V e i n t i c i n c o
Tanto Sam como Connor se quedaron estáticos en el lugar. El corazón de Sam latió desenfrenadamente. Por un segundo, temió que fuera Cameron el que les hizo la pregunta, pero no fue él. Lucas los miraba con curiosidad, tanto por sus reacciones como por esa postura tan cercana entre ambos. Él no era ningún tonto, en su mente se armaron miles de posibilidades, pero las ideas se iban descartando a medida que pasaban los segundos y ninguno sabía que responder. El chico frunció el ceño y se cruzó de brazos. Connor y Sam se miraron de reojo.
—Fingir que estamos bien cuando en realidad llevamos días estresados por la competencia —dijo Sam, pero Lucas, en vez de lucir satisfecho, ahora estaba furioso. Sam tragó saliva sonoramente.
—¿En serio? ¿Vas a mentirme? —soltó Lucas—. Está bien, puedes seguir engañándome a mí y a Cameron, quien estuvo hasta altas horas de la noche hablando conmigo sobre lo extraño que estás últimamente, pero a la larga, ¿de qué te servirá "fingir" frente a tus amigos? —escupió como si fuera algo que se lo estuvo guardando por mucho tiempo, luego le dedicó una mirada asesina a Connor, quien se encogió en su lugar.
—Escucha, Lucas...no es que quiera mentirte, es solo que es muy difícil de explicar —la cara de desesperación de Sam debió de decirle algo porque Lucas titubeó un poco. El timbre de la entrada sonó con potencia.
—No tienes que decirme nada, es evidente que no estás cómodo haciéndolo —concluyó Lucas—, solo...deja de dañar a Cameron con tus acciones. Él está estresado por su tratamiento y lo que más necesita es que su familia lo apoye —no da muchos pasos hasta que alguien lo toma del brazo.
—Cameron no es el único que necesita del apoyo de sus seres queridos. Sam no merece esto —afirmó Connor.
Lucas abrió los ojos sorprendido por el arrebato, no pudo hacer nada salvo ver como el chico se perdía entre la manada de estudiantes. Luego volteó hasta Sam, quien no sabía como reaccionar tampoco.
—¿Qué tal si lo solucionamos a la salida? El receso no sería suficiente —Sam ofreció. Lucas, un poco aturdido por lo sucedido, asintió con la cabeza y miró a Sam un poco avergonzado, como el Lucas de siempre.
—Lamento haberte hablado así —sonrió. La tensión desapareció. Pero el chico todavía miraba la silueta de Connor como si lo estuviera analizando—. Espero que tu explicación sea realmente buena porque siento que entré a otra dimensión.
Las clases transcurrieron como siempre, Lucas estaba realmente concentrado en las materias pues había faltado varios días y sentía aquel temor de perder el año. Sam le había dicho en su momento que no temiese, que él lo ayudaría, pero ahora no quiso iniciar ninguna conversación, no con el intercambio de opiniones antes de clases. Quien sí lo estuvo buscando, fue Liam.
—Sam, por fin te encuentro, ¿dónde te habías metido? —preguntó en cuanto lo interceptó en los pasillos. Sam todavía se sentía incómodo a su lado por lo de la última vez.
—Estaba en clases, ¿dónde más? —su respuesta salió más osca de lo que pretendió, por lo que llamó la atención de algunas personas cerca de ellos. Liam se dio cuenta y le indicó con la cabeza que lo siguiera.
En la biblioteca no había tantas personas como Sam pensó considerando que se acercaban los exámenes finales. Aunque también, era horario de clases así que eso explicaría el silencio. Hay veces en que ni siquiera se puede leer un párrafo de tanto barullo. La bibliotecaria saludó a Liam y este devolvió el gesto, luego volvió a sus propios asuntos. Considerando lo estricto que es Liam, no se atreverían a pensar nada raro de él con un alumno.
—¿Te acuerdas de lo que hablamos la vez pasada? —preguntó en cuanto se sentaron cerca de una mesa larga completamente vacía, muy cerca de la hemeroteca donde solían estudiar para la competencia.
—Sí, ¿qué pasa con eso? —respondió.
—Aquí tengo algunos frascos con las pastillas que te mencioné —del portafolios que cargaba y no notó hasta el momento, sacó una bolsa de papel cerrada con cinta. Parecía sencilla—. Dentro, hay tres frascos, cada uno tiene un número escrito en la tapa, el cual coincide con la lista de alumnos que también están dentro. Es muy importante, Sam, que nadie vea esto porque mi estadía aquí está en juego —Liam estaba con una cara realmente seria.
—Solo son estimuladores, no es para tanto —Sam le restó importancia—. Entonces, ¿entrego esto y ya?
—Sí, ya está todo pagado. En cuanto termines de entregar, debes romper la lista —espetó con severidad.
—Dios, Liam, eso es un poco dramático, ¿no te parece? —Sam no se dio cuenta de su tono de voz hasta que vio la expresión de Liam—, pero está bien. Será como tú quieras, quédate tranquilo.
—Confío en ti, Sam. Cuando termines, envíame un mensaje —luego de haber dicho eso, se marchó.
—¡Espera! ¿Qué hago con mis clases?
—Toma —le pasó un papel—. Es una nota de que estuviste conmigo consultando cosas de la competencia, así que nadie debería de darte un problema. Ah, por cierto —dice levantándose—, no seas muy obvio con la entrega.
Liam se fue tan rápido como pudo después de decirlo todo. Tanta precaución de parte del hombre le hacen dudar un poco, pero era Liam, el hombre no intentaría nada malo. O al menos, eso esperaba Sam. Movido por la curiosidad, quitó la cinta y abrió el sobre, dentro, efectivamente había una lista de nombres con sus respectivos cursos. Pero solo eran tres, de los cuales, había uno que conocía en persona. No sabía que ella necesitara ayuda en lo académico, de lo que pudo percibir, era bastante inteligente. Revisó los pequeños frascos y vio los números uno, dos y tres en la tapa, también, para disipar sus dudas, tenía una pegatina donde ponían la composición química y recomendaciones de uso. Todo parecía perfectamente normal. Excepto por la casi obsesión de Liam por mantenerlo todo en secreto. Aunque la buena noticia era que no intentó nada como el otro día, eso era un gran alivio para Sam. A lo mejor y solo reaccionó exageradamente.
«¿Dónde estás? Ya empezaron las clases», le escribió Lucas. Sam sonrió un poco, al menos las cosas no estaban tan mal con él como para seguir preocupándose.
«Te lo cuento a la salida. Te dije que mi historia es larga».
Estaba nervioso. No sabía cómo iría a reaccionar su amigo. Pero a su vez, estaba algo aliviado de por fin tener alguien con quién desahogarse completamente. Además de que si la reacción de Lucas no resultase tan mala, podría perder un poco el miedo que le tenía de contárselo a Cameron.
Pero pensaría en eso después. Ahora tenía una misión que cumplir.
Fue al primer nombre que figuraba en la lista. Uno de tercer año como él, un chico del que nunca escuchó hablar. Había tres secciones, por lo que decidió ir primero al de tecnicatura. Como supuso, todos los estudiantes ya estaban en las aulas, pero para su suerte, el profesor no estaba dentro.
—¿En qué puedo ayudarte? —le preguntó una chica.
—Lamento interrumpir, ¿en esta clase se encuentra Diego? —Sam estaba un poco nervioso por interactuar con personas desconocidas, pero se las arregló para no sonar inseguro.
—¡Diego! ¡Alguien está preguntando por ti! —La chica le guiñó un ojo y fue a su lugar. La incomodidad de Sam se triplicó, pero supuso que aquel gesto no era de coqueteo, solamente que la chica parecía muy amistosa.
—Ah, tú, ¿qué quieres? —Sam lo recordó vagamente como uno de los amigos de Iker, el que estuvo cuando lo acorralaron en el baño y cuando el otro chico, Michel, sufrió una sobredosis.
—Tengo tu pedido —Ni bien terminó de decir eso, él le tomó del brazo y lo llevó al pasillo.
—¿Tú? —lo miró de arriba abajo—. El anterior era más confiable.
—Tuvo un accidente —soltó Sam al recordar las palabras de Liam.
—Lo sé. Todo el mundo lo sabe, de hecho —El chico le pidió algo con la mano, entendió que era el medicamento—. No seas tan obvio la próxima vez.
—No es nada de lo cual avergonzarse —afirmó Sam. El tal Diego bufó como si hubiera dicho un chiste—. ¿Aquí también se encuentra Elías? —dijo recordando el otro nombre.
—Iré a llamarlo.
Luego de que el tal Elías viniera junto a él, tuvieron la misma conversación que tuvo con Diego. Los dos le resultaron muy odiosos, pero deben de importarles realmente los deportes para consumir estimulantes. ¿Estará eso permitido para la competencia? De todos modos, le daba igual. Todavía les guardaba rencor por lo que le hicieron, si lo aguantaba, era por Liam.
Mientras iba por los pasillos, jugueteaba con el último frasco en su mano. A Sam también le gustaría tener mayor rendimiento para la competencia. ¿Le daría Liam un frasco también? A todo esto, ni siquiera sabía el precio.
Ya estaba por entregar todos los frascos, solo sobraba una persona y sabía en qué aula se encontraba. Esta vez, la profesora ya se encontraba escribiendo algunos ejercicios en la pizarra acrílica cuando Sam tocó amablemente la puerta.
—¿Qué busca, joven? —preguntó amablemente la mujer.
—¿Se encuentra Fiorella? Vengo por una consulta sobre el intercolegial —Sam miró adentro del aula y la localizó de inmediato.
—Claro, ¡Fiorella, te necesitan! —La chica de cabellos rubios quedó momentáneamente confundida al ver a Sam.
Ya cuando estuvieron en el pasillo, Sam le pasó el frasco de píldoras. La chica pasó de estar confundida a estupefacta.
—Sam... ¿por qué tú...?
—Soy el nuevo repartidor. No te preocupes, puedes confiar en mí.
Fiorella lució aún más sorprendida si eso era posible.
—Te prometo que es la primera vez...él me dijo que me iba ayudar a mejorar...sabes que mi rendimiento fue el peor del grupo y yo... —La chica bajó la cabeza como si estuviera avergonzada. Sam temía que se pusiera a llorar de la nada.
—En verdad no tienes por qué ponerte así. Te entiendo perfectamente, de hecho, de camino aquí estuve pensando si yo también debería consumir un poco —Fiorella se relajó.
—Al principio no estaba segura, pero al decírmelo tú...creo que puedo darle una oportunidad a esto. Si realmente mejora mi rendimiento, tanto mi mamá, mis hermanos y mi papá estarán orgullosos de mí.
—Estoy seguro de que ellos ya lo hacen. Mira hasta dónde has llegado, no cualquiera hace lo que tú hiciste —Sam le pasó la mano por el pelo en un gesto cariñoso—. Todo depende de ti, no te excedas mucho. Hazlo solo si quieres.
—Lo haré. Quiero que todos ganemos, llegamos demasiado lejos como para dejarlo todo en el camino —La chica sonrió.
—Bien dicho. Ya tengo que irme, nos vemos luego.
Lo que le dijo a Fiorella era cierto, tal vez le pediría a Liam un poco de esos estimulantes también, después de todo, la competencia ya era en dos días y Sam no abrió su libro de matemáticas desde hace tiempo. No tenía mala memoria, pero por las dudas, debía practicar más.
Le envió un mensaje a Liam diciéndole que ya terminó de repartir los encargos, pero él no contesto.
—Entonces, ¿nos vamos? —le preguntó Lucas.
—¿Me estás acorralando? —dijo refiriéndose al hecho de que Lucas se puso frente a él antes de salir por la puerta del aula.
—¡No es eso! —exclamó—. Si te sientes de ese modo, creo que mejor...
—Estaba bromeando, ¿dónde quieres ir? —comentó yendo hombro a hombro junto al chico por el corredor.
—Conozco un lugar donde hacen los mejores sándwiches del mundo —comentó Lucas emocionado.
Juntaron todas sus cosas y salieron rumbo al lugar, pero en el camino, alguien los interceptó.
—Samir, necesito hablar contigo —Liam se puso frente a él en cuanto llegaron al portón. De nuevo, parecía no importarle que los demás estudiantes vieran su interacción.
—Pero tengo algo que hacer ahora, ¿no puede ser después? —preguntó amablemente.
—No, es urgente.
—¿Qué tiene usted que hablar con mi amigo? —inquirió Lucas a pesar de que siempre le tuvo cierto temor a Liam, aunque no era el único dado la reputación del profesor—. Si es por la competencia, puede hacerlo mañana, ¿me equivoco?
—Esto no es con usted, Solaris —el apellido de Lucas sonó terrorífico viniendo de los labios de Liam.
—Liam...eh, digo, profesor Morrison —habló Sam tratando de encubrir su error anterior—, si realmente es urgente, hablaré un momento con usted, pero si no lo es, ¿podría dejarlo para después? Es que realmente tengo que ir con mi amigo —Sam no quería decepcionar a Lucas de nuevo. Además, si accedía a las demandas de Liam, esto traería aún más preguntas de parte de Lucas.
—Está bien, hablaremos mañana —Liam no lucía para nada contento. Últimamente, desde que Sam decidió terminar las cosas con él, estaba de un humor bastante peculiar. No en el buen sentido.
Liam se marchó después de eso y quedaron Sam y Lucas juntos.
—¿Qué demonios fue eso? —se quejó Lucas en cuanto salieron del colegio—. ¿Quién se cree para hablarnos así? ¿Viste cómo me miró? ¿Acaso cree que le tengo miedo? —Sam pocas veces lo vio tan enojado.
—Cálmate, Lucas, sabes cómo es él.
—Alguien debería ponerlo en su lugar —La sola idea de Lucas intentando darle unos puñetazos a Liam hizo a Sam reír, lo cual disipó un poco el malhumor del rubio.
Llegaron al establecimiento y Sam no pudo evitar babear mientras formaba su propio sándwich gigante. No estaba seguro de poder comérselo todo, pero disfrutaría el proceso. Mientras Lucas le indicaba al empleado cómo quería el suyo, el celular de Sam, vibró. Miró el identificador, se trataba de Connor, sonriendo, contestó.
—¡Hola Connor! —salió de sus labios. Hasta que recordó que el celular de Connor estaba extraviado desde el día anterior.
—Así que en verdad eres tú, Sam. Supongo que ya sabes quién soy.
—Yo no...
—Si le dices una palabra a alguien, no sabes de lo que soy capaz. Puede que ese día hayas salido ileso, pero si decides cotillear sobre mí, no solo serás tú quien pague las consecuencias.
Luego de decir esas aterradoras palabras, Archer cortó. Sam no sabía qué hacer, si antes tenía una ligera esperanza de hablar con él, eso ahora quedó en el pasado. Archer no era ni de cerca, el chico que pensó en un principio.
—¿Estás bien, Sam? Te ves pálido —Lucas terminó su pedido y fue junto a él mientras su sándwich estaba siendo preparado.
—Es solo que...
«Si le dices una palabra a alguien, no sabes de lo que soy capaz».
—Espera, iré por la comida, ve a sentarte, así estarás más tranquilo.
Sam estaba asustado. ¿Cómo podía seguir usando el número de Connor? ¿No se suponía que ya lo denunciaron? Aunque, claro, Connor y su padre irían luego de clases, por lo que era lógico suponer que Archer todavía podía usar su número. Si Connor lograra activar el localizador, tendrían su paradero, ¿cuáles serían las consecuencias?
Lucas terminó pagando por su comida también y pronto estuvo sentado frente a él en una cómoda mesa para dos.
—¿Y bien? ¿Quién fue el que te llamó?
—No te preocupes, fue el profesor Morrison encargándome que no me olvide de ir mañana a primera hora a su oficina.
—Ese hombre se pasa de la raya. No me agrada en lo más mínimo. Me da mala espina.
Sam también pensaba decirle a Lucas sobre lo de Liam, ya que no había hablado de él con nadie y necesitaba desahogarse. Pero ahora, ya no estaba tan seguro de querer hacerlo. Sin embargo, se armó de valor y lanzó un suspiro para luego mirar fijamente a Lucas. La conversación podría terminar mal, pero si iba a ser sincero, tenía que serlo lo más que pudiese.
—De hecho, él tiene que ver en lo que tengo que contar hoy —Lucas iba a decirle algo sobre su seriedad, pero al ver su expresión, decidió guardárselo.
—¿Qué pasa, Sam? —preguntó preocupado.
—Lucas, hay varias cosas que te oculté no solo a ti, sino a todos. Lo que me dijiste hoy me hizo darme cuenta de que no puedo seguir así o voy a alejarlos a todos de mi lado, y ahora es cuando más los necesito.
—Sam, no sé qué es exactamente lo que está pasando, pero sabes que puedes contar conmigo, ¿bien? — Lucas frunció el entrecejo expectante. No se esperaba aquel cambio de ambiente.
—Hace un tiempo, cuando Cameron estuvo desaparecido, me sentía realmente solo. Mi hermana apenas entablaba conversación conmigo, mis padres estaban encerrados en su propio mundo, y de amigos, bueno, estabas tú, pero tenía vergüenza de contártelo. La mayoría del tiempo, no podía evitar pensar en el hecho de que todas las cosas que pasaban a mi alrededor, eran culpa mía. Estaba deprimido y la sensación de soledad solo iba en aumento—Lucas le dio un apretón de manos por encima de la mesa y dejó que prosiguiera—. Además, también estaba el hecho de que Connor me seguía molestando constantemente junto con Iker. ¿Conoces a Iker?
—El capitán del equipo de fútbol, por supuesto que lo conozco. Tiene una reputación cuestionable.
—Sí, él... digamos que organizaba todos los ataques en mi contra.
—¿Qué ataques? ¿Por qué no sabía nada de esto?
—Me lo guardé. Sabes, en el fondo pensaba que me lo merecía por lo que le hice a Cameron. Eso no hacía más que incrementar mi angustia. Dios, realmente estaba tan perdido en mi autocompasión...
—Sam, lo siento mucho, jamás me di cuenta que pasabas por todo eso... No tengas vergüenza de contarme lo que sientes, estoy aquí para ti —Atesoró aquellas palabras de Lucas.
—No es tu culpa, Lucas, tú siempre estuviste presente, era yo el que no podía salir de todo eso. Cuando las cosas estaban yendo por un rumbo demasiado oscuro, una persona estuvo ahí para apoyarme. Al principio me rehusé a recibir su ayuda, pero con el tiempo, fui confiando cada vez más en él. Me comprendía, no me juzgaba y sabía exactamente las palabras que necesitaba escuchar para sentirme mejor. De esa relación... yo... de alguna manera terminé involucrándome sentimentalmente con él —confesó Sam con un hilo de voz. Agradeció que el lugar no estuviera tan concurrido, así podrían tener algo de privacidad.
—¿Quién era esa persona?
—Liam Morrison.
Lucas soltó una exclamación. Sus ojos se abrieron desmesuradamente y la estupefacción se adueñó de su rostro. Sin embargo, se recompuso rápidamente.
—¿Hablas del profesor Morrison, Sam? —preguntó como si quisiera comprobar que escuchó mal.
—Sí él, sé que es difícil de creer, pero realmente me...
—Sam... ¿Te das cuenta de que es un hombre lo suficientemente mayor para que esto sea considerado ilegal? Además, el hecho de que sea un profesor de por sí es... —Lucas lo interrumpió, pero Sam replicó enseguida.
—Si es por la diferencia de edad, tú eres menor que Iván y mi hermano también lo es de Roy.
—Pero es diferente, Sam, no puedes comparar dos años de diferencia entre Roy y Cameron, y tres en mi caso, con casi diez u once. Además del hecho de que eres menor de edad. Ese hombre podría ser considerado un pedófilo.
—¡No es así! —negó fervientemente, pero en el fondo, algo de las palabras de Lucas colaron en él—. Seré mayor en unos pocos meses. Además, tanto Cameron como tú también son menores, eso es tener doble moral.
—Pero, Sam, eso es distinto... Iván no me trata de la manera en que Liam lo hizo contigo, él dijo que iba a esperarme hasta que ambos estuviéramos listos para avanzar en nuestra relación y por otro lado, Roy protege a Cameron con su propia vida, ¿Liam cumple algunos de esos requisitos? Es solo un adulto aprovechándose de un adolescente.
—¿Sabes qué? Olvídalo, no debí decirte nada —Sam intentó levantarse, pero Lucas se lo impidió.
—Espera, Sam, por favor no te vayas.
—¿Cómo quieres que no lo haga si estás juzgándome sin siquiera escucharme? —Sam se quebró.
—Está bien, cálmate. Escucharé todo, ¿bien? ¡Es solo que me preocupo por ti! De repente vienes y me dices todo esto, ¿cómo quieres que reaccione? Eres el primer amigo que hice en este lugar, te quiero mucho más de lo que imaginas y me duele saber que tuviste que sufrir tanto tú solo y que además, un hombre como Liam se aprovechó de aquella vulnerabilidad para accionar sobre ti. Te estoy diciendo todo esto porque realmente me importas.
Las palabras de Lucas calentaron su corazón y logró calmarlo lo suficiente para que siguiera con la historia a pesar de las cosas que dijo de Liam. Le relató lo lejos que llegaron y de cómo Sam empezó a depender emocionalmente de él, de lo osado que el hombre iba siendo conforme avanzaba la relación y lo incómodo que a veces lo ponía, hasta llegar a la parte del como finalmente comprendió que en realidad nunca lo amó, que solo buscaba refugio para escapar de su soledad.
—Me alegra que todo eso haya acabado. Lo siento si esto te molesta o si piensas que soy un hipócrita, pero aquel hombre no es bueno para ti, desde mi perspectiva, tomó la debilidad de un inocente para hacerlo caer en sus redes.
—Él no es tan malo, Lucas. Ya te dije que gracias a él volví a abrirme con los demás.
—Mejor pasemos a otro tema ahora que esta parte ya está concluida. ¿Qué tiene que ver Connor en todo esto?
Sam sonrió un poco al recordar a su chico de ojos dorados. A Lucas no le pasó desapercibido aquella reacción.
—Él también estaba pasando por algo similar que yo, solo que llegó un punto en dónde ya no pudo sostener más el engaño y me confesó todo. Resulta que Iker lo está chantajeando para que haga exactamente lo que él quiere. Iker es un bully homofóbico y con aires de grandeza quién desarrolló un odio particular hacia Cameron luego de que se hiciera pública su orientación sexual. Amenazó a Connor para hostigarlo y por alguna razón que desconozco, luego vino por mí. No sé qué fue lo que le hice, pero me volví una de sus víctimas. Como dije, Connor ya no lo aguantó y me lo contó todo, desde esa vez lo estoy ayudando para hacer caer a Iker y que así se libre de él.
—Eso es horrible. Si bien ese tal Iker tiene rumores circulando a su alrededor, no pensé que las cosas llegaran a ese punto. Lo que más me sorprende, es que Connor no era el maldito que pensé en un principio. Pero igual, lo que hizo sigue siendo una mierda independientemente del chantaje.
—Lo sé, es solo que... mientras hacíamos toda la cosa esta de encontrar una debilidad de Iker, me di cuenta de algo importante.
—¿De qué?
—Que estoy enamorado de él.
Si Lucas estuviera tomando un vaso de agua, probablemente lo escupiría como en las películas, en cambio, arrugó el entrecejo y la nariz como si quisiera abrirle la cabeza y analizar si aún le quedaban neuronas.
—¿De Connor, Sam? ¿Connor? —dijo en un tono parecido a un chillido.
—Sí, Connor —sonrió como si el solo nombrarlo bastara para ponerlo contento.
—¿Cómo pasaste de odiarlo a amarlo? Oh por Dios, ahora todo tiene sentido. El hecho de que te portes bobo al hablar de él y que tu mente estuviera en las nubes siempre, la respuesta estaba frente a mí todo este tiempo.
—¿Cómo es eso de que me pongo bobo? Bueno, olvídalo, te voy a relatar todo porque realmente, necesito contárselo a alguien.
Sam se animó más y más a medida que iba contando el desarrollo de aquel romance entre Connor y él, incluso le habló de la cita, omitiendo la parte de Archer apareciendo en escena, hasta la vez en que se dieron su primer beso en aquella cancha de fútbol luego de haber anotado un gol que era obvio que fue regalado.
—Tus ojos brillan cuando hablas de él —Lucas dejó de lado la animosidad y suspiró aceptando que su amigo estaba más que enamorado—. Es lindo verte sonreír de esa manera.
—Pero hay algo que me preocupa... Connor no sabe lo que pasó con Liam.
—Eso será difícil de asimilar para él, pero si realmente te quiere, y creo que lo hace por la manera en que te defendió hace unas horas, lo entenderá. Después de todo, lo de Liam se terminó definitivamente, ¿cierto?
—Así es, ahora solo lo ayudo con su empresa —a Sam se le escapó aquel dato sin querer.
—¿Qué empresa? —indagó Lucas curioso.
—Bueno... es solo un pequeño emprendimiento que tiene y lo estoy ayudando a repartirlo, como una especie de distribuidor.
—Sam, eso no se oye muy confiable... —mencionó Lucas dubitativo.
—Lo es, conozco a Liam, él no haría nada malo.
—Yo no estoy tan seguro de eso... solo no te involucres más de lo debido con él.
Sam guardó silencio. Entendía la postura de Lucas y de cómo ahora que sabía lo que había pasado entre él y Liam, se mostrase más cauteloso todavía. Pero Sam confiaba en él, o al menos, lo intentaba con todas sus fuerzas porque si hubiera una mínima posibilidad de que Liam le estuviese mintiendo, eso significaría que lo usó como a un títere, que jamás lo vio como algo más que un juguete, y eso le dolería, no importa si ahora su corazón pertenecía a alguien más, consideraba a Liam como una persona importante en su vida a pesar de todos los roces que tuvieron.
Continuaron comiendo, Lucas se devoró hasta el plato, pero Sam apenas pudo con la mitad del suyo, tal y como lo predijo, por tanto, Lucas se ofreció a "ayudarlo". Iba a preguntarle de dónde sacaba tanto lugar en el estómago, pero recordó que su amigo pasó varios días en el hospital y que la comida de ahí era una mierda total.
—¿Cómo se lo dirás a Cameron? —preguntó Lucas.
—No lo sé. Temo su reacción. Sabes que Connor le hizo mucho daño.
—Tal vez si ambos, él y Cam, hablaran de lo ocurrido, podrían arreglar sus diferencias —sugirió el chico.
—Tal vez...o tal vez termine odiándome —era el mayor temor de Sam.
—Es tu hermano, si se enoja, no podrá hacerlo mucho tiempo. No lo alejes más, eso les hace daños a los dos.
Sam asintió con la cabeza. Lucas tenía razón, ya no podía aplazar más lo inevitable.
—Se lo diré después de la competencia, así estaré menos estresado —prometió.
Lucas asintió conforme y en unos minutos, salieron del lugar y se despidieron, prometiéndose hablar más tarde. Sam estaba aliviado y contento. Por fin pudo desahogarse con su amigo y en líneas generales, todo estaba marchando relativamente bien.
Esa tarde, al volver a su casa, no encontró a nadie. Su madre y su hermana fueron con Cameron para su tratamiento y su padre volvería muy tarde, por lo que solo estaba él. Se dio una ducha fría bastante placentera y en cuanto se acostó en la cama para haraganear un poco, su celular vibró.
Lo levantó y vio un número desconocido en el identificador, se asustó por un momento al imaginar de nuevo a Archer amenazándolo, pero de igual manera, se armó de valor para enfrentarlo. Sin embargo, fue otra voz la que lo saludó.
—¡Hola, Sam! ¿Adivina quién tiene celular nuevo? —sintió un intenso cosquilleo en el vientre al escuchar la voz de Connor tan cerca del oído. Negó con la cabeza para esfumar aquel recuerdo de la noche anterior que inmediatamente se alojó en su mente y habló:
—Me alegra escucharte. ¿Pudieron localizar el anterior? —preguntó curioso y algo nervioso también.
—No, al parecer lo hackearon, si hubiéramos denunciado el día anterior probablemente hubiéramos tenido éxito. Pero no importa, pudimos bloquear el número y varias funciones básicas del celular. No debería de ser muy útil por ahora. Por suerte, el seguro que mi papá compró cubrió la mayoría de los gastos.
—Me alegra oír eso.
—Por cierto, ¿cómo te fue con Lucas?
Sam le relató todo lo sucedido con lujo de detalle, Connor se puso muy contento de tener a alguien más de su lado y que Sam por fin logró abrirse a sus amigos.
—Después de la competencia, planeo decírselo a Cameron.
—Te acompañaré —afirmó Connor luego de una pausa.
—No lo sé, Connor...
—No te dejaré solo, es algo que debemos hacer ambos. Quiero estar ahí, Sam.
El corazón de Sam empezó a latir con rapidez, Connor era demasiado dulce. No solo era con Cameron con quien debía sincerarse. Recordó las palabras de Lucas cuando le dijo que quería contarle a Connor sobre lo ocurrido con Liam, si Connor siente algo real por él, lo entendería.
—También hay algo que quiero decirte. Algo que deberías saber sobre mí.
—¿Qué eres el chico más maravilloso que conozco? —dijo riendo.
—¡No es eso! —exclamó de inmediato, Connor rió aún más—. No te burles —aunque para ser honestos, Sam también estaba divertido.
—Está bien. Sabes que puedes decirme cualquier cosa. ¡Debo irme! Mi mamá tiene una idea muy loca, quiere recrear las fotos viejas que tenemos. Es realmente humillante y agotador así que ya tengo que colgar.
—Definitivamente necesito ver esas fotos —bromeó—. ¡Nos vemos!
—¡Espera, Sam! —dijo antes de que el chico cortara la llamada—. Bueno...yo solo iba a decirte que... ¡Te amo! Adiós —Connor cortó de inmediato.
—Eres un tonto, yo también te amo —murmuró Sam.
Esa noche, su hermano llegó a casa tan agotado, que ni siquiera fue a cenar con ellos y eso que Sam preparó la cena. Cameron nunca se perdía nada que él cocinara.
—Está agotado, los medicamentos lo cansan mucho —alegó su madre, también se notaba preocupada por su hermano.
—Además de que Roy no ha venido últimamente de visita —agregó su hermana.
Su papá, quien llegó horas antes, y su mamá se miraron mutuamente. Eso alertó los sentidos de Sam.
—¿Acaso le dijeron algo a Roy? Mamá, papá, eso es....
—No le dijimos nada malo —confesó la mujer, quien aún usaba el cabestrillo sujeto al hombro.
—Le dije a Roy que si quiere puede venir conmigo a la empresa. Así tendría una mejor oportunidad de estar con Cameron ya que el horario es más flexible y la paga es mayor en comparación a lo que está ganando ahora.
A Sam le sorprendió escuchar aquello. Su papá era dueño de un negocio de autopartes, era muy reservado con las personas que dejaba entrar a trabajar con él. Eso demostraba que tan dispuesto está a aceptar a Cameron y a Roy en su vida.
—Desde esa vez ha dejado de venir. Espero que no lo haya tomado mal —dijo su mamá.
—Cameron es quien más siente su ausencia —añadió su hermana.
Sam entendió que su hermano no solo estaba mal por lo de Roy, sino también por la distancia que Sam tomó de él. La culpa se sintió como una aguja martilleando en su corazón.
Lanzó un suspiro y se levantó. Puso en el plato una porción de comida y fue rumbo a la habitación de su hermano, los demás no preguntaron nada. Sabían que él y Cameron tenían una relación especial en donde si uno estaba triste, el otro trataba también lo estaría si no hacía nada para evitarlo. Solo que Sam había sido tan mal hermano que no intentó solucionar las cosas antes.
—Cameron, ¿puedo pasar? —preguntó. No hubo respuesta, pero de todos modos entró.
La habitación estaba a oscuras, por lo que le costó moverse en un principio. Buscó el interruptor y encendió. Su hermano estaba de espaldas a él en la cama, con las manos juntas debajo de la cabeza y las rodillas dobladas. Sabía que no estaba dormido, siempre dormía boca abajo. Eso solo significaba que Cameron no estaba dispuesto a dirigirle la palabra. Eso lo molestó, pero se lo merecía.
Sam dejó el plato de comida en la mesita de noche y se sacó las zapatillas para luego acostarse cerca de su hermano. Cameron no dio indicios de escucharlo.
—Sé que no he sido el mejor hermano del mundo —empezó diciendo mientras llevaba la mano para acariciar la cabeza del menor. A Cameron le encantaba eso—. Muchas cosas pasaron en mi vida desde que te fuiste. Cosas que ni siquiera te imaginas. Creo que incluso ya no soy la misma persona que antes. Pero si hay algo que jamás va a cambiar, es lo mucho que me importas. Fui un egoísta, sí. Te lastimé tanto que a veces me sorprende que puedas volver a hablarme. Te prometo, Cameron, que mi intención nunca fue hacerte daño intencionalmente, pero lo hice. Me alejé de ti luego de tenerte de vuelta, me encerré en mí mismo sin tener en cuenta el daño que eso le hacía a los demás. No te pido que las cosas vuelvan a ser como antes, pero ahora que estoy dispuesto a abrirme más con las personas que quiero, quiero que permanezcas a mi lado.
Cameron no dijo nada, pero sus hombros se sacudieron con ligeros temblores, luego volteó y abrazó a Sam.
—Quiero a mi hermano de vuelta. Si bien fui yo quien se fue, fuiste tú el que no volvió —murmuró Cameron contra su pecho.
—Eso cambiará, lo prometo. Te lo diré todo, ¿bien? Solo dame dos días. La competencia está a la vuelta de la esquina y si las cosas no salen bien, no quiero que eso repercuta en mis compañeros.
Cameron asintió con la cabeza y luego se secó las lágrimas. Un lado del ojo todavía estaba vendado, sin embargo, la tela tenía mucho menos volumen que antes, lo cual era un alivio.
—Nada va a cambiar, no seas llorica. Pero puedo esperar ese tiempo si es lo que quieres.
—Lo dice el que me está llenando de mocos —replicó Sam. Cameron rió.
—¿Que hiciste para cenar? —se sentó en la cama mientras Sam le pasaba un plato.
—Hice un poco de pasta —Cam empezó a devorar el plato—. Por cierto, ¿sabías que papá le ofreció trabajo a Roy?
Cameron casi se atraganta con la pasta.
—¿Qué? ¿Por qué no me lo dijo?
En ese momento, el timbre de la casa sonó. Escucharon a su padre ir a ver quién era, pero luego solo hubo silencio. Un poco preocupados por la hora de llegada de la supuesta visita, fueron sigilosamente hasta la entrada. Para sorpresa de ambos, encontraron a su padre y a Roy sentados en la sala y hablando con seriedad.
—¡Roy, viniste! —Cameron se lanzó contra Roy quien, desde su posición, solo pudo atajar la avalancha que era Cam.
—Lamento si te he preocupado, estaba muy ocupado dejando todo limpio en mis anteriores trabajos para empezar en forma con tu padre. No sé si él te contó, pero... Espera, ¿estuviste llorando? —Roy se preocupó de inmediato.
—Te lo diré después, ¡Sam me acaba de decir lo de tu trabajo! ¿No es eso genial? Ahora tendremos más tiempo juntos. ¡Papá, gracias! —su padre se mostró sorprendido ante aquel agradecimiento tan sincero. Si bien se mostró incómodo al ver a Cameron dejando besos por toda la cara de Roy mientras se sentaba en su regazo, aquello desapareció cuando miró a su hijo y vio que fue a causa suya que ahora rebozaba en felicidad.
—No fue nada, Cameron, quiero que seas feliz y eso incluye a Royland.
Cameron se levantó de su lugar y fue a dar un fuerte abrazo a su padre, quien no se esperaba aquello, pero se lo devolvió demostrando lo mucho que extrañó algo tan simple como aquel gesto.
Con el ruido, tanto su mamá como su hermana también vinieron, esta última yendo directo a los brazos de Roy. Ellos construyeron una relación muy sólida desde que se conocieron. También su madre lo saludó y fue junto a su esposo e hijo para también recibir aquel abrazo sincero de Cam.
Esa noche, Roy se quedó en la habitación de su hermano con el permiso de los padres, pero aclararon que nada de trasnochadas innecesarias, lo cual llevó a Cameron a sonrojarse como un tomate y hacerse el desentendido.
Sam fue a la cama sonriendo. Hace mucho que no tenía un día tan bueno.
Al día siguiente, siguiendo con la rutina de siempre, se alistó el uniforme y su madre lo llevó a clases. Al entrar por aquellas enormes rejas, el ambiente estaba más lúgubre que de costumbre. Incluso vio una patrullera estacionada en la vereda con las luces apagadas.
El silencio reinaba aun cuando ni siquiera era la hora de entrada. No vio a nadie conocido como para preguntar el motivo, pero tenía un mal presentimiento.
Hasta que visualizó a Lucas hablando con dos personas, al acercarse, reconoció a Yonka y Jax. La chica lucía destrozada con Jax sosteniéndola. Sam fue rápidamente junto a ella.
—Yonka, ¿qué pasa? —preguntó alarmado Sam. Jax la sostuvo aún más fuerte en cuanto Sam terminó de hacer esa pregunta.
—Es Fiorella, ella... esta muerta. Ayer tuvo una sobredosis, los doctores no pudieron hacer nada para salvarla.
Yonka se quebró y abrazó a Jax mientras Lucas hacía lo mismo con Sam, quien no podía creer la noticia.
—La policía vino hoy a investigar el caso, ya que es la segunda persona en presentar el mismo diagnóstico, solo que esta vez, no hubo tanta suerte —aclaró Jax.
Fiorella. Muerta por sobredosis. Michel, hospitalizado por la misma razón.
«—El anterior repartidor sufrió un accidente.
—Lo sé. Todo el mundo lo sabe, de hecho.
—No seas tan obvio con las entregas.
—Él me dijo que me iba a ayudar a mejorar el rendimiento.
—Él se está aprovechado de ti».
Una idea descabellada se formó en su mente y Sam la temió, porque eso significaría una cosa. Que él era unos de los causantes de aquella desgracia.
Hola a todos, fue una larga ausencia, pero aquí me tienen de vuelta <3
Antes que nada, quería hacerles una aclaración respecto a un error que encontré cuando estuve releyendo los capítulos 18 y 19. Hubo una confusión de nombres con dos personajes:
Michel: es el chico que sufrió la sobredosis en el cap 18.
Enzo: es el suplente de Michel.
El error fue mío, así que pido disculpas por eso con más razón si es que les llegó a confundir.
Aclarado esto, ¿les gustó el capítulo? Bueno, sé que es sorpresivo todo lo que está pasando, pero a partir de ahora, las cosas se pondrán más intensas. Sin embargo, les tengo una buena noticia:
¡Jax e Iker volverán en el siguiente!
Nos vemos pronto y recuerden que los quiero mucho <3
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