Capítulo 39
Garnet intentó reanimar a ese joven de tez morena colocando aquellas frutillas en sus labios; en ese momento el moreno abrió sus párpados lentamente, llevaba algunos días sin probar algún alimento. Las provisiones que Asmita le había dado se terminaron, el agua que necesitaba para subsistir la podía tomar del río más cercando que corre justamente en medio del inmenso bosque.
— ¡Jovencito despierta por favor!
Poco a poco Deuteros fue despertando, el camino había sido muy agotador, aunque no entendía porqué una bella dama de cabellos ondulados lo sostenía de su cabeza.
— ¿Donde estoy? — Le preguntó intentando levantarse del suelo.
— Estás en el campamento de los hechiceros... No te haré daño — Respondió Garnet ayudando a Deuteros a incorporarse poco a poco.
— ¿Hechiceros? — Se llevó una mano a su cabeza — Busco a uno de ellos, necesito encontrar a Degel.
Garnet se llevó una mano a su pecho, muy en el fondo algo le decía que no estaba bien — Muchachito, si yo puedo ayudarte solo dímelo... Yo soy la mamá de Degel, me presento mi nombre es Garnet de Faure.
El gemelo menor se quedó sin palabras, aquella bella dama de vestido azul con encajes blancos era la madre de aquel simpático hechicero de cabellos verduzco, ahora entendía porqué Degel tenía ese toque amable si su progenitora era toda una dulzura de persona.
— Mucho gusto en conocerla, mi nombre es Deuteros y soy un amigo muy cercano de su hijo Degel — Deuteros hizo una reverencia ante la bella mujer.
— Vamos a mi carpa, Degel estará encantado de verte.
Garnet extendió su mano invitando al chico a seguirla, mientras llegaban a la carpa, Deuteros comenzó a platicar con la madre de Degel.
— Entonces Degel llegó con ustedes, menos mal escapó de los ataques del lich.
— Así es, aunque se trajo al rey de Caristeas convertido en un escorpión... Dicen que los guardias de su propio castillo quieren matarlo.
Deuteros comenzó a platicarle todo el incidente desde la fiesta de Kardia, como Radamanthys con ayuda de Valentine durmieron a los invitados para tratar de asesinar al joven rey y la manera en la que ambos terminaron huyendo del castillo entre el inmenso bosque con tal de salvar a Kardia.
Al llegar a la carpa, Garnet invitó a Deuteros a pasar, era pequeño pero acogedor. Degel había despertado y ahora se encontraba preparando una tarta de manzana para poder disfrutar como postre después de la hora de la comida.
— ¡Degel! — Exclamó sorprendido al verlo de nuevo.
— ¡Deuteros! — El joven hechicero dejó la labor de la tarta de manzana y corrió para poder envolver en un abrazo al gemelo menor.
Aunque ese emotivo momento no fue del todo agradable para Kardia quien corrió de manera repentina hasta donde se encontraba su bello hechicero para colocarse sobre su hombro.
— Ya sé que detestas que abrace a Degel — Señaló al pequeño escorpión quien alzaba sus patitas listo para atacar de nuevo a Deuteros como siempre lo había hecho.
— Entonces si se conocen — Interrumpió Garnet acercándose a ellos.
— Si, Deuteros fue con la primer persona que tuve contacto después del ataque.
Exclamó Degel entusiasmado por ver de nuevo al gemelo menor con ellos.
Lo invitaron a tomar asiento en la pequeña mesa con ellos para que pudieran seguir platicando.
— Degel, he llegado hasta aquí porqué la situación en el castillo se está tornando demasiado preocupante... Dentro de diez días Radamanthys tomará posesión del reino, varios de los aldeanos sigues desapareciendo; dicen algunas personas que un hombre con aspecto de muerto se los está llevando.
— Fafner — Susurró Degel preocupado, en ese momento tomó al pequeño bichito entre sus manos para colocarlo sobre la mesa.
— Tu padre se fue a buscarlo — Interrumpió Garnet al escuchar aquella plática.
— ¡Qué! Esto no puede ser, ese tipo convirtió a Manigoldo, Aspros y a Regulus en piedra... ¡Seguramente usa a los aldeanos para hacer sus experimentos! — Exclamó molesto Degel dando un golpe sobre la mesa con las palmas, tan fuerte fue ese estruendo que Kardia dio un ligero brinco aún en ese estado.
— Sísifo se fue con él, después de todo fuimos nosotros quienes mandamos a Regulus para buscarte.
El joven hechicero cruzó los brazos molesto, ahora más que nunca debía apoyarse con los hermanos de cabellos plateados, no puede seguir perdiendo el tiempo; de él dependen muchas personas en el reino, sus compañeros y familia de hechiceros... Todos, inclusive Kardia.
— No puedo seguir perdiendo más tiempo, necesito rebasar mis límites para que pueda hacerle frente a Fafner y de una vez por todas descubra quien nos está engañando.
Molesto Degel se levantó de la mesa, se acercó al modesto mueble que se encontraba en la esquina y tomó su varita; acto seguido salió de la carpa molesto dispuesto para adentrarse al bosque y así ponerse a practicar un rato.
— ¡Degel! — Lo llamó Deuteros tratando de alcanzarlo pero fue Garnet quien no se lo permitió.
— Déjalo jovencito, Degel necesita este momento a solas para poner a prueba sus habilidades.
El gemelo menor nuevamente tomó asiento, aunque muy en el fondo le incomodaba el hecho de que Degel estuviera solo más allá del denso bosque.
Kardia intentó bajar de la mesa pero Garnet logró tomarlo justo a tiempo antes de que cayera al suelo.
— Tu también te quedas aquí Kardia, mi querido Degel necesita estar a solas así que no creas que por ser un pequeño bichito no me daré cuenta que te sales de este lugar... Te estaré vigilando.
Garnet señaló al pequeño escorpión de una forma graciosa amenazante, sabía que aunque aquel joven rey era un pequeño bichito podía entenderla a la perfección.
— Terminaré de preparar la tarta que Degel estaba preparando... Joven Deuteros, por favor cuida de Kardia, no vaya a ser que se quiera escapar.
¡Qué tremenda orden le dieron al gemelo menor! Cuidar de aquel que lo odia solo por abrazar a Degel de manera amistosa.
Kardia se colocó frente a Deuteros y comenzó a mostrarle sus pequeñas pinzas mostrando su molestia con él.
— Ya oíste Kardia... Bicho o no pero estás bajo mi cargo — Se burló Deuteros tratando de molestar aún más al pequeño bichito quien seguía a la defensiva con el gemelo menor.
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