Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

3.Sin salida


Caminé a paso lento por las calles, me encontraba a dos cuadras de llegar al lugar indicado. El frío viento de invierno golpeaba mi rostro con ferocidad y mis manos comenzaban a enfriarse al igual que el resto de mi cuerpo. Mis dientes tiritaban de manera involuntaria, ahora más que nunca me arrepentía de no llevar algo más de ropa abrigada. Tendría que comprar algún abrigo cuando llegara a la tienda ya que sino terminaría congelándome.

Habíamos decidido vernos con la rubia fuera del centro comercial, teníamos que comprar algo de ropa y luego pasar el resto de la tarde en su casa mirando algunas películas. Al menos eso fue lo que acordamos la noche anterior por llamada luego de tanta insistencia por parte de Jane, por alguna razón sentía que alguien me observaba cuando ponía un pie fuera de casa, pero le reste importancia, tenía que dejar toda la paranoia atrás, así que esto sería de gran ayuda.

Me quedé sola por más de media hora, sentada en una de las bancas esperando a Jane. Ella aún no había llegado. La llamé por más de tres veces y lo único que obtenía era que me mandara al buzón.

¡Perfecto! Lo que me faltaba.

Quise retornar nuevamente a casa, pero a lo lejos pude escuchar su voz, ella venía corriendo hacia mí, se veía algo agitada.

—Lo siento —dijo cuando llegó a mí con la voz entrecortada, tomaba algunas respiraciones a medida que se iba calmando —Tuve un pequeño problema con mamá. Ya sabes como es.

Simplemente me dediqué asentir para evitar soltar algún comentario grosero. Odiaba la impuntualidad y ella lo sabía. Estaba algo molesta, su disculpa no quitaba el hecho de que me quedé esperando por más de media hora acorralada por el frío, pero tenía que olvidarlo ya que ella es mi amiga después de todo.

Tenía que entenderla, sabía que su madre no era un tema fácil a tratar. Ella al igual que yo había perdido a su padre en aquel incidente. Pero a diferencia de mí, su madre no terminó volviéndose algo loca.

Hace poco tiempo atrás, la madre de Jane había llevado a casa a un hombre de no más de diez años mayor que ella. Al parecer ella supo sobrellevar demasiado bien la noticia de la muerte de su padre que terminó en poco tiempo rehaciendo su vida.

Jane no la juzgaba por eso. Pero odiaba la idea de tener que lidiar con ese pervertido todos los días.

Habíamos hablado de ese tema durante varios días, ella me contaba las cosas que él hacía en casa cuando su madre no estaba. Al parecer, el intentaba meterse en su habitación siempre que quedaban solos.

Le contó lo sucedido a su madre, pero ella se negó a creer la verdad alegando que ella decía puras mentiras y solo quería separarla de él.

¡¡Que madre más despreciable!!

Poner su vida amorosa antes que sus hijos, no era digno de una madre.

Invité a mi amiga a hospedarse en casa, pero ella lo rechazó. Aún tenía que ayudarla con ese malnacido, decía ella. La entendía, si yo estuviera en su misma situación también haría lo mismo e intentaría hasta lo imposible para alejar a ese hombre de mi madre.

Nos pasamos de tienda en tienda buscando ropa nueva. Para cuando dio el medio día ya nos encontrábamos retornando a casa con las compras, no llevábamos muchas cosas, pero estas sí que pesaban. El auto de Jane estaba a tres cuadras de donde nos encontrábamos así que tuvimos que caminar con las bolsas en mano.

—Aun no entiendo cómo pudiste estacionar aquí. Había muchos espacios vacíos mas adelante. Nos hubiéramos evitado toda la caminata—reproché cuando llegamos al auto.

—Ya te dije que cuando llegué este era el único lugar disponible —volvió a repetir nuevamente.

Era la tercera vez que le reprochaba por el estacionamiento y la tercera vez que me lo explicaba.

Durante el trayecto nos pusimos a corear algunas canciones, compartía en gran mayoría los mismos gustos con ella, aunque no siempre coincidamos en todo, pero eso no tenía mucha relevancia.

—¡Mamá llegamos! —gritó Jane mientras cerraba la puerta de la entrada.

La castaña subió todas las bolsas a su habitación y yo me quedé esperando en la sala descansando un poco. Mis manos podían relajarse ahora.

—Laia, que bueno verte por acá —su madre venía bajando del segundo piso —¿Cómo has estado?

—Hola señora —ignore su pregunta.

—¿Cómo está tu madre?

—Bien —me limité a decir.

—Espero verla muy pronto nuevamente. Me encantaría hablar con ella— sonreía.

Era la sonrisa más falsa que pude haber visto.

No quería dar mayor detalle sobre la situación de mi madre y menos contar algo tan delicado a esa mujer. Si ella se llegara a enterar estoy segura que la ciudad entera también lo haría.

Sin importar que ella fuese la mamá de Jane, no me terminaba de agradar del todo.

—Bueno yo las dejo. Tengo una cita con con Arthur —salió de la casa.

Agradecí tanto el que se haya ido, ya estaba comenzando a irritarme.

—No sabes cuánto ansiaba que se fuera —Jane iba bajando las gradas.

Bueno al menos no fui yo quien tuvo que decirlo.

—Me disculpo por su actitud. Solo ignórala. No sabe cómo joder la vida a los demás.

—Supongo que ya me acostumbré —me encogí de hombros.

No era del todo cierto, luego de tantos años viéndola ya me había hecho la idea de cómo era, pero aún no me había acostumbrado por completo.

—¿Con cuál película quieres empezar? —se adelantó al televisor —Tenemos comedia, romántica, terror, acción.

—Cualquiera estaría bien para mí. Lo dejo a tu elección —caminaba por toda la sala con la bolsa de palomitas que habíamos comprado.

—Bueno terror será. Lo del romanticismo no se me da y no creo tener humor para ver una de comedia.

—Bueno que así sea entonces —me senté en el sofá más pequeño.

Luego de unos minutos la película comenzó. Jane comenzó a abrazar un cojín por el miedo que sentía. No sabía porque había elegido una de terror cuando sabía perfectamente que le asustaba tanto. Por más que negara que no les temía a aquellas películas, ambas sabíamos que no era cierto.

En una que otra escena ella saltaba de su lugar y cuando pasaban las partes sangrientas ella cerraba los ojos. Yo me quedaba en mi lugar observando todo, no me inquietaba y tampoco me asustaba al ver aquellas escenas, pasé toda mi infancia viendo cosas peores.

Soy amante de lo sangriento.

Un extraño gusto, por cierto.

La película terminó y Jane tenía el cuerpo tembloroso. No quiso poner ni un solo pie fuera de aquel sillón así que tuve que ponerme de pie para poner otra película. Esta vez seleccione una de comedia. Así al menos la castaña calmaría su temor.


[...]



—Laia —sentí que alguien movía mi rostro de un lado a otro —despierta, Laia.

Abrí los ojos lentamente. Me había quedado dormida en medio de la película.

—Mamá llego —anunció.

Si ella había llegado eso implicaba que Arthur también lo había hecho. No quería tener su asquerosa presencia cerca de mí.

—Será mejor que me vaya —busque mi celular por toda la sala.

—¿Estas seguras? Podrías quedarte hasta mañana si quisieras.

No quería que mi madre se quedara sola en casa. Le dejé algo de comida en su habitación antes de salir así que no tenía que preocuparme por ello, pero tampoco quería pasar la noche ahí, no con la presencia de ese tipo cerca.

No sabía cómo Jane lo soportaba.

—Si estoy segura. No quiero dejar a mamá sola por más tiempo —me excusé.

—Bueno, llámame cuando hallas llegado a casa. Pasaré a dejarte las bolsas mañana.

—De acuerdo —tomé mi celular y salí de la casa de mi amiga.

El frío había reducido considerablemente en comparación de esta mañana, pero aun así mi cuerpo temblaba.

Las calles comenzaban a oscurecer, no había muchas personas, el silencio era mi único compañero en esos momentos. Miré un par de personas corriendo una cuadra más allá. Entraban rápidamente a sus casas y las cortinas de las casas comenzaban a cerrarse.

¿Pero... por qué?

¡Oh diablos! Lo había olvidado.

¿Cómo pude dejar pasar algo así?

Saqué el celular de mi bolsillo delantero para mirar la hora. Siete menos diez.

Mierda, mierda, mierda.

Comencé a correr rápidamente. Tenía menos de diez minutos para llegar a casa, así que no perdí más tiempo. Ya no había rastro de alguna persona fuera, era la única persona que se encontraba deambulando por ahí.

Mi cuerpo paró en seco al oír el sonido de la campana. Eso solo indicaba una cosa.

La hora había llegado.

Respiré hondo para calmarme un poco. Tenía que tranquilizarme. No podía dejarme ganar por el pánico.

¿Qué es lo peor que puede pasar?

«Terminar muerta»

Mi mente comenzaba a recordar todos los cadáveres que había visto en las calles. Eso no era posible. No podía morir de esa forma ¿Oh sí?

Volví a echarme a correr nuevamente, pero esta vez con mayor velocidad. Nunca pensé encontrarme en una situación así. Desde que todo esto inició había sido muy cuidadosa con los horarios, pero en los últimos días me encontraba muy distraída que solía olvidar algunas cosas.

Doblé a la izquierda pasando la siguiente esquina, avancé unas tres cuadras más y volví a doblar otra cuadra, pero esta vez hacia la derecha. A lo lejos vi el letrero de una panadería que conocía.

Ya falta poco.

Tan solo tenía que correr un par de cuadras más y llegaría a casa a salvo. Entré por un callejón para acortar el camino, ese daba hacia la salida directa de la calle en donde vivía.

Gran error.

Todas mis esperanzas se fueron al escuchar un par de voces.

Eran ellos, estaba segura.

Me detuve de golpe tras oír el sonido de un metal que era arrastrado por el pavimento. Quise retornar por donde había entrado, pero al darme la vuelta vi a un grupo de personas viniendo en mi dirección.

Lo mejor sería descartar esa idea.

No lo pensé dos veces y retomé el camino hacia la salida, pero al igual que la entrada, de este también venían un par de personas.

Yo me encontraba parada en el centro. Si miraba hacia la derecha estaban ellos y si miraba a la izquierda también estaban ellos. No tenía salida.

Estaba acorralada.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro