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55: Cicatriz de guerra.

― ¿Entonces me dejarás atada? ― Sonríe con burla, teniendo a JiMin cerca suyo.

JiMin la había llevado a su habitación para amarrarla a los pies de su cama, y así evitar que escape. Se hubiera encargado de llevarla a los calabozos, pero esa parte del palacio está muy lejos de su ubicación actual, tomaría mucho tiempo y ahora necesita llegar con rapidez hacia el gran salón.

― No quiero escucharte. ― Termina de amarrar sus muñecas y desciende su torso hasta quedar cara a cara con la mujer. ― Así que deja de hablar. Digas lo que digas, igual terminarás encerrada aquí hasta que todo esto termine y mi pueblo esté a salvo.

Ella ladea el rostro, con esa expresión de superioridad en el rostro. ― Yo no estaría tan confiada de tu victoria...

JiMin la ignora y se acerca a sus pies. Ella trata de darle una rápida patada pero él la detiene sujetando su tobillo con fuerza, y luego juntandolo con el otro para rápidamente amarrarlo con ayuda de una soga lo suficientemente fuerte para resistir sus intentos de huída.

Se apresuró y en menos de diez segundos tenía sus piernas inmovilizadas al igual que sus brazos. Se coloca de pie viéndola desde arriba, ella no quita esa maldita sonrisa de su rostro, y ya está empezando a aburrirlo.

― Cuando vuelvas ya no estaré aquí, escaparé y no habrá nada que puedas hacer.

― Deberías agradecer que no tuve tiempo para encerrarte en los calabozos, pero cuando vuelva... ― Se coloca a su altura y sonríe de lado. ― Tú te pudrirás en cuatro paredes por el resto de tu vida, cuando le demuestre a todos que eres tan culpable de esa matanza como Taehyung.

Sin esperar respuesta se levanta y de una certera patada la logra dejar inconsciente. No tendría piedad con ella, no después de haber confirmado ser la aliada de Taehyung en la matanza a un pueblo entero, y también parte de la realeza.

Sale corriendo de su habitación, antes cerrandola con fuerza, y corre por el pasillo con espada en mano hasta que llega al pasillo de la entrada, y este no estaba vacío. Habían un par de sus guardias soportandoen las puertas del gran salón que eran atacadas por los soldados enemigos. Al parecer unos cuántos pudieron colarse en el palacio, seguramente con intenciones de entrar al gran salón y matar a los niños y enfermos. JiMin no permitiría esto.

Toma con fuerza el mango de su espada y ataca a un soldado enemigo por la espada, derribandolo al instante, luego pasando al siguiente y ayudando a sus guardias, pronto acabaron con todos. JiMin con el sudor en su frente y una mano en su bajo vientre, sintiéndose algo débil, se acerca a uno de los guardias cuando están fuera de peligro.

― ¿Cómo lograron entrar?

― Llegaron por el lado posterior, posiblemente las puertas traseras están siendo atacadas. ― Le dice el guardia limpiando el sudor de su frente.

JiMin asiente y se acerca a la gran puerta del gran salón, con ayuda de otro soldado la abren y dentro pueden ver las caras llenas de terror de las madres, padres, hijos y heridos. Algunos pequeños lloraban, y las madres se aferraban a sus hijos, mientras otros trataban de proteger a los heridos teniendo armas improvisadas en sus manos, fijos todos en la puerta.

JiMin sintió un dolor inmenso en su corazón al ver de esa manera a su pueblo, estaban aterrados, tenían miedo de toda esta maldita guerra. No los podía culpar, era sin duda alguna una experiencia horrible, ser espectador y no poder ayudar, solo esperar a que todo termine y tu familia no muera.

― ¡Tranquilos, soy yo! ― Alza los brazos y deja caer su espada al suelo, el conjunto de pueblerinos se relaja al saber que se trata de su príncipe y no de los soldados enemigos. ― ¿Todos están bien? ¿Dónde está mi hermano? ― Se acerca para verificar que todos estén bien.

― ¡Príncipe! ― Se escucha una voz femenina y pasos apresurados acercarse a su lado, JiMin gira para encontrarse con una muchacha que traía en brazos a su hermano. ― No para de llorar por usted. ― Le dice mientras le pasa a su sollozante hermanito menor.

JiMin lo apretuja contra su cuerpo ignorando el dolor en su bajo vientre. Aunque realmente, le dolía todo el cuerpo y tenía ganas de vomitar, era demasiado para él tanto física como mentalmente.

― Kyun. ― Besa su mejilla y frente. El niño coloca sus manos en sus mejillas y acerca sus frentes, quedando mirándose uno al otro muy de cerca, eso le genera una tranquila risa. ― Ya no llores. ― Se separa un poco y con una mano limpia sus pequeñas mejillas.

El niño no dice nada más, se deja hacer. JiMin pronto empieza a ser llamado por algunos pueblerinos, pidiendo explicaciones. El príncipe coloca la cabeza de su hermano contra su pecho y, reprimiendo todo tipo de dolor o molestia, se acerca a aclarar sus dudas y tranquilizarlos.

Es su deber como fururo rey.

― ¡Maldición!

Jungkook se queja cuando es tomado fuertemente del cabello, el color celeste de sus ojos se intensifica, ardiendo en ira mientras la adrenalina recorre sus venas en plena batalla.

Tiene que dar todo de sí, no puede dejarse vencer. Pero es difícil y se está debilitando, lo peor es que no puede ser ayudado por Hoseok, ya que también está tratando de lidiar con los soldados que de un momento a otro empezaron a llegar seguidamente, con algo de ayuda de los escasos guardias que estaban dentro del palacio.

Jungkook se arrojado fuertemente sobre el suelo, chocando contra este y manchando su armadura y rostro con el lodo que les rodea. Taehyung se coloca de pie, toma su espada y aprovechando su momento de debilidad pasa con completa fuerza la punta de la espada por toda su espalda. Jungkook grita de dolor, sintiendo su piel abrirse en una herida que con el tiempo dejará una gran cicatriz.

Una cicatriz de guerra.

Queda tumbado en el suelo, a pesar de que quiere colocarse de pie no puede, se siente débil, además Taehyung ha colocado un pie sobre la extensa herida sangrante de su espalda, ejerciendo presión para mantenerlo inmóvil contra el lodo.

― ¿Qué se siente estar a mi merced, Jeon? ― Se carcajea un momento.

De pronto, los oídos de Jungkook captan un silbido tranquilo, sabe que proviene de Taehyung, esa tonada tan característica es completamente suya. Sonaría tranquila para cualquiera, pero era completamente diferente para Jungkook. La melodía no generaba más que desesperación y frustración en su sistema, porque Jungkook sabe que Taehyung se está tomando su tiempo para por fin atravesarlo con su espada.

Taehyung lo está disfrutando verse retorcerse bajo suyo, tratando de escapar pero sin tener las fuerzas suficientes para lograrlo.

― Hasta nunca, Jeon Jungkook, príncipe de nada. ― Ríe maliciosamente, alzando su espada, listo para cortarle la cabeza.

Jungkook entierra sus uñas en el lodo, dando un último esfuerzo para librarse de su agarre, pero es inútil, solo cierra los ojos aceptando la derrota; morirá, y en lo único que podía pensar era en lo devastado que su prometido estaría.

Pero contrario a todo lo que ya daba por hecho, el peso en su espalda desaparece y abre los ojos cuando escucha como dos cuerpos caen sobre el suelo y el lodo.

Alza rápidamente la cabeza y el torso para ver como Taehyung estaba sobre el suelo, y en su mano ya no estaba la espada pues está había caído lejos. Por otro lado, dos metros más allá se encontraba el cuerpo de JiMin tratando de levantarse del suelo rápidamente. Deduce rápidamente que JiMin se avalanzó sobre Taehyung para evitar una desgracia, y por ello ambos quedaron sobre el suelo.

Observa al hombre de ojos intensamente rojos, llenos de ira, acercarse corriendo hasta Taehyung y colocarse sobre él para mantenerlo apresado. Jungkook sin dudarlo se levanta, olvida el punzante dolor en su espalda y correr directamente a su prometido para tirarse sobre el lodo y ayudarlo a retener a Kim. Luego podrían hablar, ahora era sumamente importante tener a Taehyung inmóvil.

¡El palacio, príncipe!

JiMin gira hacia atrás ante el llamado de uno de sus soldados, es un grito sumamente fuerte y lleno de terror. Su corazón empieza a latir fuertemente contra su pecho cuando, al alzar la mirada, puede percatarse  del fuego que empieza a surgir por un costado del castillo. Jungkook abre los ojos en grande al ver el fuego.

¡Traigan cubetas llenas de agua!

― Hana... ― Es lo que sale de sus labios en un susurro, con los ojos fijos en el humo negro. Sus ojos empiezan a picar.

Sus manos se debilita, Taehyung toma ventaja de esto, a pesar de aún estar aturdido por el golpe en seco contra el suelo, con todas las fuerzas que le quedaban logra sacarse a ambos príncipes de encima.

Se coloca rápidamente se pie, busca con la mirad a su caballo y logra encontrarlo a tan solo metros suyo. Monta en él  y cabalga fuera de las murallas del palacio, desapareciendo de su vista y detrás suyo los solados que seguían de pie luchando contra Hoseok y los guardias.

― ¡Jungkook! ¿¡Qué está pasando!? ― Hoseok se acerca rápidamente a la escena junto con el conjunto de soldados, viendo el humo salir del costado del castillo.

Jungkook se coloca de pie ayudando a JiMin a hacer lo mismo. ― Se está quemando el palacio. ― Trata de mantener la calma.

JiMin empieza a caminar hacia la puerta trasera que lleva hacia el interior del palacio, y los otros dos hombres lo siguen rápidamente por detrás. No tienen un propósito quedándose en el jardín trasero, deben entrar y ayudar con el pueblo y el creciente fuego.

― ¡¿Cómo pasó esto?! ― Pregunta Hoseok una vez dentro.

JiMin no detiene sus pasos, camina con total seguridad directo hacia el nacimiento del fuego, justamente la zona en la que se encuentra su habitación.

― Es Hana. La encontré tratando de entrar al palacio, con obvios motivos, quería incendiarlo para ayudar a Taehyung. ― Aprieta con fuerza los puños. ― La amarré en mi habitación pero seguramente escapó e hizo lo que hizo.

― Taehyung también escapó. ― Mencionó Hoseok.

Jungkook gruñe por lo bajo. ― Estamos perdiendo la guerra, Kim tiene muchos soldados.

JiMin asiente hacia sus palabras, sabe que tienen muchos problemas que atender. Se está mareando, no sabe si es por ello, o por el dolor en su vientre y el malestar general que siente en todo su cuerpo desde hace rato. Pero termina deteniendo sus pasos y tambaleándose ligeramente, tanto que teme caer sobre el suelo, y Jungkook es quien lo sostiene viéndolo con preocupación.

― ¿Estás bien?

― Estoy mareado... ― Coloca su mano en su sien y cierra los ojos con fuerza, esperando a que pase el mareo. ― Tenemos problemas graves, nada está saliendo bien, y me siento pésimo.

― JiMin...

Pasa saliva y abre los ojos, mira a Jungkook. ― Sé que tenemos más de un problema para resolver... pero ahora mismo lo primordial es apagar este fuego y evacuar a los pueblerinos si es necesario. ― Dice aún sosteniendose a él con fuerza, siente sus piernas débiles.

Jungkook y Hoseok se miraron y asintieron estando ambos de acuerdo con las órdenes de JiMin.

― De acuerdo.

No sé cómo escribí dos capítulos tan seguido, pero realmente ya quiero darles el cierre de esta historia, espero les vaya a gustar.

- Mgg.

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