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Capítulo 33

Era extraño ver a un pequeño bichito correr por todo el pecho de Degel, por más que intentaba despertarlo no podía y su instinto le decía que algo no estaba bien... Aunque el aroma a pay de manzana lo hacía no seguir insistiendo en despertar a su amado hechicero.

La curiosidad comenzaba a invadir su mente, al darse cuenta que su amado Degel no despertaba de ese sueño profundo comenzó a recorrer con mucho interés aquel sitio donde se encontraban.
Ropa tirada por todos lados, algunos alimentos en las canastas e inclusive algunos elementos de la naturaleza siendo improvisados como muebles.

De repente el sonido de unos pasos acercándose lo alertaron.
Rápidamente corrió lo más rápido que pudo para refugiarse entre las prendas de su amado hechicero para que los demás no lo vieran.

— ¡Nuestro hijo tiene el sueño pesado! — Exclamó Garnet entrando nuevamente a la carpa mientras colocaba el pay sobre la mesa.

— Ya lo conocer cariño, además ahorita que despierte nos platicará todo lo que ha hecho después de aquel incidente — Respondió Krest entrando a la carpa.

— Lo mejor de todo esto es que nuestro Degel al menos se pudo ocultar del rey de Caristeas así como de sus guardias... No sé que hubiera hecho si perdieramos a nuestro hijo.

En ese momento Garnet se agachó con cautela para acariciar con ternura el rostro de su hijo.

Ante ese cálido tacto, Degel lentamente abría sus párpados mientras imaginaba que esa caricia era de su amado bichito.

— Déjame dormir Kar... — Murmuró entre sus labios, sin embargo logró callarse a tiempo cuando su vista se acostumbró a la luz de ese lugar.

Se llevó una mano a la boca para no terminar de llamar a su pequeño bichito y miraba con asombro a sus padres.

— ¡Están vivos! — Exclamó con asombro, no podía creer que sus padres estuvieran frente a sus ojos después de lo que había pasado.

—  Claro que lo estamos, gracias a los conjuros de Sasha — Respondió Krest acercándose a su hijo.

Degel se incorporó del suelo y rápidamente corrió a los brazos de sus padres, después de todo lo que habían pasado por fin podía verlos de nuevo.

— No saben la falta que me han hecho estos días — Susurró Degel sin romper ese emotivo abrazo con sus padres.

— Nosotros creímos que el rey y sus guardias te habían hecho algo.

En ese momento el joven hechicero cambió su expresión a una más preocupada, se le había olvidado Kardia.

— ¡Mi bichito! — Exclamó asustado, rápidamente se soltó de los brazos de sus padres y con desesperación comenzó a buscar a su pequeño escorpión.

Sin embargo de pronto sintió unas ligeras patitas correr dentro de sus prendas, hasta que llegó a su hombro.

— ¡Aquí estás!

— Te dije que ese insecto era mascota de nuestro hijo — Susurró Krest en el oído de Garnet mientras los dos veían a su hijo como tomaba a ese escorpión en sus manos.

— Pero... ¿Porqué un insecto? — Respondió Garnet mirando con asombro  a su hijo quien parecía llevarse de maravilla con ese bichito.

— Degel — Interrumpió Krest acercándose a su hijo — Dentro de dos días tenemos que partir, lo bueno de todo esto es que pudimos encontrarte a tiempo.

El joven hechicero no podía creer lo que escuchaba, porqué partir ahora que tiene una gran responsabilidad, tomó a su pequeño escorpión y se lo colocó sobre su hombro.

— Yo... Siento no poder acompañarlos — Murmuró entre sus labios desviando la mirada para no ver de frente la reacción de sus padres.

— ¿Qué? — Exclamó con asombro Garnet.

— Hijo... Creo que aún no comprendes la gravedad del asunto ¿Verdad?

Degel no respondió, simplemente negó con la cabeza para seguir escuchando a su padre.

— No podemos seguir aquí, los guardias del castillo nos están persiguiendo, además Fafner se ha unido a ellos y hasta la fecha nadie ha podido hacerle frente, si siquiera Sasha tiene esos alcances.

Degel cerró sus ojos, trató de tranquilizarse porqué lo que estaba por decirles sería algo que nadie de ellos se espera en absoluto.
Tomó al pequeño escorpión entre sus manos y se los mostró a sus padres.

— Pronto caerá la noche, la luna iluminará este lugar y verán lo que está por ocurrir.

Después de decir esto salió de la carpa por la parte trasera y comenzó alejarse un poco de los demás.
Krest y Garnet no sabían que tramaba su hijo, sin pensarlo dos veces comenzaron a seguir sus pasos, se dieron cuenta que la noche estaba llegando, los últimos rayos del sol se despedían para darle lugar a la obscuridad de la noche.

De pronto Degel detuvo su andar frente a un pequeño lago donde la luz de la luna llena podía reflejar ese lugar.

— Degel ¿Qué haces?...

Sus padres no terminaron de formular aquella pregunta cuando de manera repentina unos destellos comenzaron salir de aquel bichito que Degel llevaba en sus manos, lo bajó lentamente al suelo y lo que observaron a continuación los dejó perplejos.

— ¡No! — Garnet no podía creer lo que veía.

— ¡Pero qué...!

— Esta es la razón por la cual no me puedo ir... Para protegerlo usé un hechizo cambiante.

Krest estaba completamente perplejo ¿Qué rayos hacía el rey de Caristeas con su hijo?
Estaba por sacar su varita pero fue Garnet quien lo detuvo.

— Espera... Nuestro Degel debe tener una buena razón para protegerlo.

— Claro que confío en Degel — Respondió Krest intentando librarse del agarre de su esposa — Pero yo no confío en él — Señaló a Kardia.

— Por eso vine hasta acá, sabía que los demás si se daban cuenta que Kardia está aquí, lo más seguro es que quieran alzarse contra él y yo... No puedo permitirlo.

— Degel — Lo llamó su madre esperando que su hijo entrara en razón — Este hombre fue el causante de nuestras muertes, por fortuna Sasha logró traernos de nuevo a la vida pero... No podemos dejar pasar en alto un asunto así.

Kardia se dio cuenta de la situación, se colocó frente a Degel y tomó la palabra.

— Siento mucho todo este disturbio, pero yo los mandé a capturar por la muerte de mis padres, más nunca pedí que acabaran con sus vidas... Yo perdí todo, a mis padres, mi hermana, no tengo a nadie. Afortunadamente conocí a Degel y es quien me ha estado ayudando a escapar de mis propios guardias, ellos han estado actuando sin mi consentimiento.

— ¿De tus guardias?... Tengo mis dudas... ¿Porqué en un escorpión precisamente Degel? — Krest cuestionaba a los dos sin entender lo que ocurría, ahora estaba muy confundido.

— Lamentablemente dentro de la carpa no podemos hablar, Kardia necesita que la luz de la luna lo ilumine para que esté en su forma humana, después...

— Después volverá a ser un escorpión — Respondió Garnet dando un suspiro — Degel... Aún no dominas esa habilidad, puedes dejar a ese hombre en esa forma para siempre.

— Fue lo primero que pude hacer después de que venían sus guardias siguiendome los pasos.

Krest rápidamente miró a su alrededor esperando que los demás los vieran y se acercó a su hijo.

— Hablaremos rápido aquí, por el momento no nos conviene que Sasha se entere de lo contrario querrá hacer algo en contra tuya.

Degel sonrió después de todo sus padres no se tomaron a mal el hecho de que su hijo llevara consigo al rey de Caristeas.

— Debe ser muy importante como para que Degel quiera protegerlo a toda costa — Susurró Garnet mientras realizaba un conjuro a su alrededor para protegerse de las miradas inesperadas de los demás.

— Si se le ocurre hacerle algo a nuestro Degel le diré a Sasha que me de la oportunidad de acabar con él — Respondió Krest muy molesto ayudándole a su esposa a levantar ese muro por si alguna mirada curiosa pasaba por ese lugar, no podrían observar ni escuchar nada de lo que hablen.

— Por favor Krest, te adelantas a los hechos.

— ¿Me adelanto? — Cuestionó molesto — Tan solo míralo, no por nada toma la mano de nuestro hijo — Exclamó molesto.

Garnet cerró sus ojos mientras le pedía a los dioses paciencia porqué las cosas entre Kardia y su esposo no serían muy fáciles de sobre llevar...

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