Cap. 6
Atsuko Kagari Pov
Treinta días con una semana habían pasado y seguía llorando como la primera vez que se fue. Lotte y las demás trataron de ayudar, pero era en vano. La persona que amaba no estaba; la vida me la había arrebatada por completo. Dolía. Dolía mucho.
Mis calificaciones bajaron de manera abrupta, y la directora no me había expulsado porque entendía la situación por la que me encontraba pasando. Recibía miradas de lastima, e incluyendo de la maestra Finnelan. Obviamente, eso no me ayudaba, sin embargo, no había algo más que lo hiciera.
Cuando logré recomponerme un poco, me empecé a levantar de la cama por mi cuenta. Y hace unas dos semanas atrás, le consulté a la profesora Chariot que había ocurrido exactamente en el bosque. Ella me explicó cada detalle, y aclaró que nadie sabía lo que sucedió con Diana; sólo habían escuchado una explosión un poco lejos de su ubicación y fueron de inmediato a buscarla.
No pude evitar llorar nuevamente cuando terminó de hablar. Mi profesora me abrazó y mi cuerpo tembló. Me arrepentía de muchas cosas en ese momento. Deseaba tanto poder verla y hablarle otra vez; quería decirle que la amaba mientras miraba esos ojos azules que me encantaban.
Justo ahora me encontraba tumbada en mi cama sin ánimos para salir a algún lado. Las demás se habían ido a la ciudad a divertirse, e insistieron mucho en que las acompañara, pero me negué todas las veces.
Mi físico había adelgazado y lo seguiría haciendo si no comía adecuadamente en los días próximos. Recordaba la vez que llegué a desmayarme; mi cuerpo se encontraba débil. Luego, estuve tres días en la enfermería. Desde ese día no había vuelto a pasar, sin embargo, tenía en ciertas circunstancias mareos.
Amanda empezó a acompañarme siempre a las clases e intentaba animarme con una de sus bromas, pero no funcionaba. «Yo... quiero a Diana».
Dos toques hicieron que mis ojos se desviaran a la puerta.
—Akko, soy Ursula, ¿Puedo pasar?
«Otra vez...» Suspiré y tomé difícilmente asiento en la cama. En verdad no quería hacer algún esfuerzo hoy.
—Sí...
Ella ingresó.
—¿Cómo sigues?
No respondí y bajé la mirada. Seguidamente, Chariot, tomó asiento en la única silla del lugar.
—La tía de Diana viene en camino.
—Está bien.
—¿Quieres hablar con ella?
—¿Y qué se supone que le diga? —dije y la miré con molestia. Ella se quedó en silencio y en poco tiempo entre en cuenta de mi mal reacción—. Lo siento. Quiero estar sola —pedí y me volví a acostar.
—Entiendo. La enfermera ha notado que no estás comiendo como debe de ser. De ahora en adelante estaré a cargo de percatarme si lo haces —dijo y escuché sus pasos acercarse a la puerta—. Te espero en el comedor a la hora de almuerzo. —Su andar se detuvo—. Si no vas, vendré a buscarte —avisó y abandonó la habitación.
Del bolsillo de mi uniforme después el mayor regalo que me entregó Diana: la última carta de mi colección de Shinny Chariot. Dormía con ella y la llevaba conmigo a todas partes sin que alguien se percatara. «Lo cuidaré mucho», pensé y la llevé a mi pecho. «Es mi tesoro».
***
Chariot Du Nord Pov
Me daba mucha lastima por Akko, y esperaba pudiera recuperarse tarde o temprano, sin embargo, por cómo iba estaba segura que sucedería dentro de un año, o más; era el tiempo que le calculaba.
El fallecimiento de Diana le había afectado hasta cierto grado de no querer continuar con vida. Era un poco extraño viniendo de una persona tan alegre como ella, pero, por suerte me percaté a tiempo de sus acciones y la logré detener. Ahora sólo se encontraba deprimida, y se la pasaba la mayoría del tiempo en la cama. Sus notas habían bajado y no parecía haber esperanza en que subieran.
Tenía que hacer algo, o era probable que la expulsaran. Sin embargo, en este momento debía concentrarme en las palabras que diría la directora a la tía de Diana. Ella nos había avisado a todas que tenía un plan bien pensado que me creaba una enorme curiosidad. «¿En qué está pensando?» Lo sabría en unos minutos.
Y ahora que lo recordaba, Croix había estado actuando de manera extraña después de la perdida de la próxima líder de los Cavendish, sin embargo, era posible que estuviera sufriendo como las demás.
Caminé directo a la dirección un poco nerviosa. La tía de Diana no demoraría en llegar, y todas deberíamos estar presente para escuchar sus palabras, puesto que, éramos las responsables de lo ocurrido. «Nunca debimos llevarla».
La directora se había armado de valor para decirle la impactante noticia. Y era obvio que no se lo tomaría bien.
Llegué a la dirección y me encontré a todas las profesoras, e incluyendo a Croix.
—B-buenas tardes —saludé y tomé asiento en una de las sillas libres.
—Buenas tardes —contestó Croix con una sonrisa entre medio.
—Te vez mejor —dije, devolviéndole el gesto.
—¿Cómo está Akko?
—Igual. No ha mejorado mucho —respondí y bajé un poco mi cabeza.
Ella suspiró de manera decepcionada y recostó su espalda.
—Entiendo.
La dirección quedó en un completo silencio incomodo. Empecé a jugar con mis dedos por mis nervios y observé el día a través de una pequeña ventana. Estaba consciente que, la tía de Diana, tenía la posibilidad de poner una demanda a la academia y hacer que cerrara. La directora, debía pensar bien en sus palabras si deseaba que eso no sucediera. Y nosotras, teníamos que apoyarla.
La puerta fue abierta de golpe y un estruendoso sonido hizo un leve eco en el lugar. Mi corazón se sobresaltó, y con miedo observé a la señora de cabello rubio que ingresó.
—¡¿Qué significa esto?! ¡Quiero una explicación ahora mismo!
«Si que está enojada».
—Necesito que se calme, por favor —pidió amablemente la directora—. Tome asiento.
—¡No me pida usted que me calme, cuando me entero que mi sobrina está muerta! —Su puño derecho golpeó con fuerza el escritorio y su mirada de enojo se posó con atención en ella—. ¡¿Sabe lo que implicará esto para la familia Cavendish?!
Me puse de pie y me aproximé.
—Por favor, deje que la directora hable.
Daryl volteó a verme y sentí un desagradable escalofrió recorrer mi columna. «¿Por qué los Cavendish tienen una mirada tan intimidante?» Sin embargo, con mis palabras logré que tomara asiento.
—Gracias, profesora Ursula —agradeció la directora.
Hice una ligera reverencia y volví a mi puesto.
—Como le he comunicado, la joven Diana Cavendish falleció en un ataque desconocido dentro del Bosque Arcturus. —Agarró unos papeles—. Comprendo su inquietud y sé que ha venido hasta aquí con un motivo. Sin embargo, estaría complacida de que escuchara la intención que tengo en mente. —Se levantó—. Es necesario que todas me acompañen justo ahora al laboratorio de la profesora Croix.
«¿Por qué iremos al laboratorio?» Esto se estaba volviendo cada vez más confuso, pero no le di muchas vueltas y seguí los pasos de las demás. Miré a mi alrededor al notar las miradas curiosas y temerosas de las estudiantes al ver a Daryl en la academia. Inhalé y exhalé un poco despreocupada. «Por suerte la mayoría están en la ciudad».
Al llegar las puertas se abrieron con un reconocimiento facial y caminamos todas por el gran laboratorio, hasta llegar a una de las salas que se abrió de manera automática.
Lo que vieron mis ojos, me hizo sentir un temor e impresión indescriptible. El cuerpo de Diana se hallaba en una capsula de enfriamiento transparente que retrasaba la descomposición, pero sabía que no era un artefacto normal. Esta en especifica estaba llena de una crema color azul que la hacía verse como un sujeto de pruebas. Había también tubos pequeños incrustados en sus brazos y piernas, y una mascarilla en su boca.
Observé de reojo a Daryl encontrándola igual de impresionada y confusa. Un suspiro captó mi atención.
—Traeremos de vuelta a la señorita Cavendish —dijo la directora y caminó hacia la capsula—. Hemos estado en contacto con otras academias y conseguimos a alguien con una magia avanzada que puede ayudarnos. —Agachó la cabeza—. Puedes presentarte.
«¿Qué?» Una persona con un atuendo color negro con rojo apareció al frente de todas. Fruncí el ceño por su mirada de burla y diversión.
—No es posible traer a alguien a la vida —dijo incrédula Finnelan.
—Lo es, pero tiene sus consecuencias. —Rio y desapareció, para luego reaparecer a mi costado, asustándome—. Si están de acuerdo, les contaré los detalles.
—Su magia puede hacer que Diana regrese con nosotras —habló la directora—. Lo único que debe hacer, Daryl, es dar una porción de su sangre.
La tía de Diana arrugó su entrecejo y cruzó sus brazos.
—¿Piensan usar magia negra con magia blanca? Unir esos dos tipos de magia puede llegar a ser catastrófico, y no confió en una desconocida que aparece de la nada como si fuera un camaleón. Pero... —Hizo una gran pausa analizando lo escuchado—. Acepto, ¿Cuáles son las consecuencias?
«¿Aceptó tan rápido?» Una risa se escuchó por toda la habitación y su figura se ocultó otra vez, para después mostrarse ante todas.
—Una de ustedes tiene que dar su vida a cambio y ya está decidido. Les explicaré con detalles cómo funciona.
Su varita cambió de tamaño y dio dos toques en el suelo volviendo el lugar completamente negro. Me puse de inmediato a la defensiva. Las personas que utilizaban magia negra no eran para nada confiables.
—Con la sangre que extraeremos de su cuerpo —continuó—. Hará que ayude al cuerpo de Diana a recomponer toda la sangre que perdió; usaremos magia en este método para que la sangre se incremente dentro del cuerpo y, así, tenga lo suficiente. Sin embargo, para esto necesito sangre pura de un Cavendish, ¿Y qué mejor que usted, señorita Daryl?
Todo continuaba oscuro, y me sorprendía que la directora se encontrara tranquila.
—Lo siguiente será hacer el ritual con mi magia y la de ustedes. Por fortuna, el corazón y el cerebro están intactos; aún debería conservar sus recuerdos, e incluyendo lo último que vio antes de morir. No obstante, hay probabilidades de que lo posterior dicho no suceda hasta que regrese a ser como antes.
Se escuchó un gran suspirar.
—Si la chica muerta vuelve a hacer ella misma, podrá tener una nueva oportunidad de vivir con tranquilidad, pero si no lo hace. —Su risa hizo un desagradable eco—. Tendrán que matarla, o si no, ella las matará a ustedes.
«¿Qué...?»
—Al hacer el ritual su fuerza y su magia incrementarán a un nivel tan alto como para desplomar esta academia y convertirla en polvo sin tener que hacer algún esfuerzo. —La capsula se reflejó—. Sería un monstruo. Y, si llegara a volver a la normalidad, la que se ofreció por ella, morirá al instante.
—Esto significa jugar con la vida... —susurré.
—No es un juego, es la realidad que tomaremos todas a cambio de una vida importante devuelta —dijo Holbrooke.
—Pienso que... es mejor dejarla descansar en paz —hablé y encogí mis hombros por miedo a ser juzgada.
—Estoy de acuerdo con la profesora Du Nord —dijo Finnelan sorprendiéndome. «¿Ah sí?»—. Este sacrificio es muy peligroso.
—El que la atacó puede ser una bruja o un mago más fuerte. Y sólo Diana tiene el conocimiento que necesitamos. Desconocemos de lo que es capaz y no deseo perder a otra estudiante. Tenemos que detenerlo, y con Diana podremos hacerlo. —Hizo una pequeña pausa para agarrar aire—. ¿Entienden lo que puede pasar si no hacemos algo al respecto? Es posible que, él o ella, venga a la academia. Salvaremos muchas vidas a cambio de una.
—Podemos desalojar el lugar hasta un nuevo aviso —dije.
—No —habló Daryl—. No dejaremos rondar a una persona de ese calibre por el mundo.
—¡Me gusta esa iniciativa! —dijo la bruja captando nuestra atención. Nuevamente su vara golpeó dos veces el suelo y mostró un mapa que se extendió por el cuarto—. Diana tendrá treinta días con dos semanas para volver a hacer ella misma, si no lo logra saben lo que tienen que hacer. Pero les aviso que deben realizarlo un día antes de que ella pierda el control; si no lo consiguen a tiempo serán las responsables de muchas muertes.
—¿Cómo podemos hacer que la jovencita Diana vuelva a la normalidad? —preguntó Finnelan.
—Esa tarea se las dejo a ustedes. —Sonrió y la neblina oscura se dispersó—. La vida no es juego y el alma tampoco, tengan eso en cuenta. —Un dragón pequeño de color negro salió de su vara—. ¿Listas para el ritual? Necesito que todas reciten el hechizo que les diré y yo haré mi parte. Es pan comido.
—Estoy lista.
—Yo también.
—Espero que no haya ningún fallo.
—¡Esperen! —exclamé—. Lo siento... —dije avergonzada—. ¿Quién será la persona que dará su vida a cambio?
—Yo lo haré —dijo la directora con una sonrisa.
La observé impresionada.
—Miranda, no puede hacerlo —dijo con preocupación Finnelan.
—Ya he vivido lo suficiente. En cambio, Diana, es una señorita que tiene un largo camino que explorar. Además, quiero salvar a las otras estudiantes. —Cerró sus ojos—. Estoy lista.
Tragué saliva con dificultad.
—S-si Diana no logra volver a la normalidad, ¿Usted... morirá igual?
—Por supuesto que lo hará —respondió la bruja—. Tienen que ver todos los movimientos que hace la chica muerta y estar atentas a algún cambio pequeño. ¡Nunca se les olvide contar los días! Es lo más importante. Y algo más, Diana no volverá después del ritual. Denle una semana para que su cuerpo se recomponga y, así, pueda estar con todas sus energías, bla, bla, bla. Más sangre, etcétera. —Colocó su vara en el centro—. Hagamos esto rápido porque me estoy aburriendo de tanta charla.
Daryl despojó su varita.
—Hagámoslo. Mi sobrina es el futuro de los Cavendish y la quiero devuelta.
«Tengo un mal presentimiento». Esa bruja debió haberse saltando algunas palabras; estaba segura por su mirada burlona y superior. Era cierto que, Diana, era nuestra salvación y única esperanza para salvar a muchas personas, sin embargo, la sensación de seguridad que poseía no me gustaba para nada.
Existía una gran posibilidad, pero también una enorme desgracia si fallábamos.
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Fin del Cap. 6 (Mal presentimiento)
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