Pensó que era una broma al ver el corazón rosa sobre su banco, sintió la risa de uno de sus compañeros, giró la mirada hasta toparse con la mirada divertida de Gilbert, puso los ojos en blanco mientras le ignoraba y arrugaba el corazón sin si quiera molestarse en leer la nota y lo fue a botar.

- Creo que Anton trae loca a una acosadora -dijo el alemán con toda la intención de molestarlo.

- No te metas en donde no te llaman -respondió Antonio tomando asiento. Escuchó un par de cosas más del albino y decidió que era un problema hablar con gente como él.

Miró a su maestro de gimnasia que explicaba lo que debían hacer en la clase, Antonio no le escuchaba o tal vez sí, no estaba del todo seguro. Cuando el maestro hizo sonar el silbato todos se levantaron de su lugar para correr a la cancha, Antonio los seguía a paso lento y poco seguro, por alguna razón hace un par de minutos atrás le había dado un dolor agudo de cabeza que lo mantenía algo cegado a sí mismo.

- Cuidado bastardo -dijo una voz al momento de sentir unos brazos sostenerlo y el suelo más cerca de su rostro... Demasiado cerca.

- Antonio ¿se encuentra bien? -escuchó la voz de su profesor y solo atinó a asentir, porque las palabras no salían de su boca.

Cuando intentó levantarse se vio en la obligación de aferrarse a quién lo sostenía para no caer de cara al suelo.

Te estás muriendo por tu miserable existencia.

Estás así por no comer nada en días.

Fue depositado en el suelo con cuidado y miró a quién le sostenía topándose con el rostro -algo difuso- de Lovino que intercambiaba un par de palabras con el profesor, las cuales se sentían lejanas y distorsionadas, intentó organizar sus sentidos en función de escuchar la conversación, pero fue en vano, su cabeza daba vueltas y ni se percató en el momento en el que su cabeza se acomodó en el hombro de Lovino y se volvió todo negro.

"Has silencio durante un segundo y escucha como las estrellas proclaman tus sueños".

Eso decía la nota que encontró en su bolsillo cuando despertó en la enfermería de la escuela, la enfermera le explicó que se desmayó en mitad de la clase de gimnasia y que un chico muy amable lo había llevado hasta allí.

Si fuera amable se hubiera quedado.

Agradeció contra su voluntad y salió tomando sus cosas que habían sido traídas por algún compañero. Al salir vio el atardecer por los pasillos, llegaría por la noche a casa.

Como si Joao le importara.

Como si a alguien le importara.