09
Las clases habían comenzado de nuevo, algo que no era muy bueno porque otra vez sería el centro de atención y de todo el chismerío de las personas.
De hecho, una de mis prioridades era evitar serlo y ¿Qué creen?... No lo logré. Debí darle las gracias a Lucian por cambiarse a mi universidad y entrar en mi clase como un galán directo a sentarse junto a mi. Genial.
Todos clavaron sus miradas sobre nosotros. Adiós a mis planes de ser invisible.
—Hola Cassie—saludó muy sonriente y yo lo miré fijo con mucho odio.
—¿Qué haces aquí?—gruñí y el me palmeó la espalda amistosamente.
—Desde ahora seremos compañeros, otra vez—soltó y pude ver su felicidad interna—¿No te pone feliz?— miré fijo para hacerle saber que había arruinado mis planes y él sólo miró al frente manteniendo su sonrisa—A mi sí... Y mucho.
Tonto Lucian. La verdad es que me agradaba la idea de volver a tener alguien con quien platicar, pero no se cuanto dure lo bueno.
Las horas pasaron más rápido de lo normal y eso se debía a que cierta persona me distraía con sus gestos. No sabía si darle las gracias o golpearlo.
Cuando tuvimos el descanso, me encaminé a mi lugar de siempre. Lo extrañaba. Extrañaba sentirme en ese trance en el que me sumía al escuchar música y más al cantarla bajo esos árboles. Una vez que lo vi, suspiré. Todo seguía igual, excepto que yo no estaba sola.
—Este lugar...—Lucian lo miró lentamente y luego me sonrió, haciéndome saber que había notado el detalle—Es tu favorito, ¿cierto?
Yo asentí y él comenzó a dejar sus cosas en el suelo. Me dispuse a hacer lo mismo, después de todo era lo que más deseaba en ese momento. Sin embargo, me detuve al ver a Scott detrás de las grandes rejas, observandome.
Me sorprendí, aunque últimamente era algo normal, parecía algo diferente. Se veía distante, pensativo, como si tuviera una decisión de vida o muerte que tomar, tanto que por más que busqué su mirada no la encontré. Le pedí a Lucian que me esperará un momento y comencé a acercarme a él.
—¿Scott? ¿Ocurre algo?—estaba comenzando a preocuparme y él no respondía—¿Scott?—mis palabras no lo alcanzaban, así que decidí ir hacia él.
Rodeé la reja hasta salir de la universidad y caminé hasta tenerlo más cerca. Mi corazón se agitó cuando su mirada intensa se posó en mí de repente. Era algo raro en él, parecía estar librando una batalla interna y yo no sabía cómo ayudarle.
—Scott...—dije suave y él apretó sus puños—que es lo que...—y no fui capas de terminar la frase que Scott se acercó a mi en un par de pasos y me abrazó.
—No vuelvas a ignorar mis llamadas... Estuve preocupado por ti...—suspiró aliviado y yo no podía ocultar mi extrañeza ante esa situación.
Scott vio a Lucian, quien nos veía fijamente, y pude sentir la tensión en él. Al parecer no se terminaban de agradar.
Me solté de su agarre, trayendolo de vuelta a la realidad, y me crucé de brazos.
—Scott, no estoy obligada a responder ninguna llamada. No es para tanto.—su expresión se suavizo y yo me acomode el cabello detrás de la oreja-Si solo viniste por eso, vete. Ahora mismo estoy por disfrutar de mi descanso.
—¿Qué hace él aquí?—dijo señalando a Lucian.
—Ahora es un estudiante de aquí—Scott me miró de una manera que no pude decifrar—. Si eso era todo...
Scott tomó mi mano y me colocó una pulsera de plata con pequeños dijes y yo me sorprendí. La delicadeza con la hizo aquel acto fue indescriptible. Y también, la ternura con la que acarició mi mano al terminar. Definitivamente estaba raro.
—Cass, yo...—Scott me miró y me puse nerviosa—tengo algo que decirte...—dijo mirando mi mano, la cual todavía estaba sosteniendo.
—¿Qué es?—dije algo nerviosa.
Ese tipo de situaciones me ponían inquieta, ansiosa. No podía imaginarme que era aquello que le costaba tanto decir o que le había hecho venir hasta aquí, y tampoco quería imaginar nada. Era algo erróneo sacar conclusiones antes de tiempo en estos casos, así que esperé.
Sin embargo, el celular de Scott sonó y eso lo sacó de su trance. Su mirada se oscureció cuando vio la pantalla y negó con la cabeza. Luego me volvió a mirar y sonrió levemente.
—Lo siento, olvida lo que dije.—dijo y sin más se fue.
Estaba algo desconcertada. ¿Qué había sido aquello? No lo sé. Volví a mi lugar y me senté junto a Lucian. Pude sentir su mirada en mi, pero estaba muy pensativa como para decirle algo.
El resto del día fue un caos. Todos platicaban sobre nosotros, y nuestra supuesta relación. Una vez le agradecía mentalmente a Lucian. Él parecía tan inocente y ajeno a todo eso que se me iban las ganas de culparlo, lo que me llevó a otro asunto más importante.
—Lu—dije mientras caminábamos a casa—¿Por qué decidiste cambiar de universidad?
Lucian me miró y yo pude ver ese brillo intenso en sus ojos, como si tuviera tanto que decir que no le bastaban las palabras.
—Por tí...—dijo y se detuvo haciendo eco de mí— yo...
De repente comencé a sentirme nerviosa. Todo estaba cambiando muy rápido para mí y no sabía si eso era precisamente bueno. Lucian tomó mi mano y sentí todo tipo de emociones.
—Vine hasta aquí por ti Cassie...—dijo y sonrió dulcemente.
—No digas tonterías—dije tratando ocultar mis nervios.
Lucian lo notó y se rió. Soltó mi mano y me revolvió el cabello. Yo lo miré fijo, entrecerrando los ojos.
—Deberías ver tu cara—dijo riéndose y yo le di un golpecito en el hombro—. Vamos, te acompañaré hasta tu casa.
A pesar de que quería mantener una distancia prudente, ellos se empeñaban en acercarse a mí. Los días estaban volviendo a ser coloridos y a pesar de que me asustaba, quería disfrutar de aquello.
Llegué a casa, me despedí de Lucian y entré a mi hogar. Me derrumbé sobre mi cama y me olvidé de todo una vez más.
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