Ya siendo de noche, en cambio de estar en sus aposentos, ha comenzado a caminar a orillas del lago negro, sintiendo las caricias de la brisa fría y remover de las ramas.

Su madre le ha enviado una carta, ni con alentadoras noticias ni con malas, pero esta enterada de su beso con el licántropo, preguntándole si tiene un yerno del que no esté enterada.

Hoy fue al termino de las clases a la sala de los menesteres, dándole unos toques al armario, no quería desgastarse, necesitaba máximas energías para el partido de pasado mañana, siendo hoy 9 de febrero.

No ha hablado con el equipo de Slytherin, pero la mirada de los cazadores le dio a entender que estaban a su disposición.

No había cosa que no se rumoreaba en la mesa Gryffindor que no fuera que el león alfa ha aceptado el trato del príncipe de las serpientes, con toda su casa involucrada.

El director antes de levantarse de su mesa con Pansy le hizo saber que se estaba divirtiendo, y por primera vez desde que llego le dedico una carcajada limpia, aun sabiendo que su misión desde un principio era matarlo.

Estaba muy afectado ahora, en su palma estaba escrito sus amistades leales, comenzando con Blaise, Pansy, Theo, Astoria y por último Goyle. Ya sabia porque no estaba Crabbe en su palma, le confirmo enseguida que ya estaba metido hasta el fondo, porque ha pedido permiso para irse con su padre, dejando a tras a su hermano, que miraba nostálgico el asiento vacío de su lado.

Esperaba que no terminara en tragedia la historia de esos dos.

Por otro lado, el no tener nombre en esa palma la da entender que se tenia que cuidar las espaldas.

Las aguas meneantes le tranquilizaban...

No sabia que hacer, no sabía a quién apoyar, no sabía a donde ir...

Repudiaba ahora mismo al Lord con todo su ser, pero el seria una mosca comparada con él. Aunque fuera loco, en el fondo de su corazón esperaba que el moreno con lentes ganara la guerra que estaba próxima sobre ellos, un mandato bajo Voldemort no será más que los tiempos mas oscuros que el mundo mágico sufrirá.

El no estaba destinado para ser protagonista, entendiéndolo tarde, con su afán de llamar la atención y admiración, no se dio cuenta cuando ya tenia la marca oscura en su brazo.

¿hubiera cambiado algo si no se hubiera comportado tan mal aquel primero año en ese vagón? Podía ser...

Estrechar su mano, sintiendo su corazón enloquecer de felicidad pura, con una sonrisa autentica que odio y retadora a su persona.

Ya era tarde...

Ese juego de molestarlo para llamar su atención se acabó, había que crecer, y por supuesto elegir bandos, y temía lo que haría el suyo.

¿amor? Ya no seria algo en su vida, y menos con lo que estaba por hacer.

La mirada de odio le dolería tanto, cuando anhelaba una siquiera de amistad.

Una lechuza comenzó a silbar desde lo alto del cielo, miro incrédulo como decencia hacia él, enterándose que tenía un mensaje. Estiro el brazo para su aterrizaje, siseando un poco ante las garras que rasguñaron su brazo levemente. Era una lechuza de montaña, común entre los estudiantes, con una carta en su pata, mirándolo penetrante con sus ojos amarillos.

Entre sus amistades sangre pura ninguno tenía una lechuza tan ordinaria, menos los mortifagos.

Quito el sobre de la pata de la lechuza, que inmediatamente emprendió vuelo al cielo, perdiéndose entre la lejanía del cielo nocturno.

Le hizo sus respectivas revisiones que no sea una trampa. Asegurándose que no tenía algún hechizo de magia negra la abrió.

Disculpas aceptadas.

-Katie.

No pensó enserio que le haya enviado un mensaje, sabiendo que casi la había matado, con una orquídea blanca en la carta, las misma del ramillete que le envió. Obvio que nunca dio a conocer su identidad, pero entre aves se cuentan sus secretos.

Fue como un peso menos encima de su espalda, sabiendo que ella estaba bien y lo perdonaba.

Ha cometido muchos pecados, pocos que se ha disculpado, como de Colin Creevey, el día que su tía mato a un pobre niño de cabello castaño rojizo, tan joven como era el hermanito menor de Theo, gritando de agonía en los bajos de su mansión. La cara de terror la vio otra vez cuando se topo con ese Gryffindor en un pasillo, le dio nauseas enseguida, vomitando en el baño de chicos mas cercano, por supuesto casualmente era de Myrtle, preguntándole sus pesares. La chica estaba muerta ¿se llevaría sus secretos a la tumba? Mejor dejaba de contar chistes en su cabeza. Los fantasmas eran buenos oyentes, sintió leve refresco al contar sus pesares, cuidando un poco de la información que daba, no sabia si el director tenia poder sobre los espectros. Los jueves eran ideales para visitarla, los prefectos a cargo era Slytherin, no había miedo en caminar por los pasillos solitarios, buscando compañía que sepa escuchar. Le pregunto cómo se sentía morir, porque ha considerado muchas veces que luciría muy bonitos los ríos de sangre en sus muñecas, pero ¿quién cuidaría a su madre? Eso seria muy cobarde. Volviendo al punto, choco casual hombros con el niño, casi le hacia caer su preciada cámara, pasándole un papel en su bolsillo discreto y seguir por el pasillo como si nada.

Perdón.

Si, una simple palabra escrita en su fina caligrafía, ese infante siempre era una de sus victimas por ser fan de Potter, pero ha visto cosas, sabía que el moriría o ese niño lo haría, si el sería el asesinado al menos no dejara penas sobre la tierra, pero eso seria algo imposible, sabiendo el daño a tan gran numero de personas en todos esos años, ¿si llegara a convertirse en fantasma tendría que compartir baño con Myrtle? Esa idea sería la última que consideraría, prefería vagar con el Baron Sanguinario, los gritos de ella le darían nervios, tal vez la dama gris seria buena compañía, tal vez podría convertirse en un fantasma oficial de su casa.

¿Qué mierda era eso?

Entre las lejanías vio algo azul zambullirse en las aguas heladas del lago negro, pensó que sería algún bicho raro y le daba asco, quiso dar media vuelta, pero la curiosidad del gato volvió a darle, echándole otra mirada a eso que se removía en el lago.

Era una maldita persona...

No sabia que virosis estaba dando por Hogwarts, pero sus años en el colegio le pegaron la idiotez de los leones, corriendo hacia aquella persona que se estaba ahogando. Se deshizo de su capa y zapatos, ante todo debía quitarse lo caro que podía arruinar con el agua, zambulléndose en un clavado al agua, nadando con agilidad al que pataleaba.

-¡¿Lunática?!- grito en reconocer el cabello rubio y ojos azules desenfocados de la Ravenclaw.

La tomo de hombros, pataleando a la orilla, arrastrando a la estudiante que se dejo llevar por el rubio hacia aguas más llanas.

Apenas piso arena tocia el agua que había entrado en sus pulmones, con toda la ropa pegada por el agua a su cuerpo, tan helada que el albino lo sintió como cuchillas en su piel, aun estando en primavera era muy pronto para bañarse en esas aguas siendo de noche.

-¡¿Qué mierda tienes en la puta cabeza?! ¡¿te volviste mas loca de lo que ya estás?!- le grito tan pronto encontró el aliento.

-bueno es que...-

-es que nada mis huevos, ¡¿Qué maldito problema tienes?! ¡estas apunto de ahogarte!, ¡que asco! ¡me he manchado mi suéter nuevo! - gruño al ver su suéter carísimo importado de Moscú arruinado por el agua y tierra.

-soy sonámbula Draco, siempre me despierto en un lugar lejos de mi dormitorio, aunque esto es nuevo... normalmente despierto en la lechuceria- se tomó del mentón pensativa.

-estas loca...- lo vio no creyéndose lo tranquila que estaba a pesar que iba a morir.

Esa niña la asignaron a Ravenclaw por pura compasión, no hay otra forma...

-gracias Draco-

-no he permitido que me llames por mi nombre traidora de la sangre, a la próxima si dejo que mueras- refunfuño, escurriendo el agua de su suéter beige, incomodo por la sensación de sus pies mojados en sus zapatos de charol.

-pero es involuntario- un puchero le seria divertido si no fuera por el agua helándole.

-¡involuntario seria hechizarte y volver a dejarte en el agua ahora mismo!, ¡encadénate a la puta cama! ¡espósate! -

-oh, pero estoy segura que volvería a sacarme, no eres tan malo como todos creen, eres un gatito por dentro- se levanto como si no le afectara el frio, sacudiéndose las ropas a pesar que en realidad estaban mojadas.

La venita en su frente salió, conteniéndose en maldecir a la rubia por decirle semejante ridiculez.

Dio media vuelta elegante, con paso veloz hacia el castillo, murmurando maldiciones contra la rubia que lo veía alejarse con la cabeza ladeada.

-¡que se mueran todos!-

-¡señor Malfoy! ¡¿Qué fue lo que dijo?!- grito escandalizada la animaga desde la entrada del castillo.

-¡benditos sean todos! ¡los amo! -

-¡¿Qué hace fuera de la cama?!-

-vieja metiche- murmuro cuando paso a su lado.

-¡¿Qué dijo?!-

-que tengo gripe- camino apresurado a las mazmorras.

-¡espérese ahí! ¡está en problemas! ¡no me ignore! ¡señor Malfoy! - los gritos desde la lejanía le hicieron pensar al retrato de la dama gorda que ya vino el borrador por ella, echándose la bendición.