Un Nuevo Comienzo
La luz entraba por la ventana de la habitación y me alumbraba de frente en el rostro, mientras mi mejor amiga estaba parada con una mano en la cadera con una mirada de molestia.
El aire mañanero refrescaba todo el cuarto, y el viento entraba emboscando a todo el que estuviera en su camino, unas cuantas hojas de papel que se encontraban encima de la mesita de noche, volaron como palomas, la luz se refracto en cada hoja dando un bello espectáculo.
Hasta que recordé que era el proyecto de la clase de hoy. Masajeé mi sien con frustración y me tiré bruscamente en la cama.
—Heaven, levanta —me dijo Dakota, mi mejor amiga (por el momento), no me encariño mucho con las personas después de lo que pasó con Jan, me fue muy difícil seguir tratando con mi depresión, solo empeoró cuando se fue, aunque ya no del mismo modo, ya no lloro largas horas a moco tendido en mi cama mientras como helados, ahora aprendí un nuevo sistema de autodefensa mucho mejor, la indiferencia.
Había guardado mi corazón y sentimientos en un cajón con llave y luego lo había tirado al río, así nadie iba a lastimarme.
Mientras me levantaba de la cama, Daka gritaba que me apurara ya que perderíamos el tren si no lo hacía y eso sería demasiado malo, así que decidí vestirme a velocidad nitro, siendo sincera no quería llegar tarde a mi primer día de regreso a la universidad.
Dakota comenzaba a exasperase, ella había sido la única que se había quedado después de que yo tratara mal a todo el mundo, ella solo me dijo: "no tienes porqué cargar con todo tú sola, ahora estoy aquí"; un día apareció de la nada y luego nunca se fue, me trató como una hermana y yo la quiero como tal.
Papá y mamá, antes de morir en aquel atraco, me dejaron mucho dinero en herencia, como si predijeran que sus vidas iban a acabar pronto, no me pude despedir, todo había sido mi culpa, yo me había escapado con Jan para ir a un concierto y ellos habían ido a buscarme; cuando regrese mis padres ya no estaban, nunca encontraron sus cuerpos, solo montones de sangre, como cuando se le corta el cuello al pollo y se le deja a escurrir.
—Es obvio que están muertos, no hay manera de que hayan sobrevivido después de haber perdido gran cantidad de sangre. —había dicho la policía, claro... ellos suponían que yo seguiría con mi vida, pero no podía, mis padres eran mi todo y prácticamente yo los había matado. ¿Cómo iba a continuar sin ellos?
Jan en parte me ayudó, pero se fue y luego apareció Dakota, ella me ha llevado a varias psicólogas, pero nunca conseguimos avanzar en nada.
Dakota me dice que tenemos que subir al tren, me lo repite más de cinco veces hasta que salgo, por fin, de mis pensamientos.
—Hey —grita Cam desde el otro lado del andén.
—¿Cómo están chicas? —pregunta con gran entusiasmo, aunque sabe que yo no responderé.
—Bien, gracias Cam —responde Daka, creo que a ella le gusta ya que se pone roja, considero molestarla, pero luego lo pienso mejor así que no lo hago.
—Heaven, chica, pensé que nunca ibas a salir de tu guarida, pero creo que ya era hora, ¿No? —habla Cam con mirada curiosa y un tono sarcástico.
—Bueno, ¿Vamos juntos a la universidad? —nos interroga, obvio yo no quiero pero Daka responde por ambas con un tedioso "sí".
Mientras subimos al tren, Cam y Daka se miran entre sí, como unos auténticos enamorados; creo que voy a vomitar, no es que aborrezca el amor, lo que detesto es la idea de que mi mejor amiga está enamorada de un patán como Cam, o sea, ella es tan tierna y dulce, en cambio él es un imbécil, muggle, horrible, patán y horrible (si es necesario decir que es horrible dos veces).
—Señores pasajeros, hemos llegado a nuestro destino, por favor retirarse de manera ordenada para evitar cualquier tipo de accidentes —escuchamos por los altavoces, con una voz femenina y melodiosa, nos levantamos y nos dirigimos a la salida del vagón, choco con alguien y me hace caer, termino de cara en el piso de pequeñas rocas, mientras que de mi mochila salen mis libretas y por sí fuera poco, veo mi IPad tirado a un lado hecho trizas, volteo a ver quién fue el culpable de aquel accidente, Daka trata de decirme que tenga paciencia que igual me podré comprar otro y bla bla bla, ese tipo de cosas, o sea como chingados me pide que tenga paciencia si una tipa me acaba de sacar volando.
Voy al frente con mirada desafiante y veo a la tipa esa de cerca, no está mal, tiene aspecto deslumbrante y a mi parecer demasiado plástica, ya le estaba gritando que es una torpe (mientras que ella decía lo mismo de mí), cuando aparece un joven que al parecer la conoce y la defiende:
—Disculpa la torpeza de mi hermana, le pagaré el IPad para no tener más problemas, ¿me puede decir cuál es el costo de ese cachivache?, disculpe que lo pregunte, pero no soy muy conocedor de estos aparatos. —Saca sus billetes y los tiro con fuerza.
—No necesito tu dinero niño rico, yo me lo puedo comprar sola. —me voy refunfuñando hecha una furia, detrás, me siguen Daka y Cam asustados, no dicen nada ya que saben que eso es riesgoso para ellos.
Después de unos minutos, llegamos a la universidad, ya estoy más relajada, y Daka se acerca a conversar conmigo, mientras me mira con aire escudriñador.
—¿Por qué reaccionaste así?, se nota que solo quería ayudar Heavy —expresa con tono dulce, ese que siempre utiliza para regañarme.
—Pues yo no creo eso, siento que lo he visto en otro lado— alego tratando de recordar, lo sentí con un aura misteriosa, lo mejor es no acercarnos demasiado.
—Ay Heavy —suspira Daka muy preocupada.
—No te preocupes, mmm, ... Ve entrando, yo haré algunas llamadas, así que allá te veo —replico mientras marco el número del detective en mi celular, Daka se va, suena un pitido y luego la contestadora, decido dejarle un mensaje, quiero que investigue a ese chico y será fácil ya que tiene dinero así que supongo que será conocido.
Apresuro el paso sino el profesor no me dejará entrar a la clase, al menos eso es lo que me advirtió Daka, a veces me pregunto cómo es que ella llegó en el momento justo en mi vida, despejo ese pensamiento y entro al aula, todos voltean a verme, creo que no se lo esperaban, aunque algunos preguntan confundidos quién soy.
Entre la multitud, distingo al chico de la mañana, quién gira su cabeza hacía mí, justo en el momento en el que lo estaba observando y me sonríe, ¡Oh por Dios!, que descarado atrevimiento.
Continúo mi camino y me siento al costado de Daka para luego prestar atención a la clase.
Después de escuchar, por un par de horas, al profesor hablar cosas que para mí no tienen sentido, pero para los demás sí, termina la clase.
—Al fin soy libre —exclamo con gracia, demostrando mi felicidad.
Daka se ríe, mientras busca con la mirada a alguien y yo creo saber a quién, ahí veo al "alguien" venir.
—Caaaaaam, que sorpresa —bufoneé con tono agudo y de forma sarcástica, dando muestra de mi molestia.
—Bueno sí, es que las vi aquí y quise ir a almorzar con ustedes —indica sin haber captado mi indirecta y si lo hizo le dio igual, así que hice mi indirecta más directa.
—Bueno amigo, el problema es que no queremos almorzar contigo, ¿Cómo la ves? —le digo molesta, si amigos, así de chaparra y tengo un genio de gigantes.
—Ajaaaá, ok, ¿Qué quieres almorzar cariño? —dice Cam en dirección a mi mejor amiga, ignorándome por completo.
—Mmm, Cam, amor creo que no puedes almorzar con nosotras, ya sabes cómo es el duende gruñón de ahí —le responde Daka señalando hacía mí, hago cara de ofendida y me volteo para otro lado. Continúan su charla acerca de mis defectos durante los siguientes 20 minutos como si yo no estuviera ahí.
—Está bien Daka —dice el imbécil ese y la comienza a besar apasionadamente, o al menos eso creo.
—Oye no te comas a mi amiga, todavía tiene que hacer limpieza en el departamento y ya sabes lo tedioso que puede ser. —ay no mames, que asco, estos se están besando o se están succionando. Me perturban.
—Lo siento, es que no me dejas almorzar con mi novia, estás estorbando duende —me dice Cam mirándome, con el ceño fruncido, y luego retoma su beso con mi ingenua mejor amiga.
Como están tan ocupados me voy sola, ¡ah caray!, ahora resulta que soy un estorbo.
¿Cuándo pensaba Dakota decirme que tenía novio? ¿Cuándo estuviesen casados y con veinte hijos?, camino con la mirada fija en el piso, meditando y pensando que era una mala idea regresar a la universidad.
Esto me está deprimiendo, así que me dirijo a los únicos lugares que me consolaran, primero a la cafetería y luego a la biblioteca, con mi prisa no noto que me llaman, cuando estoy dirigiéndome a la biblioteca con cinco hamburguesas, tres pedazos de pizza, cuatro Cheetos y dos refrescos, me doy cuenta de las veinte llamadas perdidas, bueno vamos a ver de quienes son:
•Detective J.
•Daka
• Mamá
•...
Espera, ¿Qué?, no puedo creerlo, que rayos, no puede ser de mi madre, comienzo a llenarme de intriga, suena de nuevo el teléfono, es ella, me voy a desmayar, ok, debo mantener la calma, inhala ... exhala, respiro lentamente y contesto.
—¿Aló? —está claro, voy a desmayarme, nadie contesta, las lágrimas no tardan en brotar.
—¿Mamá, estás ahí? —interrogo sin obtener respuesta, ahora que lo recuerdo, no encontraron los celulares de mis padres, dijeron que los robaron.
—¿Heaven? —responde una voz masculina en el teléfono, no es ella.
—Sí, soy Heaven —hablo con voz dura para reprimir mis sentimientos que empezaban a
aflorar.
—Uff, ya me estaba preocupando, soy el detective, encontré los teléfonos de tus padres y descubrí algo muy extraño. —no me digas, no me había dado cuenta, respondo mentalmente, era irónico y patético, pero pensaba, realmente quería pensar que uno de ellos iba a contestar y no solo el detective.
—Bueno, dime que es lo que descubriste —le respondo intrigada.
—Las cuentas de tus padres hicieron transferencias horas después de sus muertes, me parece extraño que la policía no haya dado esa información, y hay algo más.
—¿Qué es? ¿Qué descubriste?
—Revisé el historial de llamadas de tus padres y sus últimas llamadas fueron hechas a un número registrado como KT, creo que son las siglas de algo o las iniciales de alguien, ¿Tú sabes qué es? —me quedo pensando sin que se me ocurra nada.
—No tengo la menor idea de que es detective. —aún sigo sumergida en mis dudas.
Nos despedimos, lo regaño por haberme dado ese susto con el número de celular de mi madre y se excusa explicándome que como yo no le contestaba probó suerte llamándome desde ese número.
Algún día lo voy a despedir, lo juro. Por el momento, debo conformarme con ir a la biblioteca y buscar un libro que sea de mi agrado.
Llego a la biblioteca, ubico la sección de novelas de suspenso y reviso en el lugar de mis autores favoritos.
—Aquí está. —agarro un libro de pasta dura con páginas gastadas por el uso excesivo y el pasar de los años.
—El asesinato en el Orient Express. —nunca supero este libro, es tan intrigante y fabuloso. Agatha Christie es una de mis autoras favoritas dentro de este género.
Leo en mi mente durante un par de horas, cuando soy interrumpida por unas bulliciosas personas que se sientan en una mesa muy cercana a la mía, por lo que decido retirarme a mi casita a descansar.
Los libros son los únicos que me distraen de la realidad, a veces cuando quiero hundirme en mi dolor, leo y me transporto a un mundo imaginario donde disfruto de cosas nuevas.
Leer alimenta no solo el conocimiento sino también el alma.
Si vienes a una biblioteca es para leer, no para hacer ruido, si no vas a leer, ¿Entonces para qué vienes?
Las cosas se han vuelto cada vez más extrañas en el mundo. No entiendo, si vamos a hacer algo, y terminamos haciendo otras cosas.
Dejo de divagar y me pongo en pie para salir de este lugar, que ciertas veces es agradable y otras veces no lo es. Creo que es por las personas y no por el lugar.
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