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Intensidad


Capítulo 2 – Intensidad

13 de Mayo del 2011

Los días pasaron rápido, ya es viernes, lo que quiere decir que según Erin hoy debemos festejar mi cumpleaños, el miércoles luego del instituto, mis padres hicieron una video llamada durante más de una hora, en la cual me felicitaron por mi cumpleaños, nos contaron como estaban siendo los días ahí y nos comunicaron que era muy probable que mi padre cerrara ese trato. Luego de eso vinieron las preguntas de mis amigas y se les sumó Amaia, sobre la salida con Albert.

Cuando les dije que me había pedido ser "su chica", ellas prácticamente enloquecieron, aunque Erin primero me dio un golpe en la cabeza, alegando que yo realmente estaba loca como para aceptar, pero también me hizo saber que le alegraba ya que sería su cuñada y porque ella aprobaba mi ahora "intento de relación" con su hermano.

Veo la hora en el reloj de pared, aún son las nueve de la noche, yo ya estoy lista, me coloqué un vestido color bordó que según Finn resalta mis curvas y me hacen más femenina y el cual por cierto me obsequió, aunque debo admitir que su comentario me tomó por sorpresa, hasta me pareció que él estaba más entusiasmado por ir de compras que yo cosa a la que la chica que se encontraba en la caja no le dio importancia y simplemente lo miró detenidamente mientras él al darse cuenta le dedicó un guiño y un beso al salir, los combiné con unos esplendidos tacones negros, que son de mi hermana, pero ella dice que quedan de maravilla con mi atuendo, planché solo un poco mi cabello, dejándolo ondulado en las puntas, coloque un labial rojo y solo un poco de delineador y rímel, de tal manera que las motas amarillas de mis verdes ojos resaltan de una manera increíble, aunque si la luz no me da directamente en la cara, fácilmente creerán que tengo ojos color café, o de cualquier otro color ya que por lo general varían según sea el color de ropa que llevo puesta, "se camuflan" como mi madre dice.

Decido mirar un poco de televisión mientras espero que sea hora de irme, aunque en realidad no le presto mucha atención porque es realmente divertido intercambiar mensajes con Albert.

Albert<3: "Lo digo en serio, cambié el nombre de tu contacto"

"Ahora dice "Mi Ojitos""

Yo: "Ver para creer mi querido Albert"

"Ver para creer"

Albert<3: "Puedo mostrártelo si quieres"

Yo: "¿Quién me asegura a mí que lo tienes así, y no que lo cambias cinco segundos antes de mostrármelo?"

Albert<3: "Nick y Ertonta pueden asegurártelo"

"Antes eras solo "Vito", ahora eres "Mi Ojitos"".

Yo: "Eso es taaaaaaaan cursi jajaja"

Albert<3: "Te encanta lo cursi"

Yo: "Ni te imaginas cuanto"

"(nótese el sarcasmo)"

Albert<3: "Que lástima, porque a mí me encantas toda tu"

Yo definitivamente no puedo dejar de sonreír con ese mensaje, lo dice con tanta naturalidad que me abruma, por lo que decido aprovechar la pasada libre y son mi autoestima y ego los que contestan, no yo.

Yo: "Lo sé, es que soy tan genial que hasta a mí me encanto toda yo"

"JAJAJAJAJA"

Envío esos mensajes, luego escucho el timbre sonar, esas definitivamente deben ser mis amigas, primero iremos a cenar las tres, en un restaurante caro que es de los tíos de Erin, y que sus padres pagaron para nosotras, luego daremos una vuelta e iremos a un reservado en una discoteca, donde nos encontraremos con algunos compañeros del instituto, mis hermanos, Albert, el cual llevará a sus amigos, y unos primos.

Mis hermanos cubrirán todo el gasto de esta noche en la discoteca, a pedido de mis padres, como medio regalo de cumpleaños, ya que aseguran van a darme un buen regalo al llegar, y aunque me negué por completo ellos me ignoraron, como cada vez que les digo que no quiero regalos.

Abro la puerta al tiempo que me giro para tomar mi bolso y abrigo que están en un mini closet al lado de la puerta principal, pero soy empujada hacia adentro y suelto un grito ahogado al tiempo que mis labios son cubiertos por unos desconocidos, que no son tan desconocidos, son los de Albert, es un beso tierno por lo que no me cuesta seguirle el ritmo, deposita sus manos en mi cintura acercándome más a él.

-Vaya susto el que me diste- digo con mis manos aún en su cabello dándole un corto beso.

-No me pareció eso mientras nos besábamos- replica con un gran sonrisa de niño que acaba de hacer una travesura.

-Pero, ¿Qué haces aquí?- estoy algo confundida- se supone que estabas en casa de tus abuelos, no aquí.

-Estaba, tú lo dijiste, pero entonces me dije "oye genio, ¿por qué no vas y pasas tiempo de calidad con tu chica en vez de enviarle tantos mensajes?" y aquí me tienes- responde encogiéndose se hombros.

-Entonces aprovechemos esa gran idea- tomo la iniciativa del beso, y no soy tierna, el espacio es muy reducido, estamos muy pegados y mis hormonas no hacen más que alterarse con cada segundo que pasa.

Siento su mano ir muy al sur de mi cintura, mientras yo meto mis manos por debajo de su camisa, entonces todo se vuelve muy caliente, él me empuja contra la pared, y me levanta, haciendo que mis piernas se entrelacen en sus caderas a medida que va dejando besos húmedos por mi cuello. La posición hace que mi feminidad roce directamente con una creciente erección.

-Podría para ahora mismo si tú quieres- dice con la respiración entrecortada mirándome directamente a los ojos.

-¿Por qué yo querría eso?- noto como sus pupilas se dilatan volviendo sus ojos un poco más oscuros.

Mete la mano en su bolsillo y toma un paquetito plateado, que rompe con los dientes, desabrocha su pantalón, bajando junto con el su bóxer, haciendo que su ahora ya definitiva erección roce con mi entrada, coloca rápidamente la protección y mientras me besa de una manera tierna a medida que entra en mí.

Es algo bueno que decidiera usar este bello vestido, de lo contrario, este momento estaría siendo un tanto incomodo, sus movimientos son lentos, como si quisiera enloquecerme, una de sus manos abandona mi trasero y se adentra por el escote de la espalda para posarse en mi seno y darle la atención que estos necesitan, haciendo que sea inevitable soltar un gemido.

-Te quiero- murmura bajito en mi oreja, en medio de un jadeo, como si no se decidiera a decírmelo o no, y eso me toma por sorpresa, él nunca lo dijo por lo tanto tampoco yo, no es que creyera que no me quería, solo que nunca imaginé que fuera de ese modo, digo creí que solo era su pasatiempo, incluso ahora. Cuando estoy por contestarle, él me besa de una manera tierna, disminuyendo nuevamente sus embestidas, y jugando con mi cordura. Es cuestión de unos minutos más llegar al orgasmo, luego es su turno.

Siento mi cuerpo un poco débil, puesto que ha sido algo bueno, nos quedamos en esa posición por un largo rato sin hacer nada, solo abrazándonos, hasta que nuestras respiraciones se normalizan.

Finjo no haberlo escuchado decir que me quiere, aunque eso tiene a mi corazón volviéndose loco, y mi pecho hinchándose de emoción. Me deposita en el suelo y me da un suave beso, arreglo mi vestido mientras él sube el cierre de su pantalón, para luego hacer un nudo al condón que utilizamos y tirarlo a un cesto de basura ubicado en una de las esquinas, en momentos como estos es cuando agradezco tener una madre adicta a la limpieza que pone cestos en todos los rincones de la casa.

-Mm, si como que ahora hueles a sexo-me olfatea como si fuera un perrito haciéndome reír- y a mí- dice escondiendo su rostro en el hueco de mi cuello, y depositando un beso ahí.

-Mi perfume está impregnado en tu camisa- río- creo que debería ir al baño y limpiarme un poco- él asiente con la cabeza.

Salimos del cuarto, él viene detrás de mí, tomándome por la cintura, cantando una canción, que no reconozco, al oído pero que dice algo de buen sexo con una chica caliente.

-Bueno, creí que estaba volviéndome loca por haber escuchado un par de jadeos y gemidos en ese cuartito cuando llegue- Amaia está cruzada de brazos en medio del pasillo- ya quiten esas caras de susto, imagino que no debo darles la "charla", ¿cierto?- pregunta haciendo comillas en la palabra charla.

-Hola Amaia, ¿jadeos y gemidos? Creo que escuchaste mal- y ese es Albert fingiendo demencia ante mi hermana, quien claramente nos descubrió.

-Si claro, tengo unos varios años más que tu jovencito-lo señala con el dedo con una expresión seria, pero luego ríe mientras se acerca a nosotros para darnos un beso- si como que definitivamente la pasaron bien, están todos sudados y oliendo a sexo, deberían darse una ducha antes de irse.

-Ya cállate- siento mis mejillas arder- sí que imaginas cosas- ella solo ríe.

-Creo que deberíamos hacerle caso, aun tienes unos minutos hasta que las chicas vengan, hablé con ellas mientras venía en camino y cedieron a darnos un poco de tiempo- comunica, mientras toma mi mano y nos guía escaleras arriba hasta mi habitación.

Si mis padres vieran como Albert sabe a la perfección donde queda mi habitación, ellos podrían simplemente morirse, no es que crean que soy una inocente niña, es solo que no saben la parte donde él y yo hemos pasado unos buenos momentos, esperando que sea el horario de las prácticas.

Decido darme una ducha rápida, por lo que antes de entrar recojo un poco mi cabello, para no mojarlo, y tener que volver a peinarlo de nuevo.

-Siempre podría tomar una ducha contigo.

-Esa es una buena oferta, solo que tú y yo sabemos que eso sería un desastre y no terminaría nunca.

-Un buen desastre- afirma sonriendo con picardía.

No sería la primera vez que tomaríamos una ducha juntos, a decir verdad hay muchas cosas que hicimos, de las cuales solo sabemos los dos.

No me toma más de 5 minutos salir de la ducha, es algo bueno, que cuando mis padres compraron la casa, le hicieran algunas modificaciones, como transformar uno de los cuartos extras en un baño compartido entre mi habitación y la de Amaia, ya que eso facilita las cosas, y no debo llevar lo que voy a ponerme al baño, porque salgo directamente a mi habitación.

Dejo la toalla en el cesto de la ropa usada, y salgo sin nada que cubra mi cuerpo, Albert está riendo por algo en su móvil, pero de inmediato deja de hacerlo cuando me ve, no es que tenga un cuerpo de muerte, si tengo un poco de curvas, pero nada de pechos grandes, ni de gran trasero, todo en mi es normal.

-Desde que entraste a la ducha estuve diciéndome "No Albert, no debes entrar con ella, tienes que ser un buen chico", pero vas y sales así, en serio no me lo estás poniendo nada fácil- anuncia, y luego pasa saliva, sus pupilas están un tanto dilatadas, y su pantalón de jean claro no hace nada por ocultar su erección.

-Oh vamos, no me mires como si nunca antes me hubieses visto desnuda- reclamo cubriéndome un poco con mis manos, sabiendo que de seguro ya estoy toda roja por vergüenza.

-No lo hagas- lo miro sin entender- no te cubras- dice mientras se sienta a la orilla de la cama y me toma del brazo para acercarme- siempre es bueno verte así, me demuestra que al menos algo hice bien y que no te avergüenza mostrarte conmigo.


Voy a contestar pero entonces escucho la bocina del auto de Linda, por lo que corro a cambiarme, me decido por una falda amplia color negra que llega hasta por debajo del muslo, un top color verde acqua, que según Albert, y cito sus palabras "hace que tus tetas se vean esplendidas, perdón tus ojos" no pude evitar reír con eso, retoque un poco mi labial, me despedí de él con un beso y le dije que se quedara el tiempo que quisiera, que se sintiera como en su casa, lo cual creo que se lo tomo en serio, porque se sacó las zapatillas y se recostó en mi cama.

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Algunos rayos de sol atraviesan por mi ventana, dándome de pleno en la cara, me remuevo, pero siento que simplemente mi cabeza podría explotar como un globo cuando lo picas con un alfiler. No sé qué hora era cuando la prima Anna, siendo la conductora designada, nos trajo a casa.

-Ya quédate quieta niña, vas a hacer que mi cabeza explote- sí, esa es Erin quejándose cuando me giro.

-¿Qué haces aquí?

-Larga historia, luego te cuento, ahora déjame dormir.

-Nada de luego, te vi irte con Nick, cuéntamelo todo- empiezo a picarle la cara con mi dedo, porque ella empieza a ignorarme.

-Prometo contarte todo lo que quieras, lo juro, pero solo déjame dormir un poco más- suplica haciendo lo que pretende que sea un tierno puchero.

-Está bien- respondo riendo. Me dirijo al baño y tomo una ducha, porque estoy segura que un vagabundo huele mejor que yo.

24 de Mayo de 2011

La llegada de una nueva estudiante a mi instituto no es algo nuevo, siempre hay "un nuevo", mi problema, es que en este caso es "una nueva estudiante" y definitivamente tiene a todos babeando. Es como si la belleza, el cuerpo de muerte, la delicadeza, la perfección y los buenos genes hubiesen hecho una orgía de la que nació esta chica. Esto nos tiene a todas un poco molestas, bueno está bien voy a admitirlo, nos tiene súper celosas de que ella este recibiendo tanta atención junta.

-Tu simplemente podrías ir y babearle encima.

- Oh por Dios, ¿esos son tus celos hablando?

-No estoy celosa, solo me molesta que la mires tanto, como mínimo espera a que no esté yo o por lo menos hazlo sin que me dé cuenta- es lo que digo mientras sigo mi camino soltando la mano de Albert, y sin mirarlo paso por su lado, a lo lejos escucho su carcajada.

Compro mi almuerzo y me dirijo a la mesa de siempre, donde Erin, Linda, Nick, Kong y otros amigos más nos esperan, me siento y me dispongo a comer.

-¿Por qué Vito está ignorando a mi buen amigo Albert?- es Nick quien pregunta.

-Porque miré un poco de más a la chica nueva-admite.

-¿Solo un poco?- pregunto- eres el descaro en persona Albert Traynor.

-Ya tranquila fiera salvaje, deja al hombre mirar un poco- Kong me pica la nariz, y gruño como si fuera realmente un animal salvaje, él ríe, sé que es algo ridículo lo que estoy haciendo, pero también sé que son mis celos, porque ella es tan bella, que si a mí me gustaran las mujeres estaría haciendo cualquier cosa por llamar su atención.

-La condenada está bien sexy.

-Si- admito en un siseo-, acompáñame- tomo a una desconcertada Erin del brazo y tirando de ella en dirección a la chica nueva.

-¿Acaso te vol...

-Hola- interrumpo a mi amiga- mi nombre es Vitoria, ella es Erin, y esos de allí-señalo nuestra mesa- son nuestros amigos, ¿Cómo te llamas?

-Vaya, sí que tu grupo de amigos es grande- dice soltando un silbido- soy Desirée, es un placer- dice tendiendo su mano para estrecharla con la mía.

-Nos preguntábamos, en realidad solo yo me preguntaba si quieres acompañarnos en el almuerzo- le sonrío- digo, veo que solo les falta pelear como cavernícolas por un trozo de carne para llamar tu atención.

-Si me siento como si fuera carne fresca en una jaula de leones, así que si acepto tu invitación, y espero eso no moleste a tus amigos- señala con la cabeza a Erin que frunce el ceño como si fuera la peor decisión del mundo.

-Ya niña, vas a arrugarte a los 17 años donde sigas frunciendo el ceño de esa manera- la codeo, y solo suspira con frustración mientras nos dirigimos a la mesa.

Luego de las presentaciones, viene la ronda de preguntas como era de esperarse, resulta que está aquí porque es una especie de chica mala o simplemente estuvo en el lugar equivocado, el día equivocado y la hora equivocada.

-Tu nombre es algo peculiar, no digo que sea feo, es solo que no vas por las calles escuchando a la gente llamarse Desirée, ¿tiene algún significado o es de algún otro país?- cuestiono

-Si, como que no es muy común, mis padres son latinos, pero se conocieron en Francia, mi madre se había ganado una beca para estudiar una maestría en Arte, y mi padre fue de vacaciones con un grupo de amigos, allí se conocieron pero cuando el verano terminó también lo hizo su pequeño amorío, después de un tiempo mi padre volvió pero esta vez era para quedarse, se enamoraron y algunos años después se casaron- escucho a varias suspirar-. Mi madre tenía problemas para embarazarse, perdió alrededor de 5 embarazos, y luego por fin llegué yo, mi nombre es de origen latino, pero en francés significa "la deseada"- todos estamos muy atentos a lo que ella dice.

-Esa es una historia muy linda para contar- dice Marcella, la novia de Kong.

-Gracias- se limita a contestar- pero bien, ahora yo quiero saber sobre ustedes, estoy harta de haberme pasado toda la mañana contestando las mismas preguntas.

Entrecierra un poco sus ojos, y empieza a evaluarnos, como si nos escaneara para saber a quién preguntar.

-Tu- señala con la cabeza a Albert- cariño sentía tus ojos en mi desde que pusiste un pie en esta cafetería, y ni si quiere el hecho de llevar a semejante bombón de la mano te hacia quitarme los ojos, sí que eres imbécil- le da un golpe en la cabeza, entonces decido que ella definitivamente me cae bien y que no hay ningún peligro, así que choco mi puño con ella, para demostrar que estoy totalmente de acuerdo.

-Es que tú eres malditamente caliente- dice Edgar un amigo de Albert.

-Y también malditamente lesbiana- contesta ella sonriendo y todos, tanto hombres como mujeres, jadeamos- no se lo esperaban, ¿cierto?- ríe a carcajadas- deberían ver sus rostros.

-Eso sí que no me lo esperaba, y mi querida amiga Vitoria por poco y mata a Albert de lo celosa que estaba- me delata Linda.

-Eres una maldita perra sin sentimientos, ¿así te haces llamar amiga?- la acuso totalmente roja de vergüenza porque ella me delato y solo se encoje de hombros, digo todos lo sabían menos Desirée y no era necesario que lo supiera.

-Peeeeero, creo que el que tendría que estar realmente celoso eres tu cariño, ella simplemente es hermosa- me guiña un ojo y Albert pasa un brazo por mis hombros pegándome más a él.

-Es "MI NOVIA"-dice en un tono muy posesivo- no vas a quitármela.

"Novia", esa palabra resuena en mi mente, digo no es que yo no quiera ser su novia, pero él nunca me lo pidió, además fue él mismo quien dijo que no quería algo tan serio porque siempre terminaba cagándola, así que eso me tiene un tanto distraída de la conversación que mantienen a mi alrededor, sé que debo parecer una rarita mirando fijamente a un punto indefinido de la cafetería y dándole vueltas a la comida.

-¿Qué sucede Ojitos?- susurra él en mi odio, de manera tal que solo yo lo escucho.

-Nada, solo que olvidé enviar un correo de rechazo a una beca que me otorgó una universidad para básquet, ya sabes, quiero aplicar para el área contable- digo y en parte es cierto, pero también lo hago porque no quiero parecer desesperada reclamando sobre "no ser novios".

-¿Si sabes que aún nos quedan algunos meses para graduarnos, lo que quiere decir que tienes tempo un para tomar realmente tus decisiones, y que estamos en último año lo que significa que hay que divertirse?- cuestiona, nuestros rostros están tan cerca, que cuando asiento nuestras narices rozan, entonces él acorta ese pequeño espacio y me besa, es un beso tranquilo, cuando los demás se dan cuenta empiezan a abuchearnos y algunos dicen cosas como "búsquense un cuarto", "no se come delante de los pobres".

-Púdranse- les digo mostrándoles el dedo mayor mientras les doy una sonrisa de suficiencia cuando el beso termina, luego me giro hacia Albert quien aún está mirándome y sonríe, me da un beso de pico, y yo retiro un poco de mi brillo labial de sus labios, para después despeinar un poco su cabello- si, como que así me gusta más- digo y le devuelvo la sonrisa.

Cuando el receso del almuerzo termina, nos dirigimos a los salones de clase, tomamos asiento, y como es de esperarse la Señora Villarroel, ingresa citando una de las tanta frases que le ha gustado de algún libro, que no tiene nada que ver su nuestra materia, o al menos eso es lo que pensamos, ya que al final de la clase, no entiendo como pero esa mujer termina por relacionar el tema dado con la loca frase.

-"Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no escucha música, quien no encuentra gracia en sí mismo"- termina su cita mientras toma una tiza y escribe en el pizarrón- bien alumnos, en la clase de hoy hablaremos sobre la importancia de crear ciertos tipos de hábitos, para prevenir la pérdida de memoria.

-Alguien que me explique por qué la profesora de Tutoría de clases de... ¿Anatomía?- pregunta Gianni, una compañera de clases y que también está en el equipo de básquet.

-No lo sé, creo que ella viene a dar clases ebria- es lo que responde Danna, su gemela.

-Coincido con número 2- digo. Ese es un apodo que decidimos darles, porque ellas son tan iguales, que es casi imposible distinguirlas, y cuando ingresaron al instituto, tenemos una tradición que es hacerle una novatada a los ingresantes, la suya fue enumerarlas con un lapicero indeleble, les llevó una semana quitárselo- oigan, ¿ya pensaron en algo para la novatada de Desirée?- susurro.

-Creo que deberíamos tintar su perfecto cabello, ya saben algo que se vaya con el agua- opina Linda.

-O quizá poner algo en el agua que tinte su piel- Danna sonríe con malicia.

-Woow, ustedes sí que son malas- río bajito.


-Oye aún no olvido que tuve un número 1 en la frente por casi una semana el año pasado, ella se merece algo grande- dice Gianni, mientras finge prestar atención a la clase.


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-Dios, basta- pido masajeando mis sienes- ¿que se supone que es eso?- pregunto.

-Es la nueva coreografía- contesta una de las porristas.

-Eso es cualquier cosa, menos una coreografía, ¿ustedes acaso se vieron?

-¡Pero es lo que está de moda!- se quejan algunas.

-Sí, eso está de moda, pero no en un gimnasio donde las personas vienen a ver un partido de básquet, no a adolescentes necesitadas de hombres- sentencio- tienen que cambiar esos pasos, y la música, tienen hasta el lunes- les digo.

Sé que cuando me doy la vuelta y camino hacia la oficina de la entrenadora ellas empiezan a criticarme y a decir que no se de lo que hablo, pero yo realmente no quiero que antes de salir a la cancha a jugar, ellas hagan ese tipo de movimientos, no me gusta la idea de mis padres y hermanos viendo eso.

Cuando la entrenadora vio que los resultados de las pruebas de Rodríguez dieron positivo a embarazo, me puso al mando de las porristas mientras ella encontraba a alguien más para el puesto, así que aquí me tienen, haciéndome cargo de algo que realmente no me interesa, mientras el horario de entrenamiento transcurre.

Las audiciones para nuevas porristas se harán en la semana entrante después de clases, para lo cual debo encargarme de hacer avisos, y una pequeña coreografía a modo de demostración para que las chicas que hagan la prueba vean que es lo que más o menos tienen que hacer. Por suerte este año la entrenadora aceptó que sean coreografías de estilo libre, de ese modo no debo perder el tiempo dando un par de clases a las aspirantes para que aprendan la coreografía antes de hacer la prueba.

No entiendo porque cuando salgo del vestidor, algunas de las porristas que van delante de mí hacen la cosa rara de casi romper sus columnas al adquirir una estúpida pose con la cual ellas creen que sacan más pechos y trasero.

-Ridículas- susurro, al tiempo que levanto la vista y me encuentro con todo un grupo de chicos sexys sentados en las tribunas mientras observan el juego del equipo masculino.

-Por favor, vamos, parecen unas niñas- es el entrenador Martínez pareciendo exasperado- ven aquí Vito, de seguro tú lo haces mejor que estas nenitas- dice mientras me pasa el balón.

Me explica que están practicando unas barreras, y que los chicos de la tribuna están mirando el entrenamiento ya que algunos de ellos jugarán para nuestro instituto en un torneo que se aproxima, entonces yo simplemente hago lo que él me pide, hago un par de juegos tontos con los chicos y luego me dirijo hacia él, que estará haciéndome barrera, logro esquivarlo y encesto, lo que me lleva a recibir aplausos de los chicos que se encuentras sentados.

-Me casaría contigo, pero entonces Albert cortaría mis pelotas- bromea un chico del cual desconozco su nombre, yo simplemente río cruzándome de brazos.

-Gracias lindura, muy bien muchachos así es como se hace, intentémoslo una vez más y ya podrán irse- dice el entrenador, mientras sopla su silbato.

-¿Me esperas?- me cuestiona Albert, acercándose a mí.

-¿Acaso tengo opción?- contesto sonriendo, para luego aceptar un pico suyo, lo veo alejarse y me dirijo a las tribunas para tomar asiento.

>> ¿Qué? ¿Es que tengo caramelos en la cara?- Cuestiono a uno de los chicos desconocidos que me mira curioso, y sus amigos ríen mientras él levanta sus manos a modo de rendición.

-Uy alguien aquí tiene carácter- dice el mismo chico.

-No es tener carácter o no, es solo que me miras como si fuera algo raro que nunca viste- digo dándole una última mirada antes de sentarme.

-Nunca antes vi que una chica sea tan buena en este juego, soy Mario- miro a mi costado, y me encuentro con él estirando su mano a modo de saludo.

-Vitoria- saludo estrechando su mano de manera un tanto incomoda, y él sonríe.

-Esas chicas podrían romper sus espaldas intentando llamar nuestra atención, y si tu novio tuviera láser en sus ojos, yo ya sería cenizas- eso realmente me hace reír, pero efectivamente Albert está mirándolo de una manera amenazadora y nada disimulada desde la chanca.


-Porristas, tontas porristas- es lo que digo haciendo que él ría.


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Afuera hace un día hermoso, está algo nublado, pero aun así algunos rayos de sol logran colarse por entre las nubes.

-Pareces un zombie- analizo con la mirada a Amaia, luego tomo los lentes de sol de la guantera del auto y se los paso, junto a un chicle de frutas- apestas a alcohol.

Se limita a asentir con la cabeza, pero hace una mueca, lo que se supone que sería solo una cena con sus ex compañeras, terminó siendo una noche loca de fiesta, y ella volvió de madrugada, creo que ella ni siquiera tuvo unas buenas horas de sueño.

-Si yo que no salí anoche, estoy que me muero, me imagino tu- ríe Finn desde el asiento trasero donde se está estirado y tapando su rostro con una gorra de los Cavaliers.

Por lo visto mis padres están con todas las energías del mundo hoy, ellos prácticamente corrieron por las escaleras del aeropuerto cuando nos vieron, mamá nos da un abrazo de muerte a cada uno que amenaza con dejarnos sin costillas sanas, mientras que papá es todo sonrisas y besos.

Cuando nos pusimos de acuerdo para ir a buscarlos y darles esa sorpresa, en vez de dejarlos llegar a casa en un taxi, nunca creímos que ellos convertirían eso en una súper salida familiar. Y debido a que es uno de los últimos días de mis hermanos en la ciudad, papá decide que es un buen momento para ir a un local a desayunar.

El desayuno transcurre de manera alocada y divertida, mientras nos ponemos al tanto de lo que hicieron durante su estadía en el hotel, y que lugares visitaron.

-Y bien, ¿conseguiste el trato?- pregunta Finn.

-Pues- papá pone cara de desanimado mientras hace una pausa- yo...

-¡Él consiguió el trato!- lo interrumpe mamá tirando por la borda su intento de hacernos creer que no lo había conseguido, lo que hace que papá ruede los ojos y la mire con cara de pocos amigos, pero ella le da un beso y suelta una carcajada.

-Felicidades papá, sabía que lo harías- lo felicita Amaia, y yo le doy un incómodo abrazo por sobre la mesa.

Luego de las felicitaciones y de hablar un poco sobre el trato, que se basa en que papá va a estar al mando de una nueva serie de investigaciones sobre la tierra en la que se trabajará con un nuevo producto, cosa de la que él habla con suma ilusión, decidimos que es momento de volver a casa.

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Espero que disfruten la lectura, pasó un buen tiempo hasta que volví a publicar.

Gracias adbc96 por ayudarme con el capítulo <3 

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