Una vez más Jimin aprovecha el instrumento abandonado en un rincón del restaurante donde Yoongi la ha traído. Ahora sí que sus melodías son alegres, y algunos empleados le aplauden desde sus puestos para animar el final de la guerra. El general Min le admira desde la distancia, ignorando la presencia de Taehyung a su lado. Al parecer decidió dejar lo de tomar una siesta para después. Ya se ha enviado una orden a su campo de prisionero, una donde anuncia la culminación de la guerra y ahora son personas libres. También autorizó que todos pudieran bañarse en el rio y disfrutar de los alimentos que sus tropas enviaron. Un camión no tarda en traer las cosas de Park, el kimono y zapatillas que Taehyung le obsequió, y mientras piensa en toda esta paz extraña Tae le regresa a la realidad donde puede seguir viendo la sonrisa brillante de Park Jimin.
- ¿Que vas a hacer? Tomarás un avión militar para acompañarla, ¿Oh te vas a quedar mirando como perrito arrepentido?
- ¿Por qué te encanta molestarme con eso? Déjame en paz.
Taehyung se esté riendo de él, bien podría soltarle un golpe en la cara, pero se abstiene a la violencia una vez que Park ha terminado su interpretación y regresa a su lugar en la mesa.
- Jimin-shi, ¿Qué vas a hacer ahora?, ¿te quedarás en tu granja?
Jimin asiente, mientras bebe algo de agua pues se le a resecado la garganta. Piensa en su familia, en la carta de aceptación y en la idea de que tal vez aún le dejen ingresar, tal vez pueda usar sus insignias de militar para que le permitan ingresar, les dirá que se fue a la guerra o algo por el estilo. Mentira no es, pero usará cualquier recurso a su alcance para poder cumplir sus sueños, aún en un mundo que se levantará de las cenizas por la crisis postguerra, confía en que sus esfuerzos darán frutos. La comida llega segundos después, y antes de decir algo primero prueba los alimentos y otra sonrisa aparece en su rostro. Como extrañaba el disfrutar de la comida.
- Preguntaré si aún se me permite ingresar en la academia de bellas artes. Mis planes de ser interprete siguen en pie. Aunque ahora me estoy inclinando en el teatro musical.
- ¿Te ayudamos con algo? Recuerda que este político puede hacer todos los documentos que necesites. - Taehyung se señala a si mismo con una sonrisa divertida, y Jimin agradece la propuesta del general Kim. - Lo que necesites, solo dilo. Pediré una orden gubernamental donde estén prácticamente obligados a permitirte estudiar con ellos.
- ¿Eso se puede?
- Jimin, yo puedo hacerlo todo.
La risa se apodera de la mesa, llenando de alegría a los demás presentes. Yoongi sigue algo confundido con todas esas preguntas tontas de parte de Taehyung, a veces no sabe cómo interpretar a su amigo y compañero, es un verdadero liberal.
Un uniformado entra al restaurante con las cosas de la soldado Park, además de un uniforme proporcionado por su gobierno.
Ya es la hora.
- Jimin, necesitarás cambiar tu uniforme. Regresarás a tu país en unas horas, un avión militar te llevará junto a otros soldados. - Yoongi no sabe de dónde viene esa opresión en el pecho, ¿es la felicidad por la culminación de la guerra? No está seguro, pero el temblor en sus manos lo están asustando.
Jimin le sonríe tan dulce como siempre, con ese brillo que solo ella posee, y mira las cosas que al parecer le pertenecen dentro de una caja de cartón.
- Oh, ¿puedo quedarme con el Kimono? - además de su uniforme desgastado, también está el Kimono y las zapatillas que Taehyung le obsequió.
- Es tuyo, es un regalo. Cuando te presentes en Bellas Artes no te olvides de invitarnos eh, Yoongi es amante de las artes musicales. - Yoongi asiente en silencio, cruzándose de brazos pues ha terminado de comer y quiere que sus manos dejen de temblar.
En su pantalón militar sigue colgando su Katana y una idea descabellada llega a su mente.
- Toma. - Min pone sobre la mesa su arma de mano, deslizándola lentamente hasta Park que la mira con asombro. -Oh, esto también. - Y antes de preguntar sobre su arma, Yoongi a tomado el cuchillo de la mesa y ha prácticamente arrancado el tercer botón de su uniforme militar. - Regalos, para ti y tu padre. Seguramente le gustará volver a ver una Katana.
- ¿Y esto? - Jimin sostiene entre sus manos el botón oscuro del uniforme, analizándolo delicadamente con sus ojos.
- Tendrás que averiguar su significado por tu cuenta.
🎤👘💣
Tanto Taehyung como Yoongi la han escoltado hasta la base militar, donde otros exprisioneros americanos esperan para abordar los aviones militares que los llevarán a casa. Le ha dado a su compañía un saludo militar, sonriendo ampliamente antes de despedirse y entrar en formación con los otros soldados.
Una vez junto a los demás, donde gritan sus nombres y los separan para distribuir bien los lugares, Yoongi y Taehyung permanecen viendo todo desde la distancia. Claro que hay sentimientos encontrados, muchas dudas y ya no más respuestas. Aquella niña de cabellos rebeldes ha dejado detrás de ella un sentimiento muy grande, dándole paso a ser la mujer que deseaba ser. Eso Yoongi lo sabe bien, pues aún si Park hubiese sido un varón, está seguro de que le tendría el mismo respeto que le tiene ahora. Tan fuerte y rebelde como siempre, Park Jimin.
- Yoon, ve por ella. - Jamás había visto a su amigo así, es la primera vez que ve la tristeza a través de sus ojos. - Me encariñé, convéncela de quedarse.
- No puedo obligarla Taehyung. Ya no es prisionera de guerra.
Jimin le da un último adiós a la distancia, desapareciendo su silueta entre la oscuridad de la cabina del avión, y Yoongi entiende que ya es demasiado tarde para pedirle que se quede. Los aviones han cerrado sus puertas, dejando atrás todos los recuerdos que sucedieron aquí y ahora.
Yoongi y Taehyung hacen su último saludo militar, despidiendo así a Park Jimin, la soldado de rubios cabellos rebeldes.
🎤👘💣
El regreso a casa fue abrumador, desde las ventanillas del gran avión militar pudo ver en primer plano lo desgastante que es una guerra, el humo y el fuego juntos en un mismo lugar. Muchos soldados a su lado están llorando, otros se mantienen perdidos en su propia mente, como si revivieran los tormentosos momentos una y otra vez, en bucle hasta el final. Entre sus manos está la caja de sus pertenencias, el Kimono fino de seda, las zapatillas de madera, incluso el maquillaje con cubierta de mármol, todo está ahí, entre su brazo mantiene la Katana del General Min, donde sus iniciales están grabadas en el mango de cuero, y el botón de su uniforme entre sus dedos, resguardado para que nadie conozca sus secretos.
¿Qué pensarán de ella?
Tal vez sea vista como una demente cuando regrese al pueblo, una traidora, no lo sabe aún, solo quiere montar a caballo y que la brisa del campo se lleve sus malos recuerdos. Entre los bolsillos de su uniforme conserva las placas de identificación de aquellos que aguantaron junto a ella en altamar, cuando el mar intentó llevárselos consigo. Aquellas personas tenían familia, tenían una vida. Que deprimente.
El avión se sacude por la turbulencia, pero no es nada que no pueda soportar. Sin embargo, la sacudida ha hecho que su gorro caiga y sus largos cabellos se muestren ante los demás. Nuevamente ha sido descubierta.
- ¿Soldado Park? - Jimin voltea al fondo del avión, un hombre que no reconoce muy bien le está llamando a la distancia. - Es verdad, es una mujer.
- ¿Quién es usted? - El hombre se acerca hasta quedar frente a ella, mirando detalladamente sus facciones.
- ¿No me recuerdas? Entrenamos juntos, me metí en muchos problemas por molestarte.
- ¿Bently?
- El mismo, aunque ahora me falte un brazo. - Hasta ese punto no había notado que a su excompañero le faltaba una parte de su cuerpo, ni tampoco del semblante gris que lo rodeaba. - Me atacaron apenas llegué al puerto, una granada explotó cerca de mi cuerpo y perdí el brazo. ¿Qué sucedió contigo? Escuché que te volviste traductor de guerra.
Jimin asiente, algo adormilada por el cansancio de su cuerpo.
- La embarcación que nos llevaría a territorio japonés recibió una emboscada a medio camino. Yo y otros soldados nos adentramos en mar abierto en una balsa de emergencia, estuvimos perdidos un mes y medio en el océano. Todos murieron por heridas de la emboscada y cuestiones naturales. Cuando la balsa tocó tierra había soldados japoneses esperando. Estuve como prisionera de Guerra en un campo del norte. - Los soldados a su alrededor escuchan su historia atentamente, incrédulos de que una mujer haya podido sobrevivir así. - El gobierno de Japón me dio papeles como refugiada de guerra, incluso traduje en la junta de gobierno donde se firmó el tratado de paz que culminó la guerra.
- No digas tonterías, niña, eso es imposible. - Jimin se encuentra indignada, pues no se puede creer que a pesar de todo lo que pasó, hizo y vivió, le llamen mentirosa.
- Mentiras no son, mira. - Jimin saca la Katana que Yoongi le a obsequiado, y muestra orgullosa las iniciales en ella. - General Min Yoon Gi. Me obsequió su Katana.
Sonríe triunfante cuando ve esos rostros asombrados de los otros soldados, y planea seguir presumiendo, de no ser porque el sueño le está ganando.
🎤👘💣
¡Aquí vienen, nuestros valientes soldados que protegieron nuestra nación!
El avión militar a aterrizado, y lo primero que Jimin hace es dejarse caer al suelo para respirar aire fresco. Las lágrimas inundan sus mejillas, y el grito de las otras familias que esperan a sus soldados aturde sus oídos un momento.
Sobreviví, sobreviví a la guerra...
Apenas y puede procesar todo lo que está sintiendo, cuando escucha los pasitos apresurados acercarse hasta ella en el piso.
- ¡Jimin!
- ¿William? ¡Oh, William!
Jimin se levanta desesperada, abrazando con fuerza a su pequeño hermano que está más alto de como lo recuerda, busca con la mirada de toda su familia, y se suelta a llorar cuando logra divisar a su padre y madre con flores en sus manos.
- ¡Minnie! Princesa, no sabes cuanto te extrañé. Estás tan hermosa como siempre, tan fuerte y valiente. - Su madre no ha dejado de acariciar sus mejillas, de llenarle el rostro de besos.
- ¡Padre! - Abraza igual de fuerte a su padre, inhalando el olor a tierra mojada de su ropa de campo. - Los extrañé mucho... Traje un presente, toma.
- Esto es...
- Si, una Katana. ¿Te gusta? - El señor Park asiente sonriente, sin poder creer aún que su caballito rebelde ha vuelto sana y salva de algo tan horrible como lo es la guerra. - Mira, un General japonés me la obsequió.
- ¿El enemigo? - William es quién pregunta, asombrado por lo que su padre tiene entre sus manos.
- Su nombre es Yoongi, general Min Yoongi. Me salvó la vida... jamás podré olvidarlo. - Confiesa por último, sintiendo en los bolsillos de su pantalón el tercer botón de su uniforme.
Así que me has dado tu corazón, ahora entiendo...
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