Décimo cuarto Capítulo.
Al día siguiente sin hacerse esperar mucho, casi de inmediato al momento en que se despierta María Sagrario hace llamar a un criado. Mientras esta se lavaba y aun en pijama, llega exasperado Kostia al encuentro con María Sagrario.
~Buenos días señorita, espero no haberme tardado tanto ¿En qué puedo servirle?
~Buenos días Kostia, pues hoy me ayudarás de mucho. Espero una visita, aunque aún no está programada, pero me ayudaras a ello.
~Pues dígame por donde comenzar.
~ ¡Perfecto! Qué bueno que Ellup te envió. Búscame un billete que necesito enviarle una nota a alguien, yo resuelvo con mis padres.
~Como guste señorita. -Dice Kostia, y con una reverencia parte a cumplir las órdenes de María Sagrario.-
Hoy será un gran día. Dice con una sonrisa maliciosa María Sagrario.
Al cabo de unos minutos, llega Kostia con el billete y una pluma y se la entrega a María Sagrario.
~Gracias Kostia ¿Qué hacen mis padres?
~Doña Nazareth estaba en el comedor cuando venía a traerle o que usted ordenó, su padre parece que se siente indispuesto, la señorita Rosaura salió con la señorita Eugenia y el joven José Isidro ha salido esta mañana, parece que los padres de la señorita Claudia lo han invitado a pasar el día allá por el cumpleaños de la Doña Inés, la madre de la señorita Claudia, según me dijo el joven José que hoy saldrían a cazar sino a pescar al lago de los Zamora.
~Interesante... -Mientras tanto María Sagrario se detiene y comienza a escribir en el billete.-
"Muy buen día Don Jorge Luis Arevalo I, le escribe María Sagrario Alcatraz ¿Me recuerda? Le invito esta tarde a tomar el té en la casona Alcatraz, si dispone de tiempo también podría quedarse para la cena. Le espero a las 5:00 p.m."
~Kostia, necesito que lleves esto a la ciudad, e investigues donde se está hospedando Don Jorge Luis Arevalo I, se lo entregaras a él y esperarás alguna respuesta.
~ ¿Y dónde puedo conseguir esa información, señorita?
~La verdad, lo ignoro, pero puedes buscarlo en algún hotel o pregunta en el ayuntamiento, también puedes pasar por algún centro de reuniones de los fidelistas, sino, preguntarle a uno de ellos.
~Está bien señorita, pronto le traeré respuesta.
~Gracias Kostia.
Rápidamente Kostia sale de la habitación y más atrás sale María Sagrario para ir a desayunar, pero antes, decide pasar por la habitación de su padre y notificarle de la visita.
~ ¿Papi?
~Amada mía ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar ya en un barco vía Margarita?
~Padre, aún no recibo respuestas de la tía Pilar, quise venir a verte ¿Que te hace estar indispuesto?
~ ¡Ay hija! Tengo un fuerte cólico, ya han llamado al médico pero aún no llega, aunque, cuéntame algo, de tu abuela Rosalind debiste de haber sacado algún poder casamentero ¿Qué me dices de Claudia y José Isidro?
~Que aún están muy chicos para casarse, que mi hermano ha llegado tarde a cortejarla y que hay posibilidades de que se casen en unos años, tal vez uno o dos, todo depende si las cosas sigue como van.
~ ¡Ese es mi chico! -Dice dolorido Don José.- ¿Y de Rosaura? ¿Tiene algún pretendiente?
~Papá, Rosaura aún no ha sido presentada a la sociedad, primero necesita cumplir los 15 años, al igual que, necesita que yo me case para ser presentada.
~Entonces, de ser así, ¡Que la inscriban en un convento!
~ ¡Padre! -Dice en tono desaprobatorio María Sagrario.-
~Está bien, pero, ¿No sería mejor presentarla sin tú haberte casado antes?
~Malo no sería, ya dentro de poco cumplirá la edad estipulada.
~ ¿Ella desea casarse?
~ ¡Claro que desea casarse! La única loca en la faz de la tierra que desea todo lo contrario es María Sagrario. -Alega Doña Nazareth con un tono enfadado.-
~Buen día madre. Hablando de eso, hoy tendré una visita, saldré a dar algunas órdenes, espero que esto no les importune en nada.
~ ¿Quién viene? -Dice Doña Nazareth.-
~Un joven español quien pretende enamorarme.
~ ¿Un joven? ¡Un joven! ¡Cristo redentor! ¡Mis plegarias han sido escuchadas!
~ ¡Qué bueno madre! Iré a desayunar -Dice en tono irónico María Sagrario.-
Mientras María Sagrario va en camino al comedor se consigue con un agitado Kostia, quien jadeando por el cansancio ni siquiera logra pararse derecho.
~Señorita, entrando al primer hotel en la ciudad me conseguí con el destinatario del billete, y me dio este otro como respuesta.
~ ¡Qué suertudo eres Kostia! Gracias, está pendiente que probablemente te llame en cualquier otro momento.
María Sagrario a medida que va caminando al comedor lee el billete enviado por aquel infeliz de Jorge Luis.
"Me parece perfecto, adorada María Sagrario, además de hermosa, decidida. Has conseguido cautivarme. Espérame a esa hora querida."
María Sagrario después de leer aquel billete, se le quitó el apetito, tanto cinismo en una persona era digno de admirar, no había ni un poco de vergüenza en ese desgraciado.
Sin pensarlo dos veces, entra a la cocina, coge un pan y un poco de mermelada para untar, comió gozosa alrededor de todo aquellos cocineros y ayudantes, quienes tanto aprecio les había tomado después de la muerte de Nana, también bebió un poco de chicha hecha por Coco, un poco parecida a la de Nana pero definitivamente nada se podría igualar a cualquier cosa hecha por ella. Al terminar de comer da las ordenes de sacar los mejores juegos de vajilla y agregar un puesto en la mesa, también de preparar galletas para el té, e infinidades de cosas que se debían hacer minuciosamente pero que valía la pena el esfuerzo, mandó a cambiar el agua de los porrones y colocar flores nuevas, preparar a mesita de afuera para la hora del té y lo más importante, preparar la mejor comida para la cena.
~ ¿Dónde se encuentra Coco? No la he visto en toda la mañana.
~Señorita, su ahijada María Romina tiene la escarlatina, su madre le ha dado unos días para la curación de la niña, también dijo que no deseaba que usted se enterase, puesto a que iría a verla y a usted nunca le dio esa enfermedad. -Responde preocupado Ellup.
~ ¡Patrañas! Ya no me podría dar la escarlatina, ya he crecido mucho.
~Yo pienso lo mismo, pero no deje de cuidarse señorita.
~Gracias Ellup, no pasará nada.
María Sagrario va a la habitación de Coco en la casona, y allí estaba, con su cara lacerada de tanto calor y del poco tiempo de descanso que le pudo permitir la pequeña María Romina.
~Mary, no deberías estar aquí, tu ni siquiera has pasado la escarlatina. -Dice Coco con sus ojos apagados y ya sin mucha fuerza en los brazos.-
~No me importa, ve a descansar, yo cuido a la niña.
~ ¿Segura? -Pregunta dudosa Coco.-
~Más segura que nunca.
~Gracias María, no sé qué haría yo sin ti, hermana.
~No agradezcas, dame la receta que te dio el médico y todo lo que consideres necesario, le pediré a Kostia que venga a retirar la cuna y que la lleve a mi habitación.
~Como mande señora ¿Te sucede algo?
~No, no pasa nada ¿Por qué?
~Porque hoy no pareces a la María Sagrario de quien tanto me encariñé, hoy te pareces a la temida Doña Nazareth.
~Te adoro Coco y a esta pequeña la amo con mi vida, tengo unos asuntos que arreglar hoy, vendrán a visitarme y quiero demostrar muchas cosas.
~ ¿Quién viene, comadre?
~Necesito que de esto no se entere Raymond, ni que se malinterpreten las cosas. Vendrá un pretendiente mío a quien deseo tenderle una trampa.
~Pero, ¿Por qué Raymond no debe saber? peor, ¿por qué deseas tenderle una trampa?
~Necesito demostrar que la familia Alcatraz está compuesta de personas fuertes, deseo tenderle una trampa porque está implicado en el robo de esta casona -Dice con benevolencia María Sagrario.-
~Madre mía ¡Que te agarren confesada mujer! Tanta venganza, Dios mío.
~Iré a buscar a Kostia, ve a lavarte y a dormir.
Ya instalada María Romina en la habitación de María Sagrario, casi de inmediato le sube la fiebre y comienza el ajetreo, toallas húmedas por casi todo el cuerpo de la indefensa niña, alcohol por todo su cuerpecito, mil y una maniobras para bajar la fiebre y calmar el sarpullido, le daban de tomar mucha agua a la pobre María Romina para así ayudar a sudar la fiebre, hasta que llegó Rosaura.
~Si le dejan subir la fiebre es peligroso, llorará mucho, pero es mejor echarle un baño y mantenerla un rato en agua tibia, así la fiebre cesará, ¡¿Ya le dieron el jarabe?! ¡¿Qué esperan?! La niña no irá a buscarlo. ¡Vamos! ¡Vamos!
~No sabía que teníamos a una enfermera en casa. -Dice María Sagrario sorprendida.-
~Ni yo sabía que teníamos una mujer con el mínimo sentido de la maternidad. -Responde con risitas Rosaura.-
~ ¿Por quién lo dices?
~Por ti, tonta. Sabes que hoy fui a caminar con Eugenia, mientras reposábamos bajo un árbol, ella me coloca la mano sobre su vientre y sentí una ligera patadita de nuestro sobrino.
~ ¿Si? ¿Qué se siente?
~Es lindo sentir que se mueve, me imagino como se sentirá Eugenia. La pobre está destrozada por Francisco.
~No digas nada, luego hablamos de eso.
~Señorita, ya todo está listo para la bebé, también se le informa que ya son las 2:00 de la tarde y que debería comenzar a arreglarse para su visita. -Dice Ellup al entrar en la habitación de María Sagrario.-
~Gracias Ellup ¿Ya está todo listo?
~Si, todo listo, aunque falta que se termine la cena, pero todavía queda tiempo.
~ ¡Perfecto! Ellup ¿Qué haría yo sin ti?
~Seguir viviendo señorita, seguir viviendo.
Al cabo de un rato, así como había dicho Rosaura, ya la niña no tenía fiebre y descansaba plácidamente en su cunita, una de las criadas se comprometió a encargarse de la bebé mientras María Sagrario, la señorita Rosaura y la señorita Eugenia atendían la visita.
Se hizo la hora, ya María Sagrario estaba lista físicamente, tenía un hermoso vestido color lila con encajes en color negro, y un peinado recogido que hacia visualizar su cuello blanco y descubierto que con el escote del vestido llevaba a la imaginación más allá de las limitaciones dadas por el montón de tela sobre el cuerpo de cualquier dama. Pero, en la mente de María Sagrario abundaba nerviosismo, muchísimas preguntas, infinidades de acciones, repulsiones, sus manos temblaban y se encontraba inquieta, hasta que el momento llegó.
~Don Jorge Luis Arevalo I. -Anuncia Ellup en el patio de la casa la llegada del invitado con su característica voz autoritaria.-
~Bienvenido a la casona Alcatraz Don Jorge.
~Gracias mi querida María Sagrario -Dice Jorge Luis con mirada y sonrisa pícara, acto seguido, prosigue a darle un beso en la delicada mano de María Sagrario y viéndola a los ojos, continua diciendo.- Primero que nada, no podía llegarme a tan hermosa casa con las manos vacías, he traído regalos.
~ ¡Oh! No se hubiera molestado.
~No se hubiera molestado usted en invitarme. Espero que no le moleste, pero he pedido que llevaran algunas cosas a la cocina y las sirvan con el té, estas flores son para usted, al igual que estos bombones traídos de mi tierra natal. Otra cosa, no vuelva a decirme Don Jorge o señor Jorge, aún no soy tan viejo, ni me he casado, solo dígame Jorge.
~Está bien Jorge. ¡Gracias! Pronto llegarán mis padres y mis hermanas, la verdad no sé qué tanto se demoran, espero que no le moleste.
~Para nada, así tengo más tiempo de intimar con usted...
Y María Sagrario con una sonrisa maliciosa decide persuadir las palabras de Don Jorge.
~ ¿Desea té?
~Por supuesto que sí.
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