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🐚Parte única🐚

—Deberíamos salir más—comenta mientras miraba el inmaculada techo blanco de la habitación de su compañero.

—...—El rubio miro con algo de confusión las palabras dichas por el pelirrojo, quien se encontraba desparramado en la cama ajena—Ya te lleve a las montañas, además no habrá buen clima para escalar.

—Si, pero, estaremos unos días de tranquilidad y calma, sin mucho que hacer, sin clases—Y lo mira con sus grandes ojos rojos.

—Eres un pesado—suspiró con fastidio, podría negarse y lo sabía, pero también sabía lo mucho que insistirá Kirishima si se niega—¿Donde y cuando?

—El lunes, ahí empieza los días libre, podríamos volver el miércoles en la mañana—Se sienta sobre la cama y piensa en un plan—Deberíamos invitar a...

—No—dice tajante, el otro lo mira con sorpresa—Con suerte te soporto a tí, no quiero estar soportando a más idiotas. Vamos los dos, no más. ¿A dónde?

—A la playa. Por lo general hay buen clima, mis abuelitos tienen una casita que usan en vacaciones, les pido permiso, está a sólo unas horas—empezó a apuntar como si se pudiese ver desde donde estaban.

—Salgamos el domingo en la tarde, llegaremos de noche, pero estamos el lunes en el lugar.

—Entonces ¿Aceptas?

—Es un trato.

Estuvo todo el sábado moviéndose de un lugar a otro en su habitación, Katsuki lo reto un par de veces, encargándose de que todo estuviese listo, incluso había hecho una lista, algo no muy propio de él, pero la emoción le podía, suspiró, se aseguró dos veces de tener todo, releyó la lista para que no faltase nada, volvió a llamar a su abuela para asegurarse del permiso y saber cómo se encontraba, una vez todo listo se acostó, mañana sería un día emocionante. Y la alarma no sonó, se despertó tarde y alterado, se dió una ducha como nunca antes, aunque si se encargó de que estuviese bien limpio, se limpio hasta detrás de las orejas, se lavo los dientes después de salir de la ducha, se vistió, desayuno rápido, se disculpó con Katsuki por la demora, él le dijo que dejara de ser tan idiota y que saldrían después de almuerzo, que era a las cuatro que salían, eso lo tranquilizó, un poco. Termino su desayuno y se volvió a lavar los dientes, se aseguró de tener todo, otra vez. Su cabello era un desastre, en su opinión, saco el gel de su bolso y se lo puso bien fijado para que ningún cabello saliese de su lugar, se aseguró de no tener ninguna raíz negra, tan solo faltaban tres horas para salir, se encontraba algo aburrido sin saber que hacer, se encargó de dejar cargado su celular, se dijo mentalmente que no dejase el cargador ni el celular, aunque no sería la primera vez que lo dejara abandonado.

Las tres horas se pasaron volando, salió corriendo de su habitación con su celular en mano, se tuvo que devolver porque se le había quedado el cargador y el bolso, volvió a darle una ojeada a todo antes de irse, cerró la puerta y se fue corriendo al ascensor, presionaba el botón con impaciencia, se encontró con Bakugou en el pasillo, eso lo calmo, Bakugou le dijo que no exagerada. Decidieron irse de inmediato a la parada de bus, uno salía a las 4:50, llegaron cuarenta minutos antes de la salida del bus, aprovecharon para comprar unos cuantos dulces para el viaje, en realidad Kirishima compro dulces y Bakugou compró picante, una vez el bus llegó no se demoraron en subirse, Katsuki se quedó con la ventana, por lo general cuando salían juntos Eijirou tomaba la ventana y se quedaba observando el paisaje, por eso le sorprendió un poco de que el rubio hubiese tomado la ventana, pero no dijo nada.

El camino era largo, por eso habían salido a tal hora, eran unas cinco horas de viaje, parte de la primera hora consistió en hablar de cosas simples del colegio, de la vida, pero sin real importancia en el momento, después Katsuki se colocó auriculares y no habló un tiempo, de vez en cuando sacaba un poco de su comida picante, se quedó viendo por la ventana, el reflejo de la luz del ambiente contra la de su rostro realzaba algunos de sus rasgos, o eso pensó Eijirou, suspiro para sus dentros, no podía tener eso en mente, no debía, optó por jugar con su celular, para la segunda hora colocaron una película, de las últimas de animación que había salido en el cine, el pelirrojo dejo el celular de lado para observar la película, recordó cuando viajaba donde sus abuelos, como ahora, pero cuando era pequeño, siempre vacacionaba con sus primos, y siempre que ponían una película por lo general infantil, se ponía a cantar las canciones con ellos, como aquellas ocasiones, cuando se acercaba una canción golpeaba el hombro del rubio y entonaba la letra de la canción, tales acciones no fueron muy apreciadas por Bakugou. A la cuarta hora la película se había acabado y empezaron los bostezos, Bakugou fue el primero en caer se acomodó en el hombro de Kirishima, cosa que lo puso tenso y ansioso, empezó hacerle cariño en la cabeza, acción que fue detenida por el otro, quien tomó su mano para sacarla de la cabeza rubio pero quedaron con las manos tomadas, no parecieron darle importancia, ambos se quedaron dormidos.

Las luces del bus se prendieron por completo, sus ojos poco a poco se abrieron, sintió el peso en su hombro derecho, no hizo falta voltear para saber, vio en la ventana como entraba al terminal de buses, se acomodó un poco, despertó a su compañía, quién hizo unas pequeñas explotaciones antes de despertar, y se estiró, habían dormido una hora y un poco más, todavía tenía algo de sueño, vio a su compañero y parecía tener igual o más sueño, ambos bostezaron al mismo tiempo, se levantaron y fueron por su bolso cada uno, una vez con bolso en mano y fuera del terminal Kirishima empezó a guiar el camino, cada cierto tiempo se desviaba por accidente.

—Vaya—soltó al aire Bakugou, Kirishima se volteo confundido, estaba el rubio con sus manos en el bolsillo con un rostro desinteresado.

—¿Qué?—preguntó confundido.

—Tu cabello de mierda puede parecer más de mierda—Eijirou llevo sus manos a su cabeza, el haber dormido le aplastó una parte del peinado—Y te pierdes mucho, he visto esa pared tres veces—Apuntó a una pared con un grafiti de una cosa que no lograba entender que era.

—Mi pelo lo arreglo en la casita. El grafiti puede ser una persona muy inspirada—Lo miro frunciendo el ceño—En cuanto al camino, tengo sueño y no voy hace tiempo—Trataba de hacer memoria para el camino correcto. Bakugou suspiro molesto.

Después de unas cuantas vueltas extras, llegaron a lo que parecía ser el camino correcto, habían unas cuantas casas pequeñas, unas un pocos más grandes, se podía escuchar el ruido de las olas quebrándose contra las rocas, los tranquilizó, a ambos, la brisa marina, las estrellas en su esplendor, de podía ver cada puntito en ese manto oscuro, Katsuki recordó la calma de las montañas, comprendió porque Kirishima lo había escogido como lugar y se detuvieron en lo que parecía ser su destino. Kirishima era un mentiroso, lo de casita era una vil mentira, era una casota, había tres pisos y un patio grande con terraza , la casa entera estaba hecha de madera oscura, una escalera para subir al primer, se podía ver algún balcón del segundo piso y el tercer piso en realidad era un ático o eso parecía.

—¿"Casita"?—cuestionó el rubio.

—Bueno, si—respondía con gracia mientras abría la puerta de entrada, el patio no tenía una reja ni nada, el lugar era seguro por lo general—Aquí vacaciono junto con mis primos a veces, creo que mi abuela la heredó de su padre-contó y abrió la puerta.

—Para ser vieja está cuidada—Pasó por el marco de la puerta y vio a su alrededor, una sala de estar grande con un sillón que daba a una ventana al lado de la puerta, se podía ver el mar, a su izquierda un ventanal corredizo que daba a la terraza, donde había cactus y poco de flores, un gato durmiendo sobre la mesa de afuera—Muy cuidada. ¿Como te dieron permiso?

—Esta casa es de arriendo durante el tiempo en el que mis abuelos no están. La cuida un amigo de ellos—Dejaron sus bolsos en el suelo y se acomodaron en el sillón—Me la dejaron gratis por, no se, ser su nieto, aunque como dije hace tiempo no voy, pero sigo siendo su regalón.

—¿Desde cuando no vas?—Se puso a observar los lugares del primer piso, el comedor, la cocina, era de bastante tamaño, también una larga biblioteca de madera muy oscura y llena de libros, la mayoría enciclopedias.

—Muchos años—Intentó hacer memoria, se quedó en silencio, se mordió un poco el labio antes de responder—Desde que mi padre, bueno, ehm, en fin—Se concentró en un punto en la pared—Solo pidieron que no dejará desordenado—Un pequeño silencio—Tengo hambre, iré a cocinar.

—¿Sabes cocinar?—No tenía mucha confianza de que su amigo cocinase.

—Bueno, es parte del negocio familiar—respondió mientras se adentraba a la cocina—Oh—Asomó su cabeza—No hay comida

—...—Vió la hora—No habrá nada abierto.

—No creo. Pero hemos estado peor. Cómo el campamento del año pasado cuando, ehm, bueno—No había sido el mejor ejemplo.

—No quiero hablar de eso—respondió tajante, Eijirou noto como su labio temblaba un poco.

—Yo tampoco.

La luz natural se coló por la ventana de la habitación principal, se le había olvidado cerrar bien la cortina la noche anterior, le dió la espalda a la ventana, vio la espalda de su amigo, quien dormía con tranquilidad, Eijirou se había mal acostumbrado a ver al rubio calmado, con el tiempo se dió cuenta que si bien era agresivo no lo era siempre y que varias veces estaba calmado viendo algo, o durmiendo, pero diría que cuando estamos con más tranquilidad, incluso más que cuando duerme, es cuando sube las montañas y llega a la cima, siempre sonríe mientras ve el horizonte, la primera vez Kirishima comento alguna estupidez interrumpiendo esa calma, rompiendo esa sonrisa natural, desde entonces cuando suben se queda callado cuando llegan al final. Se estiró un poco y escucho unas palabras del rubio, al parecer no estaba dormido, pero si relajado, habían dormido en la misma cama porque el resto de las camas estaban desarmada y habían que ponerle las mantas, las sábanas y todo, mientras que la gran cama principal ya estaba bien armada, estaban muy cansados para armar camas, o al menos esa fue la pobre excusa que dieron, o al menos eso quiere creer Eijirou. Su comida de la noche fueron unos cuantos dulces, con snacks picantes, y unos panes aplastados, ya se encargarían de comprar comida esa mañana.

Quería desayunar, pero eso implicaba levantarse, bañarse vestirse e ir a comprar, se quedó unos minutos recostado, conversando con su amigo, hasta que su estómago dolió y sonó, sintió algo de vergüenza, se levantó para darse una ducha, solo tomo una toalla y directo al baño. En menos de una hora los dos estaban listos para salir -Kirishima sufría porque se le había quedado el gel en casa- guardo la llave en el bolsillo de su pantalón y salieron. El sol había salido hace poco y recién se estaba aclarando, se podía sentir desde el patio el sonido de las olas y el olor del mar, había poca gente en el lugar, se notaba unas cuantas en la playa, y pocas en la calle, se detuvieron en un pequeño negocio en el cual Kirishima entro y Bakugou se quedo esperando afuera, compro un poco de pan, café y mantequilla, pago y se retiró. Cuando salió del local encontró al rubio viendo directo al mar con una pequeña sonrisa calmada, el brillo del amanecer remarcaba su rostro, eso pensó el pelirrojo, parecía estar en una burbuja, Katsuki se volteo y miro a Eijirou, emprendieron rumbo de vuelta a la casa.

Desayunaron tostadas con mantequilla y café, más amargo para Bakugou y más dulce para Kirishima, este último se encargó de cocinar mientras que el otro estaba con su celular y a veces echaba mirada o al horizonte o al cocinero de forma sutil, el pelirrojo tarareaba una canción inventada, se encargaba que el café fuese como el que le gusta a su compañero. Colocó un plato con pan tostado en la mesa frente al sillón después fue por ambas taza y se sentó en el sillón a beber la bebida caliente, hablaron de cosas simples, como la mayoría de sus conversaciones, terminaron su desayuno, Katsuki se encargo de lavar los trastes. Todavía era temprano, optaron por ir a la playa, apenas tocaron arena Kirishima se sacó con velocidad sus zapatos y corrió a la orilla del mar, Bakugou por su parte tomo los zapatos tirados y se sentó en la arena viendo a su amigo siendo el idiota de siempre. El agua estaba helada, sus pies pies se enfriaban, se dirigió hacia donde se encontraba su compañero, le ofreció entrenar, con una sonrisa algo macabra el rubio acepto.

Llevaban un par de horas entrenando, entre medio almorzaron un plato de curry de la mano de Katsuki, estaban cansados jadeando por el ejercicio, tirados sobre la arena viendo el oscurecido cielo, a pesar del cansancio estaban dispuestos a otra pelea más, el cielo empezó ha hacer ruido, y después una gota cayó sobre la mejilla derecha del pelirrojo, después una en el pie, tomo con rapidez sus zapatos y se fueron corriendo a la casa, por suerte no llegaron muy mojados, Kirishima se sacudió como perro mojado antes de entrar a la residencia, su cabello quedó algo esponjoso, cosa de la que se burló Bakugou.

Por la poca luz del ambiente la casa estaba oscurecida, encendió la luz de la habitación pero nada, suspiro molesto, un corte de luz. Fue a buscar las velas, estaban en el estante al lado de la cama principal, la cual estaba desarmada, la haría el miércoles antes de irse, dejo como nota mental, fue por su amigo y le pidió que encendiera las velas con su quirk, por poca la vela explota, más de lo que hizo, Kirishima busco con desesperación innecesaria por toda la casa los fósforos, al final estaban en la cocina, encendió una vela y la dejo en la mesa del sillón.

—No esperaba que lloviera, espero que mañana no llueva como hoy, sería terrible—Apretó sus propias mejillas desanimado por la situación.

—Tsk—chasqueo entre dientes—Ven—Le ofrecía un hueco entre sus piernas y el suelo, junto con un cepillo en mano.

Eijirou suspiro relajado mientras se acomodaba en el espacio que le habían dejado, Katsuki paso el cepillo con poca delicadeza, el pelirrojo le dolía un poco la cabeza por la fuerza aplicada pero se quedó en silencio disfrutando de la acción, era de las pocas veces que podía ver el afecto por parte de su amigo, cuando el cepillo cumplió su trabajo las manos del rubio siguieron ahí. Eijirou sentia su corazón golpear, solo cállate. Se quedó sintiendo cariños en la cabeza y como sus ojos se sentían pesados.

—Eijirou—Escucho la voz de su amigo, se volteo a ver, se encontró con su amigo sentado a su lado, en... arena, se escuchaba el sonido de las olas ¿En qué momento?—Eijirou—Se concentró en el rostro de su amigo, y como la luz roja del atardecer se reflejaba en sus facciones, junto sus manos, entrelazó sus dedos, pudo ver una pequeña sonrisa en la cara de Katsuki, tan sutil. Lo miraba como si no hubiese nada más hermoso en el mundo, porque era así, cada vez se acercaban más podía sentir su aliento, cerró los ojos centímetros antes del tacto—Cabellos de mierda—Sintió un pequeño golpe en su costilla izquierda, abrió los ojos y noto que estaba en la cabaña, estaba algo desorientado, se había quedado dormido sobre la pierna de su compañero y había babeado, cosa que no le gustó a Katsuki.

—Oh, ah, perdón. Me quedé...

—Lo note.

La lluvia se había detenido, era las altas horas de la noche pero estaba despejado, Kirishima con emoción salió de la puerta para ir a la playa corriendo, otra vez abandonando los zapatos a medio camino, la arena estaba húmeda, Kirishima se recostó en la arena sin importarle menos, haciendole gestos a su amigo para que se sentase a su lado, Bakugou no se sentaria sobre arena húmeda se sentó sobre el estómago de Eijirou, quien solo se quejó un poco del dolor pero lo dejo estar, desde su posición la estrellas se veían increíbles, sentía que si levantaba la manos las alcanzaría, pero parecía una misión imposible, lo era, como... Suspiro, no podía distraerse en cosas tan simples, el dolor y el amor nunca era simple. Hubiese querido que el momento fuese infinito.

—Es bonito—Katsuki miraba las olas y la noche cuando lo dijo—Todo esto—Miro por el rabillo a quien yacía en el suelo—Gracias—Parecia haber habido una especie de sonrojo. Kirishima sintió que su corazón se detuvo un segundo.

—Me gustas—Soltó, se dió cuenta que no había sido el mejor momento, tal vez si el escenario, en la playa, a solas con las estrellas a sus espaldas—Creo.

—¿Qué?—Miró a Kirishima, abría y cerraba la boca—Eijirou, tal vez te estás confundiendo—No parecía muy tranquilo, ninguno de los dos—Con todo lo que ha pasado.

—Si, eso creo.

Ese lunes se quedaron en la playa en silencio hasta unas horas más, ninguno dijo nada, Eijirou solo estaba confundido, quiso hacerce creer mientras se perdía en las estrellas, ambos parecían perdidos en ellas, y el tiempo voló sin palabras, no supo en que momento Katsuki se había quedado dormido, pero ahí estaba, dormido sobre él, Kirishima con cuidado lo tomo y lo llevo dentro de la cabaña, lo acostó en la gran cama, por un momento quiso acostarse a su lado, pero no sé sentiría cómodo, optó por tomar una manta y acostarse en el sillón, vio al mismo gato en la terraza de afuera le hizo un gesto antes de dormir. Despertó con el sonido de lluvia en su ventana y un gato encima suyo, no tenía ni idea como había entrado, pero lo dejo estar, era un mota de pelo de color dorado y ojos rojos, le recordaba un poco a Katsuki, intento acariciar al minino pero no pudo debido a que esté lo rasguño y se retiró por donde había entrado, el pelirrojo lo siguió con la mirada, recordó mucho a su amigo, hablando del rey de Roma, Bakugou se encontraba frente al sillón con una bandeja que tenía el desayuno, la dejo frente a la mesa y se sentó en el suelo a desayunar, comieron en silencio, desde esa confesión todo había sido silencioso.

—«Tal vez lo había arruinado»—pensó Kirishima—«Soy un idiota»—Se mordía los labios—«No volverá a hablar conmigo»«Debe estar molesto»

—No estoy...—No encontraba las palabras exactas—Esta bien, entre nosotros, no lo sé, solo he estado pensando.

—Oh, yo creí que...

—Te amargaste ¿Verdad?—Miraba a la ventana, la lluvia caía afuera—Eres un ridículo—Lo miro serio.

—Me gustas—Esta vez fue despacio y se escondió en sus rodillas.

—¡Ah!—gritó molestó—¿Sabes los horrible que es? No puedo simplemente rechazarte e ignorarte como a cada persona que me lo dice—suspiró fastidiado—Esas cosas no me interesan realmente. No quiero esto—Se levantó del suelo y se retiró de la sala.

Apenas se vieron durante esa mañana, Eijirou se quedó meditando mientras veía la lluvia caer, volvió a aparecer el gato, pero no sé acerco esa vez, Kirishima paseo por el ático, estaba polvoriento y se ensucio el cabello, había unas cuantas fotos de sus primos, de él, de su padre cuando pequeño, a veces lo extrañaba, varias veces, su padre había sido un hombre inspirador, sintió una lágrima caer en su mejilla derecha, siguió husmeando por el lugar, encontró libros viejos, juegos de mesa, adornos de navidad, comida en lata con dudosa procedencia, siguio en lugar, hasta que su estómago sonó, era hora del almuerzo, bajo con cuidado de no caerse y bajo a la cocina, se encontró con Bakugou, quien estaba frente a una olla, se miraron, parecían incómodos, Eijirou suspiró antes de decir:

—Dejémoslo como si nada—Se agacho un poco al pedir el favor—«Es lo mejor»

—Oh, vale—Su voz parecía desilucionada—Ahora veamos el almuerzo.

—Deja que encuentro el fuego—Se puso a buscar los fósforos con los que antes había hecho el desayuno.

—No te preocupes—Tomó un paño de cocina, se secó las manos, prendió la mecha, de su mano salió una pequeña chispa que prendió el fuego.

—¿Qué?¿Cómo?—Obsevaba con atención el fuego y después a su amigo.

—Hasta un idiota como tú podría entenderlo—respondió tosco, coloco la olla en el fuego y empezó a cocinar.

—¿Tu sudor especial solo es en tus manos o es en todo tu cuerpo?¿Qué era?¿Pólvora?¿Se puede sudar pólvora?¿Liquido de bombas?

—Nitroglicerina—Revolvio un poco el arroz, lo tapó y comenzó a cortar la carne.

—¡Como la del jabón!—Parecia un niño pequeño—Espera. Eso es la glicerina ¿Es lo mismo?¿Tienes la piel suave?—Se acerco por la espalda a su compañero y aplastó sus mejillas—¡Son como el trasero de un bebé! Son pompas de ja... Un momento—Cayó al suelo por el codazo que le dió el rubio.

—Vuelves a hacer eso y...¡Te entierro esto!¡Te cortaré en pedacitos tan pequeños!—Amenazó con el cuchillo en la mano, tenía un poco de sangre en el filo debido al jugo de carne.

—Ay—Se recostó en el suelo de la cocina—Debe ser genial tener un quirk tan llamativo—Activó su quirk en su mano derecha mientras la observaba en el aire—El mío es tan simple, algo tonto, tan poco u...

—De verdad que te golpeaste la cabeza—dijo sin desviar la vista del filete—Estás diciendo puras tonterías. Tu quirk no es tonto, tú lo eres.

—Katsu...—No termino el nombre de su amigo, algo dentro de él se había emocionado.

—Ahora vete, no te quiero escuchar con tus palabras lacrimógenas—Apuntó con el cuchillo hacia la puerta.

La forma que tenía Bakugou para hablar era directa, tosca y tan masculina, sabía que pocas veces mentía, con emoción en su corazón Kirishima se levantó del suelo, le sonrió a Katsuki -él solo rodó los ojos- y salio de la cocina. Se sentó en el sillón, y pensó, sentía que no podía seguir complicándose, que se estaba confundiendo, pero tampoco quería renunciar ni nada, tampoco quería pensar, mejor solo lo dejaba estar y disfrutar el momento, se levantó y paseo por la sala, buscando distracción, se concentró en la biblioteca y tomo un libro de empastado negro con las letras en dorado que decía biología marina, lo abrió en una hoja al azar y empezó a leer sentado en el sillón. Los pingüinos. Los pingüinos eran adorables, se dió cuenta que apenas sabía de esta especie, pero mientras más leía más adorable los encontraba, hasta saco una pequeña lágrima de emoción cuando leía, recordó entonces su peluche de pingüino que tuvo en algún momento de su vida.

—Los pingüinos son adorables—le dijo a Katsuki cuando esté llego con el almuerzo.

—¿Qué?

Debido a la lluvia se habían quedado todo el día anterior dentro de la casa, Kirishima hablo acerca de lo que había leído de los pingüinos, Bakugou solo escucho sin prestar mucho interés aparente, trataron de poner la vieja televisión que se encontraba en la sala, pero no resultó. Se quedaron la tarde y la noche conversando de todo, incluso cosas un poco más personales, leyeron, jugaron un juego de mesa que encontraron cubierto de polvo, ganó Kirishima todas las veces, jugaron hasta tarde y la lluvia no se detuvo. Era miércoles en la mañana, ambos se quejaron cuando sonó la alarma, el día estaba despejado iban a aprovechar sus horas que les quedaban, Kirishima se levantó e hizo el desayuno rápido, mientras Katsuki se duchaba, después de desayunar Eijirou se ducho y fueron a la playa, el día estaba despejado. Se adelantó y fue corriendo a la orilla del mar, mientras con una mano se sacaba los zapatos y los tiraba hacia atrás, ya los recogería después, pensó, el mar estaba helado y retorcedio un poco, noto las rocas que estaban en la orilla, se puso a buscar la roca más perfecto, si, los pingüinos eran adorables. Encontro la roca perfecta, corrió hacia Katsuki.

—Mira que interesante—Toma la mano del rubio y depósita un pedazo traslúcido de bordes redondeados—Para tí— Katsuki no pudo evitar pensar en los pingüinos ¿Eijirou lo había hecho a propósito? Miro mejor lo que tenía en la mano, oh.

—Kirishima—llamó, el pelirrojo vio con sus inocentes ojos rojos y una sonrisa infantil entre sus dientes, no tenía la capacidad de decirle—Gracias.

Se lo guardo en el bolsillo, no tenía la capacidad de decirle que no era una roca, que era un vidrio, probable de botella, que había sido lijado por el movimiento de las olas, pero para los ojos de Kirishima solo era una linda roca, en su corazón era la más bonita y especial, por eso se la había regalado a Bakugou. Sabía que no estaba confuso, no más. Para los ojos de Katsuki los pingüinos podían ser algo adorables, como lo había dicho su compañero, pero Eijirou lo era aún más, se dió cuenta de lo que pasaba.

—Eijirou—Lo llamo.

—¿Si?—Se dió vuelta y miro con atención.

—También me gustas.

Me costó mucho escribirlo y como siempre lo escribo a hora poco humanas, y lo entregue muy tarde espero que aún entre.

Esto es un fic para la revista Kiribaku, espero con ansias ver lo demás.

En serio lamento no publicar tan seguido mis historias, y todo eso. Gracias por el apoyo que me han dado.

Eso.

-Cambio y fuera

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