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Cap. 49

Hace cuarenta minutos atrás.

Diana Cavendish Pov

Cuando Akko abandono la cafetería, espere en el mismo lugar unos siete minutos antes de realizar el hechizo. Aproveche ese tiempo para ordenar unos panecillos al vapor relleno de carne y un capuchino. El escolta que quedo conmigo compro un periódico y comenzó a protegerme desde la distancia.

Me siento algo inquieta e insegura. No me gustó para nada la idea de dejarla ir sola. Y, aun así, teniendo la compañía de Cedric, no es suficiente para tranquilizarme. Cuando mi nombre fue llamado, me levante de la silla y busque mi orden pagando lo correspondiente; es nuevo para mi hacer esto.... No es malo, podría acostumbrarme.

Dejé mi pedido en la mesa y me senté nuevamente agarrando mi cartera, extraje mi varita y celular para después recitar el hechizo que, dio resultado de inmediato, mostrando a, Akko, en el auto a través de la pantalla de mi móvil. Agarré el pancillo y le di un pequeño mordisco, deleitándome de su blanda textura y el delicioso sabor; esta rico. Lleve una de mis manos a mi boca sorprendida por el exquisito mangar que estoy ingiriendo.

Mire mi móvil escuchando una noticia en la radio que me hizo sentir...muy bien y complacida.

''La empresa Shima ha anunciado una suspensión temporal a todos sus servicios. Los rumores hablan que se trata de una posible banca rota o prestado adquirido que los ha dejado en esta posición. Esperemos que ese problema se resuelva y podamos obtener nuestros productos comerciales favoritos, pronto''

—Coloco una mano en mi mentón sonriente—interesante...—acerco mi capuchino a mis labios.

Observe la reacción de Akko con una expresión neutra en mi rostro, levante mi cabeza recostando mi espalda en la silla y cruzando mis piernas debajo de la mesa. Sinceramente...es un poco extraño como después de complementarnos me siento más segura y libre a su lado, no digo que antes no lo estaba, pero, ahora es diferente. Ella me pertenece y viceversa. Volví mi vista a la pantalla de mi celular y bebi un sorbo de mi café despacio.

La puerta fue abierta por su hermana.... No recuerdo su nombre y ahora mismo, no me interesa saberlo. La familia de Akko no me cae muy bien...lo admito, quiero que desaparezcan por todo el mal que le hicieron a ella. Espera un momento...

—Llevo una de mis manos a mi cabeza—

Desaparecer de la manera que, no mueran. No le deseo la muerte a nadie, sí...eso mismo. Desde que tuve esa clase de sueño, mis pensamientos han estado un poco confusos.... Cuando estaba desayunando con Akko, una idea de atacar a la mujer de la caja registradora paso por mi mente como un rayo, porque estaba contemplando mucho a mi pareja y eso me creo celos; seguramente, es solo eso.

—Suspira pesado—adelante, nuestros padres te están esperando en la sala.

¿Que? ¿La están esperando? No creo que esa intención sea buena...estoy comenzado a sospechar. Akko, entro a su habitación después de acomodar en su lugar las cosas que compro. Luego, saco una maleta debajo de su cama y empezó a empacar sus pertenencias. Mire la pantalla de mi celular con una expresión seria mientras termino de comer mi panecillo relleno de carne. Este tiene un nombre peculiar. El cual es ''Baozi''. Eso dice en su etiqueta.

Pasaron los minutos y finalice de ingerir todos los panecillos, quedando como faltante mi capuchino. Lo bebi con tranquilidad soltando un leve suspiro de satisfacción por su agradable sabor y sensación acogedora que me trasmite. Sentir el líquido caliente recorrer mi garganta es lo más relajante para una mañana fría, me encanta.

—Madre, ¿Has visto mi celular?

— ¿Hablas de este? —lo enseña.

— ¿Podrías entregármelo? Es lo único que me falta.

—Que lastima, no te lo daré—dijo sin dirigirme la mirada.

¿Por qué no? 

—Pensé que estabas saliendo con la joven, Natsuki

—Suspiro pesadamente rodando mis ojos frustrada—

¿No pueden olvidarla? Acaban de cerrar su empresa, esos señores están ciegos. No es de una dama pensar de esta manera, pero a veces las personas pueden llegar a hacer muy irritantes y a la única persona que he aguantado con esa actitud es a, Akko, en los primeros meses en la academia. Aún recuerdo como era su comportamiento, me frustraba que hablara tanto de Chariot y lo magnifica que era, pero eso comencé a dejarlo en el pasado cuando fue a buscarme. Después de escuchar claramente las siguientes palabras dichas por su padre, sosteniendo mi varita aun en mano, hice que mi celular comenzara a grabar todo.

—Esa relación que tienes no es buena. Cavendish puede poseer cuatro empresas a su nombre y tener una suma alta de dinero, pero, es una persona que se cansa de lo que tiene y luego lo abandona. La gente multimillonaria es así y no quiero que cometas un error yéndote de esta casa.

¿Cuándo he sido así? No me canso de lo que poseo, si fuera verdad les hubiera cedido las empresas y el legado a mis primas. Eso me comprueba que sus pensamientos en contra mía son muy...malos y no recuerdo haberles hecho algo para que hablen de mí de esa manera. No obstante, obviamente Akko no caerá en esas palabras tan insignificante. Acabe con mi capuchino y abandone la taza vacía en la mesa, seguidamente tome una de las servilletas y limpie mis manos y labios.

—Si haces lo que te pedimos no llegaremos a una pelea, solo tiene que aceptar—dijo su madre en un tono autoritario.

Esto no va para nada bien y no creo que mejoren. Después de todo, mis sospechas acertaron. Me levanté de mi silla e hice una seña con mi mano a mi escolta. Él se puso de pies y salimos de la tienda a pasos apresurados. Seguí observando lo que ocurre en esa casa a través de mi celular, tomé el cuello de mi camisa ocultando un poco mi boca por el frio.

Al apreciar el momento justo en donde el padre impacta su mano abierta en la mejilla de Akko, abrí mis ojos asombrada y seguidamente sentí mi sangre hervir de enojo y rabia. Comencé a correr sin importarme las miradas de las personas que se encuentran en la calle.

Escuche claramente los continuos gritos y la llamada de Natsuki pidiéndole salir, cosa que me enfureció mucho más y me dieron ganas de ¡Golpearla! ¡Y decirle que no moleste! ¿¡Acaso mis palabras dichas en esa noche no le quedaron muy clara!? Esa niña es necia y me hace pensar que sus progenitores no la castigaron como esperaba; porque aún la dejan salir.

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Al llegar Cedric bajo del auto colocándose a mi lado y rápidamente mande a Angus a abrir la puerta, el accedió a mi orden y daño la perilla de una patada, dejando el paso libre. Ellos fueron los primeros en ingresar para asegurar la zona, calme mi respiración y enojo antes de entrar a ese hogar tan...sofocante. Cambié mi expresión a una neutra y cuando empecé a caminar por las frías baldosas, un silencio muy grande abundo en la casa.

Mi presencia asombro a todos en la sala, percatándome de las miradas de espanto, miedo y extrañes hacia mi persona. Akko, me miro sorprendida y aliviada. No obstante, mi enojo aumento al notar la herida en su labio inferior, apretando mis dientes con furia en un intento de contenerme.

—Apártese de ella. Ahora—dije en un tono fuerte, lleno de poder e ira.

El señor no reacciono y Akko aprovecho para soltarse de su agarre y acercase a mí. Una vez estuvo cerca me abrazo con fuerza ocultando su rostro en mi cuello. Correspondí acariciando sus mechones con delicadeza, sin despegar mi mirada de disgusto y enfado hacia su familia.

— ¿Qué haces en mi casa? —pregunto el señor saliendo de su trance.

Que descaro de su parte hacerme ese tipo de pregunta, creo que era mas que obvio que vendría a buscarla si algo malo sucedía.

—Akko—la aparto—sube al auto—mande.

—Diana...

Sube al auto—repetí alzando un poco la voz.

Ella asintió levemente y termino por separarse saliendo de la casa con la cabeza agachada. Cuando abandono el lugar un sonoro suspiro cargado de pesadez escapo de mis labios llamando la atención de los presentes. Coloque una mano en mi cintura manteniéndome callada, a la vez que contemplo sus semblantes.

—Busca sus cosas—ordene a uno de sus escoltas—, nos vamos.

Al dar media vuelta y dar un paso, fui detenida por unas palabras que fueron exclamas con agresividad.

— ¡No puedes interrumpir en mi hogar! ¡Ella es mi hija y no permitiré qu-

—No es necesario su permiso—lo miro encima de hombro.

—Aprieta sus puños—es mi hija—recalca—. Y tú nunca serás parte de esta familia.

—Me volteo mirándolo fijamente—no tengo motivos para convivir en su intento de familia—cruzo mis brazos—y jamás perdonare que la hayan lastimado. ¡A ninguno de ustedes! —exclame enfurecida tensando mi mandíbula.

Siento como mi enojo contenido me está consumiendo.... Es extraño, ya que cuando llego a molestarme de esta manera no tengo estos impulsos de querer... ¿Asesinarlos? No.... Esto está mal, no debería pensar de esta manera, ¿Que me está pasando? Me estoy comenzando a marear, el ambiente se siente apretado y siento que me estoy ahogando...como en ese sueño. Debo salir de aquí.

Cedric llego cargando su maleta. Lo mire de reojo agradecida manteniendo mi semblante. Con un movimiento ligero de mi cabeza, se retiró, dejándome con Angus a mi lado.

—Te vas a enterar, Cavendish. ¡Nadie entra a mi casa sin mi consentimiento! ¡Te llevaras una multa alta de dinero por esto!

Observe a los otros integrantes que, tienen una expresión de sorpresa y miedo; menos la madre. La hermana esta muy atemorizada y la abuela parecer que tarde o temprano se desmayara. Su progenitora trata de permanecer firme ante las palabras de su esposo, pero sus manos temblorosas la delatan.

—Cierro mis ojos exhalando con molestia—sus palabras tienen muy poco valor y no me intimidan en lo más absoluto—lo miro—. Espero que lo dicho por mí a continuación quede muy claro en todos ustedes—sonrió ligeramente—. Es cierto que interrumpir en los aposentos de una persona es ilegal y conlleva a una multa. No obstante, a usted le iría mucho peor—sonrió con burla—. Mientras yo me encuentre en mi lujosa mansión bebiendo por las mañanas un delicioso té de manzanilla preparado por mi mayordomo. Usted, estará en prisión pasando unas maravillosas vacaciones rodeado de personas que cometieron actos imperdonables. Puede durar unos años o meses dependiendo del jurado, sin embargo—levanto mi dedo índice derecho—, puedo asegurarle que gracias a los abogados que poseo, serán años. Tengo pruebas de sus contables abusos y amenazas hacia mi persona y mi pareja—hago una pausa mínima— ¿Creyó usted poder manipularme con palabras insensatas? —rio bajo—Incluyo que, Akko, puede hablar en su contra para aumentarle esa hermosa estadía que... ¡Tanto desea! —digo con cariño fingido—Y sería una lástima para su esposa—volteo a verla—, pero no te preocupes querida, podrás acompañarlo—rio burlándome por última vez regresando a mi semblante anterior, para después suspirar y volver a dirigir mi mirada hacia el señor—. No te daré la satisfacción de recibir dinero de mi parte—frunzo el ceño—. Esto es una advertencia. Si me entero de algo erróneo salir de sus labios, no dudare en actuar y espero se atiendan a esas consecuencias.

Me di la vuelta dejándolos mudos, salí de la casa acompañada de Angus y antes de entrar al carro sostuve mi cabeza apoyándome en la puerta por un extraño dolor que me aturdió unos pocos segundos.

Al encontrarme dentro exhale suavemente, para luego mirar a Akko con preocupación; su labio inferior está hinchado, sus ojos se mantienen cerrados y sus brazos cruzados. Saque mi varita de la cartera y me acerque agarrando su mano para llamarle la atención. Ella volteo a verme con una expresión de sorpresa, culpabilidad y ¿Vergüenza?

—Hola...—dijo débilmente bajando su cabeza y rascando su mejillas nerviosa—. Lamento que hayas tenido que escuchar todo eso, no quería gr-

—Gritar, lo sé.

Dije el hechizo en voz baja y el auto empezó avanzo directo hacia el hotel. La herida en su rostro desapareció junto con su pequeña cortada hinchada y sangre seca. Suspire aliviada y guarde mi varita nuevamente en mi cartera. Me acerque más para abrazarla con fuerza y apegarla a mi cuerpo. Cuando sus manos arrugaron mi vestido, acaricie su espalda percatándome de su intento de no llorar. El auto se detuvo en un semáforo rojo y aproveche para levantar mi cabeza y admirar por la ventana a las personas caminar por las aceras y otras jugar con la nieve acumulada.

— ¿Te parece ir por un chocolate caliente?

—Se separa un poco mirándome confundida— ¿Estas celosa?

—No...—miro hacia otro lado.

—Diana, me acabas de invitar lo mismo qu-

—Lo sé—exhalo molesta—, pero no me agrada la idea d-

—Oye—interrumpe posando sus manos en mis mejillas—, no saldré con ella—dijo mirando mis ojos fijamente trasmitiéndome seguridad.

Mi corazón se sintió cálido y tranquilo, todo el enojo acumulado que recientemente casi nubla mi mente y causa un desastre en ese hogar, desapareció. Sonreí agradecida acercando mis labios a los suyos siendo correspondida enseguida y provocando un cosquilleo agradable en mi abdomen. Los movimientos fueron lentos y al compás...tomándonos el tiempo necesario para deleitarnos de la suavidad de nuestros labios. Cuando su lengua rozo mi labio inferior, abrí mi boca un poco dándole acceso y dejando escapar un corto suspiro de ambas entre medio del beso.

Sus manos agarraron mi cintura con firmeza y el cosquilleo que crecio en mi abdomen recorrió mi parte baja haciéndome soltar un pequeño gemido que fue ahogado inmediatamente. Tome sus mejillas con mis dos manos profundizando nuestros labios y moviéndolos con más rapidez. El beso cambio a uno intenso y apasionado, pero...me tuve que separar para recuperar un poco de aire. Abrí mis ojos topándome con unos de color carmesí cargado de deseo y anhelo...nuestras respiraciones agitadas se combinaron, dándole un toque de pasión al momento. El auto comenzó avanzar nuevamente y antes de unir mis labios otra vez, visualice de reojo por la ventana otro automóvil acercándose peligrosamente hacia nuestra posición.

—Entrecierro mis ojos extrañada—

— ¿Qué pasa? —susurro confundida.

Cuando estuvo cerca agarre la camisa de Akko y la aleje de la puerta bruscamente e instintivamente de un movimiento rápido estire la mano derecha y una magia desprendió de mi palma, poniendo una barrera alrededor. El auto ajeno impacto creando un sonido de estruendo y pasando arriba de nosotros. La lata y el vidrio se esparcieron en calle y Cedric piso el freno cuando este colisiono y comenzó a dar vueltas en la carretera. Tuve que sujetarme del asiento para que mi cuerpo no quedara en el parabrisas.

Mi corazón latiendo con rapidez, mi respiración entrecortada y mis manos temblando descontroladamente, demuestran el miedo que tengo a lo ocurrido hace un momento. Quede en silencio unos segundos y mire mis manos desconcertada, asustada y nerviosa. A-acabo de... ¿ha-hacer magia?, n-no es posible, no te-tenía mi varita en mano... ¿Co-como? ....

—Diana, ¿Estas bien? —agarra y acaricia mis manos temblorosas tratando de calmarme.

Me senté a su lado aturdida y un poco sudorosa por la inquietud creada en mi cuerpo, ella me rodeo con sus brazos y mi palpitante corazón y respiración alterada comenzó a calmarse despaciosamente. Cedric y Angus bajaron del auto para ayudar el que choco contra nosotros.

Examine el cuerpo de mi pareja encontrándolo totalmente ileso. Mire por la ventana el automóvil que se encuentra volteado y destrozado. Este comenzó a prenderse en llamas y suerte mente estamos cerca de una plaza de bomberos que, actuaron con rapidez al ver el accidente. El auto en donde me encuentro no recibió ningún daño, queriendo decir...qu-que la magia...

—Di-diana...—dijo mirándome con cierto miedo y preocupación.

¿Que? ¿Cuándo se separó?

—Parpadeo dos veces— ¿Qu-que sucede Akko?

—Tu-tus ojos...

—Levanto una ceja— ¿Que tienen mis ojos? —pregunte aturdida.

—Son negros...

¿Que? ....

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Fin del Cap. 49

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