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Capítulo 20

Un beso cargado de distintas sensaciones, Kardia jamás había tenido la oportunidad de tener a una persona tan cálida como lo era Degel.
Sin romper ese momento ambos seguían probando los labios del contrario, Degel colocó sus manos sobre la espalda de Kardia, pocos segundos después rompieron ese momento sublime por falta de aire.

— Eres un amor Degel— Susurró mientras tomaba su rostro y depositaba un tierno beso en su frente para después abrazarlo con sutileza.

— Kardia yo... — Degel estaba dispuesto a decirle a Kardia sobre su verdadera identidad, pero Albafica llegó a la habitación interrumpiendo ese dulce momento entre ambos.

— ¡Oigan siento interrumpir a este par de enamorados pero toda la gente ya está esperando que te presentes Kardia! — Gritó Albafica tronando los dedos — Vamos que el tiempo es oro.

Kardia se llevó una mano a la cabeza, en ese castillo definitivamente no tenía ni poco de privacidad — Bueno... Ya oíste dulzura, voy a terminar de vestirme, te espero en las escaleras para bajar juntos... No tardo  — Contestó Kardia tomando sus mejores prendas de gala y entrando al baño para poder vestirse.

Degel dejó escapar un suspiro, ni siquiera pudo decirle a Kardia sobre su verdadera identidad, Albafica ya se había ido.
De manera repentina miró en el mueble que estaba a la derecha de la cama, algo le decía que lo abriera.
Con cautela se acercó esperando no ser visto por Kardia, lentamente abrió el cajón de ese mueble... ¡Ahí estaba su varita!

— Aquí está — Susurró para si mismo, la puerta del baño comenzaba abrirse, no le quedó de otra más que salir corriendo de la habitación de Kardia, cuando se alejó lo suficiente se asomó por los demás pasillos esperando que nadie más pasara de imprevisto y guardó su varita dentro de su ropa, tenía que ser muy cauteloso ahora.









Vestidos de manera elegante, Deuteros había llegado con su gemelo Aspros, también se les había unido Manigoldo a la fiesta, no dejaría pasar esta oportunidad de ver nuevamente a su amor platónico Albafica.

Cuando llegaron, el gemelo menor los dejó en la zona de bocadillos para ir a buscar a Kardia ó por lo menos a Degel.

Pero su búsqueda fué detenida porqué en ese preciso momento llegaba la señorita Pandora, muchos de los invitados al verla hicieron una reverencia ante ella, siendo la figura máxima del Reino del Sur.

— Pandora — Susurró molesto Deuteros, con mayor razón tenía que encontrar a Kardia, antes de que esa mujer comenzara a decirle a todos que ella era la prometida.

Corrió por todos los pasillos que conocía a la perfección gritando los nombres de Kardia y Degel pero nadie contestaba.
Una segunda voz se colaba cerca de él.

— Deuteros... Aquí estás — Se acercó Valentine con un vaso de cristal.

— ¿Quien eres? — Cuestionó confundido.

— Soy uno de los guardias también, solo que no has terminado de conocer a los demás miembros del castillo — Respondió apoyando su mano sobre el hombro del gemelo menor.

— Descuida, Kardia está ocupado y Degel también... Mejor quisiera que probaras este ponche que las cocineras prepararon, dicen que les quedó exquisito— Valentine le entregó el vaso disimulando muy bien una sonrisa.

— Pero.... ¿Y Kardia? — Preguntó nervioso tratando de buscarlo con la mirada.

— Espéralo aquí, mientras prueba el ponche.

Deuteros miró el vaso, aunque en realidad tenía un poco de sed, le dio un sorbo y se quedó pensando — Tienes razón está muy bueno — Halagó y nuevamente le dio otros tragos más hasta que se acabó el contenido.
Le entregó el vaso a Valentine y le agradeció.

A los pocos segundos quiso dar unos pasos para seguir con la búsqueda de Kardia o de Degel pero comenzó a sentirse mareado, trataba de recargarse en la pared, hasta que finalmente cayó al suelo inconsciente.

— Funcionó — Susurró y después se lo llevó arrastrando a una de las habitaciones cercanas. No lo cargaba porqué ese hombre pesaba mucho. Solo quedaba que los demás también cayeran dormidos.









El salón del gran castillo parecía totalmente una fantasía, muchas doncellas vestían sus mejores prendas, los hombres también lucían elegantes esta noche.
Portaban máscaras para ocultar su identidad, así lo habían pedido esta noche.
Degel los observaba desde las escaleras, jamás había tenido la dicha de estar en una fiesta de ese tipo. Se sentía extraño en ese mundo donde él  no pertenecía.

Dejó escapar un suspiro mientras sostenía la máscara que tenía que portar.

— ¿Listo dulzura?— Cuestionó Kardia acercándose a él, vestido elegantemente con sus mejores prendas, de igual manera se había colocado un pañuelo rojo en su cuello, se veía simplemente perfecto.

Degel al verlo de esa manera se sonrojó, Kardia tomó su mano y depositó un beso en el dorso — Tu eres la joya más valiosa que lucirá esta noche Degel — Después de decirle esto le sonrió con coquetería.

Tomados de la mano comenzaron a descender las escaleras.
Las miradas de los curiosos no se hicieron esperar, algunas doncellas se quedaban asombradas al ver que su Rey, el más joven y apuesto, venía de la mano con alguien más.

Los murmullos no se hicieron esperar, en especial de la señorita Pandora que observaba con enojo al joven que venía a lado de Kardia.
Tenía que buscar la forma de estar con Kardia y así poder darle la pócima que Radamanthys le había entregado anteriormente.

Los músicos que habían sido contratados para tocar en la fiesta, comenzaron a interpretar las melodías con las que Kardia abriría el baile junto a su acompañante.
Al bajar las escaleras, Kardia extendió su mano e hizo una leve reverencia ante el joven que ha cautivado su corazón.

— Joven Faure ¿Acepta bailar esta pieza conmigo?

Degel levantó su vista, notó que la mayoría de las personas se le quedaban mirando, unos de alegría y otras de enojo.
De manera tímida colocó su mano sobre la palma de Kardia aceptando su invitación.

Ambos tomados de la mano caminaron hasta el centro del salón, varios de los aplausos no se hicieron esperar.
Kardia colocó su mano sobre la cintura de Degel pegándolo más a él, colocó la mano izquierda del joven aprendiz sobre su hombro y comenzaron a moverse de manera suave siguiendo el compás de la música.

— Sólo déjate llevar Degel — Susurró al sentir que su pareja estaba nervioso.

Degel solo asintió con una sonrisa, esas palabras de Kardia lo tranquilizaban. Era un baile básico donde se movían en círculos, un baile muy formal y elegante.
Poco a poco ambos tenían una conexión y una coordinación perfecta.

Disfrutaron de unos cinco minutos de esa forma, después la música dejaba de sonar.

Kardia le dio una vuelta a Degel para finalizar ese baile, los invitados comenzaron aplaudir, otros más elogiaban  aquella danza formal y otros más felicitaban a los músicos con tan bellas notas.

Degel y Kardia se quedaron justamente en medio mirándose el uno al otro fijamente.
Ambos sentían como si sus corazones se salieran, eran hechos el uno para el otro.

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