Para quién intentó salvar mi vida:

Soy Antonio, tengo veinte años y hoy voy a acabar con mi vida.

No estoy pidiendo lastima, ni lágrimas ni nada, no lo merezco, no las quiero.

Estoy escribiendo esto con la mano temblorosa, los ojos secos y una estúpida sonrisa en el rostro. Es el día de mi cumpleaños, 12 de febrero, tuve el mejor cumpleaños de mi vida.

Oh, Lovino, no sabes cuánto te agradezco todo lo que me diste el día de hoy, y ayer, y toda la vida.

Pero no soporto más, no puedo encadenarte a esta mierda que me ahoga. ¿Crees que no noté las ojeras en tu rostro? ¿Crees que no te sentía llorar entre mis brazos mientras me hacía el dormido? Vi cómo te rompías a mi lado, vi como temblabas cada vez que me alejaba unos pasos de ti.

Tenías tanto miedo de que me fuera... No podía dejarte así.

Sé que te dolerá mi decisión egoísta, sé que me vas a odiar. Pero, si hay un infierno al cuál irme, te aseguro que estaré mejor sabiendo que todo el dolor que mi presencia provocaba en ti desaparecerá con el tiempo, que, cuando ya no te duela dirás: "Fue mejor así bastardo".

Escribo esto para aclarar que no estaba contigo por lástima o algo parecido. Yo, en verdad, te amo. Te amo tanto que me duele consumir tu amor por algo que no tiene cura.

Amo tus ojos brillantes cuando ve algo que le gusta, amo tus sonrisas que sólo me dedicas a mí, amo como suena mi nombre en ti, amo lo rasposa de tu piel, tu cabello descuidado, tus pecas en el cuerpo, lo suave de tu pelo... Incluso amo tus insultos, el cómo te avergüenzas, el cómo me tocas con miedo.

Amo todo, absolutamente todo de ti. Pero odio ver que ese amor se está convirtiendo en destrucción. Tus ojos no brillan cómo antes y tus sonrisas ya no son sinceras.

Sé que soy egoísta, pero con esto te estoy dando la opción de que sea egoísta contigo.

Ya no habrá un Antonio del cuál debas preocuparte, ya no habrá depresión a la cuál cura. No, ya no existiré en tu vida como un ente físico. Pero si es posible, intentaré cuidarte del otro lado, como un fantasma o espíritu o como sea que quieras llamar.

Te pido, de todo corazón, que me superes, no será fácil lo sé, sin embargo, te mereces alguien que pueda gritar su amor por ti a los cuatro vientos, alguien que sea capaz de mantenerse en pie sin ayuda.

Alguien mejor, mucho mejor, que yo.

Arma tu vida sin mi recuerdo.

¿Quién sabe? Tal vez nuestras almas vuelvan a encontrarse años después. En un lugar dónde puedan estar juntas sin estupideces de por medio.

Te prometo que, si te vuelvo a encontrar en otra época, aunque no sepa quién eres, aunque no tengamos cuerpos parecidos a los nuestros, aunque no esté permitido amarte, a pesar de todo eso, te besaré porque sabré desde el fondo de mi alma que eres tú.

Hasta entonces, ódiame, olvídame, has lo que quieras, pero sigue, sigue viviendo hasta que seas viejo y des tu último aliento no pensando en mí con el Antonio destruido que soy, sino pensando en el futuro Antonio que te contará y te besará, el que jurará amor eterno y estará contigo nuevamente.

Te amó, te ama y amará toda la eternidad.

(Tú) Antonio Fernández Carriendo.

Fin