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26: Confrontación.

Toma una bocanada de aire antes de tocar con sus nudillos la puerta frente suyo.

Siente un cosquilleo en su abdomen, lo que demuestra su nerviosismo y preocupación por lo que llegue a pasar.

Es la primera vez que se verán luego de aquella desatrosa noche.

―Hyung, soy... Jungkook.

No escucha ninguna respuesta y deja escapar el aire de sus pulmones en un suspiro tembloroso.

¿Y si decide ignorarlo?

Después de todo, si él fuera JiMin, tampoco quisiera ver al hombre que rompió su corazón.

Ahora siente la necesidad de correr lejos de ahí. Pero agita su cabeza ligeramente.

Dije que pasaría a verlo, y eso haré.

Con más seguridad toca una vez más pero no escucha ninguna voz o sonido desde adentro.

Extrañamente silencioso.

Con atrevimiento empuja ligeramente la puerta negra desde la perilla dorada, y para su sorpresa esta se abre pues no tenía seguro puesto.

No pensé que funcionaria.

Ríe un poco, pero su risa se apaga cuando ve el interior de la habitación.

―¿JiMin hyung...?

La cama grande en medio de la habitación tiene las sábanas rojas desordenadas. Hay una vela encendida al lado de la cama, sobre una pequeña mesita de madera oscura, y cerca a esta un caballito de madera abadonado.

No hay rastros de JiMin ahí, sin embargo parece que hace poco estuvo en el lugar.

¿A dónde fue?

Entonces sus ojos celestes se fijan en la puerta corrediza abierta al final del cuarto donde conecta con su jardín privado.

Ese jardín donde pasaron días enteros jugando o solo admirando el atardecer y las estrellas.

Camina con cautela hasta la dichosa puerta, apoya su mano en esta mientras observa la Luna en lo alto, en paz.

Baja la mirada pues un pequeño sollozo alerta sus sentidos y se arrepiente de hacerlo.

Un asesinato a las más hermosas flores blancas que antes adornaban el jardín. Sus pétalos dispersados, como si hubieran sido arrancados con verdadera cólera.

El autor de aquel crimen yace tendido sobre el césped verde, envuelto en mantas blancas mientras su cuerpo tiembla por el frío. El causante de los pequeños sollozos es el hermano menor de JiMin, que trata de que su hermano mayor se levante jalando de sus ropas.

Jungkook reacciona con lo primero que se le viene a la mente: Ayudar a JiMin.

Corre hasta él y cae de rodillas a su lado. Su corazón late a mil por hora y su nariz pica por las ganas de llorar.

¿Quién no podría romperse con la imagen tan frágil del ser que amas?

―¡Hyung, hyung! ¿Me oyes?―Toma su rostro entre sus manos y mira directo a sus ojos cerrados.

Lo suelta con cuidado y dirige rápidamente su oreja al pecho del mayor.

Siente sus latidos.

Se aleja más tranquilo.

―¿E-está vivo?―Pregunta el pequeño entre hipidos. Llama la atención del príncipe.

Jungkook gira para verlo y le sonríe, una de sus manos termina en los cabellos rubios del niño y lo acaricia. Él lo mira con los ojos acuosos y su laboo inferior sobresaliente.

Se parece mucho a Park Haemin, piensa.

―Descuida, él está vivo, pero debemos llevarlo adentro, ¿sí?

Él asiente y limpia sus lágrimas con el dorso de su manito. Se levanta con ayuda de Jungkook y camina hasta tomar el brazo de su hermano y tratar de levantarlo así.

Jungkook sonríe enternecido.

Toma a JiMin en brazos con delicadeza, y con algo de esfuerzo se levanta del césped. Camina hasta ingresar nuevamente a la habitación siendo seguido por el pequeño.

El menor cierra con dificultad la puerta corrediza y corre hasta donde está Jungkook con su hermano.

Lo deposita en su cama con suavidad, toca su frente y verifica si tiene fiebre. No tiene.

La reina Heesi mencionó que JiMin estaba débil, debe ser por eso.

Toma las sábanas desordenadas y con ello trata de taparlo. También se quita su saco celeste de tela gruesa y textura suave, para colocarlo sobre el cuerpo de su mayor, así quiere calentarlo.

Con suavidad toma sus mejillas.

―¿JiMin hyung?

Lo ve abrir lentamente sus ojitos rojizos, tan hermosos y etéreos que parecen enamorarlo una vez más. Su corazón da un salto dentro de su pecho y la emoción recorre por todo su cuerpo, porque aquellos luceros color del atardecer son su motivo de felicidad.

Toca con cariño la cicatriz que cruza su ojo izquierdo y sonríe genuinamente.

―Hyung.

―¿Qué... pasó?―Pregunta somnoliento.

Despega su espalda de la cama, se apoya en su codo y antebrazo. Sus párpados aletean un momento hasta acostumbrarse a la poca luz en el lugar, excepto por la vela a su lado y la luz de la Luna atraves de su ventana.

―Te desmayaste, seguramente por haberte expuesto al frío de esa manera.―Pasa saliva al terminar de hablar.

Ahora está aún más nervioso, tiene a JiMin a tan solo centímetros.

JiMin finalmente lo ve a los ojos, aún somnoliento.―¿Jungkook?

Un pequeño ser trepa en la cama, llega gateando hasta JiMin. Él gira a verlo y sonríe extendiendo sus brazos.

―Kyun, ¿Estabas llorando?

Kyun niega. Lo sostiene entre sus brazos, el pequeño descansa su rostro en su pecho.

Vuelve su mirada a Jungkook y lo analiza un momento. El sueño aún parece presente en su sistema.

Creo que este es otro tonto sueño...

Sonríe y extiende su mano para acariciar su mejilla. Se siente tan real la suave y tersa piel del menor. Sus ojos celestes tan cerca y su cálido aliento haciéndole cosquillas en la punta de su pequeña nariz.

JiMin aprecia todos su sueños con el menor, porque así no recuerda su triste realidad.

―JiMin hyung.―Jungkook lo llama, pero este no contesta, solo lo mira con una ligera sonrisa. Toma la mano que acaricia su mejilla y la aprieta con poca fuerza.

Su tacto se siente tibio contra su piel fría.

Espera...

Parpadea unos momentos cuando finalmente el sueño se aleja de su ser, y quita su mano del tacto contrario.

―¿Jungkook? ¿Que haces tú aquí?―Retrocede en la cama con el pequeño entre sus brazos.

A Jungkook se le parte el corazón cuando se da cuenta del miedo y dolor en las pupilas del que tanto ama. Las ojeras bajo sus bellos ojos y la manera en la que sus clavículas se marcan más que antes; entonces sabe que ha perdido peso.

Por mi culpa.

De repente el príncipe de ojos rojos se levanta con su hermanito en brazos y se dirige a la puerta. Por instinto Jungkook salta de la cama y corre hacia él para impedir que se vaya.

―¡No te vayas!―Suplica. El mayor se detiene y gira su rostro para verlo por sobre el hombro.―Hablemos, por favor...―Junta sus manos.

JiMin suspira y aún así abre la puerta, sale con el menor en brazos. Jungkook baja la cabeza derrotado.

Hasta que...

Lleve a mi hermano con mi madre, por favor.

―Sí, príncipe.

Tras esa pequeña conversación la puerta es cerrada y alza la mirada. La ilusión vuelve a él cuando ve a JiMin de pie frente a él, con los brazos cruzados y esa expresión amarga en su rostro.

―Hyung...

Jungkook trata de extender su mano para alcanzar a JiMin pero este lo detiene con la mirada.

―No me toques.―Su voz suena rasposa y amenazante, pero un toque de tristeza lo acompaña.

―Solo quiero hablar, tenemos mucho que aclarar.

JiMin se queda callado y baja la mirada. Se ve completamente destrozado. Sus manos caen a sus costados y forma puños con sus manos.

Alza su mirada en llamas hacia él.―¿Vienes hasta mi hogar para decirme que me aleje de tu relación, verdad?―Lo dice con lágrimas a punto de caer por el borde de sus ojos.

Jungkook niega inmediatamente, aterrado.―No, no, claro que no. Yo estoy aquí para hablar honestamente contigo sobre nosotros.

―No hay un nosotros.―Da un paso hacia él, quedando muy cerca. Tiene el ceño fruncido y la mandíbula apretada.―Ya no lo hay. Desde que decidiste meterte con la que decía ser mi amiga, lo que había entre nosotros se quemó.―Su tono delata la rabia y la tristeza dentro suyo.

Jungkook lame sus labios por los nervios y asiente.―Tienes razón, tienes toda la razón. ¡Yo he sido un mal hombre! No merezco tu amor, no merezco nada de ti, no soy suficiente...

Su mentón tiembla y abstiene las lágrimas que de sus ojos quieren brotar. Le devuelve la mirada con seguridad.

―Un niño como yo no te merece, pero tampoco puedo vivir sin ti. JiMin, al fin he comprendido lo que siento por ti, yo-

―Vete.―Lo interrumpe con la mirada en el suelo.

El menor se queda con la boca abierta, sin saber que decir.

―¿Qué dices...?

―¡Te dije que te vayas!―Exclama.

Jungkook retrocede sin realmente saber qué hacer mientras JiMin avanza hacia él amenazante.

―No, JiMin...

―¡Vete, vete con Hana y bailen juntos!... No me importa en absoluto, tú ya no me importas.―Su mirada decae y solloza.

Jungkook se atreve a tomarlo por los hombros lo lo obliga a mirarlo.―Hana no está aquí. Ella no está aquí porque así lo quise yo. Nosotros ya no nos hablamos desde esa noche, me he alejado de ella y aunque sé que tomará represalias contra mí, realmente no me importa porque te quiero a ti, no a ella.―Limpia una lágrima que cae por su mejilla, rozando su cicatriz.―He tardado en darme cuenta que realmente te quiero a ti, todo el tiempo fuiste tú, pero yo me cegué... Me dejé manipular por una mala mujer, todo es mi culpa.

Se queda al borde de sus lágrimas esperando alguna respuesta por parte del hombre. JiMin no dice nada. Jungkook suelta sus hombros y baja la cabeza.

―Yo...―Velozmente los ojos del menor se posan en los suyos.―...No quiero tenerte aquí. No quiero recordar el hecho de que tú me hayas engañado.―Rompe en llanto, cubriendo su rostro.

―La Luna lo sabe, yo jamás quería que esto pase, no quería que tú terminarás así, yo... Te hice daño, me siento un cobarde y un monstruo por haber causado todo esto en ti. Nos rompí el corazón...

―Por favor, vete.―Se abraza a si mismo.

Él niega.―No me iré.

Sus respiraciones se han vuelto agitadas por la discusión, y en sus ojos una batalla es llevada a cabo.

El fuego contra el agua.

Contra todo pronóstico las llamas del fuego se han vuelto inmunes al poder del agua sobre ellas y su extinción.

Jungkook toma aliento.―Yo quise romper nuestro compromiso.

―¿Tanto así me odias?―Dice completamente dolido, con una sonrisa sin gracia alguna y trata de alejarse del cuerpo contrario.

Jungkook da un paso al frente.―No, espera... No es por lo que crees.―Toma una pausa donde pasa una mano por sus cabellos gracias al estrés.―Yo quise terminar nuestro compromiso porque no quería que estuvieras atado a mí. Lo pedí esa noche luego de encontrarte en el bosque. De vuelta a casa yo entendí que lo mejor sería terminar todo esto, y que tu tuvieras el camino libre para poder ser el rey de tu pueblo... Pero no me dejaron hacerlo, me prohibieron romper el compromiso. Yo espero que creas en lo que te digo.

JiMin procesa sus palabras y suspira. Da media vuelta y camina en silencio hacia el interior de su cuarto. Termina en su cama y toma asiento ahí, con la mirada en el suelo.

Jungkook vuelve a pasar saliva y se arma de valor para seguir hablando. Sabe que él lo escucha.

―Yo solo soy un niño tonto que te necesita.―Deja escapar el aire de sus pulmones con pesar. No quiere pero inminentemente terminará llorando.―Soy solo un niño que te escribe poemas de amor y disculpas cada día sin falta alguna, porque es un cobarde que ahora mismo no sabe que decir frente tuyo... Sé que seguramente las cartas que te envié te causaron gracia...

―¿Cartas dices?―Pregunta.

Jungkook alza la mirada hacia sus luceros rojizos y asiente.―Sí, las cartas que te envié.

―No, yo... No he recibido ninguna carta tuya.

―Imposible. Te he mandado mis poemas hace apenas unos días, dos después de esa noche.

JiMin se levanta y niega.―No te creo, me estás mintiendo. No tengo ninguna carta ni poema tuyo, es más, no he tenido noticias tuyas desde esa noche.

Hana...

La única culpable de esto debe ser Hana. ¿Quizás por eso estuvo tan callada y alejada de él? ¿Porque a lo lejos se divertía de esa manera, haciéndolo sufrir?

Estoy seguro que esto no es nada a comparación de lo que planea.

Aunque aún no sepa las verdaderas intenciones de esa mujer. No sabe porque se fijó en él, no sabe porqué es tan cruel, no sabe qué es lo que quiere lograr, tampoco.

―Creeme, yo traté de comunicarme contigo antes.

―No puedo creerte, ni si quiera puedo creer que Hana ya no esté en tu corazón.―Su tono de voz de hace bajo, entristecido.

―Ella nunca estuvo en mi corazón, fue una maldita ilusión. JiMin, por favor...

Los ojos de JiMin están decaídos y tristes. Sus pupilas revelan sus recuerdos más íntimos juntos, y una lágrima se escapa de sus ojos celestes.

Rodea su pequeño cuerpo con sus grandes brazos. JiMin no protesta, porque está cansado de todo, y solo se deja llevar.

Deja su rostro contra el pecho firme del menor, y cierra los ojos.

Ha extrañado ese aroma característico del menor. Naranjas.

Jungkook recarga su mentón en la cabeza de su mayor, aspirando el aroma de su cabello negro como la noche.

―Creeme, por favor.

―¿Como sé que puedo volver a confiar en tus palabras...?

―Te lo demostraré.

―Entonces recitame uno de tus poemas.



























































2000 palabras, un éxito eh.

¡Lo extrañé mucho! ❤️

Adoro escribir esta historia, y amo sua comentarios por supuesto ❤️

Esta es una historia ambientada en la época de las dinastías de Corea, pero llevan ropas de la época victoriana, para que se hagan una idea jajajs una fusión rara, pero más familiar para todos.

El vestido de Heesi:

El vestido de Hana en la historia:

Ropa de Jungkook:

Ropa de JiMin:

Armadura de Hoseok:

See you later ❤️

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