Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

10. Compañía inadecuada


Si tuviera que hacer una lista de las peores ideas que tuvo Jane a lo largo de todos estos años, en definitiva, esta estaría encabezando.

Íbamos pasando la carretera con total normalidad cuando de repente el auto de Jane se descompuso en medio del camino por lo que tuvimos que salir en busca de ayuda ya que tampoco había señal para llamar a un mecánico.

Mi Yo despreocupa terminó accediendo a la guía de mi amiga, pero me arrepentí de haberlo aceptado. Acceder solo ocasionó que pasáramos horas y horas caminando hasta adentrarnos en un pequeño pueblo.

—¿Quieres parar un rato Jane? Ya llevamos como una hora caminando en la misma dirección —me quejé.

Estaba muy cansada, el cuerpo ya no me iba a funcionar si seguíamos dando vueltas y vueltas en la misma dirección.

—Ya casi llegamos, mi instinto no me falla —se paró en una esquina analizando qué camino tomar.

Rodeé los ojos ante lo dicho ya que era más que obvio que no tenía idea alguna hacia dónde ir. Su sentido de orientación muchas veces le fallaba.

—Pues te recuerdo que tu instinto hizo que terminemos en medio de la nada-repose mi cuerpo en la pared de una vieja casa para intentar reducir la fatiga.

—Esto no es la nada Laia, es un pequeño pueblo —se giró para verme.

—Un pueblo abandonado —aclaré —es casi lo mismo.

Desde que llegamos se sintió reflejado el ambiente abandonado. No había rastro alguno de algún humano deambulando por este lugar. Todo estaba en completo silencio e incluso llegaba a imaginar que un estepicursor iba rondando por ahí.

—No, no lo es —replicó.

Suspiré, cansada por toda esta situación. Pelear por algo obvio no tenía sentido alguno.

—Este lugar... da algo de miedo ¿no lo crees? —dijo con la voz entrecortada mientras se abrazaba a sí misma.

—Un poco —murmuré.

Admitía que era más que eso, pero no podía decírselo, al menos una de las dos tenía que mantenerse firme.

—Ya está anocheciendo, ¿qué haremos? —cuestionó la rubia con temor.

—Regresar a casa —solté un bostezo.

—Eso intentábamos hacer. Pero no nos fue nada bien —miraba de un lado a otro como si buscara alguna cosa.

—O podríamos quedarnos en alguna de estas casas. Total, es un pueblo abandonado ¿no es así? No creo que a nadie le vaya a importar -me encogí de hombros.

La idea pareció no gustarle para nada. Me miraba como si hubiese dicho la cosa más absurda.

Era eso o regresar caminando sin rumbo.

Seguir adentrándonos en la cueva del lobo no estaba en mis planes por hoy.

—¿Y si algún fantasma se aparece a media noche y nos mata? —inquirió asustada.

Quise reírme, pero eso solo la molestaría, ella se tomaba muy en serio el tema de lo sobrenatural. Pasó toda su infancia obsesionada con un montón de tema referentes a ello.

Jane era muy miedosa, siempre lo fue y por lo visto siempre lo será.

—No seas exagerada Jane. Los fantasmas no existen —oprimí los labios para no estallar en una carcajada.

—Es un pueblo abandonado, podría haber uno, en cualquier parte.

Tenía razón en sentirse así, no la culpaba ya que tomando en cuenta el lugar donde nos encontrábamos no era para menos, dejaba mucho a la imaginación.

—Mejor vayamos a buscar un lugar donde quedarnos, no podemos pasar la noche aquí afuera o terminaremos muertas de hipotermia.

Nos pusimos de pie y comenzamos a buscar un lugar que fuera algo decente para descansar. Muchas de las casas se encontraban en mal estado, algunas no contaban con techos, y otros ni si quiera tenían puertas y ventanas.

—Parece como si este lugar hubiera sido participe de una guerra. No queda mucho de las casas —comenté.

—O a lo mejor los ladrones vinieron a saquear.

La miré levantando una ceja. Me preguntaba cómo es que ella sobreviviría sola una vez que se independizara.

—¿Que? Yo solo decía —encogió los hombros.

A veces ella terminaba diciendo cosas absurdas. Era muy inteligente no lo negaba, pero no era muy lista si se trataba de cosas así.

—Nadie vendría aquí solo por un par de puertas y ven—

Me quedé en silencio luego de escuchar aquel escandaloso ruido. El sonido de una madera crujiendo se escuchó por un lugar cercano. Sentía mis bellos erizarse y un escalofrío recorrió por todo mi cuerpo.

—¿Escuchaste eso? —jane me miraba asustada.

—Hay alguien más en este lugar -susurré con el miedo de ser escuchada.

Con el mayor de los temores comenzamos a caminar en dirección de donde había provenido el sonido. Con cautela e intentando hacer el menor ruido nuestros pasos fueron avanzando de a poco.

El cuerpo de Jane estaba pegado al mío sujetando de mi brazo con algo de brusquedad, no me quejé pese a que sintiera cierto dolor, sabía cómo se sentía ella en estos momentos.

No podía negar que yo también me encontraba temerosa ante esta situación.

Llegamos hasta la siguiente cuadra y no hallamos nada. Avanzamos un poco más y al no encontrar nada decidimos dejarlo pasar y nos centramos en buscar un lugar en donde quedarnos durante la noche.

Afortunadamente logramos encontrar una casa decente con el exterior en buen estado. Algunos muebles viejos aún se encontraban en el interior como un sillón y un par de cuadros. Subimos hacia el primer piso, pero a comparación de la planta baja, éste se encontraba completamente vacía.

Media hora después ya habíamos terminado de acomodar las cosas que trajimos en nuestras mochilas. Comimos las golosinas que compramos del supermercado antes de venir y nos quedamos hablando sobre temas del pasado, recordando cosas que hicimos en la infancia juntas.

[...]

Desperté con la horrible imagen de una persona muerta frente a mí. Por si eso fuera poco había sido yo quien la había matado.

Mi pecho subía y bajaba agitadamente, froté mi rostro con las palmas, estaba empapada de sudor. Las pesadillas en los últimos días terminaban exaltándome mucho. Me puse de pie con cuidado de no despertar a Jane. Recorrí la planta baja de la casa para distraerme un poco mientras intentaba alejar aquellas imágenes de mi mente.

Subí por las desgastadas escaleras de madera alumbrando con la linterna de mi de mi celular. Todo se encontraba en penumbras, la luz de la luna y el pequeño destello del aparato telefónico eran lo único que alumbraba aquella habitación oscura. Fui avanzando hasta una de las ventanas y me quedé parada viendo hacia el exterior.

Todo se encontraba en completo silencio. Desde aquí se podía detallar algunas casas pese a la escasez de luz. El lugar tenía un espacio amplio con calles rectas y constaba de muchas cuadras. Estaba segura que cualquier persona que no conociese el lugar podría terminar perdiéndose con facilidad.

Alternaba la vista entre las casas. El espacio sería un buen ambiente escenográfico para filmar una película de terror por lo tétrico que se veía en ese estado.

Todo parecía estar en completo silencio y en normalidad, o al menos eso era lo que pensaba.

Todo iba bien hasta que lo vi.

A menos de dos cuadras de donde yo me encontraba se podía ver una figura deambulando por las calles. Inicialmente creí que mi mente me jugaba una mala pasada pero luego descarté esa idea al ver que aquella silueta sacó una linterna.

Sé que mi curiosidad algún día terminaría matándome, pero esperaba que no fuera hoy.

Sin pensarlo mucho bajé como pude y abrí la puerta de entrada con cuidado. Exitosamente logré salir al exterior y comencé a caminar en dirección de aquella figura. Apresuré más los pasos para poder dar alcance a la otra persona. Por un momento temí desorientarme y terminar perdida en medio de este lugar, pero afortunadamente no sucedió.

Visualicé la figura a pocos metros de mí y aceleré el paso con mayor velocidad. Aquella persona dobló en una de las esquinas. Esperé un tiempo prudente para que pudiera hacer lo mismo y de igual manera giré en la misma dirección.

Paré abruptamente luego de no encontrar rastro de aquella persona, el lugar estaba más oscuro de lo normal y eso ocasionaba un escalofrío en mi cuerpo. La distancia de aquella cuadra era bastante amplia por lo que no pudo haber salido de aquí sin que yo lo viera.

Esto me daba una mala espina.

¿Por qué siempre termino haciéndole caso a mi idiotez?

Caminé indecisa, las piernas comenzaban a temblarme del miedo. Si, tenía mucho miedo y no me avergonzaba en decirlo. Mis pasos eran inseguros y temblorosos.

Logré llegar a dar unos cinco pasos cuando alguien me retenido por detrás tapándome la boca. Instintivamente comencé a moverme de un lado a otro para poder deshacerme de su agarre. Proporcionarle un golpe en la entrepierna sería mi mejor opción de no ser que también presionaba mis piernas con las suyas para inmovilizarme.

—Deja de moverte así —-susurró aquella voz.

Como si de un destello se tratara el sonido de su voz vino a mi mente. Suave, pero con un tono grave. Se escuchaba igual que el día en que me había topado en la tienda.

—¿Ezra? —cuestioné luego de que el alejara su mano de mi boca.

—Si soy yo —-afirmó.

Poco a poco él fue librándome de su agarre como si tuviese miedo de que hiciera algo absurdo.

—¿Qué haces aquí? —lo encaré. Sus oscuros ojos se veían más brillantes a la luz de la luna.

Examinó mi rostro por unos segundos y la expresión rígida que llevaba se transformó a un divertido y alegre gesto.

—Lo mismo me preguntaba de ti. ¿Qué hacías siguiéndome?

Apoyó su cuerpo contra la pared poniendo ambas manos en los bolsillos a la espera de una respuesta.

—Yo... vi a una persona caminando por aquí y quise seguirla. No sabía que eras tú quien caminaba por este lugar.

Pareció no creerme al principio, pero terminó por aceptarlo.

—Tienes que irte de aquí. Es muy peligroso que estés fuera —sonaba preocupado.

Con tan solo poner un pie fuera de esa casa ya corría muchos riesgos.

¿Qué más podía pasar?

—¿Por qué? —pregunté intrigada.

Estaba a la expectativa de una respuesta, pero tal cual como pasó en la tarde, el sonido de una madera crujiendo se escuchó interrumpiendo la conversación.

Me paralicé un momento, quise salir en busca de aquel sonido, pero Era me lo impidió haciendo un gesto para que me quedara en silencio.

Comenzó a avanzar hacia la esquina y se detuvo una vez que llego hasta el borde, miro con discreción sacando un poco la cabeza. De igual manera me acerqué a él para observar lo que sus ojos detallaban.

De la siguiente cuadra iban saliendo un grupo de personas vestidas de negro. Observé a los miembros y pude reconocer a uno. Eran los mismos con los que me había topado en aquel callejón esa noche. Lo supe por que el chico del sombrero iba encabezando aquel grupo.

—Por ellos —respondió finalmente.

Y ahí estaba mi respuesta.

Ellos era lo peor que podía pasar.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro