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Cap. 45

Atsuko Kagari Pov

—Yo abriré—susurro para después levantarse de mi regazo.

...no... ¡Maldita sea! ¡Estaba tan cerca! ¡Juro que matare a Amanda mañana! ¿¡Como se atreve a hacerme esto!?, siento mi intimidad húmeda y no creo poder calmarme esta noche con lo que estaba sucediendo hace unos segundos, pero me está comenzando a dar sueño y, aun así, tengo un enojo que debo disimular para no incomodar a mis amigas.

Diana abrió la puerta y ellas entraron pidiendo permiso, Amanda, fue la primera en entrar y acercarse a la mesa para agarrar otros dulces. Comencé a observarlas desde el sofá, mis amigas voltearon a verme y sonreí fingidamente pero creíble elevando mi mano en forma de saludo.

— ¿Estaban viendo una película? —pregunto Barbara.

—Se ruboriza un poco—si...—contesta Diana.

—Podría ir a una de las farmacias cercana y comprarles pastillas para el sueño—ofrezco poniéndome de pies—, comprendo perfectamente como se siente este cambio de horario.

Incluyendo que tuve que acostumbrarme sola sin ningún medicamento porque a mis padres no les intereso como para preocuparse un poco por mí y hacer que vean mi estado de salud.

—Es buena idea—sonríe de lado—, mandare a uno de mis escoltas contigo—camina a una pequeña mesa cerca de la cama.

—Pensaba que...fuéramos juntas, mientras ustedes...—las miro—nos esperan, no demoraremos.

Diana me miro con sorpresa y un notorio pero leve sonrojo apareció en sus mejillas, seguidamente desvió la mirada y saco su cartera del cajón. Ahora que me percate, Miu y Hannah no se encuentra con ellas.

—Asiente—está bien—dice Lotte sonriente.

—Aquí estaremos—dijo Barbara tomando asiento en uno de los muebles.

— ¿Puedes traerme pastillas para la resaca? —pregunto Amanda a Diana.

—Está bien—avanza hasta la puerta y agarra su abrigo colgado en el perchero— ¿Dónde están Hannah y Miu?

—Pudieron dormirse cuando llegaron—responde Amanda—, suertudas—soltó con cierta molestia.

¿Y porque no lo hicieron ustedes también? ¡Rayos!

—Entiendo—voltea a verme—, vamos.

.

.

.

Una noche fría y tranquila, el único sonido escuchado son el de nuestras pinzadas por la acera cubierta de nieve y pocos autos. Acomodé mi bufanda ocultando mis labios y dirigí mi mirada en un automóvil grande que quita la acumulación de nieve en las calles; gracias a su grandiosa labor evita accidentes. Suspire suavemente y un ligero vapor escapo de mi boca; desde que salimos del hotel hemos permanecido en un silencio incomodo, pero el ambiente lo convierte un poco agradable, además, quien diría que aún hay personas deambulando por estas avenidas a tan altas horas.

Entramos al supermercado y camine a la parte de las gaseosas mientras, Diana, sin percatarse que me separe de su lado camino en dirección a donde se encuentra la farmacia del lugar. Abrí la puerta del refrigerador y agarre dos refrescos de diferente sabor, luego la cerré y comencé una lucha mental e interna en decidir cual me llevaría y gracias a eso, el tiempo se me paso rápido y olvide todo a mi alrededor.

El sabor de fresa sabe mucho mejor que el de uva, sin embargo, el de uva es más delicioso en esta temporada, pero, fresa tiene un sabor peculiar, no cabe duda que las dos son una buena elección, pero necesito tomar una y-

—Lleva las dos—dijo una voz a mi espalda.

—Me exalto y sujeto las latas con fuerza—

—Posa una mano en mi hombro—compre los medicamentos—me enseña la pequeña bolsa y lo guarda en su abrigo—, y estoy segura que demoraras mucho en decidir, así que, si no me quiero congelar estando fuera de mi habitación a estas horas dentro de un autoservicio con aire acondicionado y sin calefacción, botaría en que no decidieras por ninguno y llevaras los dos. No tengo ningún inconveniente en pagarlos.

—Hago un puchero e inflo mis mejillas—no es lo mismo—murmuro.

—Suspira cansada—Akko...

—Está bien, me quedo con el de fresa—devuelvo la otra lata a su lugar.

—Sonríe de lado—gracias.

.

.

Salimos del supermercado y rápidamente saque mi gaseosa de la bolsa para después abrirla y comenzar a beberla.

—Levanta una ceja y me mira de reojo— ¿No te causa más frio tomar algo igual a esta temperatura?

—Niego con la cabeza—supongo que es la costumbre.

—Asiente y vuelve su mirada al frente—

Y nuevamente volvimos al silencio incómodo. Tengo curiosidad en una cosa, ¿Cuándo las chicas se vayan de la habitación, podremos intentarlo otra vez? o ¿Debo esperar otro momento para hacerlo? .... Realmente quiero tener esa conexión con ella, mi cuerpo me reclama con angustia esa cercanía y deseo estar juntas de esa manera otra vez.... Se sintió muy bien.

— ¿Que está haciendo esa persona? —apunta con su dedo índice.

—Volteo a ver—

¿Es una chica vestida de enfermera en mitad de la noche y con este frio? Solamente las mujeres con conjuntos apegados a su cuerpo demostrando su atractividad indican que trabajan como prostitutas en un lugar cercano y posiblemente sea su hora de salida y tal vez por eso se encuentra a estas horas con esa vestimenta.

—Es...alguien que vende su cuerpo para ganarse la vida—conteste un poco nerviosa dándole otro sorbo a mi refresco.

—Oh...que mal—aparta la mirada.

—Si...—dije en un suspiro— ¿Quieres probar? —pregunto extendiéndole mi gaseosa.

—Me mira y niega con la mano—paso por esta vez, gracias.

—Levanto una ceja—

Esta algo tensa y apartada, ¿Sera que se arrepiente de lo que hicimos? o ¿Le avergüenza? Mis dudas siguen creciendo y no me dejaran en paz hasta que las averigüe. Agarre su muñeca deteniendo su andar a una calle cerca del hotel, ella me observo confundida y tranquila, agache la cabeza y acomode mi bufanda tratando de ocultar mis nervios y notable sonrojo.

— ¿Sucede algo? —pregunto preocupada acercando su cuerpo y colocando su mano en mi mejilla.

—Levanto la cabeza y aparto mi vista—qu-quiero...di-digo, ¿Qu-quieres...—la miro—vo-volver a intentarlo?

—Abre sus ojos de par en par sorprendida—yo...

—Trago pesado y me alejé un poco desviando la mirada nuevamente—me-mejor re-regresemos—propuse, avergonzada e inquieta.

Empecé a caminar a pasos rápidos dejándola atrás, escuche su llamado una vez y no me detuve, pero al segundo pare en seco con mis brazos a un lado apretando con fuerza mis puños. Escuche sus pisadas avanzando a mi dirección y me quede de espaldas esperando pacientemente su llegada. Al presentirla cerca, hable.

—Lo la-lamento—llevo mi mano a mi rostro y liberando un sonoro suspiro cargado de arrepentimiento.

Soy muy estúpida.

—Akko...—toma mi mano—mírame.

Tense mi mandíbula y después de unos segundos lentamente me voltee e hice contacto con sus orbes azules que me observan con detenimiento, cariño y cierta preocupación. El silencio abundo nuevamente en nuestro espacio y el tiempo comenzó a detenerse en cuanto quedamos admirándonos mutuamente bajo la nieve...y como si fuera por instinto, nos acercamos y unimos nuestros labios en un beso profundo que se volvió en uno necesitado y deseado. Movimos los labios con pasión demostrando esa aspiración que poseemos por la otra; el querer complementarnos y fortalecer ese lazo que nos mantiene juntas.

Al alejarnos pegamos nuestras frentes y respiramos de forma agitada, seguidamente entrelazamos nuestros dedos de la mano derecha y lentamente abrí mis parpados volviendo a conectarme con esos ojos que hacen sentir amada, segura y protegida. Sonreímos inconscientemente y nuevamente acercamos nuestros labios para después dejar cortos besos llenos de ternura.

La amo mucho.

.

.

.

Llegamos a la puerta de nuestra habitación luego de terminar con nuestra sección amorosa y cuando entramos sorprendente encontramos a las demás dormidas. Lotte acomodada con Barbara en el mueble y Amanda en el suelo embarrada de dulce teniendo la cama aun lado. Mire los alrededores en busca de una explicación lógica a lo que sucedió, porque hace una hora nos interrumpieron con el motivo de que no tenían sueño.

—Suspira—tendremos que dormir en la habitación de Lotte y Barbara.

—Me adentro al cuarto y camino hacia mis dos amigas mencionadas—

Busqué en el bolsillo de Lotte con cuidado la llave de su habitación, cuando la encontré, de forma despacio la retiré y sostuve en mis manos. Voltee a ver a Diana quien se encuentra dejando una pastilla en el pecho de Amanda; debe ser el de la resaca. Ella me miro y le enseñe la llave, sonrió de lado y se levantó alejándose de Amanda.

Antes de salir del cuarto apagamos la televisión y me tome la molestia de arropar a la persona que daño mi momento de pasión. Luego buscamos el numero en la tarjeta de la habitación compartida y entramos encendiendo las luces y seguidamente nos quitamos los abrigos. Dos camas dobles se encuentran separadas y contienen una mesita a lado con lampara; es igual a la de Diana, pero con una cama demás.

—Diana... ¿No has tenido ningún malestar?

—Cierra la puerta— ¿A qué te refieres?

—Ya sabes...—me siento en la esquina de la cama— ¿Algo...vació?

—Me mira— ¿Vació? —arruga su frente confundida.

—Levanto una ceja—de lo sucedido hace un año.

—Oh—dice sorprendida comprendiendo mi pregunta anterior.

— ¿Entonces? —deslizo la palma de mi mano en las suaves sabanas.

—Se acerca—estoy bien. No ha ocurrido nada extraño—toma asiento a mi lado—. Quiero hablar contigo sobre algo que debemos escoger antes de volver a Gran Bretaña.

—La miro con atención—

—Inclina un poco la cabeza—pensé...que podías elegir una de las casas construidas cerca del hospital que fue hecho en Florida.

— ¿No dijiste debemos?

—Quiero que lo hagas tú, me encargare de lo otro.

— ¿Que otro?

—Necesito reunirme con mis primas para llegar a un acuerdo en las actividades que se realizaran con estos nuevos hospitales.

—Asiento—más tarde buscare en Internet y te mostrare lo que llame mi interés.

—Sonríe—gracias, pero mi tía me mando algunas fotos en mi celular de las viviendas cercanas y solamente tendrás que decidir cual te gusta más, si ninguna es de tu agrado, puedes buscarlas.

—De acuerdo, mi móvil está en mi casa y pienso buscarlo con mis otras cosas—me acuesto en la cama con mis brazos detrás de la cabeza.

—Akko, ¿Tus padres hablaron de mí? —se acomoda en la cama en una posición de lado y con sus manos juntas bajo su mejilla derecha.

—Si y hablaron que no podrías manejar tantos hospitales por ser muy joven, en otras palabras, no creen que seas capaz de lograrlo, pero—la miro—, yo sé que podrás hacerlo—sonrió—, estaré para ayudarte.

—Se ruboriza y sonríe extendiendo su mano hasta mi mejilla derecha para empezar a acariciarla—gracias.

—Me sonrojo levemente—gracias a ti—me doy la vuelta acomodándome de lado.

— ¿Por qué a mí? —pregunta en un tono divertido—tú me salvaste, me trajiste de vuelta—se acerca—, eres valiente y muy terca—me da un beso esquimal riendo bajo.

—Cierro mis ojos y situó mi mano sobre la suya riendo junto a ella—

Este es el lado que desconocen muchas personas de la gran Diana Cavendish, la cual la mayoría admira por su belleza, éxitos y estatus. Agarre la sabana y nos arrope, entrelazamos nuestras piernas y acercamos un poco más nuestros cuerpos en busca de calor en esta fría noche. Sentí su respirar lento cerca del mío y cerré mis parpados nuevamente disfrutando de este sentir tan acogedor.

Me siento satisfecha de saber que Diana, no está inconforme con lo sucedido anteriormente y me ha dado a entender que en realidad quiere hacerlo, pero es muy tímida en esa parte, la conozco y es algo cerrada a esos temas, sin embargo, me gustaría intentarlo otra vez...en este momento.

Abrí mis parpados percatándome de la cercanía de nuestros labios y también, notando la tranquilidad y paz en su hermoso rostro, sonreí ligeramente y examiné con detalles cada rasgo facial, fascinándome al no encontrar ningún defecto; ella es perfecta. Mis dedos entrelazados de mi mano derecha se separaron y lentamente los acerque y deslice por su cintura, rozando con las yemas sus delineadas curvas encima de la suave tela.

Baje mi mirada de forma curiosa observando como sus pechos bien formados resaltan un poco en su bata, me ruborice e hice una mueca de lado. Cuando volví mi vista a sus ojos, estos se encuentran abiertos mirándome con vergüenza y pegándome un gran susto que, provoco que diera un pequeño sobresalto y que el sonrojo de mis mejillas incrementara mucho.

— ¡L-lo siento! —cerré mis parpados con fuerza y agaché un poco mi cabeza penosa por ser descubierta.

¡Debo parar y ser paciente! Tal vez Diana no se encuentra lista para llegar a ese paso y no quiero que piense que estoy desesperada. Una mano se posó en mi mejilla obligándome a verla, pero al instante que abrí mis ojos sus labios se encontraron a escasos centímetros de los míos, la miré confundida y avergonzada buscando una respuesta a su acción. Pasaron los segundos en silencio y la tentación de besar esos gruesos y carnosos labios me comenzaron a consumir; tenerla tan cerca y no hacer nada al respecto me pone muy deseosa e inquieta.

Me aproxime primero creando un sutil rose, nuestras respiraciones volvieron a combinarse y cerramos nuestros ojos, al sentir sus labios separarse abrí los míos y la bese con tranquilidad...tomándome el tiempo de saborear su labio inferior y disfrutar del sabor que poseen, abrace su cintura atrayéndola despacio, sus manos sujetaron mis hombros sin querer terminar con el beso, pero luego de unos pocos minutos más, lo hicimos y mis dedos comenzaron a deslizarse de su cintura hasta sus muslos, dándole leves acaricias que provocaron un notable sonrojo en sus mejillas y que su respiración se volviera pesada.

Esta noche...tal vez logremos dar ese paso.

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Fin del Cap. 45 

























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