CP15: PIJAMA DE CONEJOS
Mi respiración estaba agitada y mi pulso acelerado; una gota de sudor frío resbaló por mi frente. Me levanté de un salto y desperté a Ethos y a Luca. Ambos me miraron con preocupación, y no era para menos, ya que me encontraba completamente descolocada.
-¿Estás bien? -preguntó Luca, poniéndose de pie con la guardia alta, listo para luchar.
-¿Qué sucede? -Ethos me examinaba, buscando alguna herida o golpe.
-Y-yo... -mi voz temblaba-. Acabo de hablar con Hedoné.
Mi voz apenas era un susurro, pero ambos se detuvieron en seco y me miraron con incredulidad.
-Eso es imposible -dijo Luca, visiblemente desconcertado.
-Pero... ella murió -murmuró Ethos, tan incrédulo como yo.
-Eso no es lo peor -suspiré-. Ella... ella está en el Tártaro.
Ambos me miraron con horror.
-Algo horrible tuvo que hacer para que la enviaran allí -dijo Luca, apretando los puños con furia-. ¿Qué fue lo que te dijo?
-No mencionó por qué estaba allí, solo me advirtió sobre Tánatos y su poder. Al parecer, él busca el Collar de la Muerte de Hades y el Collar de la Vida, que perteneció a Hedoné y que ahora es mío. Su plan es juntar ambos collares y, una vez logrado, ¡sería imparable! -mi voz se quebraba por la tensión-. Imagínense a alguien tan poderoso como los Titanes, capaz de controlar la vida y la muerte a su antojo. Según lo que logró decirme, quiere controlar los tres mundos, y para ello necesita los collares.
El silencio llenó la habitación mientras Ethos y Luca procesaban la información.
-En todo caso, ¿cómo sabía Hedoné sobre todo esto? -preguntó Luca, frunciendo el ceño.
-No tengo ni idea -dije con determinación-, pero cuando todo esto acabe, moveré cielo, tierra y, si es necesario, el Inframundo para averiguarlo.
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Después de lo sucedido, ni Ethos ni Luca, ni yo, pudimos volver a dormir. Nos quedamos despiertos el resto de la madrugada, tratando de procesar lo que había ocurrido.
A eso de las 4:20 de la mañana, decidimos bajar a la cocina en busca de algo de comida. Coraline bajó poco después y se sorprendió al vernos asaltando el refrigerador, pero, para nuestra sorpresa, no se enojó. Al contrario, nos preparó varios sándwiches. Después de darnos la comida, volvimos a subir y le dimos uno a Luca, quien lo devoró con entusiasmo.
-Esa mujer tiene un lugar asegurado en las Islas Elíseas. ¡Su comida es deliciosa! -exclamó Luca mientras devoraba otro sándwich.
-Y eso que solo es un sándwich, deberías probar sus pastas. ¡Son increíbles! -añadió Ethos, casi babeando.
Reí ante sus tonterías. Pero tenían razón, Coraline cocinaba de una forma que ni los dioses podrían igualar. Quizás debería abrir su propio restaurante... Mis pensamientos fueron interrumpidos por un pedazo de pan que Ethos me lanzó a la cara.
-Tierra llamando a Axelia, ¿estás ahí? -preguntó con una sonrisa traviesa.
-Perdón, estaba distraída -dije bajito-. ¿Qué habías preguntado?
Ethos y Luca se miraron y sonrieron cómplices.
-Te preguntaba -carraspeó Ethos, fingiendo seriedad-, ¿qué sucede entre Athan y tú? Siempre que están juntos, terminan sonrojados o diciendo tonterías.
Su pregunta me tomó por sorpresa. ¿Entre Athan y yo? Obvio no sucede nada.
¿O sí?
Sentí cómo mis mejillas se calentaban, pero rápidamente respondí con astucia.
-Entre Athan y yo sucede lo mismo que entre Sofía y tú -dije, retándolo con la mirada.
Ethos abrió la boca varias veces, como un pez, pero no pudo articular ninguna respuesta.
Sonreí victoriosa mientras Luca reía a carcajadas.
-¡Te ha vencido, amigo!
-No sé de qué hablas -refunfuñó Ethos, cruzando los brazos.
-Ajá, prometo no decirle nada a Sofía -dije, aún riendo.
Ethos rodó los ojos, resignado.
De repente, la puerta se abrió de golpe, y un Matt adormilado apareció en el umbral.
-¿Se puede saber por qué hacen tanto escándalo a las... -miró su reloj-, cinco de la mañana?
Por suerte, Matt no podía ver a Luca, o estaríamos en serios problemas.
Al mirarlo, Ethos, Luca y yo estallamos en carcajadas. Matt llevaba puesto un pijama de conejitos, con pantuflas a juego.
-¿De qué se ríen ahora? -preguntó, frunciendo el ceño y estirando los brazos en un bostezo sonoro.
-De tu pijama -respondió Ethos, todavía riendo.
-Fue un regalo de Navidad de mi abuela -se defendió Matt, cruzando los brazos.
Dicho esto, salió corriendo de la habitación, pero rápidamente volvió para señalarnos acusatoriamente mientras decía: "Nadie se enterará de esto", y aprovechó para quitar el último sándwich que quedaba en el plato.
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20 minutos para el inicio de clases.
Ethos y yo bajamos al comedor, donde Coraline nos recibió con una sonrisa, como de costumbre. Matt, que ya no llevaba el pijama de conejitos, estaba comiendo cereales junto con Addelyne. Coraline nos preguntó si queríamos desayunar, pero nos negamos por obvias razones.
-Deberían apresurarse, faltan 13 minutos para que comiencen las clases -dijo Coraline, mirando su reloj. Tomó las llaves de su auto y salió junto con Addy para llevarla al colegio.
Matt hizo lo mismo y todos subimos a su auto.
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La campana del instituto sonó, indicando el inicio de las clases.
-Justo a tiempo -comentó Matt mientras bajaba del auto.
Nos dirigimos a nuestros casilleros para buscar nuestros libros. Hoy me tocaba Literatura a primera hora y luego Historia de la Humanidad, en la que tendría que presentar el proyecto junto a Athan.
El casillero de Matt estaba a mi izquierda, a dos espacios del mío, y el de Ethos justo a mi derecha. Ambos sacaron sus libros de Física y Matemáticas, ya que tenían las mismas clases.
Estábamos caminando hacia nuestras aulas cuando una voz chillona nos detuvo.
-¡Matt, cariño!
Matt se dio la vuelta, y nosotros también. Él la miró con confusión y evidente molestia.
-¿Qué quieres, Stency? -preguntó, visiblemente irritado-. Además, te he dicho que no me llames "cariño".
«Wow, esta chica sí que saca lo peor de Matt. Hasta hace unos segundos estaba sonriente, pero ahora parece fastidiado.»
-¿Por qué tan malhumorado? -dijo ella, sonriendo coquetamente. Matt solo la fulminó con la mirada. Pareció captar la indirecta y cambió de tema.
-¿Acaso no me extrañaste?
-¿Te fuiste? -respondió Matt, haciéndola hacer una mueca.
-¿No me digas que no notaste mi ausencia?
-Pues no, y si no es mucha molestia, tengo que ir a clases -dijo, dándose la vuelta y continuando su camino con Ethos.
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La primera clase pasó con normalidad, al igual que el receso. Para mi alivio, Stency no molestó el resto de la mañana. Ahora estaba en camino al salón donde tendría Historia de la Humanidad.
Entré y elegí un asiento en la fila del medio. Minutos después, Athan entró y se sentó junto a mí. Traía las láminas de papel bond que habíamos preparado en su casa para nuestra presentación.
-¿Estás preparada? -preguntó con una sonrisa.
-Lo estoy. ¿Y tú? -respondí, devolviéndole la sonrisa.
El profesor entró y comenzaron las exposiciones.
-Estuvo bien, pero les faltó más material visual. Su nota es de 7,5 -dijo el profesor al grupo anterior-. Ahora les toca a Athan y Axelia.
Nos levantamos, colocamos nuestras láminas y comenzamos nuestra presentación.
-La evolución humana es un proceso biológico que ha ido desarrollándose desde nuestros ancestros hasta el estado actual... -comenzamos, y la exposición continuó sin problemas.
-¡Muy bien! Los felicito. Su oratoria fue excelente y el material de apoyo muy bueno. Su nota es un 10.
-¡Muchas gracias! -dijimos Athan y yo al unísono.
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La campana de salida sonó, indicando el fin de las clases.
Tomé mi mochila y me dirigí a la salida, pero justo cuando estaba por cruzar las puertas del instituto, una voz familiar me detuvo.
-¡Axelia, espera!
Me giré y vi a Athan acercarse a paso apresurado, su expresión ligeramente nerviosa.
-¿Qué sucede? -le pregunté, deteniéndome para esperarlo.
-Esto... -Athan se rascó la nuca, claramente incómodo-. Quería saber si te gustaría ir por un helado conmigo esta tarde -dijo, y vi cómo sus mejillas, normalmente pálidas, se teñían de un suave tono rosado.
Por alguna razón, mis propias mejillas comenzaron a calentarse también, y me costó evitar sonreír.
-Claro -respondí con un tono más alegre de lo que esperaba-. Me encantaría.
Athan sonrió, visiblemente aliviado.
-Genial. ¿Te parece si te paso a buscar a las cinco?
-Perfecto. Nos vemos entonces -respondí, sintiendo una extraña mezcla de nervios y emoción mientras nos despedíamos.
Athan se alejó, y yo me quedé unos segundos inmóvil, observando cómo desaparecía entre la multitud de estudiantes que salían del instituto.
¿Por qué estoy tan nerviosa? pensé. No era la primera vez que pasaba tiempo con Athan, pero algo en su invitación se sentía... diferente.
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