15
Me desperté y sentí un pie en mi cara, empujando suavemente. Entonces recordé la noche anterior, cuando Diana se instaló en mi casa a hacer una «pijamada» que consistió en una maratón de películas con muchas palomitas y una larga charla sobre chicos. Me contó mucho sobre ella y su familia, su novio fallecido, sus pocos amigos y todo lo que a sus gustos respectaba. Luego hablamos de Scott y Lucian, todo lo que sabía de ellos se puso en cuestión.
No puedo negar que me divertí mucho, pero Diana es muy inquieta cuando duerme. Debo tener más de un moretón por sus patadas y de alguna forma terminó dada vuelta.
Me levanté a preparar el desayuno. La moví como pude pero ella ni se mosqueó, sólo refunfuñó y siguió durmiendo.
Fui a la cocina y me decepcioné al no encontrar nada en la alacena y tampoco en la nevera. Miré la hora y vi que eran las once de la mañana, sólo había dormido cuatro horas. Me cambié y le avisé a Diana que iría a comprar.
El día estaba fresco, digno del pleno otoño. Las ojos de los árboles ya estaban de los mismos colores del atardecer y eso me gustaba.
Caminé un rato hasta llegar al mercado, habían más tiendas de conveniencia cerca de casa pero prefería ir a ese lugar.
Tarde casi una hora en salir del lugar que estaba algo lleno de gente. Había comprado muchas cosas así que llevaba unas cuantas bolsas. Definitivamente necesitaba un automóvil.
Mientras caminaba a casa, mi celular sonó y por un momento desee que fuera Lucian, pero no podría serlo. Había cambiado de número y el nuevo solo se lo había dado a Diana y a Chris. A pesar de que me sabía perfectamente de memoria el número de Lu, me daba miedo marcarle. No quería oírlo enojado.
Contesté la llamada de Chris y éste carraspeó. Pude notar algo de nerviosismo.
—Hola— dijo él y yo lo saludé—, mañana... ¿Tienes tiempo?
- Si, me he tomado un receso de la universidad así que estoy libre.
—¿Un receso? ¿Ocurrió algo malo?—su repentino interés me sorprendió.
—Es una larga historia...—dije restándole importancia.
—Mmm... De acuerdo, juntemosnos en Memories— dijo refiriéndose al café en donde me había detenido con Diana— ¿A las 5? Ni bien termine mis clases iré...— yo hice un sonido de afirmación y él prosiguió— Entonces nos vemos mañana...
—¡Espera Chris!— dije y él volvió a colocarse el celular al oido— Si tu... Si tu tuvieras una amiga a la que quieres mucho... Y ella desaparece de un día para otro sin dejar rastros y luego de tres meses te llama... ¿Cómo te sentirías?-pregunté dudosa.
—Estaría enojado, seguramente más de lo que pueda imaginarse...—hizo una pausa para cambiar el móvil de lado y eso me puso nerviosa— pero luego estaría feliz, deseoso de volver a verla...
—Gracias por escuchar mi pregunta... Adiós.— él se despidió y colgó sin más.
Esa conversación me había servido de motivación para marcarle a Lu. Tenía dudas, más de las que podía contar con mi mano, pero no perdía nada con intentarlo.
Volví a casa y Diana seguía durmiendo, preparé el almuerzo y la desperté. Para mi sorpresa, se levantó al primer llamado y de muy buen humor.
Comimos y le conté sobre el llamado de Chris. Ella se había emocionado cuando le hable de mis ganas de llamar a Lucian y me animó a hacerlo.
Cuando llegó la tarde, Diana se fue a su piso y yo salí a caminar. Me gustaba el aire de otoño.
Llegué a un parque que no estaba muy concurrido de gente, sólo habían unas pocas parejas disfrutando del atardecer.
Me senté en un banco y saqué mi móvil. Lo miré por varios minutos hasta que marqué el número de Lucian y le di al botón llamar.
Sonó un tono, dos tonos...
Estaba nerviosa, no sabía si me contestaría o dejaría pasar mi llamada ya que no tenía el número registrado. ¿Y si estaba enojado y no quería hablar conmigo? ¿Y si ya se había olvidado de mí? Y si...
—¿Hola?—escuché su voz.
Mi mente se quedó en blanco total, no salían las palabras. ¿Qué debería hacer? ¿Qué debería decirle? Entonces recordé lo que Chris me dijo y me armé de valor.
—¿Hola? Si no contesta voy a...—dijo y yo me apresuré a contestar.
—Hola Lu...—dije algo tímida.
***
LUCIAN
¿Estaba oyendo bien? Era Cassie... ¡Era ella! Sentí una revolución en mi interior al oír su dulce voz. Hacia tres meses no sabía nada de ella y temía que pasarán años antes de volver a encontrarla, pero ésta vez fue ella quien me buscó.
No sabía si reir o llorar, si sentirme triste o feliz. Estaba molesto, por segunda vez se había ido sin decir nada... ¿Qué rayos le pasaba?
Aunque supe lo de Scott, no esperaba que ella me contactara a mí. Por eso me había quedado sin habla.
—¿Lu?— preguntó ella y todo se aclaró. Ya tendría tiempo para regañarla luego.—¿Estás enojado?—preguntó inocente y yo me estremecí, no podría estarlo si me llama ella misma para hablarme.
—No lo estoy.—dije intentando calmar mi ansiedad pero no lograndolo. —¿Dónde estás?— dije apresurado, quería verla. Tenía mucho que decirle.
Pude notar como ella vacilaba del otro lado del tono y al cabo de unos segundos me recitó la dirección. Supe al instante que no era muy lejos y sonreí por dentro.
—Esperame ahí, llegaré en veinte minutos—dije y colgué sin darle tiempo a negarse.
Salí de mi departamento casi corriendo, todos me miraban raro pero eso no me importaba.
Al fin la vería, después de creer que no volvería a verla por mucho tiempo.
No quiero perderla de nuevo, no otra vez, no sin decirle lo mucho que me gusta. Aunque a ella pueda gustarle otro, no quiero rendirme. He venido desde lejos sólo por ella...
Pasé todo el trayecto pensando y dándole vueltas al asunto, hasta que por fin llegué. Era un parque, no había mucha gente por lo que me fue fácil encontrarla.
Estaba sentada en un banco, llevaba unos jeans oscuros y una blusa verde, sus ojos estaban perdidos en su móvil, el cual llevaba entre sus manos. No se había percatado de mí presencia aún. ¿Sería muy loco si me acercara y la besara ahí mismo?
Definitivamente tenía que calmarme, tenía que mantener mis emociones bajo control al igual que cada vez que estaba cerca de ella.
Entonces ella levantó la vista y me vio. Podía ver el mar de emociones en sus ojos. Se veía hermosa. Todo lo que venía pensando se esfumó al igual que mi autocontrol.
En ese momento me encaminé hacía ella.
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