Capítulo 2 ❄
Hannah:
El entrenamiento no fue tan tortuoso como esperaba y se pasó bastante rápido.
Nunca pensé que diría esto, pero Penélope es una gran chica todo lo contrario a su hermano.
Me invito a tomar algo cosa que me pareció extraña, pero termine aceptando para saber qué es lo que quiere.
Ahora estoy en los camerinos cambiándome de ropa ante las miradas curiosas de mis mejores amigos. Cualquiera vería esto raro, pero es como mostrarme en traje de baño.
—Tú, saliendo a tomar algo con alguien que no somos nosotros —exclama Zed atónito—. ¿Te sientes bien? ¿Tienes fiebre?
—Tampoco es para tanto, Zed —me encojo de hombros—. No dije que fuéramos mejores amigas, es solo salir a tomar algo. Además ustedes siempre serán mis favoritos, los únicos que sacan mi lado cursi.
—¿Quieres que te vaya a buscar luego? —pregunta Mason preocupado.
Nunca he sido esa clase de chicas que le gusta hacer amigos nuevos, estoy feliz con mi pequeño círculo y ellos lo saben.
—Déjala vivir, Mason —bufa Lily—. Hombres, siempre tan protectores.
Ignoro el comentario de Lily, sé porque Mason se preocupa y lo agradezco infinitamente.
—Sería genial que pases por mí, no quiero tomarme un taxi —respondo mientras termino de vestirme—. Además sería bueno llegar juntos a la famosa cena.
—Llámame cuando estés lista, mariposa —besa mi mejilla.
Tomo mis cosas y me dirijo a la salida del vestidor.
—Adiós, chicos —me despido—. Los quiero.
—Cuídate, preciosa —escucho la voz de Zed.
Al llegar al estacionamiento me arrepiento de haber aceptado, Noah Evans esta junto a Penny. Tomo un par de respiraciones antes de llegar al auto.
—¿No te importa que ellos se nos unan? —pregunta la pelinegra.
Murmuro una negativa en respuesta.
Nos subimos al coche, me siento en la parte de atrás junto a Penny. El auto no es tan grande como el jeep de Mason, pero es cómodo que es lo que importa.
Al cabo de unos minutos llegamos a una cafetería, nos sentamos en una mesa para cuatro. Los hermanos Evans se sientan frente a mí y Trevor a mi lado.
Un mesero no tarda en llegar, es rubio y muy guapo a decir verdad, pero no vine a coquetear.
—Bienvenidos, ¿qué desean ordenar? —me mira fijamente.
—Una limonada, por favor —sonrío.
Todos deciden pedir lo mismo, los chicos miraron con el ceño fruncido al mesero mientras anotaba el pedido. Pero lo ignore, hay actitudes que nunca entenderé de los hombres.
—¿Te puedo preguntar algo, Hannah? —inquiere Penny.
—Esa ya es una pregunta, hermanita —Noah recibe un manotazo de su hermana—. ¡Auch!
—Sí, mientras no sea un interrogatorio extensivo —respondo—. La paciencia no es una de mis virtudes.
Suelta una risita.
—Los chicos me contaron que eres excelente en biología —dice y yo frunzo el ceño—. Siempre hablan de ti, de cómo respondes todos sin pensarlo dos veces.
Noah y Trevor se remueven incómodos en sus asientos por la revelación de Penélope.
«Así que hablan sobre mí, interesante».
Le doy un sorbo a mi limonada y le hago un gesto para que continúe hablando.
—Tengo un examen con los contenidos del año pasado y no sé nada —hace una pausa—. Y no puedo darme el lujo de reprobar por nuestra situación...
Deja de hablar cuando su hermano le da una mirada fulminante.
Si lo pienso bien me invito porque quería obtener algo de mí, pero intentaré no verlo por ese lado y darle una oportunidad.
—Si quieres que te ayude a estudiar puedo hacerlo, no tienes que darme explicaciones —la tranquilizo—. Me dices cuando estas disponible y te ayudo.
—Gracias, eres genial —chilla emocionada—. No entiendo porque Chloe dice que eres una perra.
Suelta una carcajada al oír lo último, al parecer en ese grupo tienen mucho tiempo para hablar de mí.
—Lo soy, pero solo con la gente que se lo busca —me encojo de hombros—. Al parecer su amiga tiene mucho tiempo para fijarse en mi vida.
—No es mi amiga —la pelinegra hace una mueca—. No sé cómo mi hermano o Trevor la soportan.
—No es mala chica —habla Noah—. Solo es algo especial...
Su hermana rueda los ojos.
—Cambiando de tema, ¿Qué opinas de Zed? —dice y yo arqueo una ceja—. Me hablo luego de que me vio contigo para invitarme a ir a la fiesta después del juego.
Siento como Trevor se remueve en su lugar incómodo. Me he dado cuenta de cómo mira a Penn, creo que le gusta.
—Zed Branson es la definición de mujeriego, como amigo es un gran chico, pero como pareja debe dar asco. De hecho nunca lo he visto con novia —hago una pausa—. Lo adoro, aunque no te aconsejaría salir con él. Sus ojos azules te hipnotizan, pero no debes caer en sus redes.
—¿Él sabe que eres su amiga? —pregunta Trevor divertido.
Suelta una risa de inmediato.
—Si le preguntas a él si es conveniente salir conmigo, te aseguro que te dará la misma respuesta.
—¿Por qué? —pregunta el chico frente a mí.
—Por la sencilla razón de que he usado a los chicos para sexo y luego no les volví a hablar —tomo un sorbo de limonada—. No me interesa el amor, he visto a la gente enamorada y da asco.
—Algunas parejas son felices —agrega Trevor.
«Lo sé, mis padres lo eran»
—Siento que eso le da el poder a alguien de destruirte y yo quiero mantener mis piezas completas —me cruzo de brazos—. No llorar por un inútil que rompió mi corazón, porque aunque no lo crean tengo un corazón.
—Supongo que ya sé a quién pedirle consejos cuando solo quiera sexo con alguien —dice Penny.
—Tú aun eres virgen, hermanita —dice Noah—. Y el que te toque lo mato.
No me pasa desapercibido que ella se pone completamente roja.
—Tranquila, no tiene nada de malo ser virgen. No te juzgo, de hecho me parece admirable que aún lo seas.
—¿Admirable por no haber tenido sexo a mis casi dieciocho años? —ríe sin gracia.
—Yo perdí la mía borracha hasta el culo y con alguien a quien conocía hace unas horas —niego con la cabeza—. No fue estrellitas ni corazones, solo fue sexo.
Sus ojos me observan curiosos.
—No te ves esa clase de chica, así que como consejo cuídala y entrégasela a alguien en quien confíes, además recuerda estar en tus cinco sentidos, porque lo que es yo, no recuerdo ni la mitad de la noche —suelto una risa.
«Reír para no llorar».
Noah:
—¿A qué edad la perdiste? —cuestiona mi hermana.
Veo a la castaña tensarse. Le pego un rodillazo a mi hermana por ser tan metiche, no tenemos la confianza para hacer ese tipo de preguntas.
—Antes de cumplir los quince me emborrache y me fui de fiesta sola, el tipo creo que tenía diecisiete años y ni siquiera recuerdo su nombre —hace una pausa—. No seas como yo...
Me sorprende el hecho de que Hannah haya pedido su virginidad antes que yo, pero tampoco la juzgo. Debe haber tenido sus razones para emborracharse y salir de fiesta.
Todos en algún minuto lo hemos hecho para olvidarnos un momento de los problemas en nuestra vida, el problema es que al día siguiente los problemas siguen ahí y se hace más difícil sobrellevarlos con una resaca de por medio.
—¿Y te arrepientes? —habla mi melliza.
Todos miramos a la castaña con ojos curiosos.
Es de los pocos momentos en los que se ve sincera, la mayor parte del tiempo tiene una caparazón que la aleja del resto de las personas.
—Puede ser que lo haga, pero si me dieran la posibilidad de volver el tiempo atrás para cambiar algo, te aseguro que esa noche no estaría en la lista de cosas por cambiar —dice con nostalgia.
Desvía la vista hacia la ventana antes de volver a hablar.
—Vive la vida, porque no sabes si luego tendrás otra oportunidad. Diles a las personas que las amas cuando tienes la posibilidad de hacerlo, dales esos abrazos a tus personas especiales, pide perdón y perdona —hace una pausa—. Actúa como si fuera el último día de tu vida.
Los tres nos miramos sin saber que decir, nunca habíamos visto esa faceta suya. Habla como si hubiera pasado por toda una vida de tragedias, pero aún sigue en pie.
Hannah Campbell no es la chica perfecta con vida de ensueño de la que todos hablan.
—Ese dicho de "uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde" es una completa mierda —espeta—. Porque uno si sabe lo que tiene, solo que nunca pensó que lo perdería.
Luego de unos segundos de silencio se da cuenta de todo lo que nos ha dicho y creo ver un poco de nervios en su actitud.
—Ahora debo irme, que estén bien chicos. Llámame luego por lo de biología.
—¿No quieres que te lleve? —pregunta Trevor.
Toma sus cosas sin responder y se levanta en tiempo record, deja más billetes de los que debería para poder pagar la cuenta. Sale rápidamente por la puerta del local y toma el primer taxi que pasa.
Los tres nos quedamos mirando por donde se fue un par de segundos.
Mi hermana decide romper el silencio.
—Creo que detrás de esa fachada de chica fría hay mucha historia —suena pensativa—. Y no deber ser una historia agradable.
Trevor asiente de acuerdo con ella, yo prefiero mantenerme a margen.
—Por lo que he escuchado ella vive sola con su hermano y padre, su madre murió hace unos años —dice mi mejor amigo—. Y creo que es una copia de su progenitora, debe ser muy duro para todos.
—Eso no lo sabía —responde mi hermana—. Debe ser duro perder a tu madre, yo no sé si podría seguir adelante...
Sus ojos se llenan de lágrimas y yo le doy un abrazo.
Nuestra madre es todo para nosotros yo tampoco soportaría perderla, no puedo ni imaginar todo lo que debió sufrir Hannah.
Al final con los chicos cambiamos de tema y decidimos comer algo ahí ya que con el dinero que dejo la castaña nos alcanza.
En toda la comida no me he podido sacar de la cabeza el dolor que reflejaban sus hermosos ojos verdes antes de marcharse.
Eso me hace cuestionar si lo que estoy haciendo está bien, pero luego pienso en mamá y en mi hermana y me digo que es lo correcto, que necesitamos ese dinero.
Solo espero no dañar a nadie en el proceso.
O no salir dañado yo.
Hannah:
Le doy la dirección al taxista y me acomodo en el asiento mientras le envió un texto a Mason con los ojos llorosos.
Yo: Ya no estoy con los chicos, luego te explico y te doy una dirección para que pases por mí.
Yo: Estaré bien, no te preocupes. Te quiero.
Decido apagar mi móvil para que no me llame y empiece a interrogarme.
Necesito estar sola.
Luego de media hora llegamos al destino, le doy un billete al chofer y me bajo sin esperar el cambio.
Camino por el sendero que se me de memoria, al llegar me siento en el suelo y saco las hojas que cubren la lápida.
"Eleonor Campbell (1976-2016) Amada esposa y madre"
Sonrío con nostalgia antes de comenzar a hablar.
—Hola, mamá. Lamento no haber venido antes, pero sabes que siempre te llevo en mi corazón y ahora también en mi cuerpo. Hice una locura por la cual tú me habrías castigado de por vida —hago una pausa—. Me hice un tatuaje, antes de que te enojes papá me dio permiso y Josh me acompaño, es una corona con tu inicial así que ahora estas en mi piel, y nunca me quito la pulsera que me diste —la acaricio inconscientemente—. Hoy hay una cena con los Scott, espero que sean buenas noticias.
Miro al cielo un par de minutos pensando en cómo decir esto, sé que ella no está aquí físicamente, pero siempre vengo a hablar con ella como si me escuchara.
Es una forma de descargar toda la mierda que cargo día a día.
—Hoy recordé la primera vez que tuve sexo, aun no asimilo que han pasado casi tres años de eso y de tu muerte igual. Una chica me pregunto cómo había sido y le dije la verdad... a medias —me limpio las lágrimas traicioneras—. Habían pasado unos meses de tu partida, se acercaba mi cumpleaños número quince, estaba tan deprimida y con un sentimiento de culpa inexplicable.
Muerdo mi labio inferior para evitar los sollozos.
—Sé que no estarías orgullosa de lo que hice pero mis emociones fueron más grandes. Esa noche me emborrache como nunca ya que era la primera vez que bebía alcohol sin supervisión de un adulto, le mentí a papá y salí de fiesta...
Los recuerdos de esa noche llegan a mí como un balde de agua fría.
Hace aproximadamente tres años:
Me puse un vestido negro pegado al cuerpo que resalta mi figura y me hace ver mayor, me maquille y decidí usar tacones.
—Solo quiero olvidarme de toda esta mierda aunque sea por unas horas —me miro en el espejo.
Salgo lo más rápido posible de mi casa y me subo al taxi.
Por el camino me recuerdo que esta noche debo distraerme, dejar de ser Hannah Campbell la chica que perdió a su madre hace tan solo unos meses en un maldito accidente de tránsito.
Hoy solo seré una chica normal que quiere emborracharse hasta quedar inconsciente.
Llego al famoso club alrededor de la media noche, el guardia me deja entrar luego de que le mostrara la identificación falsa y un par de dólares extras.
«El dinero puede hacer muchas cosas».
Bebí y baile como nunca durante un buen rato con un chico que acababa de conocer. Nos besamos un par de veces antes de ir a un lugar apartado para parejas en el segundo piso. Y así pasó, sin más detalles perdí mi virginidad.
El chico del cual no recuerdo su nombre me pregunto varias veces antes si estaba segura y en todas dije que sí, aunque igual termino siendo un idiota.
No fue como lo pintan en las novelas jurándonos amor eterno y lealtad, dolió un poco, pero casi no lo note gracias al alcohol. Luego lo hicimos unas cuantas veces más hasta que decidí que era de irme.
Él idiota se fue bastante borracho y me dejo sola intentando vestirme, cosa que no logro debido al alcohol.
Saco el móvil de mi bolso para ver la hora: tres de la madrugada.
Definitivamente no puedo llamar a mi padre o hermano para que me recojan en una discoteca luego de tener sexo por primera vez.
Marco el número que tengo en favoritos y descuelgan al tercer timbre.
—Hann, ¿sabes qué hora es? —dice Lily con voz ronca.
—Lily... —mi voz se rompe—. Necesito que vengas por mí con Mason y Zed, por favor... estoy en un club borrachas, no le pueden decir a nadie.
Lagrimas caen por mis mejillas sin motivo.
—Tranquila, mándame la ubicación y vamos enseguida por ti.
—No tarden mucho, por favor —digo antes de colgar.
Mando la ubicación como puedo y me quedo hecha un ovillo en el piso sentada sobre mi vestido.
Los minutos transcurren más largo de lo habitual, y luego de media hora de haber enviado el mensaje siento la puerta abrirse y veo a mis tres mejores amigos.
—Oh, cariño, ¿alguien te hizo daño? —mi mejor amiga suena preocupada.
Debo verme como la mierda ya que me inspecciona repetidas veces.
—Yo misma me lo hice —suelto una risa amarga.
Los tres me ayudan a vestirme ya que estoy hecha un desastre y el alcohol me hace torpe.
—Vamos a casa, mariposa —Mason me carga como una princesa.
Eso es lo último que recuerdo antes de caer dormida o inconsciente debido al tequila.
Un par de horas después desperté completamente sola en la cama de Zed con un terrible dolor de cabeza, los recuerdo cayeron como un balde de agua fría.
Había tenido sexo por primera vez y no recordaba casi nada, solo la insistencia del chico para saber si quería hacerlo o no.
Mis únicas palabras durante la tarde fueron: "si, no, estoy bien, me duele la cabeza y no quiero hablar".
Actualidad (2019):
Ignoro el nudo en mi garganta.
—Sé que debes estar decepcionada conmigo por eso, no pude evitarlo. Estaba rota y me refugie en el alcohol. No estoy orgullosa de lo que hice, pero no lo cambiaria porque me ayudo a madurar y aprender sobre la conducta de los hombres así.
Con lo último me refiero al idiota que me dejo tirada en una discoteca sin ofrecerme ayuda sabiendo que me podría haber pasado algo.
Gracias al cielo ningún hombre borracho entro a esa habitación, pero sé que no todas las mujeres han corrido la misma suerte y ni siquiera me imagino el dolor de eso.
—Desde ese día prometí no confiar en ellos y a cerrar mi corazón ya que las emociones nos impulsan a hacer estupideces. Estoy consciente de que no te debe gustar la idea de que me acueste con uno y con otro en las fiestas, pero al final es mi vida y siempre me cuido.
Soy la mejor de mi clase me merezco un poco de diversión y dosis de placer de vez en cuando.
Me levanto del suelo lentamente como si mi peso se duplicara junto a la carga emocional que cargo desde el accidente.
—Bueno, mamá —suspiro—. Ahora debo irme a la cena, lamento no haberte traído una gardenia la próxima no se me olvida. Te quiero y te extraño como no te imaginas.
La gardenia era la flor favorita de mamá. Mi padre llegaba todos los días a casa con un ramo o a veces solo era una flor, pero a mi madre se le iluminaban los ojos.
Con Josh siempre traemos varias de esas, pero este último tiempo hemos estado ocupados y su tumba no tenía flores.
Me dispongo a buscar una banca para poder sentarme y hablar con Mason. Cuando encuentro una me siento y saco mi móvil. Lo enciendo mientras miro el solitario cementerio.
Como era de esperarse tengo un montón de llamadas perdidas de mis amigos y mensajes de texto.
After Party🍻
Mason🏆: Mariposa, respóndeme.
Lily💣: Hannah Campbell esto no es gracioso, responde las llamadas.
Lily💣: Cuando des señales de vida juro que pateare tu lindo y amoldado trasero!!
Drake🧠: Llevamos más de media hora intentando localizarte.
Drake🧠: Habla con nosotros si es que tienes un problema o no hables, pero no nos deje fuera de esto.
Zed☀️: Si esos idiotas te hicieron o dijeron algo pateare sus trasero, lo juro.
Yo: Tranquilos estoy bien, solo vine a dar una vuelta al cementerio.
Yo: ¿Mason puedes venir por mí ahora? No quiero ir en taxi.
La respuesta de una furiosa Lily no tarde en llegar, es un audio:
—¡Mason y una mierda! Vamos todos para allá y nos vas a escuchar, señorita no importa la vida.
Ruedo los ojos ya que no es la primera vez que "desaparezco". Todos en algún momento queremos tiempo para nosotros sin tecnología o personas que te pregunten a cada rato si estás bien.
Yo lo hago a menudo, me desconecto de todo y de todos aunque siempre les aviso a mis amigos y esta vez creo que no lo hice. Lily debe estar hecha una furia y preocupada hasta la mierda, la entiendo ya que para ser sinceros tengo más demonios que el exorcista.
Luego de unos veinte minutos veo a mis cuatro amigos caminando hacia mí y me levanto. El primero en llegar es Mason que corre y me abraza fuertemente, luego Drake hace lo mismo levantándome unos centímetros del suelo.
La amorosa de Lily por su parte me da un manotazo en la cabeza.
—¡Auch! Que violenta, amiga —finjo dolor.
Sus brazos me rodean como si no me hubiera visto hace tan solo unas horas, correspondo su abrazo de la misma forma.
—No vuelvas a desaparecer sin decírmelo —me suelta—. Promételo —me sacude por los hombros—. Hannah Campbell, promételo.
—Está bien, lo prometo —levanto las manos en señal de rendición—. En mi defensa yo le dije a Mason que quería estar sola.
—Igual nos preocupas, preciosa —Zed me abraza por los hombros.
—Lo sé —hago una mueca—. Lo siento.
Todos me dan sonrisas tranquilizadoras, son muy comprensivos y me dan mi espacio.
Mason suspira.
—Vamos porque nosotros tenemos que asistir a una cena.
Toma mi mano y nos encaminamos a la salida, al llegar nos despedimos ya que cada uno vino en su auto.
Parte de mí se siente mal y culpable por haberles hecho pasar un mal rato, todos tenemos nuestros propios problemas y yo siempre agrego alguno a sus vidas.
Me subo en el asiento del copiloto y Mason arranca el auto.
Una canción de 5 Seconds of Summer resuena en la radio llenado el silencio tenso del jeep, sé que quiere respuestas. Luego de que la canción termina rompe el silencio.
—Me vas a decir lo que paso en la cafetería.
—Nada importante, solo recordé la primera vez que tuve relaciones sexuales —apoyo mi cabeza en la ventana—. Y varios recuerdos de ese año llegaron a mi mente, un momento de debilidad y por eso vine al cementerio.
—Hannah...
Mason solo me llama por mi nombre en situaciones importantes.
—Estoy bien no te preocupes —le doy una sonrisa sincera—. Soy Hannah Campbell, una chica fuerte.
Para el auto cuando el semáforo da rojo y me mira, veo preocupación en sus ojos color miel.
—Antes de la cena hablaremos. Sé que eres fuerte, pero no eres de hierro y todos necesitamos desahogarnos en algún minuto —vuelve la vista al frente y reanuda la marcha.
—Lo vuelvo a decir —suspiro—. Estoy bien, Mason. No hay de qué preocuparse.
—Siempre voy a estar aquí si necesitas hablar y también para evitar que te caigas.
Mason es un gran chico, es uno de los mejores regalos que me dio la vida. No sé cómo serían mis días sin sus locuras o sin su sobreprotección.
—Deberían existir más chico como tú —aprieto su mejilla y este ríe—. Te amo.
❄️ ❄️ ❄️
Luego de más de media hora de risas llegamos a mi casa, no hay rastros de nuestros ocupados padres. Los padres de mi mejor amigo también trabajan mucho y casi no están en casa.
Bajamos del jeep y nos encaminamos a la puerta principal. Toco un par de veces ya que me da flojera buscar la llave entre el desorden de mi mochila.
Después de lo que me parece una eternidad un Josh sin camiseta abre la puerta de mala gana y se hace a un lado para que entremos.
—Podrías dejar de ser tan floja y usar tus llaves —me regaña mientras entramos a la sala—. No las tienes de bonito, Hannah.
Ruedo los ojos. Solo está molestándome, nunca me ha retado enserio.
—Y tú podrías ser un adorable hermanito mayor y abrir la puerta sin quejas.
—Soy un hermano mayor, aunque no soy adorable.
Ignoro su comentario y subo las escaleras, pero me detengo en la mitad.
—Me cambiare de ropa, haz lo que quieras —le digo a Mason.
Sigo mi camino, entro a mi cuarto y tiro mi mochila en la cama sin delicadeza. Decido ir al baño y darme una ducha corta. Me pongo mi ropa interior roja y salgo así camino al armario.
Al abrir la puerta lo primero que veo es a mi mejor amigo acostado en mi cama con la vista en su móvil, sigo mi camino.
—Josh me dejo subir —dice con aun mirando el aparato.
—Tranquilo.
No me incomoda que este aquí ya que tenemos ese tipo de confianza. Ambos nos hemos visto en ropa interior varias veces por accidente, generalmente en las fiestas estando medios borrachos.
Comienzo a rebuscar entre mi ropa algún vestido para la famosa cena, tengo ganas de usar algo rojo.
—Te diré algo que ya sabes, pero quiero que me escuches igual, Hannah.
—Soy toda oídos.
Lo oigo suspirar.
—Ten cuidado con Evans —dice con tono paternal—. No quiero que te hagan daño, sabes que los de ese grupo no son de fiar.
Me doy vuelta y le doy una sonrisa tranquilizadora.
—Tranquilo, se cuidarme muy bien, pero gracias por preocuparte.
Escojo un lindo vestido rojo con tiras que me llega a medio muslo, saco unos tacones del mismo color y los dejo al lado de mi cama para recostarme al lado de Mason.
Acaricia mi cabello con una ternura típica de él.
—Conozco a esos chicos y no quiero que te lastimen —hace una pausa—. Sé que detrás de esa capa de frialdad hay una chica sentimental y herida que pocos conocen.
Cierro los ojos unos segundos antes de responder.
—No dejare que me lastimen. Admito que es un chico guapo, pero lo que tiene de guapo lo tiene de imbécil.
—Tienes razón, mariposa.
—Además sabes que soy incapaz de amar a alguien —juego con mis manos—. Estoy muy dañada para eso, debo aprender a lidiar con mis demonios antes.
Deposita un beso en mi cabeza.
—Eres una chica increíble, dañada y todo, pero increíble.
—¿Te enamorarías de alguien como yo? —pregunto con diversión.
Finge pensar.
—Si no fueras tan fría, terca, reservada podría hacerlo.
Hago una falsa mueca de indignación.
—Soy hermosa, inteligente, quiero de verdad —enumero con mis dedos—. Soy perfecta para hacer que un hombre se enamore de mí.
—Y lo más importante es que tienes a un excelente mejor amigo —alza sus cejas.
—¿Enserio? —Chasqueo la lengua—. ¿Cuándo lo conoceré?
—Se llama Mason Scott y lo tienes enfrente —se señala—. Y es el chico más afortunado, ¿sabes por qué?
—Explícamelo.
—Por tener a Hannah Campbell como mejor amiga, es una chica realmente increíble, no es perfecta, pero siendo sinceros nadie lo es. Y si no fuera como mi hermana estaría completamente enamorado de ella.
—Suena una chica afortunada por tenerte de mejor amigo.
Niega con la cabeza.
—Yo soy el afortunado por conocer todas sus facetas.
—Te quiero, Mason —le abrazo.
—Y yo a ti, mariposa.
Charlamos un rato más y nos reímos como nunca lo hacemos en público. Mason siempre alegra mis días, es mi sol en medio de la tormenta y algo me dice que siempre será así.
❄️ ❄️ ❄️
Mi hermano nos avisa que la cena esta lista y bajamos a los minutos. Al llegar al comedor veo a los padres de mi amigo charlando con mi padre en la mesa.
Los señores Scott me saludan con un abrazo en cuanto me ven, mi padre por su parte besa mi mejilla. Ambos nos sentamos juntos y comenzamos a cenar.
—¿Cómo estuvo el instituto? —pregunta Lucía, la madre de Mason.
Su hijo se encoje de hombros.
—Aburrido como siempre.
—Los primeros días siempre son más calmados —sonrío.
—¿Aún tienen esa loca idea de irse juntos a la universidad? —cuestiona Josh.
—Por supuesto —respondemos a la vez.
—Eso suena genial —comenta papá—. Su amistad siempre ha sido muy unida, me alegra saber que mi hija tiene un amigo como Mason.
Miro al castaño de reojo y lo veo sonreír.
—Es el mejor, de eso no hay duda.
El resto de la cena transcurre tranquila. Los tres padres junto a mi hermano hablan sobre negocios, estadísticas, dinero y cosas que no entendemos.
—Bueno chicos —mi padre se gana nuestra atención—. Tenemos una gran notica para darles.
Pálidos es poco para describir nuestros rostros en este instante. Josh reprime una risa la ver nuestras caras de horror.
—Díganme que esto no tiene nada que ver conmigo en un traje, Hannah en un vestido largo blanco, flores, un cura, iglesia y miles de invitados —Mason balbucea.
Nuestros padres se ríen en nuestras caras haciéndome fruncir el ceño.
—La imaginación de los adolescentes hoy en día —murmura William Scott.
—Creo que vemos muchas series —me encojo de hombros.
Papá niega con la cabeza sonriente.
—Solo compramos dos restaurantes.
Con mi mejor amigo nos damos una mirada de "no entendemos que mierda pasa".
—Disculpa, Louis, pero no entendemos ni mierda —habla por los dos.
—Son para ustedes —responde su padre.
Estaba comiendo un pedazo de carne, pero al escuchar esas palabras simplemente me atragante y comencé a toser desesperada.
Mason palmea mi espalda con fuerza repetidas veces hasta que vuelvo a respirar con normalidad.
—Ten —me pasa un vaso—. Bebe agua.
—Esto debe ser una broma —digo luego de mi incidente.
—No lo es —responde papá como si me hubiera comprado un helado—. Creemos que ambos se lo merecen, podrán tener dinero extra y saber lo que es estar a cargo de algo importante.
—Nosotros no tenemos idea de dirigir algo así —Mason suena incrédulo.
—Concuerdo con él —lo señalo.
—Van a tener a gente especializada para ayudarles, ustedes deben preocuparse más que nada de que todo ande en orden y generar dinero —Lucía bebe de su copa de vino.
Excelente, con suerte puedo cuidar de mi misma y ahora debo cuidar un restaurant. Gracias padre. Suelto un suspiro y todos me observan.
—Podrán cambiarle el nombre, despedir personal o conservarlo, redecorar o lo que quieran con ayuda de un experto —explica mi progenitor.
El chico a mi lado abre la boca asombrado.
—Eso está genial...
¿Genial? Mason está realmente loco o se fumó algo, me inclino por lo primero.
—La próxima semana irán a conocerlos, decidimos comprar en distintos puntos de la ciudad. Ustedes decidan cual quieren luego de verlos —aclara William.
Sigo insistiendo en que a nuestros padres se les quemaron las neuronas, pero creo que ya no hay nada que hacer si están comprados e ilusionados con la idea de que seamos responsables.
—Supongo que no tenemos opción —susurro.
—Esta vez no hay salida, pequeña hermana —se burla Joshua—. Así dejaras de pedirnos dinero.
—¡Ey! —Frunzo el ceño—. Le pido dinero a papá no a ti, estúpido.
—Chicos, compórtense —nos regaña papá.
—Él empezó —señalo a Josh acusatoriamente.
—Il impizi —imita mi voz.
Louis Campbell rueda los ojos.
—Joshua y Hannah basta, estamos cenando.
Ninguno dice nada, pero si las miradas mataran ambos estaríamos cincuenta metros bajo tierra.
El resto de la cena ellos siguen hablando sobre negocios y más negocios hasta que los Scott deciden que es hora ya que mañana trabajan, nos despedimos y prometo visitarlos pronto.
En cuanto quedamos solos decido encarar a mi padre por esta locura.
—¡¿Estás loco, papá?! —chillo—. ¿Cómo se te ocurre comprarme algo así? Ni siquiera tengo dieciocho años.
—¿Y? Eres muy madura y responsable —le resta importancia—. Sé que lo harás increíble, aunque no quieres estudiar nada relacionado con eso.
—Míralo como una forma de independizarte y pasar menos tiempo molestándome —agrega Josh.
Ignoro a mi querido hermano mayor.
—Me compraste un restaurant no un par de zapatos —suspiro—. No estoy preparada para algo tan importante, puedo arruinarlo todo.
Los dos hombres más importantes en mi vida caen en cuenta del porque no quiero aceptar esto: no confío mucho en mis capacidades cuando se trata de cosas nuevas.
—Te apoyare en todo, hermanita —sonríe—. Aunque seas una pesada y amargada.
Mi padre suelta un suspiro.
—Si no confiara en ti no lo haría.
—Solo no se enojen si hago todo mal —susurro.
—Nunca nos enojaríamos contigo, Hann —mi progenitor me da un beso en la frente—. De los errores se aprende.
—Y todos cometemos errores -agrega Josh—. No es nada del otro mundo.
—Buenas noches, hijos —Louis se va a su habitación.
Joshua me da un abrazo de oso y revuelve mi cabello.
—Ahora vete a dormir porque mañana no te quiero arrastrar fuera de la cama.
Le doy un leve empujón.
—Púdrete, hermano —beso su mejilla.
—Yo sé que amas —escucho cuando llego al final de la escalera y sonrío.
Claro que lo amo, es mi hermano y daría mi vida por él de ser necesario.
Entro a mi cuarto y me pongo pijama para meterme en la cama, reviso un rato mis redes sociales hasta que mis parpados comienzan a pesar y me comienzo a quedar dormida.
——————————————————
¿Soy la única que quiere a alguien como Mason de mejor amigo?🥺
Pobre Hann la muerte de su madre la marco demasiado.
Uno de los nuevos locales de los chicos traeran una sorpresa👀
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