5
Hoy siendo 10 no fue la gran cosa, aparte que tenia que quedarse a limpiar el aula de transformación por castigo de haberse escapado hacia afuera después del toque de queda, trajo su propia escoba, no quería tocar las demás del cuarto de aseo...
-maldita vieja gata- murmuro pasando la escoba por el piso.
-¿Qué dijo?-
-que esta vieja la tabla- palmeo un escritorio desgastado.
-espero que haya aprendido la lección, no vuelva a escaparse a altas horas de la noche-dio media vuelta hacia la salida.
-maldita seas-
-¿Qué dijo?-
-bendita seas subdirectora McGonagall- sonrió con angelical.
Hoy ha tenido esa mirada verde encima mas detenidamente en su nuca, y por obvias razones se mantuvo de espaldas, comiendo sus tostadas con el esfuerzo de no mirar hacia atrás. Blaise hizo sus preguntas de porque llego mojado, y por supuesto que le dijo que el lago necesitaba un abrazo y se lanzó a dárselo.
Ahora, la vieja gata se había llevado su varita para que limpiara a lo Muggle, pero hoy entrenaba el equipo de Slytherin en el campo, por supuesto que se volara de su castigo en 5 minutos.
-Malfoy-
Claro, si no fuera por Potter...
-Potter- saludo indiferente, siguiendo con la labor de barrar el piso.
Siguió barriendo, fingiendo que no le afectaba la presencia del león mayor en el mismo cuarto, en todos sus años ha desarrollado un sexto sentido para presentir presencia Potterescas, y que el moreno no se haya ido lo tiene tenso.
-haber, ¿Por qué demonios estas aun aquí? - le dio la cara, con su mirada tormenta esforzándose en mirarlo con molestia, cuando su corazón dictaba lo contrario.
-¿Dónde esta tu maldito nombre en el salón? Puedo ir donde se me dé la gana- respondió socarrón, sentándose en una mesa.
-eres...- gruño, retomando la tarea.
-¿genial? Ya lo sé-
-parece que hoy se te ha subido el maldito ego en la cabeza, largo antes que te barra contra el piso-
-ya quiero ver eso-
Su cerebro inmediatamente le encontró el doble sentido, y se pregunto si el de lentes estuvo consiente de decir eso y no por mero impulso.
-McGonagall teme que escapes de tu castigo, me ha pedido que te vigile-
-esa maldita vieja...-
-cuidado con lo que dices- le corto.
Las miradas que le dedicaba a sus muñecas no le fueron desapercibido, claro que acepto el encargo porque quería ver la marca de los mortifagos en su brazo, para saciarse de una vez que toda paranoica y persecución que le daba en estos días fuera acertada y no meras conjeturas.
Pobre niño que vivió...
El era el ultimo de sus problemas, había cosas peores moviéndose que él, pero le daba sus puntos a su instinto, el iba a tener que reparar un armario donde un pelotón de mortifagos entraría a Hogwarts y sus intentos de asesinato al director, no era una amenaza... por ahora.
Le daba ternura como fastidio esa inocencia, creyendo que estaba con ese bando por mero gusto, pues tenía muchos perjuicios en la cabeza, no todo Slytherin era malo, y los que lo eran no lo son por gusto. Odiaba como amaba profundamente a ese león suicida, la primera vez que se dio cuenta que estaba enamorando fue al verlo en esa camilla después de haber sobrevivido a un profesor demente con la cara del lord detrás de su cabeza, visitándolo a escondidas, poniéndole sus narcisos de mejórate en el florero y desvanecerse entre las sombras. Desde que lo vio en aquella tienda de túnicas se firmó en su destino que sería ese niño su perdición. El amor era un arma de doble filo, y el estaba recibiendo heridas constantemente, pero lo quiso así, no pudo ser su amigo, así fue que se convirtió en su rival, solo por un poco de atención y que no lo olvidara. Que irónica era la vida, ahora mismo quería que Harry Potter se olvidara de él.
-¿Qué harás en ese caso?- dejo de barrer, mirándolo.
-noquearte- meneo la varita en sus manos.
-noquearme...- se agacho al suelo, tomando el pequeño recogedor, barriendo el polvo y tierra, recogiéndolo en la pala.
-solo cumple con el castigo Malfoy- se quejó.
-a ti te iría de perlas ¿verdad? Sabes bien que hoy le toca a Slytherin entrenar, solo quieres asegurar que no me vuele hacia el campo, ¿Quién diría que me tuvieras miedo? -
-no te temeré nunca, esto te metiste tu solo-
-pues no me creo que McGonagall te haya elegido, porque ambos sabemos que sucede cuando estamos en un mismo sitio, esto es obra tuya, la pregunta es... ¿Por qué quieres vigilarme? ¿si no es por el entrenamiento, entonces porque es?- se volteo hacia él, curioso por la respuesta.
Miro el rostro afectado del pelinegro, bufo, ofendido de verdad que el Gryffindor lo creyera tan tonto para tragarse semejante mentira.
-hay algo que tramas Malfoy, y no se que es... pero seguro que no es nada bueno- confeso.
-¿y si de verdad tramo algo...que harías?- entrecerró los ojos intrigado por la respuesta.
-te detendría...con mis propias manos- acaricio su varita con los dedos.
-vaya...pensé que me acusarías con el vejete de los dulces-
-el sabrá que hacer cuando se lo diga-
-y mataste el momento... ¿Qué tu no piensas por ti mismo? Déjate de estupideces Potter, ¿crees que ese viejo estará todo el tiempo para ti? ¡reacciona!, tanto tu como yo sabemos que se acerca una guerra, no importa cuánto lo niegue los medios, y tu... si es que eres de verdad el puto salvador, debes utilizar por una maldita vez la cabeza y salir de las faldas del abuelo decrepito, si no puedes pensar por ti... ya estás muerto-
El silencio se hizo reinante, siguió barriendo el polvo, con el sudor perlando su frente y el corazón a mil.
-no solo es malo para todos, es tan bien malo para ti...-
El tono en que lo dijo le congelo en su sitio, preguntándose si esta sordo después de los gritos orgásmicos de Blaise en el cuarto de al lado o es un hecho que lo dijo así.
-¿ahora te preocupas por mí? Que conmovedor...- por mucho que quería decirle que también se preocupaba la mascara no le dejaba.
-¿algún día dejaras de ser un imbécil? Pues claro que me preocupo- la sinceridad le hizo marearse momentáneamente, un pequeño calor en su pecho fue agradable momentáneamente, pero la cruda vida real le trajo de vuelta, él era el último de quien debía preocuparse, era mejor que tuviera a sus amigos lame botas cerca por el futuro tan negro cercano. ¿le conmovió eso? Si, ¿quería decirle lo mismo? Absolutamente, pero no podía.
-¿y porque te preocupas por mi Potter? ¿tu no deseabas que me pudrieras en una celda en Azkaban? ¿al lado de mi padre con los dementores? Entre todas las personas de Hogwarts, ¿Por qué tu sentirías preocupación a alguien como yo? -
-eres un idiota, carbón, insensible, arrogante y engreído, y no por eso te deseo la muerte, pero si un puñetazo, ya no somos unos niños, es la vida real-
-Créeme Potter, tu solo ves la punta del iceberg, aun no sabes la cruda realidad-
-¿Qué significa eso?-
No respondió, sacudió los escritorios con un trapo viejo, aguatándose el ardor en los ojos.
Patético... soy patético
Como deseaba contarle lo que de verdad pasaba, como desea hacer lo correcto, ayudar a su causa, blandir varita contra su carcelero, salvar a su madre como el apuesto príncipe en su caballo, como deseaba caminar a su lado, así como también lo hacía Weasley y Granger.
Deseaba tantas cosas... pero nada era fácil.
No podía tenerlas, porque ya no se podía, ya no tenia escapatoria, estaba tan hundido casi igual que Crabbe, solo que no sentirá satisfacción en hacer su labor, si no una ganas de cortarse sus muñecas y no cegar una vida con su varita.
En temporadas de otoño su padre lo había llevado al bosque de galileo, como padre e hijo de cacería de un cornamenta, y reclamar su corona de hueso como premio. No fue con varitas, si no con arco y flecha, como lo hacían sus antepasados para demostrar ser hombres de clase. Era cuarto año, vacaciones de verano, en un punto del bosque su padre le pidió que separan por dos rastros del posible príncipe del bosque en diferentes direcciones. Camino un buen tramo, ansioso por disparar la flecha y enorgullecer a su padre. Después de un buen tramo pudo localizarlo, comiendo tranquilamente de las bayas de un arbusto medio, entre los árboles que le servían como ventaja topográfica. Silenciosamente saco una de sus flechas, con la punta negra bien afilada, tensando el arco, manteniendo la firmeza indicada de sus brazos, con la cola de la flecha acariciando sus mejillas pálidas. Por un breve momento sintió ser el orgullo de los Malfoy, hasta que La sonrisa de su padre desapareció en su mente, remplazado por un agonizante venado, que lo miraba asustado, con la flecha clavada en su vientre, la mancha de la sangre en sus dedos...
Entre mas pasaba tiempo mas dudaba, con el sentimiento de tristeza, culpabilidad y remordimiento inundándole. En esos ojos vio a un ser inocente, uno que nunca le ha hecho algo, uno que solo vive, sin hacerle daño a los demás. Su pecho bajaba y subía tan rápido, apretando sus dientes molestos, gruñendo en desesperación.
Bajo el arco, soltando la flecha al suelo, tirando sus cabellos platinados.
-no puedo hacerlo...-
No podía, no podía, no podía cegar la vida de ese venado, no podía matarlo, no quería ser un asesino, vomitaría si su padre llegaba a cazarlo y seria esa la cena.
Volvió a subir el arco con la flecha tensa, apuntando al venado de nuevo. Los brazos temblaban, y no era por epilepsia, no ayudo cuando el animal se dio cuenta de su presencia, con la curiosidad en sus ojos, acercándose hacia él.
-¡largo! ¡vete! ¡no te me acerques! - el corazón le latía a mas no poder, apuntándole a la yugular del cornamenta. No mas que lo tuvo en el enfrente y la cabeza comenzaba a punzar, con la decisión de enorgullecer a su padre o padecer la agonía de haberse convertido en un asesino de venados. No importaba la razón de matar, o si era un animal, una vida era una vida, y ese animal estaba vivo igual que él, y matar era matar, no importaba la razón que lo justificaba.
Patético...
-fuera- ahuyento al venado, con los ojos ardiéndole, lazándole ramas al venado, que dio media vuelta, corriendo veloz entre los arboles y perderlo de vista.
Fingió los siguientes días entusiasmo por salir de nuevo a cazar al cornamenta, no comió nada de origen animal que traía su padre, su madre se preocupo al verlo siempre levantado en la noche.
-me largo- tiro el trapo al suelo, tomando su escoba hacia la salida.
-¡oye! ¡no has terminado tu castigo! - grito siguiéndole.
-tengo un partido que ganar- se metió la escoba entre las piernas.
-no es una escoba voladora Malfoy, no escaparas con ella- se paro a su frente retador.
-¿Quién dijo que con esto escapare?- abrió la palma de su mano al frente de su rostro, soplando el puñado de polvo a su cara, cegándolo y ahogándolo.
Rio, esa sensación de romper las reglas era muy gratificante, viviría lo mas que pudiera antes de meterse en el mierdero que se vendrá encima pronto.
Para hacerlo mas divertido, en su imaginación creyó que montaba una escoba voladora, corriendo en sus dos piernas por el pasillo con escoba en mano.
-¡maldito seas Malfoy!- lanzo un desmaius sin éxito por la suciedad en sus lentes, siguiéndolo torpe.
No quedo decepcionado con el moreno, lo pudo seguir hasta la entrada de los vestidores, Blaise pregunto que carajos hacia corriendo con una escoba de limpieza entre las piernas, le llamo idiota y le ordeno que detuviera con los demás al rey león en la entrada, confiaba que el moreno tuviera algo de cabeza y se retirara al ver que estaba superado en número.
Apenas entro a los vestidores los demás guardaron silencio, mirándolo intensamente. Paso su mirada tormenta con la frialdad caracterizada de su fama, analizando cada miembro del equipo. No estaba mal, un golpeador era muy flacucho para el puesto, pero nada que no pudiera arreglar.
-denme un equipo, haremos comer mierda a los leones este partido o me tinto el pelo de verde-
-oye oye, no puedes venir así como así y exigirnos que te metemos porque se te dio la regalada gana- dijo Harper
-no les estoy preguntando soquetes, ¿quieren ganar? Yo los llevare a la victoria, conmigo ganamos muchas contra Ravenclaw y Hufflepuff que rompimos récord, menos contra Gryffindor, tu eres un inútil Holmes, es la cruda realidad, con Potter no podrías ni 5 minutos, denme un maldito uniforme ya, porque no se ustedes, pero siento que esta vez los pondremos literalmente de rodillas-
No eran vulgares leones que aplauden por discursos así, pero los asentimientos silenciosos le quedaron claro.
-¿Qué esperas? ¿Qué saquemos uno de la nada? - se acaricio el puente de la nariz el capitán.
-podríamos darle el de Neil Lament- sugirió una chica cazadora.
-¿ese vejestorio? No se ha usado desde el 40- negó Harper
-no me importa, el mío está en casa y no puedo ir por él, que el espíritu de no se quien mierda le haya pertenecido me de suerte-
-no sabes si te quedara siquiera, McGonagall lo tiene con llave en la vitrina de los trofeos de Slytherin-
-deja de llorar como marica, que aquí las quejas las hago yo, con unos hechizos y ya está. Me he volado de McGonagall y no lo hice por nada, así que denme protectores, un suéter y una escoba, practicaremos hoy lo que no haremos en el partido, ya vi a Weasley sentado en las gradas-
Obedecieron el mandato, preparándose para salir al campo.
-no te veía así de animado después de tanto, deben ser los espíritus chocarreros- murmuro el italiano.
-de seguro debe ser alguna mierda Gryffindor que me pico, pero me dejo de llamar Malfoy a permitir que gane Potter-
comenten
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro