -preguntó Jake con interés, refiriéndose a la coreografía.
Sunghoon recogió el paraguas y se lo extendió a Jake, quién en cambio sólo se refugió debajo de este, haciendo un gesto con la mano para invitarlo a unirse. Era muy pequeño para ambos, pero no importaba si alguno se estaba mojando el hombro, a ese punto era ridículo el siquiera usarlo.
-No del todo, el Axel fue mi toque pero, sí ayudé -La punta de sus tenis se frotó contra el suelo -. Me encantó tu interpretación.
Jake agradeció con timidez.
-No entiendo porqué, pero bailar bajo la lluvia es bastante inspirador. Me voy a enfermar, pero lo disfruté.
-Bueno, esa es la razón por la cual desaparecí dos semanas -rio el de cabello más oscuro, mojado se veía azabache -Yo crecí aquí, jugando en los columpios bajo la lluvia, o bailaba bajo el sol del verano. A veces olvido lo feliz que me hace bailar.
-Eres el mejor bailarín que he visto.
-Eso es gracioso, ya que soy patinador artístico, no bailarín.
Eso sí había sido una sorpresa, pero tenía todo el sentido del mundo.
-Hey, Jaeyoon...
Jake y Sunghoon se miraron cara a cara.
-¿Quieres que te enseñe a hacer un Axel?
Volvió a extender su mano, Jake la tomó y con esa promesa hecha, sus caminos no volverían a separarse.
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