🖤 Capítulo 15 🖤
🖤 Capítulo 15 🖤
Any
Suspiro y suelto una palabrota en un murmuro.
- Sin malas palabras Any. –dijo al otro lado de la línea mi jefe
- Pero ya no sé cómo explicarle si se lo he dicho hasta en árabe. –gruño
- ¿Ves? Ese es el problema, todo lo que has dicho lo has hecho gruñendo y gritando. Sé civilizada.
- Sé civilizada. –repito burlándome
- Any. –el señor Smits me regaña
- Vale, empezaré de nuevo. –alzo mi mano libre en forma de rendición aunque sé que no me puede ver
Froto mis piernas entre sí y bajo un poco la camisa que llevo puesta como si pudiera cubrirme más de lo que hace. Después de toda aquella persecución Nick me llevó a su casa y me trajo a una de sus habitaciones de huéspedes. Me dió una de sus camisas, que es la que llevo ahora, para que durmiera cómoda y me dijo que mañana buscaría ropa para mí. No podía dormir así que salí al balcón de la habitación y en eso recibí la llamada del jefe. Desde que pasó el tiroteo no he podido estar tranquila y el señor Smits con sus preguntas me puso nerviosa, por esas razones me puse a gritarle. Y ahora que he contado hasta mil voy a explicarle todo lo sucedido.
- Íbamos de regreso a casa, Nick conduciendo. Estábamos hablando y noté un auto a lo lejos algo cerca pero no le dí importancia. –hice una pausa y seguí– Más tarde me volví a fijar en el mismo auto, que cada vez estaba más cerca, y caí en cuenta de que nos estaban siguiendo. Empezó una persecución y de repente comenzaron a dispararnos. Yo devolví los tiros y logramos huir cuando le dí al conductor.
Camino de regreso al interior de la habitación y me siento en la cama.
- ¿Dónde estaban Nick Murray y tú? –pregunta el jefe
- En su club. –susurro con una sonrisa boba en los labios
Los recuerdos del baile, de como me miraba y me sonreía revuelcan mi mente.
- Entiendo. Parece que los venían siguiendo desde ese lugar. –llega a sus conclusiones
- Creo que el objetivo era Nick desde un principio. A lo mejor lo querían secuestrar pero creo que lo querían matar.
- Vaya suerte la tuya, siempre estás con él cuando ocurren esas cosas. –sé que lo dice en broma
Río bajito pero ceso cuando una duda surca mi cabeza.
- Sin embargo, es para que ha estas alturas ya el señor Daylon hubiera atacado. ¿Qué espera?
- No sé Any. –siento duda también en la voz del señor Smits– Mañana haremos otra operación para confiscar pero esta vez armas.
- Detén esa operación. –le ordeno, si señores le acabo de ordenar a mí jefe
- En primera no me des órdenes y en segunda, ¿por qué?
- Con la droga no hay problema pero no es el momento para dejar a Murray sin armamento. –explico
- Sigo sin entender Any, sabes que debemos debilitar ese imperio. –su voz suena severa
- Estamos en medio de las tapas del pan. Si acabamos con el imperio Murray Daylon aprovechará eso para apoderarse de las sobras que le dejemos y tendremos que empezar otra operación.
Lo escucho bufar pero sé que sabe que tengo razón.
- Está bien, esperaremos un poco.
- Sabes que tengo razón siempre jefecito. –me burlo
- Déjate de ser tan graciosa, no tentes tu suerte. –por su voz está sonriendo
- Mañana me voy a Roma con Nick.
- No dejes de comunicarte conmigo, te lo pido.
- De acuerdo. –digo
- Te dejo, necesitas descansar. Cuídate mucho. –y antes de que pueda devolverle la despedida cuelga
Niego divertida. Él es como mi segundo padre, no sé que haría sin ese viejo. Ay, si me coje diciéndole viejo me mata.
Tocan la puerta y segundos después Nick entra.
- Que maleducado, se supone que debes esperar a que diga "pase". ¿Qué pasa si estuviera desnuda?
- No me importaría en absoluto. –se encoge de hombros y se sienta a mi lado en la cama– ¿Te encuentras mejor?
Acaricia delicadamente una de mis mejillas y asiento.
- ¿Segura? –pregunta
- Tranquilo, solo estaba algo nerviosa. –le sonrío y apoyo mi rostro en la mano con que me acaricia
De camino a su casa no paraba de murmurar cosas y de hablar rápidamente. Él se dió cuenta de que era un ataque de nervios. No sé qué me pasa, esas cosas sé controlarlas.
- Mañana nada más que almorcemos partimos a Italia. –dejó mi mejilla y ahora acaricia mi cabeza
El sueño empieza a vencerme y bostezo.
- Duerme que ya es tarde. –me acuesta en la cama y besa mi frente antes de levantarse a caminar hacia la puerta
- ¿Nick? –lo llamé antes de que saliera
Se volteó y me sonrió.
- Buenas noches. –mi ojos se cierran por inercia en ese momento pero logró escuchar de su parte un "buenas noches" antes de caer en los brazos de Morfeo.
***
- Cuídate Any. Vive con los ojos bien abiertos. –dice Joshua mientras me abraza– Me cago en Nick, a última hora me dijo que no podía ir con ustedes.
Muerdo me labio inferior en una sonrisa. He notado que el ojos grises siente un poquito de celos de Joshua en algunos momentos. Hasta ha llegado a preguntarme que tan buena es mi relación con él.
- Según él debes quedarte para ayudar a Jonh en algunas cosas de seguridad, solo te tiene esa confianza a tí.
Rompe el abrazo pero aún no me suelta.
- No confíes en nada ni nadie y por lo más mínimo que sea me llamas.
- Si jefe. –hago un saludo militar y él se carcajea
No aguanto y también me río. Luego me quedo mirando sus hermosos ojos azules. Él también se detiene y me mira igual. Noto que empieza a acercar su rostro al mío y mi corazón se acelera. ¡¿Qué piensa hacer?!
Da dos suaves besos en mis mejillas, uno en cada una de ellas, y toca con su dedo índice juguetonamente mi nariz. Después de eso agarra mi maleta y comienza a caminar en dirección al jet, dejándome mirando al vacío procesando lo que acababa de pasar. Siento que me agarran de la cintura y al instante reconozco su loción masculina.
- ¿Lista? –pregunta
- Lista. –y con su mano en mi espalda caminamos al jet
Nos despedimos de Joshua, Jonh y de otros de sus hombre y abordamos. Él se sienta en frente mío llevando su cabeza hacia atrás en un gesto de cansancio. Y es ahí cuando noto las ligeras ojeras que tiene.
- No dormiste bien. –no lo pregunto, lo afirmo
No responde y solo cierra los ojos. Sí, lo mejor es que descanse, el viaje a Italia son aproximadamente 6 horas. El jet despega y yo también cierro los ojos y me quedo dormida.
***
Roma es preciosa. Amé sus calles, edificaciones y el andar de la gente. Cuando llegamos faltaba solo un poco para que anocheciera. Nick me prometió que mañana con más calma me daría un tour por la ciudad. Chillé emocionada y me lancé a sus brazos. Se sorprendió al principio pero luego me acogió en sus brazos y empezó a dar vueltas conmigo. Cuando le pregunté donde nos quedaríamos me acarició la palma de la mano y me dijo que me preocupara, nos quedaríamos en casa de su madre. Al parecer mi cara mostraba la inseguridad de quedarme a solas con él todos los días que nos quedaríamos.
Llegamos a una casona muy bonita pero mucho más pequeña que su mansión. A simple vista pude deducir que solamente tendría una sala, cocina, una estudio, tres habitaciones y una terraza de lo más bonita por cierto. Marcos nos había recogido en el aeropuerto privado de Nick y fué quien nos trajo. Él ayudaba a Nick con las maletas mientras yo admiraba la casa o más específico, la sala. Joshua fué quien arregló mi maleta y espero que haya echado todo lo necesario. En eso salió una mujer de la cocina, que por la edad y el color de pelo supuse que era la madre de Nick.
- Hola señora Murray. –le tiendo mi mano pero ella me jala para darme un abrazo
- Estaba ansiosa de conocerte querida y nada de señora. Chiamami Isabel (Llámame Isabel) –dijo y me soltó
- Come piace Isabel (Como gustes Isabel) –sonreí y ella imitó mi acción
- No quiero que la agobies mamá. –escuché la voz de Nick a mis espaldas y volteé a verlo
Marcos siguió a las habitaciones a dejar nuestras cosas y la señora Murray fué a darle un fuerte abrazo a su hijo.
- Te extrañé Nicky. –él la apretó en sus brazos
- Yo también señora Isabel. –depositó un pequeño beso en su cabeza y se separaron
- Cada vez estás más alto. –se quejó la señora y Nick rió
La escena me hizo acordarme de mi madre. Cada vez que nos vemos es así, incluso con lágrimas de parte de las dos.
- Todo listo. –dijo Marcos cuando llegó a la sala con nosotros– Isabel nos vamos que ya es tarde
¿Se van? ¿Pero esta no es la casa de ella? Y por cierto me equivoqué, la casa solo tiene dos habitaciones.
- Tienes razón. Fué un gusto conocerte querida. –me dice la madre de Nick
- Señora.....–iba a decir algo pero Nick me interrumpe
- Tranquila madre, vé con cuidado.
Isabel y Marcos asienten y salen de la casa. Miro con molestía al hombre a mi lado, que tiene una sonrisa inocente en sus labios.
- Así que la casa de tu madre, porque, no entiendo que tenga que irse. –me cruzo de brazos
Él solo se ríe y comienza a caminar por el pasillo que dirige a las habitaciones. Ya habíamos cenado antes de llegar así que no tengo hambre.
- No sé porque te preocupa quedarte a solas conmigo. No te voy a comer...., a menos que quieras. –eso último lo susurra pero logró escucharlo
Mi corazón se desboca y trato de hablar sin que note lo nerviosa que estoy. Y la verdad es que no hay ni una sola alma en esta casa a no ser nosotros dos.
- ¿Y los empleados?
- No hay. –dice con simpleza– No los nesecito y tranquila, sé cocinar.
Eso es lo que menos me preocupa.
Se detienen frente a una puerta.
- Este es tu cuarto y el mío es el que está allá. –lo señala con su cabeza– Tus cosas están adentro. Hasta mañana.
Me da un beso en el hombro y se va, entrando en su habitación. Suspiro y hago lo mismo. Van a ser unas vacaciones tensas o, como lo vería más adelante, un recuerdo bonito para toda mi vida y que la marcaría para siempre
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