Días después, ya habían enterrado a Nana en el cementerio familiar puesto que era lo menos que podían hacer por ella y sus familiares. Ya en casa todo estaba tranquilo, la chica quien le habló a María en la fiesta de la plantación, resultó ser hija de Nana y llevaba por nombre Coco, tenía la edad de su hermana mayor Eugenia e iba a tener un bebé, pero lo más importante es que tomó el cargo de su difunta madre y era igual o hasta mejor que Nana a la hora de tener la casa organizada, logrando así en poco tiempo ganarse el cariño de los habitantes de la casona, tanto así. que se convirtió en la mejor amiga de María Sagrario, casi su hermana ¿Y cómo no hacerlo? Si prácticamente su otra madre era Nana.

María Sagrario después del entierro de Nana no volvió a ver a Raymond, a veces era tan extraño; se perdía por un tiempo y luego volvía con algo nuevo, así como aquellos besos inesperados que le quitaban el sueño a la pobre pero afortunada María, aunque había algo extraño en la casa, no era el vacío de las risas de Nana, sino algo con referente a su madre, estaba distante, calculadora y muy fría principalmente con María Sagrario, pero ¿Por qué? Tampoco es que la relación de ellas era la mejor, pero la situación se estaba colocando más intolerable desde hace unos días atrás.

Una tarde calurosa en Caracas, estaba María Sagrario en su habitación con Rosaura que le iba trenzando el cabello, mostrando su destreza con las manos, incrustando en su melena flores del jardín y logrando que María Sagrario bostece de tanto que la peinan, a medida que va pasando el rato, salen a florecer muchas conversaciones; hablaron de Claudia, la chica que por fin su hermano José Isidro decide pretender aunque tiene un rival que lleva algún tiempo de ventaja, pero que a los ojos de la familia de la hermosa muchacha y de ella misma lo ven vencedor, entre tantos temas salió a resaltar la reunión que se daría en dentro de tres días y a la que efectivamente María Sagrario asistiría, después de hablar con Simón Bolívar el día de su cumpleaños él le recomendó ir y dar a conocer su distinguida manera de pensar la cual le fascinaba enteramente.

En ese instante llega Ellup muy agitado a la habitación, sudando frío y temblando, expresión que las asustó muchísimo.

~ ¡Señorita, Señorita María -Dice Ellup con voz entrecortada y con incapacidad respiratoria- Señorita, necesito que venga conmigo urgente!

María ya exaltada sale corriendo con Ellup a ver que era tan urgente

~ ¿Ellup que sucede?

~Coco está por dar a luz y pidió que usted esté presente con ella, Coco le aprecia mucho.

A María se le iluminan los ojos al escuchar todo eso y le regala una enorme sonrisa a Ellup.

~Yo deseo ir con ustedes -Dice Rosaura que está corriendo tras ellos al escuchar la noticia-

~No señorita, usted no debe ver ese tipo de cosas, es de mal augurio. En cambio su hermana ya está mayor.

Instantáneamente Rosaura se detiene y se cruza de brazos molesta por las inútiles restricciones que le hacen.

Al entrar a la habitación sólo se escuchan gritos y se divisa sangre a montón y casi instantáneamente María cesó en brazos de Ellup, pero éste de manera apacible le dice que debe ser fuerte y acompañar a su hijita en este momento, María retomando las fuerzas corre aunque un poco débil a donde esta Coco y le toma la mano fuertemente y le dice:

~Todo está saliendo de maravilla, sólo ¡Puja!

Coco con una sonrisa cansada le agradece con la mirada y hace lo que su hermana le indica y comenta:

~La mejor partera de la casona era mi madre, no sabes cuánto quisiera que estuviera aquí ayudándome. -Al finalizar la frase puja con todas sus fuerzas-

~ ¡Ya viene el bebé! ¡Falta poco! -Le gritan las señoras que atienden el parto-

~Tu madre no está aquí físicamente pero si te está ayudando desde el cielo -Dice María Sagrario-
~Un dolor sustituye al otro... -Dice Coco, pujando con todas sus fuerzas hasta que escucha un fuerte llanto y sus lágrimas aparecen instantáneamente-

~ ¡Es una niña! Se grita en toda la habitación formando una algarabía.

~ ¿Cómo se llamará? Pregunta María Sagrario excitada por la emoción.

~No lo sé -Dice en un hilo de voz la pobre Coco- y añade: Quiero que tenga un nombre elegante, no corto e insignificante como el mío, quiero que se llame María como su madrina y ella que proceda a colocarle un segundo nombre.

A María de inmediato le brillaron los ojos y con una sonrisa dice: Romina. Mi ahijada se llamará María Romina. Y con una gran sonrisa, le planta un beso en la frente a la madre (y ahora comadre) y persignando a su hermosa ahijada sella el inicio de una nueva vida y de lo que será la luz de los ojos de María Sagrario.

~Ahora descansa, que de la niña me encargo yo. -Dice Ellup tomando a la recién nacida en sus grandes brazos y retirando a todos quienes sobraban en la habitación-

Coco le dice en un susurro a María: "Deseo que veles por la salud y la seguridad de mi hija Mary, no quiero que sea una esclava, por lo menos que tenga algo digno como mi madre, te lo suplico."

~Tranquila Coco, la niña está en excelentes manos, la cuidaré como si fuese mi hija. -Responde enternecida María-

Y allí se duerme Coco, más tranquila y feliz por su María Romina...

Mientras tanto en el despacho de Don José, entra Doña Nazareth con las nuevas noticias.

~Coco acaba de dar a luz una niña -Dice Doña Nazareth en un tono sobrio y seco-

~ ¡Enhorabuena! ¿Cómo se llamará la recién nacida?

~María Romina, y su madrina será tu hija predilecta. -Dice en tono prepotente Doña Nazareth, tornando los ojos y viendo de manera desafiante a su esposo.-

~Lindo nombre, muy bonito. Pero ¿Por qué ahora es mi hija predilecta? ¿No es acaso de los dos? -Pregunta confundido Don José-

~Lo siento amado mío, pero lo he pensado mejor y considero que tanta predilección a tu hija le ha hecho daño. -Comenta de manera sufrida Doña Nazareth-

~ ¡¿Puedes dejar de dar tanta vuelta y hablar de una vez mujer?!

~ ¡Vi a tu hija muy cariñosa con Raymond! Y sabes que eso me desagrada.

~ ¿Ahora te desagrada? si tanto le buscabas un marido.

~Pero para ella no le quiero un marido bastardo -dice Doña Nazareth ya molesta-

~Eso quiere decir que a la pobre Rosaura si le da la gana se casa con un esclavo, sólo porque no es María Sagrario.

~ ¿Cómo te atreves a hablarme de esa manera?

~Te hablo de la misma manera en la que tú te atreves a referirte a tu sobrino.

~Ya está ¿Prefieres que se case con él que con Simón Bolívar?

~Por lo menos él no está viudo, y no es un sinvergüenza.

~ ¿No es un sinvergüenza y va y se besa con nuestra hija? ¿Dónde está su sentido de razón? Don José Alcatraz

~Donde usted dejó su biblia que dice "ama a tu prójimo". Además, no creo que haga falta recordarte que cuando nos casamos ya ni siquiera eras virgen.

Doña Nazareth irritada e insultada se sienta en el sillón delante del escritorio de su esposo y utiliza su arma más filosa: el llanto.

~ ¿Tú crees que no me preocupo por tus hijos? María Sagrario está próxima a ser el hazme reír de toda Caracas ¿Es justo?

~Si los casas y son felices y prósperos como no lo es el matrimonio de su hermana mayor, créeme que no lo serán.

En ese instante Doña Nazareth le da un golpe al escritorio.

~ ¡Me cansé! Yo me las ingenio, pero ese bastardo no logrará lo que quiere con mi hija.

~Ya no creo en tu llanto mujer, ¡haz lo que te dé la gana! Dios se encargará de arruinarte tus infames planes.

Al terminar Don José la frase, sale Doña Nazareth dando un portazo y maldiciendo el día en que llegó Raymond a esta provincia.