15. Lidiando con el enemigo
Despertar...
Esa era una de mis complicaciones al dar la mañana.
Cada día luchaba con las constantes pesadillas que se me presentaban y eso era algo que me agobiaba y me dejaba agotada durante las primeras horas.
Me levante como pude de la cama, aun con los ojos somnolientos. Puse un pie fuera y sentí la brisa de la mañana entrando por el ventanal, teniendo cuidado de no tropezar y manteniendo el equilibrio fue como llegue hasta mi armario, pero sentí que había algo fuera de lugar en aquella habitación, gire mi rostro con lentitud en dirección a la cama y mi cuerpo aun reposaba en ella, no sé cómo era posible tal cosa y me asuste por ello.
—Laia.
Escuche un susurro.
—Laia —.Volvió a repetir.
Mire alrededor intentando hallar al dueño de aquella voz pero las paredes grises era lo único que podía visualizar.
—El tiempo se te agota, Laia, apresúrate.
—¿Quién eres? —cuestione asustada.
De pronto todo comenzó a tornarse de un tono oscuro y la habitación comenzaba a cambiar de forma, dejándome en un ambiente desconocido.
—Ellos te encontraran, Laia, no permitas que jueguen contigo.
—¿De quienes hablas?
—Mantente alerta, ellos están más cerca de lo que piensas —Su figura se hizo visible a pocos metros de mí.
—¿Quiénes son ellos?
Quise acercarme hacia el para poder encararlo ya que desde mi posición solo podía ver la parte trasera de su cuerpo.
—No confíes y tampoco te fíes —murmuro. Dicho esto se fue alejando aún más de mí.
—No te vayas —pedí.
Pero ya era tarde, él había desaparecido por completo.
En ese momento mi cuerpo se desvaneció y caía en un espacio vacío.
—¿Alguna vez te han dicho que roncas?
Abrí los ojos de golpe al escuchar su voz. Examine a detalle toda la habitación y encontré a Shane sentado en el pequeño sillón de aquella habitación con los pies cruzados.
—¿Cuánto tiempo llevas ahí? —lo mire asustada.
—Lo suficiente como para saber que no eres una chica normal —mostro su sonrisa burlona.
Apoyando ambas manos en el reposabrazos tomo impulso y se puso de pie para acercarse hacia la cama.
—Dentro de cinco minutos te espero en la cocina, no tardes, juguetito —me guiño un ojo y salió de la habitación.
Solté un bostezo y me apresure a llegar al baño para poder asearme. Pasando los cinco minutos ya me encontraba cruzando el pasillo.
Ingrese al interior de la cocina y Shane se encontraba con la vista puesta en la muñeca.
—Cuarenta segundos tarde —alzo su rostro y sus ojos oscuros se encontraron con los míos —. No soy fan de la impuntualidad pero tratándose de ti podría hacer una excepción —dijo en tono coqueto.
Ambos manteníamos la vista fijamente durante un lapso extenso de tiempo, el me ofreció una taza de café sin despegar los ojos de mí y la acepte demostrando mi inquietud ante su penetrante mirada.
—¿Dónde están los demás? —inquirí con nerviosismo. Estar sola en una misma habitación con él me ponía incomoda.
—No lo sé, en estos momentos ellos podrían estar degollando un cuerpo o quizá simplemente torturando a alguien, quien sabe —se encogió de hombros.
Tuve que retener el líquido en mi boca para evitar armar un desastre por toda la cocina luego de escuchar lo que dijo.
—Ah.
Me limite a decir.
La atención con la que Shane me veía me inquietaba bastante y decidí centrar toda mi atención en el café.
Luego de eso ninguno de los dos volvió a decir más nada y el silencio se apodero de la habitación. Una vez que terminamos de desayunar el me indico que lo siguiera ya que quería mostrarme algunas cosas. Atravesamos algunos pasillos hasta llegar al sótano y nos detuvimos a una corta distancia de una extraña puerta.
—A partir de hoy veras como funciona nuestro pequeño y retorcido mundo, juguetito —informó —.Recuerda, que aunque quieras salir huyendo no habrá manera de que lo logres —sus labios se curvaron en una extensa sonrisa.
Tome una gran bocanada de aire y me quede viendo como él iba girando el picaporte, los segundos parecían haberse vuelto eternos mientras el realizaba aquella acción. La puerta comenzó a abrirse y desde su interior salió una luz blanca.
Un extenso pasillo de paredes blancas fue lo primero que vi tras abrirse por completo la puerta. Shane me indico que pasara y atravesamos aquella puerta.
—Hay algunas reglas que debes saber antes de que conozcas al resto —comunicó.
—¿Cómo cuáles? —lo mire atenta.
—Numero uno: No hables más de lo necesario, las personas de este lugar no suelen ser muy sociables. Numero dos: Intenta no mirar a la cara a aquellos que lleven un cintillo negro en el cuello y numero tres: No te quedes a solas por más de diez minutos con alguien de este lugar, algunos llegan a tener reacciones poco usuales ¿Entendiste, juguetito?
Asentí, con la duda rondando por mi cabeza.
¿Por qué debía evitar a las personas con cintillo negro? Aun no me había topado con alguien así pero me intrigaba saber la razón.
—Si en verdad aprecias tu vida cumplirás con todo lo que te digo. Y por tu bien evita hacer excepciones —mostro su sonrisa maliciosa —. Bueno continuemos.
Paso su brazo por encima de mis hombros y comenzamos a recorrer el lugar.
A medida que avanzábamos él me iba mostrando cada parte de aquel lugar. Jamás imagine que debajo de una pequeña y vieja casa encontraría una instalación tan extensa. Ya habíamos dejado atrás un enorme comedor, una sala de juegos, un mini bar, un centro de reuniones y el cuarto de "la felicidad" como lo había denominado, entre otras cosas más. Cada espacio estaba ocupado por lujosos muebles, no quería imaginar cuánto dinero se había invertido en cada habitación.
Ya dando casi por terminado aquel recorrido llegamos hasta el último ambiente que era la sala de entrenamientos y nos encontrábamos por cruzar la puerta que nos llevaría al exterior cuando al final del pasillo se escuchó una voz.
—¿Qué fue eso? —pregunte con curiosidad.
—No fue nada —se apresuró a decir.
—Escuche una voz —informe, mirando atenta a los alrededores buscando al dueño de aquella voz.
Quizá había sido poco entendible pero estaba segura de haberlo hecho.
—Ignóralo —dijo con seriedad.
—¿Por qué? ¿De quién se trata?
—Créeme, no te conviene saberlo ni mucho menos conocerlo —tenía la mirada perdida —. Él no es una persona a quien quisieras conocer.
Quise hacer más preguntas pero entendí que lo más prudente sería dejarlas para después ya que él no parecía con ganas de cooperar en ese momento.
[...]
El día pasó con mucha rapidez, no llegue a explorar por completo todo el lugar y tuve que dejarlo para otro día. Con suerte llegue a cruzar unas cuantas palabras con el resto del grupo, Erick fue quien me pareció el más sociable de todos ya que fue con quien pase la mayor parte del tiempo hablando, él me iba contando a detalle algunas características de los residentes que habitaban en las instalaciones y me lleve grandes sorpresas al saber tan peculiares datos.
Al dar la noche todos pasamos al comedor, pude examinar a grandes rasgos a los demás y note que la mayoría de los presentes iban vestidos con ropas de tonos oscuros—por no decir negro—, también llevaban consigo puesto sombreros y tapabocas, cosa que se me hacía raro ya que era algo poco usual.
—¿Lista para esta maravillosa noche, Laia? —Erick pregunto mientras tomaba asiento junto a mí.
Enarque una ceja al no entender de lo que hablaba. El pareció entender mi confusión.
—¿Shane no te lo dijo? —Negué —.Hoy salimos a divertirnos.
No sabía cuál era la razón de tal entusiasmo y tampoco quería averiguarlo por ahora, teniendo en cuenta los últimos acontecimientos que vi sabía que el concepto de "diversión" podía abarcar distintas cosas para ellos.
—Ánimos pequeña, Laia. Te aseguro que esta noche tu y yo nos vamos a divertir —sonrió. En sus ojos reinaba un brillo que hace tiempo no había visto en alguna otra persona.
—No sabía que la reunión de grupo se había trasladado a esta mesa —Shane interrumpió. Miró a Erick fijamente durante unos segundos y no pude descifrar su expresión, paso de examinarlo a él y su vista cayo en mi —¿Cómo has estado, juguetito? Veo que romper las reglas es algo que se te da muy bien. A penas y te deje un par de horas y veo que ya conseguiste compañía.
Una clara molestia yacía en su tono de voz.
—¿Hay algo que quieras decirme sobre esta noche, Shane? —cambie de tema, no estaba de ánimos para lidiar con un mal carácter.
—Al parecer alguien te dejo bien informada —su labio superior se curvo —Salimos dentro de diez minutos, te aconsejo ser puntual ya que no tolerare un retraso nuevamente.
No pude refutar ni decir más nada puesto que él ya se encontraba de regreso. Sin perder más tiempo me dedique a comer todo lo que se encontraba en mi bandeja mientras escucha algunas anécdotas de Erick.
Ambos nos dirigimos al lugar de encuentro luego de cenar y esperamos un par de minutos hasta que el resto del grupo llegara. Todos los presentes hacían uso del silencio ya que nadie decía nada mientras esperaban.
Son psicópatas silenciosos, pero con un gran gusto por la moda. Cada uno de ellos vestía trajes que resaltaban y detonaban un gran derroche de dinero. Yo simplemente llevaba puesto un par de trapos si hacia comparación con ellos.
Shane ingresó al lugar al cabo de un tiempo y se encamino hacia la tarima , hizo un escaneo rápido a todos los presentes y acomodo su corbata con delicadeza.
—Hoy es un día muy especial para todos nosotros, ya que se ha unido a nosotros una nueva integrante —hizo una pausa, avanzó hacia mí y me extendió la mano con galantería, acepte y nos encaminamos nuevamente hacia la tarima, me posicione junto a él exponiéndome frente a todos. Mis planes de pasar desapercibida durante este tiempo se habían ido a la basura desde este momento. Aclaró su voz para retomar con su discurso —. Se vienen grandes cosas por celebrar desde ahora, hemos logrado cumplir con uno de nuestros mayores objetivos y también pudimos ver crecer y fortalecer a cada uno de ustedes. Somos más fuertes, guerreros y valientes, cada uno de ustedes ha luchado durante mucho tiempo para poder estar aquí el día de hoy y batallar el día de mañana, por lo que hemos decidido salir a celebrar como se debe. Sean libres de gozar y satisfacer sus necesidades como gusten.
Los aplausos y gritos de felicidad no tardaron en hacer presencia, la efusividad de la gente era algo aterradora, mi mente maquinaba un sin fin de teorías en cuanto a lo que se venía y quería desaparecer en estos momentos.
Shane se volteó a mí dando por terminado el discurso y su sonrisa maliciosa hizo presencia.
—Hoy conocerás el verdadero concepto de la diversión, juguetito —murmuró, cuando estuvo a una corta distancia.
—Comienzo a creer que tú y yo tenemos un concepto distinto de esa palabra —dije, sin despegar mis ojos de él.
—Tanto tu como yo tenemos muchas cosas en común, sólo que aún no te has dado cuenta —mostro su blanquecina y perfecta dentadura.
Sin darme tiempo a decir alguna palabra tomó mi mano y avanzó hacia la salida. Atravesamos fuera del tumulto de personas para cruzar por un pasillo extenso. Shane pasó una tarjeta por una puerta y llegamos a un sector que parecía ser más "exclusivo" ya que contaba con tan solo tres habitaciones en comparación del resto que contaba con un mayor número.
—Dejé algo de ropa en tu habitación, quiero que estés lista dentro de cinco minutos —ordenó. Enarqué la ceja al no entender de lo que hablaba, el pasó otra tarjeta por la puerta de una de las habitaciones y luego me la dio —Esta será tu habitación, si tienes alguna consulta puedes buscarme por ahí —hablo con picardía señalando la habitación que quedaba en frente.
—No creo que eso vaya a ser necesario —dije con seriedad.
—Créeme que si lo será. Vendrás a mi más pronto de lo que piensas, juguetito —pasó su lengua por mi mejilla —. Siempre necesitarás de mí —. Susurró en mi oreja, ocasionando que una corriente recorra por mi cuerpo.
Con una sonrisa triunfante se alejó de mí y se fue a su habitación.
Me quedé analizando sus palabras mirando el lugar por el que había desaparecido. Al pasar unos segundos me adentre en la habitación y me llevé una gran sorpresa.
La decoración y la elecciones de colores era encantadora, el lugar parecía haber sido recreado por uno de los mejores diseñadores, la calidad de los muebles era admirable y ni qué decir del tamaño que presentaba. Más que una simple habitación parecía ser una suite de hotel.
Sin perder más tiempo pase a vestirme con la ropa que se encontraba encima de la cama. Era más que predecible la elección del color puesto que era el único que había visto hasta ahora. Me familiarizaba cada vez más con el negro.
—Es hora de irnos, juguetito —la voz de Shane se escuchó al otro lado de la puerta.
Opte por no responder y continuar con la tarea que me había retrasado. A simple vista el crop top parecía más pequeño de lo normal, pero afortunadamente logré ponérmelo sin complicaciones. Pasé a colocarme las convers negras y arreglé un poco mi cabello.
—Pero que ... —casi pego un grito cuando me di la vuelta.
Shane se encontraba con el cuerpo recostado sobre el umbral, con ambas manos en los bolsillos.
—Dije que no esperaría una impuntualidad más y mira con lo que me vengo a encontrar —sonreía.
Lo mire de mala forma, quise pasar por su lado dejándolo atrás pero él me retuvo en el intento.
—Tu no sales de aquí si no es conmigo —sostenía mi brazo con firmeza —No creo que vaya a ser conveniente para ti salir sola a no ser que quieras convertirte en una presa fácil allá afuera —se corrigió.
—Regla número tres, no estés a solas con una persona de este lugar —repetí lo que me habia dicho.
—Aprendes rápido, pero esa regla no aplica en mi así que salgamos de aquí —se mostró victorioso.
Resignada dejé que me llevara con el sin ningún reclamo. Esta noche se ponía cada vez peor y aún faltaban muchas cosas más por conocer.
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Nuevo capítulo!!!!
Primero que nada me disculpo por haberme perdido durante mucho tiempo, está súper cargada de exámenes y no me dio tiempo de actualizar, pero bueno, ya pasó la etapa crítica así que estaré más activa por acá y estaré actualizando más seguido.
Les agradezco mucho por todo su apoyo y los mensajes que me estuvieron enviando, muchísimas gracias. ¡Los quiero mucho!
Sin más que decir me despido. Besos y abrazos para todos.
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