Tensión
-Vaya, vaya pero que tenemos aquí, dos niñas solitas y sin ningún adulto
-Si, y parece ser que se han metido en nuestro hogar, yo diría que es de mala educación pasar sin permiso
-Y ya que estamos, podríamos sacar provecho de esto
Ambas amigas, apenas habían sentido la llegada de los sujetos se habían visto acorraladas, tenían justificado miedo y no podían pensar en algún plan de escape, esos dos se veían muy peligrosos y con las peores intenciones, y ahora más que nunca ella extrañaba a su mamá.
-Dios mío, por favor ayúdeme, salvanos de esto - pensaba la pequeña manzanita asustada mientras se abrazaba más a su amiga-.
-Por favor señor, a los dos déjenos ir
Ambos sonrieron más siniestramente
—Jajaja, ¿Escuchaste Marck?
—Pero que sana y morbosa ingenuidad, de solo pensar y verlas me dan ganas de . . .
Antes de terminar la frase los sucios delincuentes, fueron acercándose hasta llegar y acariciar sus rostros, el líder de ellos tomó a Nadja, y el que se hacía llamar Marck fué por Lilith, el primero acariciaba el rostro del pequeño copito, mientras mantenía sus dos manos sujetas arriba de su cabeza, por otro lado, la situación con Lilith era bastante familiar y desagradable.
—Por favor. . . -suplicó la manzanita entre lágrimas-.
—Shh, no te preocupes, solo sentirás una leve presión
—Mamá, papá tengo miedo, ayúdenme. . . Se los suplico. . . Prometo no volver a escapar- Pensaba entre más lágrimas Nadja, y cerrando los ojos esperando lo peor, dejó escapar un brillo de su interior-.
—¡Polvo de Diamantes!
Todo fué un instante, cuándo de repente se escuchó la voz, aquella voz que tanto había ahnelado escuchar otra vez, aquella que pensó jamás volver a escuchar, aún con los ojos llenos de lágrimas logro divisar dos siluetas, mientras aún no terminaba de disiparse la estela de aire congelado, y antes de caer desmayada se sintió recibida por la calidez de aquellos brazos, y entonces inexplicablemente sintió paz y calidez, cerro lo ojos y se fué con la imagen de aquellos delicuentes, congelados y muertos a causa de la gran y poderosa técnica, de quién era su progenitor.
—Salgamos de este asqueroso lugar, sino terminaré por descuartizar estos cadáveres
—Vamos, ya que al fin y al cabo hemos recuperado lo nuestro
Salieron a paso firme y serio con ambas jovencitas en sus brazos, subieron al avión ya que ahora sí podían ir tranquilos, no necesitaban usar la velocidad de la luz, a ambos caballeros se les podía notar una genuina tranquilidad, el padre de Nadja, acariciaba sus cabellos, y fruncía levemente el entrecejo, pensando por todo lo que habría pasado su pequeño copito.
—Ahora todo estará bien -Penso mientras seguía viendo sus hermosos cabellos, que ahora eran cortos-.
—Me alegra ver esta escena otra vez, mi familia reunida
—A mi también
En unas horas llegarían al Santuario y todos estarían felices de ver nuevamente a su amada sobrinita.
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