Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Décimo octavo Capítulo.

Luego de tanto tiempo en el mar al fin observan tierra firme, al fin ha llegado Raymond a España y le esperaban.

Al embarcar ya estaba ansioso y desesperado por bajarse, había hecho grandes amistades pero la salud de su prácticamente madre pendía de un hilo y eso le interesaba más que cualquier otra cosa, más que las promesas de cartas y de volverse a ver con aquellas personas que compartieron con el tanto tiempo para lograr llegar al continente europeo.

En lo que Raymond pisa tierra firme se da cuenta de los aires maravillosos que ha tomado España, cómo ha crecido, se da cuenta que extrañaba esas tierras, ese acento peculiar y la vestimenta de las personas, entre tanta admiración un hombre ya canoso pero esbelto le saca de sus pensamientos saludándolo con emoción y familiaridad, ese hombre era el mayordomo de su tía Lucía, el señor Merquiades Galarraga, siempre a disposición de todos y con una sonrisa que lo diferenciaba de todos los trabajadores de la morada de su madre de crianza.

Entre abrazos y saludos fraternales parten a la casa de Doña Lucía, a medida en que se fue agarrando camino el silencio se hizo ensordecedor porque las palabras que no salían de ninguna de las cuerdas vocales de quienes estaban presentes se podían encontrar brincoteando por todo el carruaje o en la mente de estos dos seres perturbados...

Raymond decide dar el primer paso.

-¿Cómo se encuentra mi tía, Merquiades? -Pregunta temeroso y cabizbajo Raymond-

-Señor, yo no quiero darle falsas esperanzas, pero yo a la Señora Lucía no le veo mucho tiempo de vida... 

-¿Cuanto tiempo?

-Unos cuantos meses, o tal vez menos.

-Merquiades, disculpa mi ignorancia pero, ¿Qué tiene mi tía? Cuando me avisaron de su enfermedad no me mencionaron que le estaba matando, tampoco quería saber antes de llegar a aquí puesto a que si lo sabía tal vez iba a querer venir menos sino sólo esperar su defunción.

-Tranquilo hijo, su tía padece de tifus y según los doctores ha durado ya bastante tiempo enferma, tienes que verla y juzgar por su condición. 

-Pero... ¿Qué puedo hacer yo? -Pregunta Raymond con el corazón destrozado-

-Nada, hemos hecho de todo y ya las posibilidades son pocas, sólo hay que esperar.

Y así transcurrió el tiempo hasta llegar a la casa de la tía Lucía. La casa se sentía sola y vacía y aunque el personal estaba un poco agitado por la llegada de Raymond aún así no era igual en ningún sentido, hace falta la risa de la tía Lucía, el sonido de su pisar al bajar las escaleras y el fraternal abrazo que ella siempre le daba al el llegar de cualquier parte.

Raymond sin comer decide subir a la habitación de su tía pero al verla dormida se retira a su habitación a hacer lo mismo, el viaje lo ha dejado exhausto y las noticias lo tienen contrariado.

Mientras tanto en la provincia venezolana María Sagrario comparte el desayuno con su cuñado sin imaginarse nada de lo que pasaba por la mente de Francisco. Luego del desayuno deciden partir de regreso a la casona Alcatraz, Francisco debía unas disculpas mientras María deber arreglar sus cosas para su viaje a Margarita.

Eugenia seguía callada y dubitativa aún no creía todo lo que había pasado al día anterior, se sentía débil e impotente, se sentía traicionada por su hermana ¿Cuantas cosas no pudieron pasar en una noche? Los celos la cegaban y la rabia se apoderaba de su ser, aún con varios tés que le dio Coco para dormir no logró cerrar los ojos esa noche imaginándose como madre soltera, como el hazme reír de todas Caracas eso la enfurecía pero sobre todas las cosas la llenaba de valentía y decisión, ella estaba predispuesta a darle todo lo que su hijo merece, tal vez no un padre pero a ese niño nunca le faltará nada, sentenciaba en su mente.

-Señor, señora, señoritas, señorito. Permiso para anunciarles la llegada de Don Francisco y de la señorita María Sagrario. -Anuncia Ellup con la elegancia que lo caracteriza y luego de una reverencia se retira de la habitación dejando pasar a María y a Francisco.-

Eugenia al escuchar a Ellup se levanta alterada de la silla, dispuesta a dejar la habitación, se sentía ofendida por verlos a los dos llegar juntos como ella muy pocas veces disfrutó.

-¿Qué haces aquí? -Pregunta con voz despiadada Eugenia-

-Buenos días familia... Amor, vengo a hablar contigo. -Responde tímido Francisco-

-Yo no tengo nada que hablar contigo, puedes irte de esta casa en la que no eres bienvenido. -Contesta autoritaria Eugenia-

-Hija cálmate ¿si? vamos, siéntate. ¿Quieren desayunar? ¡Madrugaron hoy! -Agrega Doña Coromoto al ver lo que sucede-

-¡No me voy a calmar mamá! -Grita Eugenia- ¡Hasta que ese infeliz no se vaya de la casa no me quedaré tranquila! -Dice Eugenia señalando a Francisco-

Dicho esto Francisco se da media vuelta y sale del comedor herido y con su orgullo ya casi inexistente, pero el sabía que se lo merecía y haría lo posible para acomodar todo lo que ha dañado así tenga que apretar el gatillo puesto a que esos impulsos de irse de este mundo terrenal aún están más no se atreve a saciar esas ganas.

-¡¿Te sucede algo?! Francisco viene a pedirte disculpas y tu lo corres de la casa ¡Después lloras mendigando su amor! -Dice molesta y sorprendida María Sagrario.-

-Tu cállate, me das asco. ¿Desde cuando te interesa tanto mi relación con Francisco? ¿Desde cuando deseas vernos juntos? ¡Antes lo maldecías! ¿Y ahora lo apoyas y defiendes? ¿Acaso como se fue Raymond ahora quieres estar con el? ¡Pues quédatelo! Tal vez logres satisfacerlo mas que yo. -Responde Eugenia con lágrimas en los ojos, apuñando las manos y sintiendo como el rencor corre por sus venas-

-¿Disculpa? -Responde incrédula María Sagrario- Mira Eugenia, tu bienestar me importa, siempre me ha importado y por eso quiero que estés con el maldito de Francisco porque sé que aunque sufras porque es un mujeriego serás feliz porque tendrás al hombre que amas a tu lado. Ayer te dije que hablaría con el ¿Cierto? Entonces ¿Por qué me tratas de esa manera?

-Dijiste que hablarías con el... ¡No que te quedaría a pasar la noche con el! -Grita Eugenia dándole un puñetazo a la mesa-

-¡Eugenia! -Grita Don José- ¿Quien te enseñó a pensar de esa manera? ¡¿Acaso fue tu madre?! Compórtate como una mujer que eres, ¿Ese es el tipo de relación que quieres enseñarle a tus hermanos? Me decepcionas. Coromoto, explícame que sucede, yo sé que Francisco no quiere estar más contigo ¡Y ya entiendo por qué! Si desea hablar conmigo al respecto le doy mi consentimiento. ¿Tengo que enviar a una de mis hijas a un hospital psiquiátrico en España? ¿O debo encerrarla en una habitación a ver si deja esas actitudes psicópatas? 

Eugenia rompe a llorar en ese momento mientras todos anonadados simplemente no saben que hacer con la situación. Don José se levanta de la mesa y se retira del comedor espetando que nadie debe molestarlo en el día de hoy, José Isidro se lleva a Rosaura de la habitación y deciden irse a cualquier otra parte, quedando Doña Coromoto, María Sagrario y Eugenia en el comedor.

-¿Qué sucede entre ustedes dos? -Pregunta de manera severa Doña Coromoto-

-No lo sé -Contesta indiferente María Sagrario mientras sus mejillas están de manera rojiza por lo molesta que se encuentra, por lo indignada y herida que se siente-

-¿Y tu qué dices, Eugenia?

-Mamá, lo siento. No sé que me pasa, no pude dormir bien, no me siento bien, María no debió quedarse, estoy celosa de verlo feliz con ella ¿por qué nunca fue así conmigo? ¿qué tiene ella que todos la quieren? -Responde llorando Eugenia con su voz entrecortada-

-Llegamos a un acuerdo ¿si? ¿Cómo quieres que venga? ¿Molesta porque he solucionado todo? Eugenia, te comportaste como toda una niña en esta mañana.

-¡Ya pedí disculpas! -Dice Eugenia cansada- Mamá, deseo irme de aquí, llama a Ellup para que venga a buscarme por favor.

Dicho y hecho, Ellup llega a retirar a Eugenia de la habitación mientras María no entiende nada de lo que sucede y queda sentada en una de las ventanas del comedor extrañando a Nana quien siempre le tenía una solución a todos los problemas de la casa, luego recuerda a Raymond afirmando que lo extraña ya demasiado que desearía estar con el en ese momento ayudándolo con la tía Lucía, dándole apoyo para contrarrestar todo el cansancio y sufrimiento que debe estar pasando.

-¡Coco! -Grita María Sagrario-

-Sí comadre, dígame que puedo hacer por usted. -Dice Coco agitada después de salir corriendo en busca de María Sagrario-

-Coco, hoy saldré con María Romina, será mi hija por un día ¿Si?

-Está bien Mary, búscala cuando gustes.

-Gracias Coco. -Responde pasiva María Sagrario y se retira en busca de su ahijada preguntándose dónde estará Francisco...-  

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro