29: Verdadera mujer.
―Adiós, espero la hayan pasado bien.―Con una sonrisa tranquila despide a su pueblo que se retira del palacio luego de la celebración.
Las señoras mayores y los niños pequeños se acercan a él para despedirse con un abrazo o un pellizco en la mejilla además de halagarlo con genuino aprecio. JiMin realmente es muy querido por el pueblo, siempre hace cosas por ellos, llamado un ángel entre ellos.
Pero particularmente diferenciado de aquellos que se acercaban para darle afecto, un señor sobre su bastón de los últimos en salir se acerca a él con un semblante decaído.
Su mano libre y temblorosa por la edad toma la del príncipe quien lo mira curioso.―Principe mío, no pude verlo adentro, pero quería decirle algo.
JiMin coloca su otra mano sobre la contraria con una pequeña sonrisa.―Lo escucho.
―Quiero darle mi sentido pésame por la muerte de su padre. Fue el mejor rey que pudimos tener.―Su voz rasposa por la edad deja ver la tristeza y sinceridad en sus palabras.
Su sonrisa tembló un momento, pero la mantiene, sus ojos lagrimean un poco.―Tiene razón, fue el mejor rey.
A los momentos terminan de conversar y se queda ahí en su sitio viendo al viejo hombre caminar con ayuda de su bastón hasta perderse entre las casas del pueblo.
Cuando todos se han ido las puertas del palacio se cierran y JiMin se vuelve al interior. Camina directo hasta su habitación, lo único que quiere es estar en su cama y dormir hasta el otro día sin interrupciones. Mañana tiene deberes que atender con el pueblo, tendrá un día ocupado.
Esa es su intención, ir a descansar, pero se detiene al lado de la habitación de su madre de camino a la suya, donde de casualidad escucha sonidos extraños que provienen de ahí. Como sollozos.
¿Mi madre está llorando?
La verdad es que solo ha presenciado su llanto en el funeral de su padre. Para que ella entre en ese estado de tristeza total donde deja salir sus emociones de esa manera, es porque algo grave ha de pasar.
Lo piensa dos, tres veces, y al final toma un respiro y abre la puerta de la habitación que se encuentra sin cerradura.
La encuentra, efectivamente, llorando en el centro de su cama, acariciando el cabello rubio de su hermano menor quien duerme a su lado sin percatarse del llanto de ella.
Se le parte el corazón.
Ver a su madre que siempre parece fría y distante llorar de esa manera le genera dudas y tristeza.
―Madre...
La reina Heesi gira su rostro hacia él y vuelva a girarlo para limpiar sus lágrimas sin que el menor la vea. Cuando termina se inclina hacia el pequeño y deposita un beso en su frente. JiMin la ve levantarse de la cama con cuidado y acercarse a él.
Posa una mano en su hombro.―Necesito hablar contigo, sígueme a mi oficina.
Cruzan pasadillos y habitaciones hasta llegar ansu destino. Ambos callados en el trascurso. Cuando llegan Heesi cierra la puerta con seguro y le ofrece un asiento a su lado en el sillón marrón al centro de la habitación.
Entran en un silencio incómodo que JiMin decide romper.
―¿Porqué estabas llorando?―La mira a los ojos.
Postura recta y perfecta, vestido rojo y lujoso, pendientes de oro. Heesi sigue impecable y elegante a pesar de que en su mirada se pueda ver miedo y preocupación.
―Probablemente lo que te diga será demasiado para ti, pero sé que eres más listo que cualquiera.―Dice, ignorando su pregunta.
JiMin frunce ligeramente el ceño.―¿Porqué no has respondido mi pregunta? ¿Qué pasa, madre?
La mujer toma sus manos con cuidado y baja la mirada.―Te he mentido todo este tiempo.
―Me estás asustando...―Se aleja un poco, pero aún sus manos siendo tomadas por su madre.
Ella alza la mirada.―No te asustes, hijo. Quiero que me escuches atentamente, porque dudo mucho que luego de esta noche tenga el tiempo o la libertad de poder hablar sobre esto contigo.
JiMin prefiere no decir nada más. Pasa saliva y asiente despacio, preparándose para escuchar lo que su madre trata de decirle.
Parece realmente vital.
―Tu padre y yo...―Duda un momento, quedándose callada.―Nosotros creímos estar seguros cuando te comprometimos con Jungkook. Pero con el pasar de los años nos dimos cuenta que estabamos equivocados...―Sus pupilas parecen temblar por los recuerdos.―Muy equivocados, porque los Byun fueron atacados y tú y tu padre tuvieron que ir a apoyarlos y alejar a los Kim por un tiempo, para protegernos. Tú padre y yo estábamos desesperados, así que antes de que ustedes vayan a la guerra, decidimos tener otro hijo.
Los párpados del menor revolotean sorprendido.―¿Ustedes planearon tener a Kyun?
Ella asiente.―Así es. Sabíamos que sería una situación de vida o muerte. Si tú y tu padre morían, yo me quedaría sola y los Jeon nos habían amenazado previamente con tomar nuestras tierras a la fuerza si eso pasaba. Si yo no tenía un heredero nuestro pueblo terminaría siendo esclavo de los Jeon.
―Espera, ¿Los Jeon no son nuestros aliados? Madre, lo que dices no tiene sentido, eso... no tiene sentido.―Niega con la cabeza, frunce el ceño.
¿Tengo que creerle? ¿Y si es una mentira? ¿Porqué dice esto ahora?
―Lo sé, lo sé, pero es cierto, todo es cierto JiMin.―Suelta sus manos para tomar sus hombros con cuidado.―Los Jeon parecieron aliados pero cuando se dieron cuenta que la situación estaba a su favor, cambiaron...
Al parecer la traición está en la sangre Jeon.
La mujer se levanta y camina apenas unos pasos lejos de él hacia un escritorio con papeles y cartas ahí. JiMin la mira atentamente.
―Pero además de eso, había algo que tu padre nunca supo. Cuando fueron capturados, yo recibí una carta de los Kim, y no sé cómo, pero esa carta llegó a mí. Me propuso una alianza.―Su voz tiembla y toma una carta escondida entre las páginas de un libro viejo. Lo mira con seriedad.―Decía: "Si nos dejas el camino libre a la victoria con los Byun, salvaremos a uno de los dos. O tu esposo, o tu hijo. Tu eliges." Y yo...―Gira su rostro, sus ojos rojizos conectan con los de JiMin. Sonríe.―Yo te elegí a ti.
JiMin se levanta, su labio inferior tiembla y trata de procesar sus palabras.―¿Porqué...? ¿Porqué a mí?
―Porque te quiero, hijo, y quiero que vivas. Porque es lo que tu padre querría. Porque eres lo que el pueblo necesita.
Las chispas de sus ojos se disparan, las lágrimas surcan sus mejillas y su expresión se desmorona.
Por él su padre fue sacrificado.
La mujer lo envuelve entre sus brazos con cuidado. Jadea sorprendido porque nunca antes había sentido un abrazo de su madre. Tembloroso corresponde al gesto.
―Traicioné a nuestros aliados y prácticamente a nuestro pueblo para que tu vivieras. Los Kim siguieron avanzando y contrario a lo que me pidieron, no mandé nuevas tropas, al contrario, pedí que se retiraran. Dejé a los Byun morir, ¿Pero podría elegirlos a ellos sobre ti? No podría... Jamás.
Su padre se ha ido, pero aún tiene a su madre.
Yo no digo nada, yo me voy a comer un helado de un litro y a leer sus comentarios ksvxkd
See you later ❤️ 🤟🏻
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