Un rayito de luz
Habían pasado horas y ella se negaba a salir de esa habitación, la cual le traía recuerdos a la fuerza, ya que anteriormente fué suya y no solo eso sino que, para su sorpresa se reencontró con su perrito Lucky que ya no era un cachorro sino, un perro adulto joven, Luckyan fué el único que le sacó una sonrisa, y él al verla cuándo entro después de que Camus saliera corrió hacia ella como si la viera por primera vez, al rato el gran can se quedó dormido en los pies de su cama, Nadja había decidido dormir un poco más y luego ver qué harían con su amiga, pero, algo era seguro, inevitablemente no podía sacarse de la cabeza la conversación que había mantenido con su padre.
—Ay, Lucky no sé que hacer, tal vez deba irme y olvidar todo como he hecho hasta ahora -el perro dió un sonido de lamento, la observó y transmitió tristeza-.
Por favor no me mires así, no tú, que eres mi mejor amigo a demás, pensaba en que podías irte conmigo y Lilith-El can solamente se echó sobre sus piernas, suspirando y decepcionado-.
Lucky ¿Por qué?, acaso ¿Ya no me quieres más? O tal vez pienses que debo. . . Tratar de . . . ¿Reconciliarme con mi padre? Y eso también, incluye a los demás. . . Era eso ¿Verdad Lucky?-Acaricio el lomo del Husky, y pensó y pensó, Luckyan movía su cola algo contento-.
Pero es, que . . . Simplemente no puedo me resulta, muy difícil además como ¿Resultarían las cosas después? . . .
Antes de poder seguir su especie de monólogo, aunque Luckyan la escuchara alguien entro a la habitación, por miedo o negación Nadja giró su rostro, puso mirada seria no quería ver a nadie por el momento, raro porque, hasta recién se estaba repensando la situación.
—No deseo ver a nadie, asíque por favor váyase sea quien sea.
—¿Me odias a mi también copo de nieve?
Ante lo dicho por el recién llegado, giró su rostro y observó al niño que ya no lo era, entonces recordó cuando lo conoció y como se habían hecho amigos, él había crecido aunque solo tuviera un año más que ella, se le notaba más adolescente cuando solo estaba en preadolescente ella misma, no supo que decir y prefirió callar, pero en el fondo anhelaba un abrazo.
—No pensé que fueras tú
—¿Tanto he cambiado?, Solo tengo un año más que tú copo de nieve
—Kiki. . .
Por impulso se levantó y lo abrazó de improviso, el joven lemuriano sonrió.
—Tambien te extrañe copo de nieve, me alegra verte otra vez.
—¡Kiki!-se aferró a su único amigo, aquel que conoció de pequeña, y dejo caer las lágrimas-. —Te extrañé mucho ojalá hubieras estado conmigo, ya que los demás me abandonaron.
—Tranquila, creeme que ellos no hicieron eso se ha vivido lo peor en este santuario, y todo desde que te fuiste.
—No se que hacer-se separó tranquilamente y secando algunas lágrimas con ayuda de Kiki preguntó—¿Que debo hacer ahora?
—Nai, tú más que nadie sabe que eres mi mejor amiga, y que solamente está en tí responderte esa pregunta, cómo tú mejor amigo te recomiendo que escuches lo que los demás tienen para decir, podría sorprenderte
—Creo que tienes razón-se miraron tranquilamente—Me alegró verte de nuevo, me pone contenta Kiki y decirte que has crecido mucho, además de que estás mas alto.
—Ay pero que cosas dices-se había sonrojado levemente-.—En fin copo de nieve creo que hay alguien afuera que también desea hablar contigo
—¿Quien es?
—Soy yo manzanita
Nadja abrió sus pupilas y algunas lágrimas se le acumularon en los ojos, Kiki salió afuera dándoles privacidad.
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