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Capítulo 6 ❄️

Advertencia⚠️: Este capítulo contiene una escena +18🔥 Si no es de tu agrado puedes saltarla, "*" esto estará al principio y al final de la escena.


Hannah:

Al entrar a la casa las miradas se posan en nosotros ya que somos los últimos en llegar. Más específico se fijan en el chico que marcó el gol ganador. Los del equipo se acercan a Mason y lo elevan por los aires unas cinco veces, hasta que mi amigo dijo que le iba a vomitar encima si seguían.

Iugh.

—Hannah, te ves muy linda —comenta Trevor, no sé cuando llego a mi lado.

Le doy una sonrisa de boca cerrada.

—Gracias, Trev.

—¡Vamos por esos malditos tragos! —exclama Zed eufórico, somos muy parecidos—. ¡A emborracharnos hasta quedar inconscientes!

Mason niega con la cabeza ante su actitud.

—Zed, acabamos de llegar…

Sin previo aviso el rubio me levanta del piso como recién casados y camina conmigo, a pesar de mis pataleos y protestas. Me deposita en el suelo cerca de la barra, entrecierro los ojos en su dirección.

—Dos shots de tequila, por favor —le pide al barman—. Mejor que sean seis.

Frunzo el ceño. A ambos nos gusta beber, pero mi amigo anda extremadamente eufórico y con ganas de emborracharse.

—¿Todo bien? —cuestiono al ver que bebió tres shots al hilo.

Me tomo los tres míos sin pausas, a la mierda el limón. El líquido pasa por mi garganta y no hago ninguna mueca, estoy acostumbrada a su sabor.

—¿Por qué no lo estaría, Hann? —Sonríe, es una sonrisa falsa—. Las chicas son un puto dolor de cabeza, eso ya lo sabía e igual me involucre con una. La más cabezota de todas.

—Zed…

—¡Otra ronda! —me interrumpe y toma la primera botella que encuentra.

—¡Zed Branson, basta! —Grito, fijo mi vista en el barman—. No queremos nada más por ahora, gracias de todos modos.

Tomo a mi amigo del brazo y lo arrastro por la sala hasta el primer baño que encuentro. Al entrar cierro la puerta con llave y llevo mis manos a la cintura como una mamá que va a regañar a su hijo.

—¿Qué es lo que ocurre?

Silencio. Solo le da un trago a la botella de vodka.

—Puedes confiar en mí, soy Hannah, tú amiga —suspiro—. O también podemos quedarnos aquí sin hablar. Lo que tú quieras.

—Lilith —suelta un bufido—. Lilith es lo que me ocurre.

—¿Mi mejor amiga Lily? ¿La chica de cabello negro y ojos…

Me mira con algo de enfado y cierro la boca de inmediato.

—¡¿Acaso conoces a otra Lilith? —Espeta, se pasa la mano por la cara—. Lo siento, no quería hablarte así. No tienes la culpa de nada.

—Tranquilo —me acerco y pongo una mano en su hombro—. Todos en algún momento hemos explotado y descargado nuestra rabia con personas que no se lo merece. Y no digo que este bien, sin embargo no somos perfectos.

Desvía la mirada. Aun así pude ver la tristeza en sus hermosos ojos azules.

—Puedes contarme lo que ocurrió —sugiero—. Seré tu paño de lágrimas, desahógate conmigo.

Se sienta en la fría baldosa y yo imito su acción. Apoya su cabeza en mi hombro derrotado. Le quito la botella y doy un trago, luego se la devuelvo.

—Teníamos algo extraño —admite en un susurro casi inaudible, abro mis ojos debido a la sorpresa—. ¿Recuerdas el chico misterioso con el que nos dijo que había tenido sexo por primera vez?

Llevo mi mano a mi boca completamente sorprendida. Ella nunca quiso decirme el nombre de aquel chico, y yo nunca insistí ya que respetaba su privacidad.

—Eras tú…

Asiente cabizbajo y le da un trago a la botella.

—¡Oh, Dios! —chillo.

Se escucha un golpe fuerte en la puerta y nos sobresaltamos.

—¡Nada de sexo en los baños de mi casa! —Grita Drake—. Las habitaciones de invitados están para eso, conejos.

Golpeo mi frente con mi mano y suelto un bufido. Confundió mi grito con un gemido, genial.

—¡Soy yo, Hann! —Devuelvo el grito debido al volumen de la música—. ¡Estoy sola, Drake. Sabes que respeto las reglas de tu casa!

Murmura una afirmación. Está bien, le mentí a unos de mis mejores amigos, pero no para tener sexo con Zed. Solo vamos a charlar.

—¿Te gusta? —arqueo una ceja.

Vuelve a tomar un trago.

—Es hermosa, inteligente, independiente, amigable… —suspira—. Creo que estoy completamente perdido ya que me gusta todo de ella.

Lo abrazo por los hombros y deposito un beso en su mejilla.

—¿Y ella?

Niega apenado.

—Es Lilith Wilson, claramente no le va a gustar alguien como yo.

—¡Hey! —Golpeo suavemente su hombro—. Cualquiera se enamoraría de ti, ¿entendido?

—Hann…

—Eres un chico increíble, chistoso, algo pervertido, pero sobre todo eres una gran persona. Una de las mejores que he conocido —acaricio su cabello—. ¿Qué sería de Hannah Campbell sin Zed Branson?

Suelta una risa, este es el Zed de siempre.

—Tu vida sería aburrida sin mí —me sonríe de lado—. No tendrías amigo de borrachera.

—¿Lo ves? Eres una parte de mí y yo una parte de ti —bebo un sorbo de vodka—. Así como también eres parte de Lily, y ella de ti. Confía en mí.

—Ella no me ve de ese modo, me odia —frunce el ceño—. A veces pareciera que me quiere, y otras que me quiere a cien metros de distancia.

“Dicen que del amor al odio hay un solo paso, Lilith” —le recuerdo sus palabras—. Nada es imposible si no lo intentas. Arriésgate, estoy segura de que ganarás.

—Nunca fuimos exclusivos —bebe otro trago, a este paso terminaremos borrachos antes de empezar la fiesta—. Se ve con otros, y yo con otras chicas.

—Entonces corten esa mierda —mi voz suena seria—. Si la quieres, ve y díselo. Si no hace nada, pues sigue con tu vida de promiscuo y prometo estar ahí para ti.

—¿Sabes algo? Serías una gran novia —me mira fijamente, trago saliva con dificultad—. Deberías seguir tu consejo y darle una oportunidad al amor.

Niego antes de dar un gran trago de vodka.

—Yo no sé amar, Zed —susurro—. No sé demostrar, sabes todo lo que he pasado y lo que he hecho.

Asiente ya que sabe que no quiero hablar más del tema. Se levanta del piso y me tiende su mano para ayudarme a ponerme de pie. Me entrega la botella, se lava la cara y se mira en el espejo pensativo. Acerco mi mano libre a la suya y le doy un apretón.

—Salgamos de aquí —señalo la puerta—. Hagamos algo.

Frunce el ceño, pero me sigue sin reclamar. Salimos del baño, para nuestra mala o buena suerte nuestro grupo de amigos estaban bien cerca del sanitario. Lily ve nuestras manos entrelazadas, su cara cambia a una de sorpresa y a la vez refleja algo de dolor.

¿Serán celos?

—¡Dijiste que no estabas con nadie! —Exclama Drake, decepcionado—. Me mentiste, sabes que no me gusta que tengan sexo en el baño porque después debo limpiar.

—Hay una explicación, lo juro.

El rubio se mantiene en silencio con la mirada fija en la pelinegra. Mi mejor amiga se acerca rápidamente, en un parpadeo mi cara se da vuelta y arde.
Vuelvo mi vista al frente y caigo en cuenta de lo que paso.

Lily me abofeteo delante de todos…

—¿Ahora te acuestas con nuestros malditos amigos? —Por su voz noto que está completamente borracha—. No creí que cayeras tan bajo, Hannah Campbell.

Sé que no debo dar explicaciones a nadie, sin embargo quiero hacer que recapacite sobre Zed y su extraña relación.

—Lily, yo no…

—¡Cállate! —grita furiosa—. ¿Quién sigue? ¿Mason? ¿Drake? O tal vez Noah Evans, a no ser que ya te lo hayas tirado.

Todo el lugar está en silencio. Cierro mis párpados y cuento hasta mil para no explotar aquí mismo.

«Es tu mejor amiga de toda la vida».

«Está borracha hasta el culo».

«No la escuches, hazte la sorda».

«No quieres ser hiriente».

«No explotes».

«Solo contrólate, Hannah Campbell».

1…

2…

3…

A la mierda el autocontrol.

—¡Y si me hubiera acostado con Zed! ¿Qué? ¿Acaso estás celosa? —la confronto—. Ambos estamos perfectamente solteros, somos libres de hacer lo que queramos y de tener sexo donde se nos de la puta gana.

Murmullos se escuchan por toda la sala. Lily abre la boca sorprendida mientras el rubio jala mi mano para que salgamos de allí, sin embargo yo no quiero eso.

—¿Estas celosa, Lily?

Silencio absoluto.

—Si te importa tanto, ve y díselo. Hay muchas chicas que quieren estar a su lado y ser su maldita novia —espeto, enojada—. Debes decirles a las personas que las quieres cuando tienes tiempo, luego es tarde.

El silencio luego de mis palabras es algo estresante. Ahora no tiene nada para decirme, pues yo aún no termino de expresarme.

—Cuando no tienes la oportunidad de volver a ver a la persona que amas tu perspectiva cambia, Lilith —niego con la cabeza, ignoro el nudo en mi garganta—. No dejes que tu orgullo te haga perder al que pueda ser el amor de tu vida.

Luego de tanto tironeo al final me rindo y me largo al patio de la mano de Zed. Lágrimas empañan mis ojos, sé que esta borracha, pero no es justificación para su arrebato de niña caprichosa. Porque puede ser mi mejor amiga y hermana de otra madre, pero Lily es una chica caprichosa.

—Tranquila, todo está bien —besa mi cabeza—. Ambos sabemos lo que hicimos en ese baño, no somos culpables de ningún crimen.

Asiento mientras le doy otro trago a la botella de vodka. Pestañeo para alejar las lágrimas.

—Zed —dice una voz femenina a nuestras espaldas—. ¿Podemos hablar a solas?

El nombrado me mira y le guiño un ojo. No se aguanta y me da un gran abrazo de oso.

—Recuerda lo mucho que vales, Zed Branson —susurro en su oído—. No te arrastres por nadie. Te quiero mucho.

—Y yo a ti, Hann.

Se separa de mí y lo veo alejarse junto a Lily. Esta última me da una mirada que no logro descifrar. Solo espero que las cosas entre ellos vayan bien. Ambos son personas increíbles y no podría elegir a uno sobre otro.

—Mariposa.

—Mason, ¿qué tal?

Suspira.

—¿Tu y Zed? Eso es una completa locura, ustedes no se acostarían ni en mil años —se acerca y me rodea por los hombros—. Aunque si lo hicieron yo no soy nadie para juzgar, después de todo es tu cuerpo.

—Gracias.

—Vamos a bailar.

Lo sigo devuelta a la casa, nos encontramos con una borracha Penélope y nos ponemos a bailar los tres. Un chico de otra escuela se me acerca y comenzamos a bailar juntos. Muevo mis caderas al ritmo de la música y el aferra sus manos en mi cintura. Es guapo, pelo y ojos color café.

Luego de unos besos y miradas coquetas nos alejamos de la fiesta rumbo al segundo piso a buscar una habitación. Encontramos una libre y no perdemos el tiempo. Nuestras ropas desaparecen y me observa con deseo, como la mayoría de los hombres.

Ataca mi boca con desesperación y caemos en la cama solo con ropa interior. Besa y muerde mi cuello hasta llegar a mi estómago. Veo que tiene la intención de seguir bajando y lo retengo.

—Solo sexo —aclaro—. Nada de orales.

Asiente despreocupado y seguimos con lo nuestro.

Noah:

Luego de la rara discusión de Hannah y Lily la fiesta siguió su curso normal. Conozco poco a la castaña, pero sé que no se acostaría con el interés amoroso de su mejor amiga.

Es una regla de las mejores amigas, aunque no todas la respetan.

Ahora el problema es que no encuentro a mi hermanita. Estaba bailando con una chica cuando la comencé a buscar con la mirada. Sorpresa, ya no estaba en el salón.

Mamá me matara si se entera que perdí de vista a Penny, la dejo venir con la condición de que yo la cuidaría. La última vez que la vi estaba borracha hasta el culo y bailando con Hannah, la cual estaba igual o peor de borracha.

Me doy mil golpes mentales por dejarla sola en una fiesta llena de chicos hormonales.

Decido comenzar a buscarla en el segundo piso. Abro la primera puerta y desearía no haber visto esa desagradable imagen. Hannah está moviéndose sobre un tipo desconocido mientras suelta leves gemidos, solo se ve su espalda desnuda. Aumenta el ritmo de sus movimientos y me doy cuenta que debo irme.

Si finjo que no lo veo, no paso.

«Si no lo vi, no paso. Si no lo vi, no paso. Si no lo vi, no paso».

A quien engaño esa imagen estará en mi cabeza atormentándome durante mucho tiempo.

Estoy por salir, pero el chico se da cuenta de mi presencia.

«Mierda, ¿ahora qué hago?».

—¿Qué mierda haces aquí, pervertido? —me mira fijamente.

En ese instante y sin pudor alguno la chica se da vuelta dejando ver parte de sus pechos desnudos, me observa con el ceño fruncido. Hago acopio de toda mi fuerza de voluntad para mirarla a la cara.

—¿Pasa algo, Noah? —Alza sus cejas—. ¿O solo estas molestando?

El chico alterna la vista entre ambos como idiota. O tal vez solo me parece idiota por haberse acostado con Hannah.

—¿Se conocen?

La castaña rueda los ojos con exasperación y sale de encima de él con facilidad. Busca su ropa y comienza a vestirse. Ahí es cuando recuerdo a mi hermana.

—Es Penny…

Se da vuelta como la niña del exorcista, sí que es flexible. Aterrador, la poca luz no ayuda.

—¿Qué le paso?

—¿Quién es Penny? —Cuestiona el idiota, Hannah lo mira con impaciencia—. ¿Te vas a ir? Estábamos en medio de algo antes de que llegara este imbécil.

Voy a responderle, pero la chica se adelanta.

—Tú lo dijiste, estábamos. Tiempo pasado —sonríe con inocencia fingida—. Y este imbécil es hermano de una de mis amigas, por jerarquía va primero que cualquier polvo de una noche.

Camina hacia la puerta, al llegar junto a mi entrelaza su brazo con el mío. Caminamos por el pasillo y entramos a todas las habitaciones sin obtener nada.

—Lamento haber interrumpido tu… momento —sueno nervioso—. Yo buscaba a mi hermana, no a ti teniendo sexo.

Claramente el alcohol me afecto al grado de ponerme nervioso por encontrar a una chica teniendo sexo. Y ella no se queda atrás, aunque esta menos borracha que antes.

—No te preocupes, Penny es más importante que cualquier chico —sonríe de verdad—. Además tampoco estaba tan bueno —hace una mueca.

Ambos soltamos una carcajada mientras bajamos las escaleras para buscarla en el primer piso. Al llegar a la primera habitación entra a paso apresurado y yo la sigo.

—Déjala en paz, idiota —agarra a un tipo de la camisa y lo mueve de su lugar.

Ahí es cuando veo a mi hermana tendida en la cama solo con ropa interior y casi inconsciente. Mierda. Si se aprovechó de ella juro que lo moleré a golpes.

—¿Qué mierda? —espeta el tipo, claramente alcoholizado.

—No te metas con chicas casi inconscientes que no saben lo que están haciendo, hijo de puta —le da una fuerte cachetada—. Si quieres sexo, busca a alguien que esté en sus cinco sentidos y que también quiera acostarse contigo.

—Hannah Campbell, pensé que no volvería a verte nunca más —el chico sonríe antes de fijar su vista en mí—. Amigo, no te recomiendo meterte con ella. Solo te utiliza y luego te bota como a un puto perro.

No le respondo, sigo con la tarea de vestir a mi hermana.

«¿Por qué es tan difícil poner un jodido vestido?».

—Si lo hace una chica está mal, en cambio sí lo hace un chico hay que aplaudirle —lo confronta—.Yo siempre digo las condiciones y los chicos aceptan. Tú aceptaste que solo sería un polvo, no te hagas la víctima ahora.

Tomo en brazos a Penny, quien no deja de balbucear cosas sin sentido.

—Estamos listos —señalo a mi hermana con la cabeza.

—No vuelvas a acercarte a mí —le gruñe al tipo.

Sale hecha una furia y yo la sigo de cerca con mi hermana dormida en mis brazos. Sin duda no puedo llegar a casa con ella en este estado. Llegamos al antejardín y la castaña teclea algo en su teléfono.

—Pedí un taxi —informa—. Los llevaré a casa y luego me iré a la mía.
Niego de inmediato.

—Gracias, pero no puedo llegar a casa con ella así.

Despega su vista del aparato y me observa, suelta un suspiro.

—Quédense en mi casa —ofrece—. Después de todo estoy sola.

—Pero…

—¿Lo tomas o lo dejas?

Acepto ya que no tengo otra opción. Trevor se fue hace un rato ya que le aburren este tipo de cosas.

—¡Hann! —grita una voz conocida a nuestras espaldas, ambos volteamos—. ¿Ya te vas? Es temprano aún.

—¿Ahora soy Hann? —Frunce el ceño—. Luego de que me gritaste mentirosa delante de toda la maldita fiesta.

Drake suelta un suspiro.

—Lo siento, me pase de la raya —admite—. ¿Me perdonas?

—Mi perdón se gana con hechos y lo sabes, Drake —sonríe—. Mañana hablamos, avísales a los demás que me voy.

—Cuídate —besa su mejilla.

Se va luego de darme una mirada de advertencia. Al parecer todos protegen a Hannah como si fuera de cristal. Pasan alrededor de diez minutos y el taxi aparece en nuestro campo de visión. Nos subimos en silencio y ella le da la dirección de su casa.

Hannah:

Fue una experiencia un poco traumante que Noah me haya pillado teniendo sexo, no puedo hacer nada para evitarlo. El alcohol ya no esta tan presente en mi sistema y lo agradezco ya que o si no Penny seguiría con ese idiota.

Él fue uno de mis polvos de una noche que ahora se hace la víctima. Yo siempre digo las condiciones, y no por eso voy a ser una cualquiera. Conozco a muchos hombres que hacen eso y la gente lo aplaude, pero si lo hace una chica es una prostituta.

Sociedad de mierda.

Le pago al taxista y lo veo alejarse. Me quito los estúpidos tacones y camino así hasta la puerta de mi casa, introduzco la llave y como era de esperarse todo está apagado. La soledad y el silencio me reciben.

Enciendo las luces y cierro la puerta detrás de Noah. Su hermana aún sigue borracha, al parecer era la primera vez que bebía alcohol. Le hago una seña para que subamos las escaleras. Pasamos por afuera de mi habitación y abro la puerta de al lado.

—Puede dormir aquí —digo entrando al cuarto.

El chico a mi lado recorre el lugar con la mirada. Algunas fotografías mías junto a una hermosa rubia de ojos verdes decoran el escritorio junto al computador. La cama es de dos plazas y tiene dos mesitas de noche. Un sofá está ubicado junto a la ventana. Cierro las cortinas y enciendo la lámpara. La decoración de esta habitación es un poco más elegante que la mía.

—¿Era tuya antes? —cuestiona mientras le quita los zapatos a su hermano.

—No —me acerco al escritorio y tomo una de las fotografías, suelto un suspiro nostálgico—. Es la habitación de un familiar.

No quiero hablar sobre ello, no me gusta hablar sobre mi familia, más específico de la familia de mamá. Me trae muchos recuerdos que luego me cuesta bloquear.

No quiero derrumbarme, no delante de él.

Luego de cerciorarnos de que Penélope estaba profundamente dormida decidimos salir del cuarto. Bajo a la cocina seguida de él, al llegar comienzo a buscar algo para comer. Abro el refrigerador y saco una fuente de macarrones con queso para calentarla, veo una cerveza y decido sacarla.

—¿Tienes hambre? —Miro a Noah—. ¿Quieres algo de beber?

—No, gracias.

Mientras espero a que mi comida se caliente nos sumimos en un gran silencio, gracias al cielo no es incómodo. Bebo un trago de mi cerveza bajo su atenta mirada, me siento algo nerviosa por su intensa mirada. El sonido del microondas hace que me sobresalte y aprovecho eso para dejar de mirarlo. Comienzo a comer con la vista fija en el plato.

«Si no observo, no está junto a mí».

—Así que —comienza—. ¿Tú y Zed…

Me atraganto con la cerveza, se levanta de inmediato y comienza a palmear mi espalda. Su pregunta me tomo por sorpresa. Luego de unos segundos puedo volver a respirar con normalidad.

—No, solo somos amigos —mascullo—. Aunque eso no debería importa ya que ni siquiera somos amigos.

Giro mi cabeza en su dirección y me encuentro con su rostro a centímetros del mío. Trago duro, es jodidamente guapo. Sus ojos azul grisáceos están fijos en mi labios, los remojo inconscientemente y sus pupilas se dilatan. Bajo mi vista a sus labios entreabiertos y suelto un suspiro.

«¿Qué diablos estás haciendo, Hannah?».

Estoy por decirle que se aparte cuando ocurre. Pestañeo un par de veces para saber si es real o no.

Noah Evans me está besando.

Mis labios se mueven como si tuvieran vida propia, sabe a cerveza y estoy segura que yo igual. Sus manos ahuecan mi rostro y yo paso mis manos por su cuello atrayéndolo hacia mí. Este idiota sí que sabe besar bien.

                                   *

Nos separamos por la falta de aire, une su frente a la mía y puedo escuchar su respiración acelerada. Mi corazón martillea fuerte contra mi pecho, nunca me había pasado esto con un simple beso.

Sus manos viajan por el contorno de mi cuerpo pasando por mis caderas hasta llegar a mi trasero. Me levanta y me posiciona sobre la mesa, la botella de cerveza se tambalea, sin embargo alcanzo a atraparla antes de hacer un desastre en mi cocina.

No sé si es el alcohol, el mal sexo que tuve con ese castaño o mis hormonas, pero vuelvo a besar a Noah. Esta vez es un beso cargado de deseo, muerde mi labio inferior para invadir mi boca con su lengua. Con sus manos comienza a quitar mi top y yo su camiseta. Desabrocha mi sostén y me observa con detención.

Levanta la vista y me observa fijamente, su mirada es distinta a la de otros chicos.

—Tenía razón —murmura más para sí mismo—. Eres una chica hermosa.

Ruedo los ojos ante su cumplido. Todos dicen lo mismo para ganarse una follada.

Me bajo de la mesa y comienzo a desabrochar mi short, al igual que mis otras prendas queda tirado en el suelo. Vuelve a atacar mi boca, envuelvo mis piernas alrededor de su cintura y comienza a caminar conmigo hasta el salón.

Me coloca sobre el primer mueble que encuentra, los papeles de Josh caen al piso, pero no le doy importancia. Abro mis piernas de forma automática y él se ubica entre ellas besándome con brusquedad. Su mano viaja desde mis pechos desnudos hasta llegar a mi clítoris y comienza a mover sus dedos con habilidad. Uno de sus dedos hace presión sobre ese punto sensible y un gemido espontaneo sale de mi boca. Deja besos húmedos en mi cuello, su respiración esta igual de agitada que la mía.

Paso mis manos por su pecho desnudo hasta llegar al borde de sus pantalones, los desabrocho y estos caen a sus pies. Meto mi mano dentro de su bóxer, un sonido de satisfacción brota de su garganta.

En un movimiento inesperado se arrodilla ante mí y hunde su cara entre mis piernas. Cierro los ojos y mi cabeza choca con la pared detrás de mí. Jadeos de placer salen de mis labios, los cuales intento que no sean tan ruidosos ya que Penélope está en el segundo piso.

Sé que esto está mal, muy mal. Sin embargo se siente muy bien.

Noah puede ser un completo imbécil, pero sabe lo que hace. Y debo admitir que su lengua hace un muy buen trabajo. Aferro mis manos a su cabello oscuro y tiro de él, cuando siento que estoy por llegar se detiene.

Hijo de…

Se levanta y tira sus pantalones al piso junto a su bóxer. Puedo ver su erección, y no está nada mal. He visto muchos y puedo decir que no está para nada mal.

—No pienso hacerte un oral —digo, jadeante—. Mejor busca un condón.

—No pensaba pedírtelo.

Saca un paquete aluminio de su pantalón. Observo como cubre su erección con el condón de forma rápida y precisa. Muerdo mi labio inferior mientras se acerca. Envuelvo mis piernas alrededor de su cintura y entra dentro de mí de un solo golpe. Un sonoro gemido amenaza salir de mis labios, lo retiene con un beso.

Comienza a caminar conmigo así rumbo a alguna habitación del segundo piso, entramos a la mía. Lo que menos quiero es equivocarme de lugar y follar en la pieza de mi hermano mayor.

Se sienta en la cama y comienzo a mover mis caderas en busca de placer. Mi cabello castaño cubre ligeramente mis pechos. Noah vuelve a atrapar mis labios con los suyos y pone sus manos en mis caderas para aumentar el ritmo. Su respiración acelerada choca contra mi rostro. Clavo mis uñas en sus hombros mientras aumento el ritmo de mis caderas y suelta un par de maldiciones.

Mordisqueo su labio inferior y comienzo a bajar el ritmo de mi balanceo. Cambiamos de posición, ahora él está sobre mí. Su boca ataca uno de mis pechos, envuelvo mis piernas alrededor de sus caderas y comienza a entrar y salir de mí, sus embestidas son lentas y placenteras.

Nuestros ojos se encuentras y nos quedamos mirando un par de segundos, hasta que yo decido apartar la vista algo nerviosa.

Todo se resume a gemidos, placer y sudor. En cualquier minuto iba a estallar y él también. Primero explote yo cuando aumento el ritmo de sus embestidas, a los segundo lo hizo él. Ambos nos quedamos así intentando recuperar el aliento, sale dentro de mí y tira el condón en mi basurero.

                                    *

Debo admitir que fue una de las mejores folladas que he tenido, pero no se lo diré.

Cubro mi desnudez con la sabana y volteo para intentar dormir. Siento sus pasos hasta el baño. Cierro mis ojos y maldigo entre dientes.

Acabo de tener sexo con Noah Evans, mierda.

—Puedes dormir aquí, da igual —digo, despreocupada cuando sale del baño.

Murmura una afirmación y siento como se acuesta a mi lado. Para mi suerte me da la espalda, suelto un suspiro. Poco a poco me voy quedando profundamente dormida.

                            ❄️  ❄️  ❄️

La poca luz que se cuela por la cortina de la ventana me da justo en el rostro y lucho por abrir mis ojos. Estoy realmente exhausta. Busco mi ropa con la mirada y no la encuentro, por el rabillo del ojo veo una silueta a mi lado. Me encuentro con Noah Evans completamente dormido.

Mierda, mierda y más mierda.

Pellizco mi brazo pensando que es una pesadilla, pero no lo es. Los recuerdos llegan a mí como un balde de agua fría. Paso mi mano por la cara frustrada.
Rompí todas mis reglas.

Uno: No tener sexo con gente de mi instituto.

Es algo incómodo tener que verles las caras luego, experiencia propia.

Dos: No tener sexo oral por nada del mundo.

No sé por dónde paso esa boca antes.

Tres: No tener sexo en mi casa, ni cama.

Irrumpo las reglas impuestas por papá.

Mis tres reglas se fueron a la mierda ayer mientras gemía gracias a la boca de Noah. La culpa claramente no es de él, no me voy a enfadar. El sexo es algo de dos, yo le di mi consentimiento así que sería ilógico que lo culpara.

Me levanto silenciosamente, me coloco una camiseta que le pertenece a Mason y bajo las escaleras rumbo a la cocina, escucho el ruido de unas pisadas y frunzo el ceño. Al llegar a esta casi me da a un infarto, una mano en mi boca impide que suelte un grito.

—Soy yo, calma —saca su mano de mi boca—. Hubieras despertado a todo el mundo.

Volteo y miro con furia al rubio de ojos azules.

—Eres un imbécil.

—Me lo dicen a diario —alza la comisura de sus labios en una sonrisa.

Esta más feliz que de costumbre. Su sonrisa irradia felicidad y sus ojos tiene un brillo especial, eso me da a entender que las cosas con Lily fueron bien.

—Veo que todo salió bien —comento mientras preparo café—. Volviste a ser el Zed alegre que tanto me gusta.

Suelta una risa.

—En parte fue gracias a ti, y al alcohol.

—¿Y Lily? —alzo mis cejas.

—En la habitación de invitados, quiere hablar contigo —masculla—. Le diré que baje.

—Está bien —entrecierro los ojos—. Y dejen de entrar a mi casa sin avisar, casi me matas del susto.

Me da una mirada cargada de disculpas antes de desaparecer por la puerta. Mis mejores amigos tienen llave de mi casa desde la muerte de mamá. Había ocasiones en las que mi familia debía salir, yo quedaba sola y ellos decidían venir. Como no les abría la puerta mi padre opto por darles llave para que me hicieran compañía y evitar que volviera a cometer una locura mientras estaba sola con mi mente.

Me siento en el taburete mientras bebe de mi café. Mi cabeza duele un poco, odio la resaca. Estiro mis brazos y hago crujir mi espalda. Una figura aparece en mi campo de visión y sonrío.

—Te pido disculpas por mi arrebato, no estaba en mis cincos sentidos y sé que eso no es excusa, pero quiero que sepas que lo siento —se disculpa—. Eres mi mejor amiga y no me gustaría que sigamos así.

Me quedo en silencio y bebo un sorbo de la bebida caliente.

—La cague y asumo mi error —juega con sus manos—. Nunca debí hablarte así, y menos por un chico.

Una sonrisa se escapa de mis labios sin que pueda retenerla.

—Entonces, ¿si estabas celosa?

—Sí —agacha la cabeza—. Soy un estúpida…

—Si lo eres —admito, me observa indignada—. Nunca tendría sexo con alguien que te interesa, nunca.

—Lo sé —hace una mueca—. El alcohol me hace mal.

—A todos —mascullo—. Estas perdonada, boba.

Se acerca y me da un abrazo.

—Vuelve a darme una cachetada y no respondo por mis actos —advierto con diversión.

Levanta sus manos en señal de rendición.

—Nunca más —se sienta junto a mí—. No soy una chica violenta, no sé qué me paso.

—Zed Branson paso, ¿lo quieres de verdad?

Asiente con una sonrisa tímida.

—Solo no quería admitirlo —bebe de mi café—. Sabes que soy orgullosa.

Nos quedamos en silencio durante un tiempo. No sé si contarle sobre mi noche anterior, seguro me golpea con un ladrillo.

—Lily…

Fija sus ojos castaños en mí, reflejan curiosidad.

—Tuve sexo con Noah —admito—. Aquí en mi casa, anoche.

Abre y cierra la boca repetidas veces completamente sorprendida. Como era de esperarse un manotazo llega a mi brazo.

—¡Auch!

—Irrumpiste tus propias reglas, Hannah Campbell —frunce el ceño—. ¿Qué pensabas?

—Digamos que no pensaba mucho mientras tenía su pene dentro de mí —sonrío con nerviosismo—. Solo fue sexo, le gente tiene sexo todos los días.

—Tienes que verlo todos los santos días, será raro.

—Estoy consciente de eso, Lily —suspiro—. Haré como que no pasó nada, es lo mejor.

—Claro.

—¿Qué fue lo que no paso? —cuestiona una voz masculina.

Soltamos un grito y la taza de café se voltea sobre la mesa. Gracias al cielo nadie se lastimo. Sé que ya lo dije, pero es un idiota.

—¡No hagas eso, Zed! —chilla mi mejor amiga.

Se acerca a la pelinegra con una sonrisa pervertida.

—No decías eso anoche mientras estábamos…

—¡Iugh! —interrumpo—. No quiero saber lo que hicieron anoche.

—Lo hicimos aquí en tu casa —dice el rubio.

Lily le da una mirada asesina y a mí una de disculpas. Decido abandonar la cocina, no quiero ver como comparten saliva. Al llegar a la puerta de mi habitación recuerdo lo que me espera al otro lado. Como toda una cobarde estoy por dar la vuelta, sin embargo mi suerte es la peor y la puerta se abre.

Noah me observa detenidamente y se hace a un lado para que pueda entrar. Hay una toalla alrededor de su cintura y de su cabello caen gotas de agua.

«Por qué tiene que ser guapo».

—Use el baño de la otra vez, no el tuyo —informa—. Espero que no te moleste.

—Claro que no —le entrego la ropa que estaba tirada en el salón—. Puedes vestirte en el baño.

Asiente y lo veo desaparecer por la puerta.

No sé qué es peor: que haya tenido sexo con Noah o fingir que no pasó nada.

Suelto un suspiro y busco mi celular. Tengo un par de mensajes de papá, otro de Josh y uno de Mason.

Mason: ¿Cómo va esa resaca?

Yo: Si supieras…

Mason: ¿Qué ocurrió? ¿Estás bien? ¿Necesitas algo?

Yo: Es algo para hablar en persona.

Mason: Me quede a dormir donde Drake, y no quiero dejarlo plantado.

Muerdo mis nudillos, estoy algo nerviosa.

Yo: Que venga contigo, podemos pasar la tarde en la piscina.

Dejo mi móvil de lado y comienzo a buscar ropa. Hoy es un día hermoso, y hace mucho calor. Escojo un lindo vestido veraniego y mi traje de baño. Una vez que Noah sale del baño, yo entro a ducharme.

Me quito la única prenda que cubre mi desnudez y me meto en la ducha, el agua tibia hace contacto con mi piel. Lavo mi cabello y cuerpo con calma. Quiero sacarme la noche anterior de mi piel, si es que eso es posible.

Salgo completamente vestida luego de peinar mi cabello. Tomo mi celular y mi bronceador para luego bajar las escaleras. En el salón me encuentro a los hermanos Evans junto a mis amigos.

—Hola a todos.

Mason se acerca a mí.

—Buenos días, mariposa —besa mi mejilla, le sonrío.

Lily suelta un bufido.

—Por la hora se dice buenas tardes.

No me pasa desapercibido que el brazo de Zed rodea sus hombros. Hacen linda pareja, me alegro mucho por ellos.

—Nosotros debemos irnos, pedí un taxi —informa Penélope—. Mamá está preocupada.

Mi mejor amiga me da una mirada que no logro descifrar. Se escucha una bocina y sé que es él taxi, mi hermano no llegara hasta la noche. Decido acompañarlos hasta afuera para aprovechar de hablar con Noah.

—Me duele la cabeza —se queja su hermana.

—Se llama resaca —le responde él—. Eso pasa cuando bebes alcohol.

La pelinegra rueda los ojos antes de darme un beso en la mejilla y subirse al auto. Parece un verdadero zombie, a Verónica le dará un infarto. Pagaría por ver su reacción, aunque de seguro me culparía a mí.

Es ahora o nunca.

—Evans, ¿podemos hablar un segundo?

Se gira hacia mí esperando a que diga algo. Tomo un par de inspiraciones antes de hablar.

—Hagamos de cuenta que nada paso anoche. Tú sigues normal con tu vida, y yo con la mía. Solo hablamos si es extremadamente necesario.

Alza sus cejas.

—¿Quieres nos evitemos?

—Sí, es lo mejor.

Se acerca a mí de forma peligrosa, no retrocedo y alzo la cabeza para observarlo mejor.

—Como quieras —masculla—. Pero no pienses que voy a olvidar lo que paso anoche, fue una de las mejores noches que he tenido. No quiero olvidarlo.

Trago saliva.

—Pues que pena, yo ya lo olvide.

Sin darle tiempo de responder doy media vuelta rumbo a mi casa. Al entrar apoyo mi espalda en la puerta y suelto el aire que no sabía que estaba reteniendo.

Algo me dice que Noah Evans va a ser un grano en el culo.

Y todo por ser una maldita calenturienta.

«No puedes negar que te gusto», estúpida consciencia.





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frangallegos11  Gracias por todo, por apoyarme en cada capítulo y en cada locura que se me ocurre.
De no ser por ti no estaría publicando nada
I love you, bf❤

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