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Capítulo 12

El calor aquí es infernal, pero al menos no la estaba pasando tan mal como Bepo. Pobre oso, con todo ese pelaje... debe estar en el verdadero infierno. Suspiré quitándome mi abrigo y abanicando mi rostro con una mano.

-Esto ya es insoportable -jadeé del calor-. No doy más. Emerjan, tomaremos un respiro.

-Vicecapitana... ¡Gracias! -solloza Bepo e intenta abrazarme pero yo salté y lo empujé por la espalda.

-¡Ahora con el sudor y calor no, Bepo!

-Lo siento...

-¡No te disculpes! -me hizo sentir mal de nuevo. Resoplé sujetando el puente de mi nariz-. Hace demasiado calor para siguiera tocar algo... quiero salir un momento.

El submarino se dirige a la superficie y el primero en salir fue Bepo, se veía más ansioso que cualquier otro por estar fuera y respirar aire fresco finalmente.

-¡¿Una serpiente?! -lo escuché pero Shichi y Penguin fueron los siguientes en salir.

-¡¿Qué pasa?!

-¡¿Por qué hay una serpiente?!

-¿Hm? -fui tras ellos y vi a la dichosa serpiente, reconociéndola enseguida-. Hancock...

Lo había murmurando y los demás no alcanzaron a escuchar, pues estaban más sorprendidos de ver un barco de guerra de la Marina a nuestro lado.

-Maldición -dice Bepo.

-¿Qué hace aquí un barco de guerra de la Marina? -pregunta Penguin nervioso.

-Avisen al capitán -ordené a los que estaban en la entrada del submarino.

-¡Sí!

-¡Vicecapitana, hay alguien allí! -dice Bepo apuntando arriba- ¡Una de los Ouka Shichibukai! ¡La Emperatriz Pirata, Boa Hancock!

-Sí, lo sé... -sonreí de lado- ¿Qué hace aquí la Emperatriz Pirata?

Ella baja hasta nuestro submarino, parándose frente a la serpiente y mirándonos a todos.

-No se preocupen. Petrifiqué a todos los marinos -comenta antes de mirarme como si estuviera preocupada- ¿Cómo está Luffy? ¿Está mal? Se curará, ¿no?

-¿Cómo sabías que emergiríamos aquí? Me asusté porque pensé que la Marina aún nos perseguía -menciona Bepo.

-Hice que Salome los siguiera bajo el agua -dice Boa apuntando a la serpiente.

-Ah... así que eso era lo que sentía que nos estaba siguiendo -pensé en voz alta, sujetando mi barbilla.

-¡¿Y por qué no lo dijo?! -preguntan los tres.

-Ups, se me pasó -rasqué mi nuca mientras sonreía un poco.

-¡Q..Qué... Que linda! -los tres se caen de espaldas al suelo.

-¡No cambies el tema, bestia! -le reclama Hancock a Bepo.

-Perdón -responde Bepo bajando la cabeza de nuevo en pie.

-¡Que poco carácter! -soltamos Penguin, Shachi y yo a la vez.

-¿Cómo está Luffy? Díganmelo de inmediato -exige Hancock pero en ese momento sale Law limpiando sus manos.

-¡Capitán!

-Hice todo lo que pude -responde Law.

-Entonces, ¿está a salvo?

-Logramos mantenerlo con vida. Sin embargo, recibió una cantidad impresionante de daño. No puedo garantizar su supervivencia.

Boa Hancock parece preocupada luego del anuncio de Law sobre el estado de Luffy, me sorprendía que una Shichibukai como ella estuviera así de interesada y preocupada por un pirata como él. ¿Le habrá gustado? No me sorprendería, Luffy tiene un algo que atrae a las personas. Quizás también me gustaría a mí de no ser porque ya me gusta L... ¡Que no!

-¡Era de esperar! -escuchamos de repente.

-¿De dónde viene esa voz?

Apunté hacia arriba para señalar a las personas al borde del barco de la Marina.

-¡Sombrero de Paja-boy ya no podía ponerse de pie cuando estaba en Impel Down! -dice la reina de los travestis, Ivankov.

Vaya, muchas personas importantes se preocupan por Luffy, de verdad tiene algo que atrae a los demás.

-¡Sombrero de Paja estuvo arriesgando su vida!

-¡Nos digamos de la prisión gracias a él!

-¡Cumpliremos nuestro sueño gracias a él! ¡Iremos al Reino Kamabakka!

Todos festejaban por su libertad ganada gracias a Luffy. Nosotros solo los observamos sin reconocer al resto de piratas.

-¿Quienes son? -pregunta Shachi.

-Son...

-Prisioneros de Impel Down. Al parecer también aliados de Luffy -comenté antes que Boa sin darme cuenta de que la había interrumpido.

-¡¿Quién te crees para hablar por encima de mí?! Y además... ¡¿Quién eres para hablar de Luffy con tanta casualidad?! -ella me apunta con el dedo mientras se inclina hacia atrás.

-¡La mira con tanto desprecio! ¡Vicecapitana discúlpese por favor! -piden los tres subordinados.

-¿Disculparme? Bueno, supongo que en parte tiene razón... Está bien, lo siento. Pero te recomiendo no apuntarme de esa forma -hice a un lado su mano y me crucé de brazos-. Por más poderosa y hermosa que seas, estás en nuestro barco en el que soy vicecapitana... Mejor no faltarnos al respeto tan pronto, ¿no? Boa Hancock. No querrás que la operación de Luffy... termine en tragedia.

Ella y yo sonreímos de una manera poco amistosa en la que pareciera que echábamos chispas con la mirada. Hasta que finalmente ella resopla y mueve su cabello hacia atrás.

-Bien, tienes razón. Solo porque la vida de Luffy está en sus manos ahora -respondió.

-Excelente -sonreí de nuevo-. Iré a darle más sangre a Luffy, la necesita después de todo lo que perdió.

Miré a Law quien asintió estando de acuerdo. Entré al submarino y cuando ya no podían verme cubrí mi rostro con ambas manos.

-Joder sí que es hermosa esa mujer -sentí mi rostro sonrojado.

Sacudí la cabeza quitándome cualquier pensamiento de aquellos. Suspiré y sonreí sintiendo que lo mejor sería no enemistarnos con alguien como ella. Deberé cuidarme mejor y no interrumpirla de nuevo para que ella no me apunte de esa forma y yo vuelva a reaccionar. Es que no tolero a quienes se creen superiores.

Como dije que haría, fui a ver a Luffy y cambié sus bolsas vacías de sangre por unas llenas. Miré las bolsas vacías y volví a pensar en que, si conseguía multiplicar la sangre, sería más fácil. Quizás deba trabajar en eso.
Asentí para mí misma y salí de aquella sala para ir a mi laboratorio y volver a mis experimentos. Metiéndome tanto en estos que ni siquiera me había dado cuenta del tiempo que había pasado aquí hasta que la puerta se abrió.

-¿Cómo está Jinbe? Lo vi levantarse hace rato -pregunté mientras continuaba con lo que hacía.

-No quiere descansar, quizás su herida se abra de nuevo y muera. Pero por el momento está bien -responde Law.

-Ya veo, entonces no me preocuparé -dije mientras hacía levitar sobre mi mano un poco de sangre y preparaba algo.

-Iremos a la isla de las Doncellas para salvar la vida de ambos sin problemas con la Marina -comentó.

-¿"La Isla de las Doncellas"? -murmuré deteniéndome unos segundos-. Sería el sueño de Sanji ir allí -recordé riendo por aquel cocinero-. De cualquier hombre, diría yo, aunque... ¿También estás feliz de ir allí, Law?

Lo miré por encima del hombro con una sonrisa ladina, él frunce más el ceño y me mira con molestia.

-No digas tonterías, ¿por qué me haría feliz ir allí? No me importa en lo mas mínimo -responde con un tono fastidiado.

-Solo bromeo, doc -volví a concentrarme en mi experimento-. Sé que no eres de ese tipo.

Hice mi esfuerzo y contré mi vitalidad en la sangre en aquel recipiente, no era mucha. Esta empezó a temblar y a girar, creí que lo iba a conseguir y que se multiplicaría la sangre... pero en lugar de eso la sangre se evaporó por completo.

-¿Eh? -miré el contenedor y le di vuelta, ni una sola gota cayó de este-. Salió lo contrario. Joder.

Anoté el resultado antes de agarrar el recipiente nuevamente. Escuché a Law salir del laboratorio y yo continué con lo que hacía, quizás... si hacía lo contrario podría conseguir algo. Sin embargo, mis siguientes intentos terminaron en fracasos, mi frustración comenzaba a crecer porque no podía creer que siempre contara con este problema de no tener suficiente sangre y me hiciera vulnerable.

-¡Mierda! -golpeé el escritorio por descargar mi molestia pero solo lo empeoré ya que al hacerlo derramé mi sangre- ¡Hm, no...!

Hice levitar la sangre justo antes de que marchara mis notas y demás hojas, suspiré aliviada cuando me di cuenta de que todo estaba bien, pero nuevamente empecé a toser y sentirme agotada.

-Supongo que... es todo por hoy -mencioné para mí misma.

Absorbí mi sangre nuevamente y salí del laboratorio a paso lento por el agotamiento. Me encontré con algunos chicos en el camino.

-¡Vicecapitana _________! -saludan ellos.

-Iré a descansar... avísenme si ocurre algo importante.

-De acuerdo.

Llegué a mi habitación, cerré la puerta recargándome un segundo en esta antes de caminar hasta mi cama y dejarme caer acostada sobre las mantas. Ya ni fuerzas para acomodarme tenía, ni siquiera para abrir los ojos por más tiempo. Simplemente me dormí o caí inconsciente.

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