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Corazón entre sombras

No me importa quien eres, 

si tocas exitosamente las cuerdas de mi corazón te amaré.

❤️❤️❤️❤️❤️

Hace casi cuatro años que los colores y la luz lo abandonaron.

Hace casi cuatro años que los sonidos, los olores y el tacto se volvieron más intensos.

El sol sigue en el cielo y él puede sentir la tibieza de su luz. El silencio del departamento y esa calidez lo envolvieron y lentamente lo llevaron a los brazos de Morfeo.

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"Los árboles ya habían perdido casi todas sus hojas y estas hacían un sonido que realmente le gustaba, cuando las pisaba, un sonido que siempre había dibujado una enorme sonrisa en su rostro... pero ese día no había sonrisa y sus ojos reflejaban cuán triste se sentía. La verdad dolía y ese dolor se hacía más intenso cuando dedicabas tanto esfuerzo en convencerte de que las cosas eran de otra forma.

El rubio se sentó en uno de los bancos del parque, justo frente a aquel enorme edificio. Acomodó su bufanda y se puso ese gorro de lana que llevaba en sus manos desde hacía un rato. Tomó su celular y volvió a leer aquel mensaje...

-Lo siento, no llegare a cenar hoy, tengo una reunión hasta muy tarde y antes de que digas nada no, no la puedo posponer, precisamente porque mañana viajo.

PROMETO que te lo compensare cuando vuelva.-

Eso era todo, unas pocas líneas que quebraron, un poco más, su corazón y por eso estaba nuevamente allí, para volver a ver la mentira con sus propios ojos.

Un BMW se detuvo en la puerta de aquel lujoso hotel y de el descendió aquel pelinegro que lo enloquecía y un segundo después aquel albino de cabello ondulado, quien no dudó en abrazar la cintura del pelinegro y avanzar hasta perderse tras las puertas de aquel hotel.

Las lágrimas ardieron en sus ojos. Lo estaba haciendo otra vez... rápidamente se puso de pie y comenzó a alejarse, no tenía sentido quedarse allí.

ー¿Por qué sigues conmigo? ーmurmuró para sí mismo antes de acariciar sobre la ropa su muñeca derechaー si ya no me quieres simplemente déjame ir, deja que te olvide y rehaga mi vida...

«Sam, que te quede claro tu eres mió... si no estas conmigo no estarás con nadie.»

Las palabras sonaron en su cabeza, su vista se nubló, escuchó el chirrido del vehículo intentando detenerse..."

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El grito resonó en aquella sala, su respiración estaba muy agitada y podía escuchar su corazón como si fueran tambores en sus oídos. Sentía las lágrimas en sus ojos, pero no veía... Hacía casi cuatro años que estaba ciego.

Un maullido llegó a sus oídos y pudo dejar de escuchar a su desbocado corazón. Sintió el peso del animal en su regazo y no dudó en abrazarlo, dejando que el gato restregara la cabeza contra su mejilla. Un instante después escuchó los presurosos pasos que se acercaban. Sabía que las lágrimas rodaban por su rostro, rápidamente las secó con el puño de su camiseta e intentó esconderse agachando la cabeza y acercando más al animal, aunque era inútil sabía que él lo estaba viendo, hacía casi dos meses que compartía aquel piso con él y por alguna razón, que todavía no comprendía, podía sentir cuando los ojos de ese hombre se clavaban en él.

ー¿Estas bien? ーsu voz era suave y sonaba preocupado.

ーSi... no fue nada... importante ーrespondió levantando nuevamente la cabeza ahora con una sonrisa en su rostro...

ーSolo otra pesadilla ーagregó el hombre en un tono serio, llevaban días así y realmente le molestaban las sonrisas falsas de aquel rubioー... Sam ya te lo dije, yo no soy Thomas, si no quieres decirme qué te pasa está bien, pero no me des sonrisas falsas... me molesta mucho que me mientan ーagregó en un tono que evidenciaba su molestia.

ー¡Yo no miento! ーse quejó el rubio soltando al gato y poniéndose de pie, sabía que el otro estaba frente a él y casi podía jurar que su ceño estaba fruncido, no podía verlo pero le era tan fácil leer la presencia de ese hombre, casi como si lo conociera de toda la vida

ー¡No, solo omites cosas! ーexclamó con sarcasmo interrumpiendo a Sam.

ー¡Yo no!

ーClaro que no... a ti te gusta tener a todos preocupados y al pendiente de ti ーel hombre sonaba cada vez más molesto y esas palabras le dolieron a Sam.

ー¡Yo no hago eso! si no digo algo es porque es personal y a los demás no debería de interesarle, no me gusta que estén al pendiente de mi ーdijo sintiendo que sus ojos comenzaban arder, si seguía así no tardaría nada en volver a llorarー... yo no puedo ver a las personas pero las enfrento si es necesario, que es más de lo que puedo decir de ti, no ataco a cualquiera, no necesito esconderme y encerrarme en mi mismo mientras culpo a los demás ーSam detuvo sus palabras y se mordió el labio inferior. Estaba metiendo la pata, lo sabía, era normal que su boca soltara cada cosa que llegaba a su mente casi sin filtro...

ーEs cierto, yo me escondo y me encierro... pero tu no estas exento de eso porque también lo has hecho... ¡y si mientes! crees que no sé que casi no duermes por las noches o que te asustas cada vez que sientes pasos desconocidos detrás de ti ーtambién se detuvo de repente, se notaba en su voz que estaba realmente molesto e inmediatamente Sam lo escuchó alejarse y el sonido de los paneles siendo corridos para crear una pared entre ellos...

ーErick ーlo llamó pero lo único que escuchó como respuesta fue el sonido del pestillo trabando los paneles para mantener cerrado el estudio del joven artista...

El cuerpo de Sam temblaba y su cabeza se inundó de preguntas... ¿Por qué se sentía así? ¿Por qué le tenían que pasar esas cosas? ¿Por qué tenía que seguir recordando ese día? ¿Por qué se sentía tan mal cada vez que metía la pata con Erick?

Erick Maxwell era un joven y prometedor pintor, de su misma edad, 28 años. La novia de su mejor amigo Thomas, amiga y representante de Erick, lo había llevado para que compartiera el piso con él. Al parecer el pintor tenía varios problemas, se había peleado con algunas personas, porque en un accidente se había quemado su nueva colección la cual seria expuesta dentro de unos meses, Erick culpó a algunas personas por ese "accidente" y eso le generó varios problemas con la prensa, fanáticos y demás, por eso Anna le había ofrecido un espacio allí. Ese piso pertenece a Thomas, ya llevaba poco más de tres años allí, pues su amigo no dudó en ofrecérselo en cuanto salió de rehabilitación. Thomas había sido el primero en enterarse de su accidente y en tiempo récord lo sacó de la ciudad para internarlo en una de las mejores clínicas del país y desde ese día había estado al pendiente de cualquier cosa que le pasara o necesitara, por lo que en un principio pensó que la presencia de Erick allí era otro intento de su amigo de mantenerlo vigilado, pero pronto descubrió que aquel joven era demasiado hermético, hablaba muy poco y si no fuera por él casi no comía, pues se concentraba tanto en su trabajo que solía olvidar dormir y comer.

Sam sintió al gato restregándose en sus piernas, lo levantó y con paso lento se dirigió a su habitación. Conocía la ubicación de cada cosa en aquel lugar y el número exacto de pasos desde el sillón donde estaba hasta su habitación, pero esa vez arrastró los pies mientras mantenía su mano izquierda en contacto con la pared hasta llegar a la puerta de su habitación. No podía dejar de pensar en Erick y en lo diferente que era a su ex, porque definitivamente David habría seguido discutiendo si le decía algo así y en el peor de los casos lo hubiera golpeado.

Luego de varias horas Erick seguía encerrado en su estudio y Sam en su habitación, ambos sin poder dejar de pensar en el otro, era extraño cómo habían cambiado sus vidas desde que compartían aquel piso. Sam se sentía mucho más feliz, no había notado cuánto extrañaba la compañía, comer todos los días con alguien, compartir un espacio y charlar, aunque Erick pocas veces respondía, le gustaba estar con él, su presencia y su voz tenían algo que lo tranquilizaba... y el sonido de su risa era como carias para su corazón, hacía mucho que no se sentía así. Erick en un principio intentó seguir con su rutina diaria pero pronto notó que eso era imposible pues el rubio lo invadía todo y por alguna razón no podía ignorar su presencia, lo arrastraba hasta la mesa para que comiera con él, lo empujaba hasta el sillón o a su habitación para que duerma, entraba en su estudio y hablaba sin cesar... y sí, en un principio eso le molestaba pero antes de lo que le gustaría admitir, la presencia y la voz del rubio se convirtieron en una necesidad y ni hablar de su risa, Erick sentía a su corazón brincar cada vez que Sam reía y una extraña sensación invadía su cuerpo cada vez que el rubio le sonreía... le encantaba esa sonrisa, no lo podía negar.

Hacia un buen rato que el teléfono no dejaba de sonar en la sala. Sam salió de su habitación y caminó arrastrando su mano por la pared hasta llegar al final del pasillo, pero allí se detuvo. Sabía que el teléfono estaba a unos diez pasos, también sabia que Thomas era el que llamaba... y así como sabía eso, sabía que si atendía iba a llorar y eso preocuparía a su amigo. Apoyó la espalda sobre la pared y se dejó caer hasta quedar sentado en el piso.

ー¿No vas a atender? ーla voz de Erick hizo que se sobresaltara e inmediatamente volteó la cara hacia el otro lado, había estado llorando y no quería que lo viera asíー... sabes que es Thomas, nadie es tan insistente.

ーNo... no puedo hablar con él ahora ーrespondió con la voz temblorosa. Escuchó un suspiro cansado de Erick y luego un pitido desde el teléfono.

ーHola...

ー¿Que rayos sucede porque no me contestaban? ーThomas se escuchaba molesto. Erick había puesto el altavozー... ¡¿Erick?! ¿Dónde está Sam, porque no atendió él?.

ーLo siento el tono del teléfono estaba bajo... Sam está durmiendo y yo lo escuché de casualidad.

ー¡¿Durmiendo a esta hora?!... llámalo, dile que voy a ir con Anna así cenamos todos juntos ーal escuchar eso Sam inmediatamente giró hacia la sala y negó enérgicamente con la cabeza, sabía que Erick lo estaba mirando, pues podía sentir la intensidad de su mirada.

ーThomas... creo que lo mejor será que lo dejes para mañana, déjalo descansar... no ha dormido bien los últimos días, tiene pesadillas y antes de que te quejes si no te dijo nada es porque no quiere preocuparte.

ーRayos... me lo imaginaba, ya van a ser cuatro años ーla voz de Thomas fue muy suave, prácticamente un murmulloー... Ok iremos mañana... si sucede algo me avisas.

ーClaro.

ーGracias Erick, hasta mañana ーse despidió e inmediatamente se escuchó el tono que daba fin a la llamada.

Sam se tensó al sentir que Erick se acercaba a él y casi se detiene su respiración cuando el pintor se sentó a su lado.

ーLo siento... no soy nadie para decirte algo o regañarte... sé que debo agradecer todo lo que haces por mi y en lugar de eso siempre me enojo contigo...

ーNo, está bien, yo no debí decirte nada... tienes razón, a nadie le gustan las mentiras, pero es más fácil responder con una sonrisa falsa que enfrentar mis demonios ーsusurró Sam.

ーYa van a ser cuatro años, ¿no crees que ya es tiempo?... por lo que me contó Thomas nunca quisiste hablar de lo que pasó ーdijo Erick acariciando la mano del rubio.

Sam guardó silencio por un momento. Entrelazo sus dedos con los del pintor, aquella mano era un poco áspera, se notaban algunas durezas en los dedos y en algunos sectores una extraña textura que supuso era pintura.

ーMi ex no era una buena persona, pero ¡¿a quien no le gusta un chico malo?! ーexclamó dibujando una pequeña sonrisaー... cuando empezamos nuestra relación todo era normal, pero con el tiempo las cosas fueron cambiando, él cambió, se volvió más frío y todo le molestaba, si decía algo se enojaba y si no lo decía también... intenté alejarme cuando empezaron los golpes, pero fue imposible no me dejaba ir ーun suspiro se escapó de sus labiosー... siempre encontraba algo o alguien para culpar y prometía que cambiaría, pero a la semana todo volvía a ser un desastre... sabia que tenia un amante y no entendía porque me mantenía a su lado... un día me prometí a mi mismo que si volvía a mentir me iría y no volvería ーsoltó otro suspiro y con total naturalidad recargo su cabeza sobre el hombro del pintorー. Era nuestro aniversario y al día siguiente él viajaría, estaba buscando un regalo cuando me mandó un mensaje cancelando nuestra cena... no quería pensar mal pero ya había pasado tantas veces... fui al lugar de siempre y ahí lo vi, otra vez engañándome con uno de sus socios... dolía, en verdad quería creer en él, sabía que no tenía caso seguir así... quería salir de allí lo más rápido posible, no vi el semáforo... un auto me llevo puesto y me dejó una factura, algunas fisuras, muchos machucones, una contusión y desprendimiento de retina... cuando fui completamente consciente de mi estado Thomas ya me había sacado de la ciudad y se ocupó de que David no supiera donde estaba.

ーEntiendo porque no quieres hablar de eso, yo tampoco querría ーmurmuró el pintor apretando el agarre de su manoー... ese tipo es un idiota... tratar así a alguien tan maravilloso ーagregó acariciando la mejilla del rubio, quien se sorprendió e inmediatamente sus mejillas comenzaron a tornarse rojasー, sé que hace poco que nos conocemos pero puedo decir que eres alguien increíble y tienes la sonrisa más hermosa que he visto en mi vida ーdijo y ya no pudo resistirlo y se apoderó de esos labios, que tanto lo tentaban, en un beso suave y cargado de dulzura, el cual Sam no dudó en corresponder y en cuanto se separaron una enorme sonrisa se dibujó en sus labiosー... me encanta ーsusurró el pintor acariciando con su pulgar los labios del rubioー... y por eso me molesta tanto que no sonrías de verdad...

ーErick ーintentó hablar Sam pero el pintor depositó los dedos sobre sus labios para detenerlo...

ーMe vuelves loco, ya no sé qué hacer, no puedo sacarte de mi cabeza ni despegar mis ojos de ti, quiero abrazarte cada vez que despiertas con pesadillas, quiero besarte cada vez que sonríes, quiero ーdijo Erick soltando un suspiro antes de pegar su frente a la del rubioー... definitivamente atravesaste sin ningún problema todos los muros que levante y tocaste exitosamente las cuerdas de mi corazón... hacía mucho que no era tan feliz como lo soy a tu lado... en verdad me gustas.

En ese momento Sam deseó poder ver e hizo lo único que podía, uso sus dedos para delinear cada facción de aquel rostro, sintió las bolsas bajo los ojos de Erick, al parecer él no era el único que no había estado durmiendo bien, acarició la afilada nariz y de detuvo en aquellos delgados labios que dibujaban una sonrisa, la cual provocó que el corazón de Sam volviera a sonar como tambores en sus oídos, a tal punto que por un momento pensó que Erick podía escucharlo. Se mordió el labio inferior y volviendo a sonreír dijo...

ーPues... no te contengas... también me gustas Erick.

Sus labios volvieron a encontrarse en un beso más demandante que el anterior. Sam soltó una suave risita cuando terminaron el beso.

ー¿Qué sucede? ーpreguntó el pintor acariciando la mejilla del rubio.

ーNo creí que te gustaran los hombres.

ーNo me gustan los hombres... solo me gustas tu ーSam sonrió con una expresión algo extrañada en su rostroー... nunca me sentí así por nadie, tan feliz e inspirado, en verdad no puedo dejar de verte...

ーLo sé, puedo sentir tus ojos sobre mí todo el tiempo, al principio me molestaba un poco pero luego se volvió tranquilizante, como tu voz o el sonido que haces cuando deslizas la espátula por el lienzo o tu perfume... es la primera vez que me gusta tanto alguien sin saber siquiera cómo se ve.

ーCreo que es como mi madre siempre dijo "no importa quien sea, si tocan exitosamente las cuerdas del corazón, podrás amar" ーmurmuró el pintor volviendo a acariciar con ternura la mejilla da Sam.

ーTal vez tenga razón ーagregó el rubio antes de volver a ser besadoー... puedo acostumbrarme a esto ーmurmuró antes de continuar con aquel beso. 

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