
Discusiones acaloradas
Había pasado una semana desde la cena .
Hoy acabe temprano el trabajo y aproveché para ir a comprar más vasos para mi casa. Se me habían roto casi todos debido a que en esta semana me volví torpe.
El primer caso se rompió cuando estaba cocinando arroz y haberlo puesto muy al borde de la encimera , la segunda comiendo, la tercera dio contra la mesa de cristal. Las otras se rompieron de unas formas bastante estúpidas que prefería no decir.
Ya al pagar todo decidí ir a por un batido , teniendo en cuenta que estaba en el centro comercial . No solía tomar tantos batidos de vainilla pero hoy me apetecía uno , aprovechando que la planta de comida rápida estaba arriba .
Cuando por fin llegué a mi casa me puse ropa cómoda y saqué los ingredientes para hacer un bizcocho de vainilla . Si , hoy estaba con ganas de comer cosas dulces . Puse la harina , los huevos y el resto y comenzé a mezclarlo todo con una pequeña batidora a mano que tenía .
En medio del proceso , mi teléfono timbró dándome a entender que tenía una notificación así que deje de hacer lo que estaba haciendo para que ver era . El mensaje de Evans, para confirmar si iríamos a su departamento a comer mañana.
Le respondí, confirmándole que si iría a la comida a la que había invitado a todo el grupo. Por una parte sabía que no iban a venir ni Adam ni su novia así que estaba tranquila ya que me ahorraría una serie de incomodidades . Metí el bizcocho al horno, lo puse a ciento ochenta grados, recogí la cocina y me senté en el salón.
De la nada me fundí en mis recuerdos de adolescente, acabé en el momento en el que decidí entrar a un curso de cocina cuando tenía unos diecisiete años , la primera vez me quedaron crudas y la segunda mejoré un poco.
Y fue así como poco a poco fui amando la repostería hasta el punto en el hago algún bizcocho o otra cosa relacionada a la misma dos veces por semana.
Luego me levanté para revisar que estuviera ya el bizcocho y al ver que estaba lo saqué de la cocina .
Me puse a revisar unas propuestas de marketing que habían hecho los del apartamento hoy en una reunión . Me gustaban todas pero solo podía elegir una que para las campañas publicitarias .
Al final me quedé toda la tarde con una taza de leche caliente , el bizcocho y revisando cosas del trabajo .
Adam
Vale, aún sentía algo por Olivia. Me quedo bastante claro la noche de la cena.
Aún recuerdo cómo se miraron ella y Jack el otro día en mi cara. A pesar de todo esto sé que no puedo reclamarle nada. La noche de la cena terminamos discutiendo por Olivia, llevaba con ese tema desde que la vio en el funeral.
Había tenido un día malo y para empeorarlo había tenido una pelea con Henry en chat, no era la primera vez, deseaba que todo esto pasara, últimamente estaba teniendo peleas con todos.
Llamé a Henry hoy para que viniera a verme en mi oficina, para intentar arreglar las cosas
Según él , era ridículo casarse ahora con Naomi , pero yo no creía eso. Llevábamos juntos casi 5 años, ya era hora de dar el siguiente paso.
Terminé de revisar un documento, esto me tenía muy atareada, tanto que nisiquera había podido ver a los chicos. Nisiquera vi a Olivia. Sí, trabajábamos en la misma empresa pero distintos departamentos y por lo que oí, estaba muy atareada también. A Jack me lo encontré pocas veces y a Maddie no la vi desde la cena , ya que ella se dedicaba a la pintura y en arte.
—Señor Brooks —una voz me sacó de mis pensamientos—, su hermano Henry ha venido a verlo.
Era Emily , mi secretaria desde que mi padre falleció.
—Dile que pase a mi oficina —le ordené.
—Si, señor.
Y con eso se fue.
Mientras venía Henry, aproveche para levantarme e ir a cerrar las persianas que daban a la vista de los empleados. Si, a veces podían ser muy cotillos.
Me senté y me quité la corbata, abrí dos botones mi camisa de botones y esperé.
Ya porfin llegó Henry. Tenía unos pantalones vaqueros, una camisa blanca y una chaqueta. Sus manos estaban metidas en la misma y lucia extremadamente serio.
Lo que pude ver eran sus ojeras y sus ojos, rojos e hinchados.
—No tengo todo el puñetero día, así que habla —me espetó molesto.
—Henry , no entiendo el porqué estás tan molesto porque haya decidido dar un paso más con Nao...
—Callate —me interrumpió de mala gana —, me importa una mierda lo que vayas o dejes de hacer con esa chica molesta . Lo que me da rabia , es que actúes como si nada pasara y para colmo vayas a casarte con tu novia como si nada .
Me callé ante eso pero él no lo hizo.
—No estoy cabreado porque te vayas a casar con tu novia , estoy cabreado porque actúas como si no te importara la muerte de nuestro padre —alzó la voz con sus ojos cristalizados—, ¿Así actuaste cuando engañaste descaradamente a Olivia , no?
Apreté los puños que tenía apoyados en la mesa . Él pareció notarlo porque miró directamente en las mismas y sonrió burlón , una lágrima escapando de uno de sus ojos .
—Es que eres un egoísta —habló con voz apagada—, solo deberías ver a mamá y como está.
Un nudo se hizo en mi garganta pero me esforcé por no dejar que ese sentimiento avanzara.
—No me vuelvas a buscar en tu puta vida —escupió molesto.
—Henry...
Me di cuenta de que mi voz se estaba empezando a romper y que ese sentimiento inevitablemente estaba continuando a pesar de luchar contra él con todas mis fuerzas.
—Que te jodan Adam —y con eso se largó dando un portazo a la puerta.
Yo solo pude quedarme ahí, petrificado. Sin poder controlar toda esta presión en mi pecho decidí dejarlo ir ya que estaba solo. Las lágrimas empezaron a salir incontroladamente y comenzé a sollozar.
De la nada sentí que todo se me venía abajo, Olivia probablemente estaba sintiendo algo por Jack, mi hermano ahora me estaba odiando, mi padre había muerto y estaba seguro de que mi madre ahora estaría muy enfadada por saber lo que iba a hacer con Naomi .
Me senté en mi escritorio y decidí desahogarme.
Olivia
Ya por fin llegó sábado. Estaba parada en la puerta del nuevo apartamento de Evans con un pastel en mis manos.
Nos había invitado a comer en su nuevo piso , también nos iba a presentar a su nueva novia. Por lo que sabíamos , la había conocido en un bar hace un mes.
Jack y Maddie ya estaban adentro , yo era la última en llegar entonces. No había sabido mucho de Adam y de su novia esta semanas , eso me alegraba inmensamente.
—¡Liv! —gritó Evans abriendo la puerta entusiasmado.
—Hola —saludé feliz.
—Pasa, anda —se apartó para que pudiera pasar.
Escuché como cerró la puerta detrás de mí y se posaba a mi lado.
—¿Que te parece? —inquirió.
Lo que se podía ver al entrar, era un mini pasillo amplio, a los lados habían dos mesas para poner tu bolso y llaves. Luego al pasar estaba el salón grande.
Vi que estaban Maddie y Jack, los reconocí aún estando de espaldas sentados en el sofá charlando animadamente con una chica.
A ella si pude verla, ya que, estaba sentada en uno sillón que se podía ver. Tenía el pelo atado en un moño, tenía la piel oscura, ojos marrones claros y una pequeña nariz.
Era muy guapa a decir verdad.
—Venga Olivia, ven, te presento a mi novia —comentó muy ilusionado.
Toda la atención se vino hacia mi. Jack y Maddie giraron sus cabezas.
—¡Hola Liv! —voceó Maddie, saludando con la mano.
—Oli —sonrió Jack.
—Hola a todos —saludé feliz.
De repente, la chica que estaba con ambos se levantó.
—Hola —saludó viniendo a mí.
—Buenas, tú debes ser la novia de Evans —dije sonriente.
—Exacto, tú debes ser Liv —inquirió.
—Si, soy yo
—Bueno pues pasa al salón —me cogió la tarta que traía—, gracias por esto, pero no era necesario.
Se que se refería a la tarta. Igual quise llevar algo por si acaso.
—No pasa nada, se me hacía maleducado venir y no traer nada —expliqué.
—Oh, bueno —miró la tarta con curiosidad—, muchísimas gracias por la tarta.
Me dedicó una sonrisa y se fue.
—Bueno Liv, puedes ir a sentarte con Maddie y Jack. Ahora volvemos.
Asentí y fui a sentarme.
—Hola Olivia —saludó Maddie.
—Hola —respondí—, ¿Henry no ha venido?
—Mm no —habló Jack—. Está muy ocupado con la universidad, es su único entretenimiento.
—Ya, el otro día hablé con él y ya se está recuperando un poco —explicó Maddie.
Yo mientras me fui sentando.
—Que bonita casa —dije mirando a mi alrededor.
—Si, digamos que Evans tiene buenos gustos —coincidió Jack.
—Oye Maddie —llamé su atención—, ¿que tal con tus cuadros?
Maddie nos había dicho que estaba trabajando en unos cuadros y que quería venderlos.
—Pues bien, ya voy por el tercer cuadro. El otro día me llamó un comprador, estaba interesado en uno de mis cuadros —comentó sonriente.
—Espero que te vaya bien, me alegro de que vayas a vender uno de tus cuadros —le felicitó Jack.
—Chicos, ya está casi la comida —avisó Evans que se acercaba a nosotros muy sonriente.
Luego vino su novia, ahora que me había dado cuenta, nisiquera sabía su nombre.
Ambos se sentaron con nosotros en los sofás que habían.
—Una pregunta —dije dirigiéndome a la novia de Evans—, ¿Como te llamas?
—Yo me llamó Lía —respondió sonriendo
—Que lindo nombre —de verdad, a mi siempre me había gustado el nombre Lía.
Estuvimos charlando un rato más, sobre el trabajo y esas cosas.
De un momento a otro mi teléfono sonó y me esperé que fuera cualquier persona menos él: Adam.
—Disculpad, ahora vuelvo —avisé levantándome de ahí.
Todos me ojearon curiosos, pero los ignoré yendo a la entrada de la casa, ya que era el único lugar que conocía hasta ese momento.
Le di "aceptar" a la llamada.
—¿Hola?
—Olivia, necesito hablar contigo —habló Adam al otro lado de la línea.
—¿Sobre el trabajo? Podríamos hablar sobre los proyectos de la empresa y de marketing mañana, es que ahora estoy con...
—No es sobre el trabajo —escuché que suspiraba y luego hubieron momentos de silencio—. Es urgente, necesito verte ahora.
Suspiré yo también. La verdad no sabía el porqué esa insistencia pero si era urgente sería por su madre o hermano, tal vez.
—Ok, estoy en la casa de Evans, te pasaré la ubicación.
Colgé. Me quedé un momento ahí parada, con el teléfono en las manos, hasta que por fin decidí mandarle la ubicación de donde estaba.
Y por casualidad, me entraron ganas de ir al baño. Genial.
Volví al salón y vi que ellos seguían charlando animadamente. En cuanto llegué, todos volvieron a mirarme.
—¿Quién era? —preguntó Evans, curioso.
—Adam, quiere que nos veamos ahora mismo. Vendrá aquí, ¿Supongo que no os importa a ti y a Lía, no? —pregunté, avergonzada.
—¿Quién es Adam? —Lía miró confusa a Evans.
—Su ex —le dijo Maddie.
—Pues, no, tranquila —dijo finalmente Lía.
—¿Donde está el baño? —cuestioné.
—Está al fondo del pasillo, a la derecha —me indicó Evans.
—Gracias.
Y es así, como me encaminé en el pasillo. Debo decir que era muy buena casa, daba mucha paz ya que tenía colores neutrales.
Camino al baño vi una habitación con bastante luz, me llamó la atención así que decidí entrar.
Cuando entré, me di cuenta de que solo era una habitación vacía, estaba con varias cajas, seguramente de la mudanza y una ventana en la que solamente entraba sol debido al que día estaba soleado.
Estaba a punto de salir pero vi que Jack se asomaba a la puerta, parecía que buscaba algo o a alguien. Y la mirada cayó en mi.
—Antes de que creas que soy una acosador —dijo con lentitud—, Evans dijo que viniera a ver porque sospechaba que te habías perdido o te habrías entretenido.
Vaya, Evans predice el futuro.
—Pues tuvo razón —le coincidí.
Jack terminó metiéndose por completo en esa habitación, ojeando aquella habitación con curiosidad y con el ceño ligeramente fruncido.
—A este paso, me quedaré ciego con esa ventana. Mejor que la tapen o madera o algo —se quejó frunciendo aún más el ceño.
Yo solté una carcajada o por alguna razón, me dio por abrir esa ventana. Caminé hasta ella y la abrí.
Grave error. Entró mucho viento y por el frío que hacía, ya que iba en un vestido de manga corta.
—¿¡Pero porque la abres!? —se quejó aún más Jack—, ciérrala anda.
Estuve a punto de cerrarla pero de la nada se oyó un portazo fuerte.
Eso solo me hizo cerrar la ventana con más rapidez, asustada. Jack fue a abrirla, pero para empeorar la situación, esta no se abría.
—¿¡Porque no es abre!? —me dirigí con pánico hacia la puerta.
—¡No sé!
—¡Evans —comencé a gritar para que nos oyeran.
Jack siguió intentando abrirla, pero fue en vano porque esta seguía sin abrirse.
Yo seguí gritando, fue igual de inútil porque nadie daba señales de habernos escuchado. Seguimos así unos dos minutos, hasta que me cansé y le empezé a escribir a Evans que por favor nos abriera la puerta.
—Por Dios —Jack se agarró el pelo.
—Lo siento —agaché la cabeza.
El me miró, pero no parecía cabreado.
—No pasa nada —me sonrió.
—En serio, no debí abrir la ventana, yo...
—Liv, en serio no pasa nada —me tranquilizó—, estas son cosas que pasan. Saldremos de esta juntos.
Yo no supe que decir ante eso. Revisé el teléfono y Evans no respondió. Seguro tenía el teléfono apagado y en otra parte que no fuera con él.
Traté de llamar a Maddie, pero tampoco respondió. Cuando los necesitabas en una situación así, tenian lo teléfono apagados.
Me di por rendida, volví mi mirada hacia la ventana, me percaté de que había una cortina. La cerré de inmediato.
La habitación había quedado un poco a oscuras.
—Bueno, ahí hay un sillón, podemos sentarnos.
Y sólo hasta ahí me di cuenta de que había un sillón para dos personas, un poco desgastada, pero aún se podía usar.
Decidí sentarme y acto seguido Jack hizo lo mismo.
—Bueno, ¿De que podemos hablar? —empezó él.
—Mm, no lo sé.
Pero de la nada, me acordé de que hace mucho le quería hacer una pregunta. Nunca se la hice gracias a que se me olvidaba.
—Jack —le llamé.
—¿Mhm?
—¿Porqué Adam se alejó de ti?
—Es una muy buena pregunta —dijo, algo pensativo—, la verdad es que no lo sé. Luego de que te engañara, también se alejó de mi.
—Creo que se alejó de todo lo que tuviera que ver con Vancouver —murmuré.
—Tienes razón, muchas veces traté de acercarme a él pero simplemente me ignoraba. Parecía que se había olvidado de nuestra amistad.
—¿El nunca se enteró de lo que pasó esa noche, no..? —pregunté un poco muy bajo, como si fuera algo ilegal.
—No. O eso creo —vi que fruncía el ceño un poco más.
—Dudo que se vaya a enterar alguna vez.
—Ya. Además, eso quedó en el pasado o eso era lo que querías tú...
—¿Nunca te sentiste mal por aquello que pasó en es fiesta?
—Admito que si, eras su ex y estuvo mal de mí parte hacer eso —asintió—. Disculpa.
—No pasa nada, al final de cuentas yo también te seguí la corriente.
—¿Nunca más volviste a pensar en eso?
Dudé muchísimo en decírselo o no. Porque lo peor era que sí había pensando en eso más de una vez.
Y sin más me lancé.
—Si, lo pensé más de una vez —me sinceré.
—¿En serio? —me miró a los ojos, asombrado.
—Si —volví a agachar la cabeza.
—Pues, para que no te sientas tan mal —lo oí suspirar—, yo también pensé en eso varias veces.
Sentía que esto iba a ir a parar en algo que no debía así que decidí cambiar de tema.
—¿Que tal tus padres?
—¿Ellos? Bien. La semana pasada estuvieron en Suiza —contestó—, ¿y los tuyos?
—Los míos están en Seattle. La última vez que hablé con ellos fue hace unos días.
—Dales saludos de mi parte —dijo riendo.
—Lo haré —me quedé callada.
—Liv —lo miré—, ¿Sigues sintiendo algo por Adam?
—Pues no.
No sé porque su mirada se iluminó.
—¿El sigue distante? —inquirí.
—Si —respondió, con una sonrisa triste—. Admito que me dolió que se alejara de mi.
No supe responder a eso. Y nisiquera sé porque el volvió a mirarme y yo solo me concentre en sus labios enrojecidos.
Tragué saliva. Había intentado no volver a pensar en la noche que nos besamos en esa fiesta que fuimos, para celebrar que había pasado mis exámenes finales.
Nisiquera sé quién de los dos fue, solo sé que luego de eso no paramos.
Solo llegamos a besarnos porque yo me separé luego de unos dos minutos de haber hecho eso. Luego de esa noche, le pedí que lo olvidaramos, por miedo a arruinar la amistad.
—Olivia —cerró los ojos un momento y se giró en el sofá, para mirarme mejor.
Yo por lo tanto, puse mi cabeza a un lado apoyándola en el cabecero del sofá.
—Dime —susurré.
—Sé que eso estuvo muy muy mal —comenzó a decir—, pero...
Volvió a hacer una pausa, obviamente no se atrevía a seguir. Quería escuchar que decía
—¿Pero?
—Me gustó ese beso —confesó—, amé ese beso y llevo queriendo repetirlo.
Despegué la cabeza del cabecero y entreabrí los labios.
Acababa de confesarlo, y no sé porque, me dieron una ganas fuertes de besarlo.
Así que no lo pensé dos veces y lo hice.
Bese su boca, el se quedó unos segundos paralizado, pero comenzó a seguirme el juego, otra vez.
Y en esa habitación, él y yo nos besamos.
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