Capitulo LVII: En la bruma
Una luz comenzó a brillar en la oscuridad, mientras las aguas de la Cascada del Olvido se precipitaban sobre ellos. Eirian aferró la mano de Rowan, aunque no pudiera verlo ni escucharlo, al menos sentir los dedos entre los suyos le daba un poco de seguridad.
La esfera luminosa fue incrementando su tamaño y también su resplandor hasta convertirse en un círculo incandescente que los engulló. Sin más, la oscuridad, la cascada y la balsa desaparecieron. También los dedos de Rowan se escurrieron de sus manos.
-¡Rowan, Rowan! ¡¿Dónde estás?!
No podía ver, ni sentir nada; ni que era arriba, abajo o alrededor.
De pronto sus pies se asentaron en el suelo y se encontró en la tienda de su campamento. Delante, el hada lo contemplaba; la luminaria que lo había traído de vuelta brillaba cada vez menos, hasta que se apagó sobre la palma de su mano.
-¡¿Qué pasó?! -Eirian se precipitó hacia ella y la miró con los ojos a punto de salirse de las cuencas-. ¡¿Dónde está Rowan?!
¿Había reencarnado?
El hada lo miró inexpresiva un instante antes de responder.
-¿Estabais con él cuando la esfera os trajo hasta acá?
-¡Sí, sí! -contestó ansioso-. ¡Él accedió a venir conmigo, pero en algún punto lo perdí!
Eirian miró sus manos, terriblemente vacías. La desesperación era un tentáculo que le oprimía la garganta y amenazaba con cortarle la respiración. Había fallado. Subió la cabeza y vio el ataúd transparente sobre la plataforma; el cuerpo de Rowan seguía allí. El hada se acercó con las manos encendidas con un brillo dorado. Las desplazó sobre el sarcófago y las paredes de cristal desaparecieron, dejando solo el cuerpo sobre la plataforma.
La mujer derramó sobre Rowan el fulgor de su magia. Luego de un instante que a Eirian le pareció eterno, se giró y le habló.
-Su alma ha vuelto, él está vivo. Su sevje fluye en su interior. -Ante sus palabras, Eirian sonrió aliviado-. Pero su conciencia...
-¿Qué pasa con su conciencia? -La sonrisa desapareció de sus labios y el miedo volvió a helarle la sangre.
Eirian se acercó a Rowan. Tendido sobre la plataforma de madera, el carmín apenas coloreaba las mejillas hundidas, el pecho subía y bajaba suavemente y un leve temblor agitaba las pestañas como si solo soñara y en cualquier momento fuera a despertar.
-Sigue en la bruma.
-¿En la bruma? ¿En cuál bruma? ¡¿Que quiere decir eso, maldita sea?!
Tenía ganas de agarrar al hada y apretarle el cuello, obligarla a que lo despertara. Ya había sido bastante gentil, había cumplido su parte y los resultados no fueron los que esperaba
-Os dije que ir al Reino de los Muertos tenía riesgos, no solo para vos, emperador, sino para él. Podía ser que el alma del príncipe regresara incompleta, o que su mente se rompiera y volviera enajenado.
Los labios de Eirian temblaron. Se llevó los rizos rojos hacia atrás, miró de nuevo a Rowan y la desesperación volvió a sacudirlo. ¿Era eso? ¿Estaba incompleto?
-¿Qué puedo hacer para remediarlo? Haré lo que sea.
-No hay nada que podáis hacer. Es posible que él despierte en cualquier momento o que nunca lo haga. Ya no depende de vos o de nadie, solo de él y su deseo de regresar.
La fuerza lo abandonó, sus miembros se volvieron flácidos, Eirian se derrumbó en el sillón de madera y piel. Claro, Rowan se lo había dicho, él no quería volver, estaba demasiado triste y decepcionado. Era su culpa. ¿De qué valió arrepentirse? ¿De qué servía tener un corazón nuevo si Rowan continuaba infinitamente triste, tanto como para preferir estar en la inconsciencia? Lo había roto en pedazos y no hallaba cómo componerlo.
El hada dio la vuelta para marcharse y Eirian la miró, nervioso.
-¿A dónde vais?
-No tengo nada más que hacer aquí.
-¡No podéis marcharos! ¡No podéis dejarlo así! -Él se levantó de la silla y se detuvo a pocos pasos de ella. Le suplicaba, pero los ojos rojizos lo miraban con algo de desdén-. Os daré cualquier cosa que pidáis: oro, joyas, poder. ¡Lo que sea! Pero, por favor, no os marchéis. ¡Ayudadme a despertarlo!
La mujer deslizó la mirada por toda su estampa y la detuvo en la espada que colgaba de su cinto, luego miró a Rowan.
-No hay ninguna seguridad de que despierte, emperador. Si vuestro vínculo no lo logró...
-¡Hay personas que lo aman aparte de mí! -Los iris de Eirian se movieron de una esquina a la otra en sus ojos, desesperados. Las ideas se agolpaban confusas en su mente y solo una prevalecía: Rowan tenía que vivir-. Los buscaré y los traeré, tal vez cuando él los escuche, despierte.
-El vínculo de almas gemelas es muy fuerte, inquebrantable, y fue inútil para despertarlo. No creo que otras personas puedan hacerlo.
-Es que yo... Le hice cosas horribles, lo lastimé mucho. Además, cuando estaba en el Reino de los Muertos, le pedí al Conglomerado de Voces que deshiciera el vínculo para que él pudiera reencarnar en caso de que mi alma fuera destruida definitivamente.
-¿No le contasteis del hechizo? -preguntó ella desconcertada y él negó.
-Lo lastimé. Con hechizo o sin él, el resultado es el mismo, destruí a quien más amaba y a quien me amaba.
-Si le explicabais, tal vez él os hubiera perdonado. -El hada resopló y sus ojos escarlatas bajo el ceño fruncido lucieron desconcertados-. ¿O es que vuestra culpa es tan grande que no os creéis merecedor de su perdón?
Eirian suspiró y agachó la cabeza. El hada permaneció en silencio un rato en el cual él sintió que todo estaba perdido, hasta que ella volvió a hablar.
-Os ayudaré. Traed a esas personas que decís que son importantes para él. El príncipe debe despertar.
Eirian asintió. La esperanza calentaba su interior animándolo de nuevo. Ordenó a uno de los soldados que esperaba de pie en el umbral que se acercara.
-Id al campamento del ejército y traed a los prisioneros de Ulfrgarorg. Hacedlo lo más rápido posible.
El soldado asintió con una reverencia y salió de la tienda. Mientras él daba la orden, el hada había vuelto a derramar el brillo dorado sobre Rowan y un halo lo cubrió envolviéndolo en una cúpula.
-Esto lo ayudará, aunque no pueda hacerlo volver.
-¡Gracias, gracias! Jamás podré expresar cuán agradecido estoy de que me dieras otra oportunidad. Por favor, poneos cómoda mientras esperamos. -Eirian señaló el diván de piel y madera a un lado de la pequeña mesa.
El hada observó de Eirian al asiento con algo de desconfianza, hasta que se sentó en él un poco rígida. Tocaba la madera y la piel como si nunca antes hubiera visto algo semejante.
A pesar de que no se habían alejado mucho del campamento del ejército de Doromir y de la orden que le había dado al soldado de regresar pronto, este tardaría al menos una sexta de vela de Ormondú en llegar con los prisioneros. Eirian observó al hada, no sabía nada del ser que lo estaba ayudando desinteresadamente y quiso ser cortés, así que entabló una conversación.
-Perdonad mi descortesía. ¿Cómo os llamáis?
El hada respingó y fijó en él los ojos rojizos, del mismo color de los rizos de su largo cabello.
-Soy Nakeisha.
-Es un bonito nombre. -Eirian se acercó a la pequeña mesa y sirvió licor de cerezas en un vaso de bronce, se lo ofreció, pero ella lo rechazó-. ¿Cómo es posible que alguien con vuestro poder pudiera ser capturado por simples traficantes?
Eirian se sentó en otro diván frente a ella. Observó el cuerpo de Rowan mientras bebía del vaso.
-¿Cómo es posible que un emperador haya sido hechizado y ni siquiera sepa por quién o cuando? Las cosas simplemente pasan. Los humanos nos han cazado desde siempre, tienen trampas con ethel que ponen en nuestros bosques y así capturan cualquier ser con magia que se les atraviese.
Todos en el Norte de Olhoinnalia sabían de la caza de criaturas mágicas, incluso existía un mercado dedicado a ello. Eirian nunca había conocido a alguna criatura afectada, por lo tanto, las consecuencias que ese comercio tenía no solían ocupar sus pensamientos.
Hasta ese momento.
-Prohibiré el tráfico de criaturas mágicas en estas tierras, ya no lo harán más. Mataré a todo aquel que les haga daño.
Nakeisha sonrió levemente.
-Algo es algo, supongo. Nuestro pueblo ha sufrido a manos del vuestro desde que llegaron de las tierras más allá de Northsevia. Por eso los cambiaformas han regresado para vengarse.
-¿Qué es todo eso de los cambiaformas? Siempre habláis de ellos, pero no comprendo bien a qué os referís.
-Hace cientos de años, los humanos llegaron desde más allá de Northsevia huyendo del hielo cuando su hogar se congeló. Se asentaron en estas tierras y con el tiempo se mezclaron con los que habitaban aquí. Surgieron mestizos con savje, tanto como para hacer magia. Pero algunos no se conformaron con lo poco que los dioses les dieron.
El hada se removió en el asiento buscando una posición más cómoda y volvió a examinarlo deslizando la mano por su superficie. Tal parecía que se había olvidado de la conversación o la daba por concluida, porque no volvió a hablar.
-¿Y entonces qué pasó?
-¿Qué pasó de qué?
-Lo que contáis, que los mestizos no se conformaron con el savje que obtuvieron.
-¡Oh, sí! Pues descubrieron las artes oscuras. Morkes, el dios nigromante, les dio el entendimiento de hacer magia negra. Empezaron a cazar a las criaturas mágicas para robar su savje y aumentar su propio poder. En Augsvert, los alferis cayeron y los traficantes encontraron un negocio útil al proporcionarles las presas a los morkenes. Empezaron a cazarnos por doquier. Los bregnas se opusieron. Lástima que también emplearon magia negra para contrarrestarlos y se transformaron en cambiaformas. La magia negra corrompe, emperador. No solo sometieron a los humanos, sino también al resto de las criaturas de Olhoinnalia. Impusieron una edad oscura que duró muchos años hasta que Do.mirh les hizo frente y los derrotó con La Espada de Hielo.
-¿Esta? -Eirian desenvainó la espada de su cinto y se la mostró.
-Así es. Los cambiaformas juraron regresar y cobrar venganza. Las hadas de antaño para contrarrestar la maldición ataron la magia de los cambiaformas a la espada, de tal forma que si ellos regresan, la espada también lo hará y viceversa. No aparece uno sin el otro.
«Cambiaformas».
¿Rowan sabía todo eso? ¿Por eso estaba interesado en la espada?
-¿Por qué Rowan tenía esta espada?
-Él es un bregna, un descendiente de esa antigua tribu que se convirtió en cambiaformas. Como ya dije, el destino de ellos está ligado a la espada. Por eso él debe despertar. El peligro acecha y solo la sangre de los valientes vencerá la oscuridad.
¿Rowan era un bregna? No lo sabía. ¿Él se lo ocultó o se enteró mientras estuvo en Ulfrgarorg? «Peligro, sangre, bregnas, cambiaformas». No era para eso que quería traerlo de vuelta. Eirian deseaba que fuera feliz, no que peleara en otra guerra y mucho menos contra seres monstruosos.
-¿Pero es posible que no sea él quien esté destinado a blandir esa espada, verdad?
-No lo sé. -El hada alzó los hombros-. No tengo el don de la clarividencia, solo puedo sacar conjeturas de lo evidente. Pero sí os digo, emperador, si los cambiaformas han regresado y nadie les hace frente, será el fin de todo lo que conocemos.
Eirian tragó con desasosiego, miró a Rowan en la plataforma. Si regresaba lo protegería. No dejaría que peleara en esa guerra, ni en ninguna otra. No permitiría que sufriera de nuevo.
-Pues bien, que otro se haga cargo. -Se levantó, espada en mano y se la entregó a Nakeisha-. Sois poderosa, vos o alguien de vuestro pueblo puede enfrentarlos.
-No funciona así, emperador. Hay intrincados vínculos de sangre en juego. -Ella pasó un largo dedo de uña afilada por la hoja labrada de la espada-. Entiendo que no queráis arriesgarlo, pero tal vez él es la única esperanza.
Eirian se dejó caer en el sillón. El suave resplandor dorado de la magia de Nakeisha cubría el cuerpo de Rowan, no era justo traerlo de vuelta nada más que para hacerlo pelear otra vez. No. Hallaría una manera de protegerlo.
GLOSARIO
Alferis: Antigua raza de criaturas mágicas muy parecidos a los humanos, se distinguen de estos por el tono oscuro de la piel, el cabello blanco y los ojos de un gris cristalino. Fueron los primeros pobladores del reino de Augsvert. Tienen el savje mas poderoso de Olhoinnalia, aunque para la época en la que se desarrolla la novela, perdieron gran parte de su magia y viven como parias en las montañas de Ausvenia.
Bregnas: Intercambiadores. Son personas capaces de intercambiar su conciencia temporalmente con la de algunos animales como lobos, cuervos o haukr, lo cual les permite caminar en su piel. Algunos bregnas pueden hacer magia y poseen el don de la clarividencia.
Ethel: Material capaz de anular la capacidad de hacer magia.
Savje: Savia. Energia espiritual que circula en todos los seres vivos y proviene del Björkan o árbol de la vida.
Morkes: También llamado el oscuro y el dios nigromante. Pertenece al panteón de dioses en el que creen las hadas, los alferis y los nativos de Augsvert y Vergsvert. Los pobladores del Norte de Olhoinnalia no creen en estos dioses.
Morkenes: Hechiceros practicantes de la magia negra. Son seguidores del dios Morkes, el nogromante.
***Esta vez el glosario fue largo.
Para aquello que se preguntan porque Eirian y Rowan no reencarnaron, pues fue gracias a la luminaria del hada, la cual los trajo de regreso a su tiempo.
Espero que les haya gustado el capítulo. ¿Que teorías tienen para el futuro? Revivirá Rowan, modo bello durmiente? ¿Quén lo despertará? Nos leemos el viernes.
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