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Sombras del pasado

La rabia me consumía como un fuego inextinguible, alimentándose del rencor y el odió que bullían en mi interior. Cada fibra de mi ser clamaba por hacer pedazos todo lo que encontrara en mi paso.

Mis puños se estrellaron contra la pared una y otra vez. El rojo de mi sangre tiñó la blanca pintura. Cada golpe era un grito ahogado, una liberación de toda la rabia que tenía dentro.

Dilan entró en ese momento a la habitación de entrenamiento, sus ojos se agrandaron al ver la escena, y su rostro palideció ante la intensidad de mi furia.

___ ¿Qué pasó?

Recosté la frente en la pared, tenía la respiración agitada, los ojos rojos, mi hidra se retorcía furiosa y deseosa de sangre, lo peor era que no podía darle lo que quería, ese maldito estaba muerto.

Las imágenes que había visto en la mente de Heils habían sembrado en mi corazón un odio tan profundo hacia los Stragen que, si aún estuvieran vivos, yo mismo habría acabado con ellos.

Y si el infeliz de Yeir Heils seguía con vida era solo por la deuda que Leisbef tenía con su hermana, pero no sería por mucho tiempo, tenía los días contados.

___ ¿Hermano?

___ Quiero que averigües todo sobre Ernesto Stragen. ___ Miró a Dilan a los ojos.___ No me importa cómo lo tengas que hacer, quiero saber todo de ese hombre, y cuando digo todo, es todo ¿Entendido?

Vi cómo su cuerpo se tensaba y una sombra de miedo cruzó por sus ojos. Mis ojos, ahora más rojos que nunca, brillaban con un profundo odio asustando a cualquiera.

___ ¿Quién es ese hombre?.

___ Era el tío de Leisbef, está muerto, pero quiero que averigües todo sobre él.

___ ¿ Puedo saber el motivo?.

Cerré los puños con fuerza hasta que las uñas se clavaron en mis palmas. Jamás había sentido tanto la necesidad de matar a alguien y me daba tanta rabia que ese hombre estuviera muerto y no pueda saciar mi sed de sangre.

___No sé toda la historia, pero él le hizo mucho daño a Leisbef.

Él frunce el ceño y desvía la mirada, suspirando.

___ Se esperaría que odiaras a Leisbef luego de lo que te hizo. Sin embargo, estás furioso por algo que le hicieron. Perdón Scar, pero nunca voy a entender eso de ti. Eres poderoso, un líder nato, capaz de controlar ejércitos de bestias salvajes y destruir reinos enteros, pero no eres capaz de vengarte de ese hombre, y él se lo merece, lo sabes.

___Es difícil que lo entiendas Dilan. No eres una hidra. Además, sospecho que hay algo más detrás del comportamiento pasado de Leisbef.

La noche que perdí el control y abusé de él. Hubo algo extraño que nunca pude comprender. Hay muchas cosas que nunca tuvieron lógica alguna.

___ Bien, haré lo que me pides. Pero te advierto que no será fácil. A no ser que tú mismo vayas a buscar esas respuestas.

___ Y lo haré. Ha llegado la hora de que Leisbef Stragen y yo nos veamos cara a cara. Pero antes, quiero que me traigas toda la información sobre ese hombre.

Él asintió, yo me fui a mi habitación a bañarme. Por primera vez, sentía arrepentimiento de no haber averiguado más acerca de Leisbef y su comportamiento.

Cuando salí, Lucía estaba sentada en mi cama. Por su actitud tranquila, deduje que Dilan no le había dicho nada de mi comportamiento, ni lo que le pedí.

___ ¿ Te acuerdas de la reina Cristen Treib?

___ La recuerdo ¿Qué pasa con ella?

___ Acaba de llamar. Pidió ayuda para un caso de vampiros en la zona sur. Al parecer hubo una fuga en la prisión Crimson Abyss, y varios vampiros escaparon y están atacando varios reinos.

___ ¿ Por qué no pide ayuda a los guardianes ?

___ La reina Treib dijo que ella y los demás reyes, preferirían a los cazadores. Y si decidimos ayudarlos, convocarán una reunión para explicarnos todo.

___ Bien, dile a Cristen que convoque a los demás reyes para mañana a las siete am.

Ella asintió, pero al mirarme titubeante, supuse que había algo más. La observé desconfiado.

___ ¿Hay algo más?.

___ Uno de los reinos afectados, es el reino Sylvarum.

Yo la miré sorprendido, ese era el reino de Elena. No estaba seguro de querer verla a ella y a Leisbef casi al mismo tiempo. Mi hidra abrió los ojos y mostró sus colmillos afilados, soltando un gruñido amenazador.

___ No te atrevas a retroceder, es hora de enfrentar el pasado. Es tiempo de que dejes de huir como un cobarde y afrontes la verdad.

Cerré los ojos. Sí, era tiempo de enfrentarme a mi pasado y aclarar todas las dudas que siempre he tenido. Mi hidra rugió y volvió a la oscuridad de mi mente, palpable, pero oculta

___ Dile a Cristen que convoque a los demás reyes para mañana .

___ ¿Iras?

___ Si.

Ella asintió y se fue, dejándome sumido en una vorágine de pensamientos. Había llegado el momento de desentrañar los misterios de mi pasado, empezando por Elena Graham.

Una llamada interrumpió mis reflexiones. Pero no estaba de humor para contestar. Pero al tercer tono decidí ver quien era. Pero aparecía como número privado. Antes de que pudiera responder, colgaron. Un instante después, un mensaje llegó.

Necesitó hablar contigo
S.G

Suspiré ¿Tenía que ser justo ahora? Me sentí tentado a ignorarlo, pero al final simplemente le envíe mi ubicación. Me acerqué a la ventana y observé la inmensidad de la noche.

La oscuridad era tan profunda que parecía absorber todo a su alrededor. Sentí en ese momento una presencia detrás de mí; por su aura oscura, estaba molestó.

___ ¿Vas a quedarte solo observando?.

___ ¿Porqué frecuentas a mi hijo.

Di la vuelta y lo mire. Él se cruzó de brazos y frunció el ceño. Sabía que pronto se enteraría de que conozco a Neidan.

___ Porque su madre es una de mis parejas predestinadas y a él mi hidra lo aceptó como su hijo por dos razones.

Ya no tenía sentido ocultarle nada, tarde o temprano se enteraría. Él me mira sorprendido. Luego, sus ojos se entrecierran con incredulidad.

___ ¿Hidra? A las únicas hidras que conozco son los Arrembel Pendragon. Y tu apellido es Olwen ¿Acaso existen otros tipos de hidras?

___ Olwen no es mi apellido real. Soy el hijo menor del matrimonio Arrembel Pendragon.

En su mirada puedo ver claramente la sorpresa y todas las dudas que le genera saber eso.

___ Eso me lo tendrás que explicar en otro momento y con más detalles. Lo que quiero saber ahora es ¿por qué esa mujer es tu pareja? Ella no es una buena persona. ¿Sabes lo que me hizo?

___ No, pero lo intuyó.

Él relajó su postura, se acercó hasta la ventana y se recostó en la baranda, mirando de manera distraída la noche.

___ Esa mujer me usó para tener un hijo. Y no contenta con eso, me lo ocultó.

Yo no dije nada ¿Qué podría decirle? Me encontraba en una encrucijada al ser ambos mis parejas.

___ Creo que ninguna criatura sobrenatural puede realmente escoger a su destinado. Pero si ella es una de tus parejas, te compadezco. Esa mujer carece por completo de moral y lealtad. Es evidente que no quiere a nadie, ni siquiera a su propio hijo.

Ya sabía todo eso, pero me negaba a creer que la mujer de la cual me enamoré nunca hubiera existido.

___ Scar. ¿Por qué buscaste a Neidan? ¿Fue por lástima o para conquistar a su madre?

Que él crea que me acercaría a un niño solo por lástima o para conquistar a Elena, me decepciona. No esperaba que pensara tan bajo de mi.

___ No lo busqué, lo conocí por casualidad y quise ser parte de su vida. Sé que no es correcto, pero no puedo ni quiero ir en contra de mis instintos, quiero a ese niño cómo mí hijo.

Él me observa en silencio, analizando mis palabras. Luego desvía la mirada, suspirando.

___ Tan solo te pido que no lo pongas en mi contra, ya me odia lo suficiente.

Lo miró desconcertado. ¿Cree que sería capaz de ponerlo en su contra? Neidan no lo odiaba, solo le costaba aceptarlo, más por el hecho de que Saruman no pasaba tanto tiempo con él.

____ Sería incapaz de poner a un hijo en contra de su padre, y él no te odia, solo dale tiempo a acostumbrarse a tenerte en su vida, todo fue muy repentino y no sabe cómo lidiar con todos los cambios en su vida.

___ Ojalá tengas razón. Sé que no soy el mejor padre, pero intento ser un buen padre para ellos.

No tenía dudas de eso. Puede que él fuera un hombre ocupado, pero siempre estaba cuando sus hijos lo necesitaban.

___ Lo sé, solo dale tiempo.

Me mira de nuevo, sus ojos negros profundos se clavaron en los míos con una intensidad que me desconcierta. Se acerca más hasta rozar mis labios, una caricia que prometía mucho más. Antes de que pudiera corresponderle, la puerta se abrió de golpe interrumpiendo el momento. Él se apartó de mí, dejándome una sensación de frustración e intriga.

___ Lo siento, pero no podía esperar más, ya no aguanto el dolor de cabeza que produce tener a una sirena al servicio de las moiras exigiendo tu presencia.

Miré a Celeste, ella tenía los ojos color azul oscuro, eso ocurría cuando una sirena se conectaba con ella por telepatía. Fruncí el ceño desconcertado sin entender por qué una sirena al servicio de las moiras quería verme.

___ ¿Por qué quiere verme?.

___ No lo sé, solo dijo que tiene ciertas respuestas que estás buscando y que es hora de que sepas el real motivo de su actuar, que sólo te dijera el nombre de un lugar y sabrías quién era. El acantilado de la muerte.

Eso sí me tomó por sorpresa, solo podía tratarse de la sirena que me salvó aquella noche, aunque jamás pude recordar cómo era esa sirena, nunca me imaginé que fuera una sirena al servicio de las moiras.

Antes de poder decir nada, mi celular sonó otra vez. Miré y era Zac, así que contesté rápidamente.

___ Dreiden, te necesitamos. Ginebra encontró a su pareja y este la rechazó porque está con otra; ella perdió el control y no podemos detenerla sin lastimarla.

Oír eso fue como si me clavaran una daga en el corazón. Sentí que me faltaba el aire. Ni siquiera escuché que más dijo Zac, solo colgué y desaparecí sin decir nada.

Cuando llegué al castillo todo era un caos: tanto mis hermanos como primos intentaban someterla, otros trataban de distraerla, pero era imposible sin lastimarla.

Ella estaba convertida en una imponente dragona roja, sus escamas brillaban al calor del fuego que escupía. Se movía de forma violenta dando zarpazos que destruía todo a su paso, y lanzaba llamaradas que iluminaban la noche.

Eso es a lo que siempre temí: cuando una pareja rechazaba a alguien como nosotros, se convertía en una criatura irracional, sedienta de sangre y ajena a todos, incluso a su propia familia.

Una bestia así era tres veces más poderosa y peligrosa, más una hidra.

Mi tío había matado a mucha gente inocente. Además, asesinó a dos de sus hermanos y estuvo a punto de matar a sus padres, quienes, sin otra opción, tuvieron que acabar con su vida.

Sentí a mis amigos aparecer a mis espaldas, suponía que habían convencido a Saruman de irse.

___ Es más bestia que humana ahora, ¿no es así?.

Yo no le contesto a Lucía. Sólo evaluaba rápidamente toda la situación, tratando de encontrar una solución sin llegar a lastimarla tanto y evitar que ella siguiera lastimando a los demás.

___ Está totalmente descontrolada, ya no sabemos qué hacer, ya hirió a muchos de nosotros. Hemos hecho todo lo posible por contenerla y evitar que dañe a otros clanes. Dreiden, ¿qué hacemos?

Miré a Hanks, mi primo. Su rostro estaba pálido y tenía un corte profundo en la frente. Con la otra mano, se apretaba un brazo, del que brotaba un hilo de sangre.

___ Kainus, Katherin, den la orden a todos de retirarse. Intentaré hacer algo para que ella vuelva en sí.

___ Podemos ayudarte.

___ Kainus, todos ya están heridos y agotados. Nadie quiere lastimarla y por eso ustedes salen más lastimados al enfrentarla.

___ ¿Y tú lo harás?

___ Es imposible someterla sin lastimarla Katherin. Ordenen alejarse a todos.

___ Espero que sepas lo que haces.

___ Tranquila, trataré de hacer que vuelva en sí.

Ella asiente, pero es obvio que duda de que eso sea posible. En los ojos de mis hermanos solo veo una mezcla de impotencia y dolor.

___ Celeste, habla con las sirenas del río Uruma, pídeles que hagan una prisión de contención en el fondo del río. Llevaré a Ginebra hasta ahí. Keisy, haz un escudo de tierra alrededor de nosotros cuando empecemos a pelear, evita a toda costa que ella abandone la propiedad. Lucía, Dilan, hagan un escudo en el aire para evitar que ella vuele. Alan, ve por la profesora Stark y tráela.

Los cinco asienten y yo me dirijo donde Ginebra acaba de romper todas las cadenas con las que la habían atado tratando de contenerla.

A diferencia de mis hermanos, yo no tenía miedo de dejar a mi hidra tomar el control, por eso era el doble de poderoso que mis hermanos y mis ojos eran más rojos que los de ellos. Ahora que lo pensaba, mis ojos le hacían honor a mi nombre.

Cerré los ojos y dejé que mi hidra tomara por completo el control. Me concentraría solo en entrar en la mente de Ginebra, necesitaba hablar con ella.

Mi hidra se encargaría de pelear y llevarla hasta el río.

Cuando un dragón pierde el control su mente se vuelve un caos, solo hay niebla, oscuridad, no hay rastro de racionalidad, y en una mente así no es difícil de entrar. Lo difícil es hallar a la parte que sigue estando consciente. Las hidras eran iguales.

Mi hidra había avanzado hasta donde ella estaba. Al verlo rugió furiosa y lanzó una bola de fuego que dio de llenó en su pecho, pero el fuego es inútil contra mi hidra. Gracias al poder de Dilan, es inmune al fuego.

Mi hidra se adelanta y lanzá un potente rugido, haciéndola retroceder, ella a pesar de estar en descontrol comprende que tiene delante a un ser poderoso y que le será difícil de vencer.

Ambos se lanzan furiosamente el uno encima del otro iniciando una brutal lucha. El cielo nocturno se ilumina con el resplandor de los fuegos que se entrecruzan, mientras el sonido de las garras afiladas rasgando escamas resuena en el aire.

Un hedor acre de carne y sangre se mezcla con el olor a azufre del fuego. La tierra tiembla bajo el peso de sus cuerpos combatientes. Ambos no están dispuestos a ceder.

Ginebra erigió una barrera de hielo cristalino, interceptando cada bola de fuego que él lanzaba. Sin embargo, a pesar de su ira, el daño que infringía era mínimo comparado con la fuerza de mi hidra.

La batalla se convertía en un frenesí de golpes y contraataques, una danza mortal en la que el fuego y el hielo se enfrentaban.

Sin darse cuenta, Ginebra retrocedía lentamente, arrastrada por la fuerza de su oponente. Sus patas se hundían en la tierra dejando marcas profundas en el suelo. Y así, sin saberlo, se acercaba cada vez más al río Uruma, justo donde quería que estuviera.

De un momento a otro mi hidra se lanzó encima de ella, y ambos cayeron al río desde las alturas. Al chocar en el agua mi hidra la empujó con fuerza, ella al verse desprevenida no tuvo tiempo de reaccionar, su cuerpo entró a la prisión que las sirenas le habían preparado.

Una prisión de contención hecha con pura magia, ella al verse apresada se volvió aún más furiosa, arremetiendo por todos lados, pero era inútil, esa prisión era indestructible.

Mi hidra me devolvió el control, su trabajo estaba hecho. Miré a mi hermana, ya había encontrado la forma de hablar con ella, solo esperaba que ella estuviera en la prisión para entrar en su mente.

Cerré los ojos y al abrirlos me sumergí en una oscuridad opresiva, como si hubiera caído en un pozo sin fondo. Allí, en medio de la nada, la encontré. Sentada en el suelo, con las rodillas encogidas y la cabeza entre las manos.

El sonido de su llanto, agudo y desgarrador, resonaba en la inmensidad de su mente, como el aullido de un animal herido.

Al verla así, encogida sobre sí misma, con los hombros temblorosos y el rostro bañado en lágrimas, sentí una punzada de dolor que se extendió por todo mi ser.

Recordé la noche en que yo había estado hundido en la misma oscuridad, comprendía la profundidad de su sufrimiento y deseaba con todas mis fuerzas poder aliviarlo.

___ Gine.

Ella me mira, un atisbo de sorpresa pasa por su mirada, para luego ser reemplazado por angustia y dolor.

El rechazo de un destinado era una herida abierta que nunca cicatrizaba del todo.

Al ver a mi hermana sumida en un profundo dolor, sentí una impotencia abrumadora. Quería decirle que todo iba a estar bien, pero sabía que serían palabras vacías. Había estado en su lugar, y sabía que solo el tiempo, cruel e implacable, podría sanar esa herida.

___ Duele mucho Dreiden, no puedo soportar el dolor.

___ Lo sé hermana, pero puedes lograr volver a tomar el control, tienes que intentarlo.

___ Lo odio tanto, solo quiero matarlo de manera dolorosa, quiero que sufra.

___ Eso es lo que está haciendo imposible que vuelvas en sí Ginebra. Sé que duele ver a tu pareja con otro, lo que se siente perder el control, pero hermana, no dejes que eso te gané, eres más fuerte que eso.

___ No quiero lastimar a nuestra familia, pero no quiero sentir ésto, no quiero verlo con ella.

___ Confía en mí, trata de tranquilizarte, no luches contra tu hidra, solo deja que ella tome el control y que luche contra el deseo de tu magia.

Ella cierra los ojos y una luz roja la envuelve, ya no es ella la que tiene el control, es su hidra. Lo que en el pasado me pasó, me hizo entender que la magia y la hidra están por separado, la voluntad de la hidra es más poderosa que los deseos de la magia y es más fuerte para luchar contra ella.

Salgo de su mente, veo su cuerpo flotando en el agua inconsciente, su hidra ha ganado la batalla, pero si no se hace algo al respecto, no sería por mucho tiempo.

Las sirenas abren la prisión permitiéndome que entre y la saque, la tomó con cuidado en mis garras y salgo del agua.

Apenas llegó a tierra me transformé en humano. Hago una mueca por el dolor. Tal vez mis heridas sanaron, pero el dolor muscular causado por la intensidad de la pelea no se quitaría fácilmente.

Mi familia en cuestión de segundos nos rodeó a ambos, todos con expresiones de preocupación. Yo le entrego el cuerpo inconsciente de Ginebra a Kainus. Mi madre me abraza con fuerza, como si temiera que desapareciera.

___ ¿Estás bien?

___ Sí mamá, ahora la prioridad es Gine, asumo que Alan ya trajo a la profesora Stark.

___ Una madre jamás debería presenciar una pelea entre sus hijos. Y sí, esa profesora ya está aquí.

___ Lamento que hayas tenido que ver esa lucha, pero era necesaria, ella estará bien. Mi hidra no le causó un daño considerable, solo lo necesario para lograr hacerla retroceder y llevarla al río.

___ Hablaremos después de porqué razón tu hidra tiene tanto control, sabes bien que eso es peligroso.

Miré a mi padre, parecía que había envejecido años en solo horas. No podía imaginar el dolor que debieron sentir al vernos así, a Ginebra y a mí.

___ Ya les explicaré luego eso. Ahora hay que ir a casa.

Mis hermanos se habían llevado a Ginebra. Suponía que, una vez que la tía Rous la examinara, la trasladarían al cuarto de contención. Tanto mi tía Rous como mi madre eran doctoras.

Necesitaba a la profesora Stark para que la ayudara a controlar su magia y a fusionarse con su hidra, tal como nos había ayudado a todos los alumnos de Avalón.

Luego de hablar con la profesora y explicarle toda la situación, ella accedió ayudarla y eso me llenaba de un profundo alivio.

Mis amigos, Celeste, Lucía, Dilan y Keisy, estaban agotados tras sostener durante tanto tiempo un escudo mágico como les pedí. Por eso se habían ido.

Yo me quedaría por tiempo indefinido. No me iba a separar de mi hermana hasta que ella estuviera bien. Justo ahora estaba en la habitación de contención, donde ella se encontraba.

Ella dormía serenamente, mi madre le había administrado un calmante para que descansara y sanará todas sus heridas sin ser interrumpida.

El proceso por el que ella pasaría no sería fácil. Necesitaría a su familia y mucha fuerza de voluntad para superarlo.

Aún desconocía quién era su pareja. No había tenido tiempo de preguntar y, por el momento, tampoco lo consideraba importante.

Me quedé observando las flores azules que mi madre había colocado en la habitación. Ese color siempre me recordaba los ojos de Elena y Leisbef, ambos azules pero con matices distintos.

Recuerdo lo que pasó luego de que Yeir derramó chocolate en mi remera en la cafetería del colegio. Las palabras de Leisbef nunca tuvieron mucho sentido para mí en ese momento.

Flashbacks

___ Siempre queriendo ser el centro de atención ¿No?

Ruedo los ojos con fastidio. Lo último que necesitaba era soportar a Heils. Después de lo que hizo, solo quería golpearlo. Por su culpa, había atraído una atención indeseada. Lo miré y dejé que mis ojos se volvieran rojos. Sonreí. No negaré que disfruté al ver el miedo en su mirada.

___ No busco atención, pero la tengo, incluso la de tu novio. Tú, Heils, solo eres relevante por Stragen.

La rabia reemplaza su miedo. Aprieta los puños, pero no se atreve a enfrentarme. Me acerco hasta quedarme a milímetros de su rostro y susurro en su oído.

___ Dime, Heils, si te quito a Leisbef, ¿qué te queda? Sin él, no eres nadie, solo un huérfano que vive de la caridad de otros.

Se paraliza por completo, los ojos inyectados en sangre clavados en mí. Su mandíbula tiembla, los dientes apretados en una mueca de rabia contenida.

Me alejo, deleitándome con la tormenta de emociones que arrasa en su interior.

___Déjame en paz, Heils, o haré que se haga realidad lo que los Stragen piensa de nosotros los Arrembel.

Me marché de ahí, dejándolo con la respiración agitada y el corazón latiendo frenéticamente por la rabia. Sonreí con satisfacción al oír su grito de pura rabia y el estruendo de cosas cayendo.

Pero paré en seco al toparme de frente con Leisbef, recostado contra la pared con los brazos cruzados. Su postura indicaba que llevaba allí un rato, por lo que había oído todo. Los Stragen, al igual que nosotros, tenían una audición avanzada, aunque menor que la nuestra.

Esperaba su enojo, reclamos o algo, pero en su mirada no había nada de eso, solo un dolor profundo que me confundió. Él bajó la cabeza y se enderezó, luego pasó a mi lado sin mirarme, pero se detuvo a mis espaldas

___ Sabes, Arrembel, a veces quisiera que usarás más las acciones que solo palabras.

Volteé a verlo confundido, ¿a qué se refería? Él me miró sobre el hombro, su mirada molesta hizo que frunciera el ceño.

___Dices que puedes hacer que deje a Yeir. Sin embargo, no haces nada al respecto, solo queda en palabras vacías.

Sin darme oportunidad de entender sus palabras, él siguió su camino sin mirar atrás. Para mí, Leisbef Stragen siempre era un enigma.

Presente

Un enigma que nunca intenté comprender, nunca busqué el significado de sus palabras, de sus miradas. Me arrepiento de no haberlo hecho en su momento. ¿Hubiera cambiado algo si lo hubiera hecho?

Probablemente solo hubiera aplazado nuestro destino, porque siempre he pensado que lo que debe suceder, sucederá sin importar lo que hagas.

Pronto amanecería y vería a Elena. Aún no estaba muy seguro de cómo terminaría ese encuentro, pero no negaré que me inquietaba el hecho de que luego de años la volvería a ver de cerca y de frente.


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