Capítulo 4
-Y dime Albafica... ¿Vives por aquí?- Cuestionó Manigoldo con curiosidad de querer saber más sobre ese joven misterioso y hermoso, mientras lo llevaba en sus brazos.
-Si, yo vivo en el castillo del Reino de Caristeas. Soy el herbolario real del joven Kardia- Contestó tratando de evadir las miradas con coquetería de Manigoldo.
-¿Entonces conoces al joven rey? ¿Aquel que dicen que es más amargo que el limón?- Preguntaba Aspros en tono de burla.
-Ja, ja, ja. Cierto así lo conocen muchos- Contestó Manigoldo.
-Bueno, jamás oí sobre aquellos nombre que le ponen a su majestad pero se volvió así por la muerte repentina de sus padres. Sufre de un hechizo que mantiene su corazón en llamas ocasionando fuertes temperaturas incontrolables en su cuerpo. Estuve en busca de alguna cura para su mal, pero no encontré algo que pueda ayudarlo- Respondió Albafica.
-Hemos llegado, pasen a su humilde morada- Aspros abrió la puerta de su cabaña para permitirles el paso a los demás.
Deuteros se encontraba colocando algunas leñas en la chimenea para poder calentar un poco la cabaña.
-Por fin llegaron, el té de azahar está listo Aspros- Contestó el moreno pero notó que venían con aquél joven que cayó del caballo.
-Eh... Ya puedes bajarme Manigoldo, gracias-
-Cierto, perdón Albafica- Lentamente comenzó a bajar de sus brazos a ese joven de cabellos cobaltos.
-¿Hay suficiente té, Deuteros?- Preguntaba Aspros esperando que hubiera lo suficiente para sus invitados.
-Si, adelante... Pasen a la cocina-
Albafica y Manigoldo asintieron y pasaron con pasos lentos a la pequeña cocina de la cabaña. Aspros se acercó a su gemelo con cautela y le susurró- ¿Y el chico que se desmayó hace rato donde está?-
-Lo llevé a la habitación... ¿Porqué?- Preguntó el moreno.
-Simplemente curiosidad, ojalá no tarde en despertar para que pueda presentarse y sobre todo para saber más de él- Contestó con preocupación por aquel chico misterioso.
-Iré a verlo, porque si despierta lo más seguro es que se asuste por no ver a nadie cerca- Deuteros se fué a la habitación que tenían en la cabaña, mientras que Aspros siguió su rumbo a la cocina para poder servirles un poco de té a sus invitados.
El gemelo menor abrió con cuidado la puerta tratando no hacer mucho ruido para pasar, pero notó que aquel joven de cabellos verdes comenzaba a despertar.
Degel abrió lentamente los ojos, pero al mirar su entorno comenzó a preocuparse, por su mente comenzaron á pasar muchas cosas, entre ellas que quizá fué capturado por aquellos guardias que acabaron con el resto de los hechiceros.
-¿No... Donde estoy...?- Se levantó de un movimiento repentino de la cama, aventó las sábanas que lo cubrían y corrió a la puerta pero jamás se percató que Deuteros estaba parado mirándolo.
Chocó con él, quedando de frente y pudo observarlo mejor.
-¡Vaya, con cuidado!- Respondió Deuteros tomándolo de los hombros.
-¿Do... Donde estoy?- Preguntó muy nervioso, no conocía a nadie y eso le daba un poco de inseguridad.
-Tranquilo, no te haré daño- Deuteros soltó lentamente a Degel y lo invitó a sentarse en la cama.
-Eres una persona amable- Dijo aquel joven de ojos violetas.
-Mi nombre es Deuteros y vivo aquí con mi hermano Aspros. Lamento si te traje aquí a mi habitación, pero quise dejarte descansar- Respondió.
-Te lo agradezco mucho- Respondió con una sonrisa- Mi nombre es Degel y en realidad yo...- Se quedó por un momento pensando, no le diría a un completo desconocido para él que es un hechicero, su mamá Garnet se lo había dicho- Yo... No soy de aquí, estaba recorriendo parte del Reino para conocerlo mejor pero ayer tuve que esconderme porque hubo una fuerte persecución, solo vi eso- Degel alzó los hombros.
-¡Oh si en eso tienes razón! Ayer los guardias del castillo, estuvieron buscando a los hechiceros y al parecer acabaron con todo-
Degel se quedó sin poder responder... ¿Acaso sería el único que habrá quedado con vida? ¿Eso quería decir que sus padres cayeron en la persecución realmente y jamás los volvería a ver?
Sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, tenía al menos la esperanza que sus padres estuvieran con vida, ó quizá que hubieran tenido la oportunidad de escapar antes de que los atacaran.
Quería salir corriendo de aquella cabaña y huir de ese lugar, desaparecer si era necesario... No le quedaba alguien de los suyos y solo por órdenes del rey del castillo.
-¿Degel, estás bien? Te noto muy nervioso- Preguntó Deuteros preocupado al notar las reacciones de ese joven que no respondía nada.
-Yo... Nada en absoluto, solo que se me hace increíble todo lo que me dices, yo...- Apretó sus puños con fuerza, infinidad de emociones albergaba en su interior, coraje y tristeza pero sobre todo impotencia por no poder liberar aquel sufrimiento de perder a sus padres de manera repentina.
Sin darse cuenta, comenzó a bajar la temperatura de la habitación, dejando caer ligeras escarchas de nieve alrededor. Cualquiera que pasara por ese lugar juraría que es una nevada en plena época de verano.
-¿Degel... Esto es nieve?-Preguntó tocando uno de los copos con su mano.
-¿Pero qué? ¡No esto no puede ser!- Exclamó sorprendido, e inconsciente mente se levantó llevando ambas manos a su rostro tratando de evitar a Deuteros.
-Degel, dime la verdad... No te diré nada malo, ni mucho menos te voy a delatar con nadie, solo dime... ¿Eres uno de ellos?- Preguntó tratando de acercarse a Degel.
-No...-
Deuteros se fué acercando más tratando de darle confianza, para que le dijera la verdad.
-Vamos Degel por favor, de verdad quiero que confíes, tal vez pueda ayudarte- Respondió con una sonrisa, tratando de mostrarle que en realidad podía confiar en él.
Degel dio un gran suspiro- Si lo soy- Afirmó cerrando los ojos- Perdí a mis padres anoche, quizá estén muertos por los guardias que nos seguían anoche-
-Descuida Degel, te juro que jamás lo diré... Solo te recomiendo que no lo menciones, hay una orden que se está dando y es entregar a los hechiceros que encontremos a los guardias. Por favor no muestres tus habilidades ante los demás, te doy mi palabra que no dire nada-
Degel sintió más alivio al escuchar aquellas palabras de ese hombre que comenzaba a inspirarle confianza, ahora ya no se sentía muy solo.
-Vamos a la cocina, quizá tengas hambre por lo que pasaste anoche, mi hermano está abajo con algunas visitas- Deuteros abrió la puerta de la recámara para poder darle el paso a Degel y así bajar a la cocina con los demás.
-Gracias Deuteros- Susurró mientras salían de aquella habitación para poder reunirse con el resto.
🧡❄🧡❄🧡❄🧡❄🧡❄🧡❄🧡❄🧡❄
Buenas noches tengan mis queri@s lector@s aquí les dejo otro capitulo más de esta historia. Les agradezco que también comiencen a tomarle amor a esta lectura de verdad... Cuídense mucho y les mando un abrazo 🥰🥰
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro