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—¿Crees que sea normal?—pregunta Diana y yo asiento.
—Debe tener muchas ganas de regresar al colegio.—suelto con picardía, recordando a la famosa 'Lenna'.
—Pero lleva semanas así...
—Diana... ¿Me llamaste solo para que espiemos a mi hermano cuando estudia?— pregunto, cruzandome de brazos.
—Las estoy escuchando.—dice mientras cambia de página.
Ambas desistimos de acosarlo desde la puerta y nos fuimos al departamento de Diana. La verdad era que habíamos planeado una noche de chicas, pero pasamos a molestar a Chris un rato.
—¿Y como te ha ido con Lu?—pregunta mientras pone a hacer las palomitas.
—Bien, ha estado muy cariñoso últimamente... Y a veces intenta decir algo y luego se calla.
—Seguro quiere confesarte sus sentimientos y no se anima o no encuentra el momento adecuado.
—¿Tu crees?
—Claro que sí...
—¿Y que me dices de Scott?—ella se exalta y baja la mirada—¿Piensas decirle que te gusta?
—No.—la firmeza con la que responde me asombra—Admito que durante este último tiempo hemos congeniado y me resultó inevitable sentir atracción por él, pero eso no significa que sea algo mutuo. No soy una adolescente que cree que si se confiesa su amor será correspondido y tampoco soy una mujer que se mete con chicos e intenta interferir en su camino al amor. Más bien me gusta que las cosas se den solas. Se que es tonto y que pensando así puedo terminar sola para toda la vida, pero así soy...
—Tienes un gran corazón, Diana. Sin embargo, no está mal luchar por lo que quieres....—le regalo una sonrisa—ademas ya he rechazado a Scott. Ya le he dicho a quien le pertenece mi corazón...
—Eso no quiere decir que él vaya a rendirse o que yo vaya a gustarle.—dice encogiendose de hombros—La vida real no es como en las novelas.
—Bueno aún me tienes a mi...—dije, ella sonrió.
—¿Sabes que es lo bueno de todo esto?—dice, niego con la cabeza—Que me dejaras ayudarte a arreglarte mañana. Voy a hacer que re veas preciosa en tu cita.
—No se si confiar en tí...—digo entre risas y por ello recibo un golpecito en el hombro.
Una vez terminadas las palomitas, pusimos el DVD y nos sentamos en el sillón.
Hace un año atrás no hubiera imaginado que me encontraría en este lugar, ni que hubiera hecho amigos. Era impensable. Sin embargo, ahora los tengo y me encuentro feliz por ello.
***
Me despierto a las doce del mediodía, sin ganas de abandonar la cama, y siento un aroma exquisito. Mi estómago ruge y me apresuro a movilizarme hasta la cocina.
—Tres películas, cuatro potes de palomitas y una larga siesta. ¿Qué tal la noche, eh?—pregunta mientras sigue cocinando.
—Todavia huelo a palomitas...—digo, ella ríe—¿Qué cocinas?
—Secreto.
Al parecer, solo experimentaba con la comida, aunque olía rico. Su plato raro, se veía algo feo, pero sabía bien. Tenía que darle un punto por ello.
Tras el almuerzo, nos pusimos a debatir sobre la ropa que iba a utilizar. Si bien había traído algunas prendas, ella dijo que quería mostrarle algo diferente. Así que me vi envuelta en un proceso de pruebas larguísimo, que sólo se detuvo cuando Diana quedó conforme.
Luego de eso, me di un buen baño relajante y termine de alistarme.
Me miré al espejo para ver como había quedado y me gustó. Me sentía bien conmigo misma y eso era bueno. Seguramente Lu quedaría encantado.
Contentas con los resultados finales, salimos hacia el lugar acordado. Si, salimos. Las dos. Diana había insistido en que quería ver la expresión de Lu y tuve que dejarla acosarnos durante nuestro encuentro. Claramente, ella se iba a quedar escondida para que él no la viera o eso esperaba.
A decir verdad, me encontraba bastante nerviosa, más que en las veces anteriores. Ya había tenido citas antes pero sabía que ésta sería diferente. En esta le diría mis sentimientos a él, pasara lo que pasara, me aseguraría de que supiera lo que siento.
Lo veo ponerse de pie, impresionado, sus ojos destellan mientras me analiza y hace que se me erize la piel. Camino hasta su encuentro y noto que lo dejé sin palabras.
—Hola—suelto una risilla y atraigo su atención—, ¿Estás bien?.
—Hola—suspira—, te ves hermosa.
—Gracias...—digo con una sonrisa en mi rostro—Ahora se que valió la pena el esfuerzo.
—Siempre lo vale...—dijo, me tomó de las manos y me miró a los ojos, provocando que me revolotearan las mariposas en la panza.
—Lu...—siento como se acerca lentamente a mi y deposita un beso en mi mejilla.
Siento como la calidez de sus labios se graba en mi piel, como cada uno de sus besos. Mi corazón no se calma, esta ansioso por lo que vendrá. Ambos lo sabemos, desde hace tiempo, pero ninguno lo ha dicho con palabras.
—¿Diana tuvo algo que ver en tu aspecto?—preguntó con los ojos entrecerrados y me exalté.
—¿Es muy obvio?—Lu asiente y me sonrojo—Ella insistió...
—Recuerdame que la felicite, has quedado preciosa, aunque tu look natural me encanta, todo de tí me encanta.—dice con una sonrisa.
De alguna manera, parece decir lo que piensa sin dudarlo y eso es raro en él. Lu siempre se mostró tal y como era conmigo, pero siento que esta vez es diferente.
—¿Vamos?—dice y yo asiento.
Comenzamos a caminar hacia nuestro primer destino y a lo lejos veo a Diana y a Scott enfrentados, parecían discutir sobre algo. Después tendría que contarme porque ahora debía concentrarme en nuestra cita.
***
N/A
Ya falta poco, muy poco.
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