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Corazón XXIII.

Se sorprendió al sentir los labios de Lovino y no supo que hacer, solo se quedó allí, en blanco, agarró los brazos de Lovino con algo de temor y se separó para mirar el rostro sonrojado del italiano.

— ¿Por qué...?

— Para que tengas otra cosa en la que pensar en vez de tus pesadillas y depresión —se soltó con brusquedad y desvió la mirada cruzando los brazos.

Lovino comenzó a caminar ignorando al español, él le siguió el paso hasta el edificio, todo en silencio. Cuando llegaron cada uno se fue por su lado a su hogar.

Antonio se lanzó a su cama mirando los corazones colgando de una de las murallas, recordó el beso, sonrió y comenzó a reír cubriendo su rostro con una almohada. ¿Por qué estaba así? ¿Por qué el corazón le latía? ¿Por qué estaba tan... Feliz?

Feliz.

Se sentía feliz, después de varios meses al fin lograba experimentar la felicidad otra vez. No era tan fuerte ni eufórica como antes, pero la sentía real, una felicidad nerviosa, palpable y visible. Miró las notas de Roma, lo sabía, siempre lo supo.

Lo sabía, lo sabía, siempre lo sabía.

Tomó su móvil y marco el número de su vecino casi en automático, espero y espero hasta que escuchó la voz de Lovino decir "diga". Se mordió la lengua nerviosa, se acomodó en su cama para sentarse con las piernas cruzadas.

— ¿Te molesta si mañana volvemos juntos de la escuela? —preguntó mordiéndose una uña.

— Lo que sea... Pero si te demoras mucho olvídate de venir juntos ¿vale?

— ¡Vale! —sonrió satisfecho y cortó la llamada.

Se volvió a acostar abrazando la almohada. Y comenzó a buscar en su reproductor de música algo para escuchar. Suspiró al sentir un golpe de algo caer al suelo.

Fue hasta la entrada y allí su hermano estaba sentado en el suelo con una lata de cerveza barata vacía. Ayudó a Joao a levantarse y guiarlo al sillón, el mayor olía entre una mezcla de alcohol, cigarro y sudor, Antonio aguantó las ganas de vomitar que le producía el olor y procuró dejar a su hermano de tal manera que no fuera a caer del sillón mientras dormía.

Se quedó mirando a Joao dormir con una ceja alzada... Si él estaba consiguiendo sentir la felicidad otra vez de a poco... ¿Podría ayudar a su hermano sentirla otra vez y sacarlo del alcoholismo?

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