-No estés enojada conmigo, no me gusta que estemos así. Sólo hice esto para poder estar contigo y hacer las paces.

De alguna forma,  sus palabras me relajan tanto que cuando me encierra en sus brazos, no intento zafarme.

-¿Sabes? sigues gustándome mucho, cuando te enojas y frunces el ceño, cada vez que te veo reír, o babear por la comida que tienes enfrente o por un café, quisiera besarte en ese momento; pero te entiendo, eres feliz con las cosas como están y no quieres arriesgarte a que algo de este ecosistema se salga de balance, sí, sé que si tú eres feliz, yo también debería serlo, pero ¿te digo algo? creo que eres lo suficientemente madura, fuerte y objetiva para que en lo que depende de ti, no afectes a nadie ni a nada, por mi parte, ya sea que decidas darme una oportunidad o no, lo aceptaré y no cambiará en nada la situación con los demás. Lo único que en verdad me enfadó, fue que no me creyeras cuando te confesé que me gustas... claro, y también el hecho de que me mordieras el labio, ¡Por Dios, me mordiste!

No sé cuando comencé a abrazarlo, pero en ese último punto mi cuerpo se tensó nuevamente, lo miré y dije:

-No te creo- ¿por qué rayos soy así?

-¿Por qué no?-preguntó alzando la voz  desconcertado.

-Por que no soy del tipo de chicas que le gustan a los chicos

-Pero a mi me gustas, me encantas, ¿no lo entiendes?

-No es cierto-dije al momento que apartaba la vista de él, pero en un movimiento, tomó mi cara entre sus manos e hizo que le mirara a los ojos.

-Mírame bien, ¿crees que te miento? ¿crees que puedo mentirte de esa manera? vamos Dar, hemos pasado tantas cosas juntos, sé lo que has pasado y no voy a lastimarte ¿puedes confiar en mi?, como lo has hecho hasta ahora, ¿puedes confiarme tu corazón?

La verdad es que parecía muy sincero, parecía verdad o yo quería creer que era verdad, me acercó más a él al punto que sentíamos el aliento del otro, me miró a los ojos como si estuviera descubriendo un secreto, como si hubiera algo en ellos que no hubiera visto nunca y me besó; no opuse ninguna resistencia, él quería besarme y yo también a él.

¿Por qué no quería creerle? es un poco difícil de entender pues me adelante demasiado. Todo empezó donde inician casi todos los problemas del ser humano: Desde la niñez y en la familia.

Hola! Soy Darla, una chica como cualquier otra, con defectos y virtudes, con días buenos y malos; pero quiero compartirles las historias que mi corazón convirtió en melodía. Esta es una historia real, me pasó a mi, es una parte de mi vida que, desde el principio ha sido bastante complicada, quizá no es sobre otros mundos, espías o poderes mágicos, pero es mi vida.

Soy de una pequeña ciudad, con grandes sueños, algunos complejos y un corazón bastante traicionero, pero eso lo veremos después.

Crecí en un entorno familiar bastante, digamos raro, para empezar, fui un embarazo no deseado, mi madre sólo me tuvo por que en esa época estaba teniendo problemas, grandes problemas con mi padre y pensó, no sé por qué, que teniendo un hijo lo podría retener a su lado y aunque algún tiempo le funcionó, al cabo de algunos años, él termino por irse.

Desde chica fui muy regordeta y sin nada que me hiciera sobresalir de entre los demás aparte de mi peso, fui victima de bullying, y no sólo en la escuela, lo peor es que lo sufría  en casa también, mis padres, en el tiempo que estuvieron juntos, me ayudaron mucho a bajar mi autoestima. Frases como:

-"Hija: no eres bonita pero intenta ser inteligente, tal vez eso si se te dé".

Claro, como si las chicas lindas no pudieran ser inteligentes también, según ella solo podía ser lo uno o lo otro.

-"No llores por que se burlen de ti por estar gorda, sólo deja de tragar y ya", "Odio comprarte ropa, siempre eres un problema por que nada te queda" "por que no puedes ser normal, pareces ñoño en niña" "No hija, no puedes ser una princesa como las de las peliculas por que ellas son bonitas" "No sé a quién habrás salido tan fea, pero a mi lado de la familia no es, eso seguro"

Todo eso y más, viniendo de tus propios padres que, dicho sea de paso, son los que debieran cuidarte y protegerte, enseñarte a defenderte de los insultos o por lo menos hacerte ver que no necesitas ser una muñequita barbie para ser una persona genial, tener éxito o ¿por qué no? ser linda y estar a gusto conmigo misma, pero en este caso fue todo lo contrario y eso, a la larga, deja secuelas, huellas en la vida que aunque crezcas y entiendas que las cosas no son como te las inculcaron, hay una parte en algún lugar de tu subconsciente que te frena, que te paraliza y te llena de inseguridades, pues las personas que te debían amar, te causaron daño por no encajar en sus moldes de belleza o cumplir con sus expectativas. Mi padre nos dejo a mi madre y a mi solas cuando inicié la secundaria por lo que mi madre no dudo en dejarme con unos tíos para librarse de responsabilidades y hacer de su vida un papalote con cuanto hombre se le pasara por enfrente.

Cerca de mis 17 años, algo de todo aquel pasado, me hacía pensar que si no había tenido novio, ni siquiera algún prospecto, sería por que realmente había algo mal conmigo y aunque tenía grandes amigas con las cuales reía, salíamos, veíamos peliculas e incluso organizábamos pijamadas, siempre persistía la duda: ¿ habrá algo tan malo en mí que ningún chico se me acerca por ello?

Por aquel tiempo, sucedió que algunas escuelas se organizaron para hacer un concurso de canto, a mi siempre me había gustado cantar pero era demasiado tímida para mostrarme en público cantando, sólo mis amigas más cercanas me habían oído alguna vez, por lo que me animaron para participar y después de mucho pensarlo, me inscribí y el día del concurso me presenté, aunque por el miedo al principio entré mal en la canción y bueno, solo llegue a las eliminatorias y eso solo sirvió para afianzar aún más mis inseguridades.

Además de mis amigas, tenía un amigo llamado Daniel, si, un chico que había tenido la amabilidad de conocerme y que le cayera bien, por ello y por que teníamos muchas cosas en común, eramos mejores amigos, nos contábamos todo, nos ayudábamos con las tareas, jugábamos video juegos y basketball, hablábamos por horas al teléfono o criticábamos la serie de moda; hasta que un día empecé a escuchar algunos rumores de los compañeros de clase, que decían que Daniel y yo eramos más que amigos. A decir verdad, era bastante guapo, aunque yo no lo había visto de esa manera, era mi mejor amigo y nada más; aunque después de que mis propias amigas me señalaran algunas atenciones que tenía para conmigo, empecé a observar que durante las clases, no me quitaba los ojos de encima, excepto en ocasiones, al llegar al colegio, era la primera persona que él buscaba, e incluso algunas caricias en mi mejilla o besar un mechón de mi cabello no me habían parecido nada particular que un gesto cariñoso de mi amigo hasta ese instante. No podía creerlo pero la ilusión que crecía en mi indicaba lo que mis amigas ya habían concluido, yo le gustaba y ahora que lo había visto con otros ojos, no podía decir que no me gustara a mi también.

Pasaron los días y ahora, cada vez que lo veía o que platicaba con él, mi corazón se aceleraba y no podía evitar reírme por todo como una loca o sonreír con cara de boba.

Legó mi cumpleaños, era un día especial, pues al parecer por los rumores que habían llegado a mi, ese día, Daniel se iba a declarar, por lo que cuando él llegó a la escuela, mis amigas "muy discretamente" nos dejaron a solas. ¿El brillo en sus ojos era diferente ese día o era mi imaginación? Todo parecía hermoso para mi, comenzó felicitándome y dándome un abrazo para después decirme que quería contarme algo desde hacía unos días sin poderse decidir  pero que había llegado el momento, se veía un poco nervioso y mi corazón parecía que iba a estallar de emoción.

-Hay una chica que me gusta... me hace reír y compartimos muchos gustos, es como si nos conociéramos de siempre, no sé como decirle que lo que siento no es una simple amistad pero no quiero incomodarla y que afecte como nos llevamos.

Justo en esa última palabra sentí que el mundo rodaba en cámara lenta. Le dije que simplemente se lo dijera, que la chica en cuestión estaría feliz de escucharlo o que quizá ella lo sospechaba y sentía lo mismo por él, se acercó hacia mi, me abrazó de nuevo

-Estoy tan feliz de escucharte decir eso por que tu sabes bien quien es esa chica.

-Quién es?- dije con mi mejor cara de inocencia disimulando la sonrisa.

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Hola! Estoy muy emocionada de iniciar una nueva historia, como ven es un poco corto este capitulo pero es la introducción y la verdad es que quiero dejar un poco de suspenso en el aire...

Déjenme sus comentarios, ¿quién creen que será la chica que le gusta a Daniel?

¿Qué tal les parece hasta el momento Darla?

Muchas gracias por pasarse por aquí, subiré cada semana un nuevo capitulo, y estaré pendiente todos los días de contestar a sus comentarios. Besitos de gomita, bye!