«La academia Luna Nova, mejor conocida como la academia de brujas de Inglaterra». Mi mirada estaba fija, desde el ventanal de mi habitación, en la persona que se divertía con las que consideraba mis amigas.

Sonreí cuando sus ojos me miraron y sus labios me dedicaron una gran sonrisa. Asentí en agradecimiento y despedida, para después darme la vuelta con intenciones de terminar lo empezado.

Tomé asiento en la silla de madera de mi escritorio y agarré con clase la pluma de tinta.

«Mis días han sido completamente ordinarios y mis notas se mantienen en el lugar de siempre. El día de mañana tengo un examen que realizar, y aseguro un nuevo puntaje excelente que añadir a mi lista».

«Mis pensamientos han estado un poco confundidos; mi relación me ha tenido de esa forma hasta el día de hoy. Mi corazón se ha inclinado a una persona que definitivamente no esperé o pensé, sin embargo, no siento arrepentimiento de mi elección».

«Por lo que sé gracias a sus palabras, es feliz a mi lado. Pero hemos tenido algunas bajas en estos últimos días; no obstante, me sorprende como llega a manejar la situación. No tengo entendido mucho todo lo que incluye el tema del amor, pero, hago mi mejor esfuerzo».

«Mis deberes actualmente son pocos y pensaba tomar el día libre que siempre tenemos cada semana, para salir juntas. Sin embargo, no poseo en mente que lugar visitar; al menos mi relación es publica y no tenemos que estar en secreto. Aunque mis muestras de afecto son pocas».

Mis mejillas se ruborizaron.

«Es vergonzoso. Me cuesta un poco, pero lo intento. Akko es alguien más alegre, activa y afectiva. Su lenguaje de amor a veces me llega a incomodar frente a los ojos ajenos».

«Por lo que tengo entendido gracias a una pregunta de la alumna más irresponsable que conozco: Amanda. Soy su primera relación. Me sorprende que una niña tan activa como ella no haya tenido interés en otras personas. En mi caso, estaba encerrada en mi propio mundo y pensamientos; no tenía espacio para aquellas cosas».

Suspiré e hice una pequeña pausa.

«Como la líder actual de los Cavendish, mi deber es mantener e incrementar la reputación de mi apellido. Para eso, necesito trabajar un poco más acerca de...»

Unos toques me interrumpieron. Me levanté con calma y me aproximé. Al abrir la puerta mi cuello fue rodeado por unos conocidos brazos que me causaron un leve susto y sutil conformidad.

—¡¿Estabas ocupada?!

La miré con sorpresa y accedí a cerrar la puerta; en ningún momento tuvo la osadía de soltarme.

—Me encontraba escribiendo —respondí con sencillez—. ¿Ha ocurrido algo?

Ella negó manteniendo la sonrisa en sus labios.

—Quería verte.

—Ya veo...

«Que extraño...», pensé y empecé a analizar. Mi habitación se encontraba vacía, excluyéndonos. Y, anteriormente estaba mi actual pareja con nuestras amigas conversando o jugando de cosas que desconozco.

—¿Qué sucede?

Su ceño se frunció y su cuerpo tomó distancia.

—¿Acaso no puedo venir a verte?

—No me refería a eso. Habíamos quedado que nos veríamos a la hora de la cena.

Ella volvió a sonreír, como si le hubiera dado en el clavo a algo.

—¿Has perdido la noción del tiempo otra vez, señorita Cavendish?

—¿Perdón?

Akko señaló con su cabeza el reloj de pared a un costado mío. Giré a verlo y me sorprendí de la hora. «El tiempo ha pasado bastante rápido». Aclaré ligeramente mi garganta y la observé con tranquilidad.

—Iré enseguida.

Me di la vuelta y caminé hacia la parte de mi cuarto. Tomé mi cuaderno y lo guardé en el primer cajón del escritorio. «Lo acabaré en esta noche», me dije y regresé.

—Me disculpo por mi falta de--

Solté un leve quejido de sorpresa que fue ahogado inmediatamente por unos labios repentinos que atraparon los míos. Se movieron con lentitud y correspondí luego de unos pocos segundos.

Al separarnos, creando un sonido sutil, la miré con mis mejillas sutilmente sonrojadas mientras ella sonreía y envolvía sus brazos otra vez en mi cuello. Estaba un poco avergonzada, pero apreciaba el gesto imprevisto.

—Te extrañé —murmuró.

Mi corazón latió cálidamente y disfruté de la sensación, añorando un poco más. Coloqué una de mis manos en su mejilla y la atraje hacia mis labios volviendo a cerrar aquella pequeña distancia.

Cerré mis parpados complaciéndome de su suavidad.

«¿Cómo puedo demostrarte que has capturado por completo mi corazón?»

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