Narra Clarissa.

La vida puede llegar a ser muy injusta, puede llegar a destrozar tu vida, tus ilusiones, tus sueños, dejando sólo una cáscara vacía, una persona sin sentimientos.

Con el pasar del tiempo me volví más fría, con cada nueva desilusión mi aborrecimiento por los humanos crecía.

Es por eso que me converti en cicaria, una de las mejores, una mercenaria que hizo sus propias reglas y las sigue y las hace seguir como si hubieran sido grabadas con fuego, nadie conoce mi nombre real, me conocen solamente, como la Rosa negra.

Mi trabajo ahora era matar a un guardián, pero para ello necesitaba información, por ello mande a mi hombre de confianza a secuestrar a un compañero de ese guardián.

Al día siguiente mi hombre me aviso que él guardián ya estaba en el calabozo inconsciente, yo baje para verlo y me sorprendió su belleza, cuando el despertó miro sus ataduras con infinita irritación.

___ ¿ Qué pasa guardián, no estás a gusto con mi hospitalidad?.__ Pregunté burlona, él me miro con el ceño fruncido, luego rodo los ojos.

___ Más que complacido mi leidy.__ Dijo sarcástico, yo me acerqué a él.

___ Me alegro, porque tu estadía será larga si no me dices lo que quiero saber.__ Dije, él se rió a carcajadas.

___ ¿Ah si? Eso está por verse.__ Dijo sonriendo con arrogancia, yo me enfureci.

___ Me lo dirás.__ Sentencie, tome una navaja y corte su remera y no pude evitar mirar con admiración ese abdomen tan perfecto, él sonrió con cinismo.

___ Concentrate mujer, tú objetivo es sacarme información, no desear llevarme a la cama.

Yo me enfureci ante sus palabras, quería borrarle esa estúpida sonrisa a base de golpes, mande llamar a mi hombre de confianza Carlos, le ordene que le pegara, Carlos asi lo hizo, cuando ordene que parará, él ya tenía el labio y la ceja herida y sangraba, escupió su sangre al piso y volvió a sonreír con prepotencia.

___ ¿ Eso es todo? Te aseguro que unos simples golpes no me harán hablar.

Yo lo mire furiosa, lo haría hablar aún que fuera lo último que hiciera, detestaba a los hombres arrogante, como lo era él.

___ Carlos, ponle las cadenas en la muñecas y desata el otro cuando lo hagas.

Él arqueo una ceja y volvió a sonreír con puro diversión, ya le borraria esa estúpida sonrísa, Carlos cumplió mi orden, yo sonreí maliciosamente y camine hasta una mesa de controles.

___ Es hora de la verdadera diversión mi querido guardián.___ Dije, él me miro con el ceño fruncido.

___ ¿Guardián? .___Pregunto.

Yo entrecerre los ojos, no iba a caer en su juego, sólo estaba tratando de confundirme, yo tome un pequeño control y lo apreté, las cadenas que sostenían su muñeca emitió un sonido y lo elevó haciendo que se parará de la silla y levantara sus brazos.

___ Mmm esto se pone interesante.

Yo lo fulmine con la mirada, su sonrisa y palabras burlonas ya me estaban hartando, era inaudito que no tuviera ni un poco de miedo, pero haría que lo tuviera.

___ Carlos, pasame mi látigo.

Él siguió sonriendo, parecía que le divertía todo, veamos si mantenía su sonrisa después de sentir mi látigo en su piel.

Lo rodee, quedando en frente de su espalda, Carlos había retirado la silla, yo mire embelesada esa perfecta espalda, su piel blanca invitaban a marcarlos con mis largas uñas.

Comenzé a pegarle con todas mis fuerzas, marcando su espalda, haciendolo sangrar, cuando termine, estaba respirando de manera agitada, mi cabello despeinado y estaba sudando.

En mi empeño porque él gritara, lo había golpeado con todas mis fuerzas y tantas veces que perdí la cuenta, su espalda era un desastre, una obra de arte del horror.

Lo redee para mirarlo de frente, él tenía la cabeza agachada, sus cabellos cubrían su cara, yo sonreí con victoria.

___ ¿ Ahora ya no sonreiras?.

Le pregunté con burla, sin que mi sonrisa desapareciera de mis labios, pero la risa de él hizo que lo hiciera, frunci el ceño molesta. ¿ Se había vuelto loco acaso?.

___ Sabe señoríta Fleita, sus juegos de tortura me están aburriendo.

Levanto la cabeza para mirarme y yo retrocedi, no sólo por el hecho de que sabía mi apellido real, también por el hecho de que sus ojos, antes grices, ahora eran un rojo escarlata y su sonrisa macabra, me causaban terror.

___ ¿ Sabe que pasa cuando me aburro? Empieza mi juego favorito, convertir a mi cazador en mi presa.___Dijo sonriendo.

Sus ojos rojos le daban un toque espectral, un poder oscuro emanaba de él, sabía que no era un vampiro, era algo mucho peor.

___ ¿Qué eres?.

Y maldije que en mi voz se notará el miedo, pero que importaba ya, en mis ojos seguramente él podía verlo con claridad, él sólo acentúo su sonrisa y con absoluto horror vi como la cadena que lo apricionaba se hacia añicos.

___ Puedo ser la peor pesadilla de aquel que me molesta.

Yo retrocedi aterrada cuando él empezó a caminar hacia mi, pronto mi espalda choco contra la pared, mi respiración se atasco en mi garganta al tenerlo a milímetros de mi rostro.

___ Pero sabes mi bella sicaria, tú me produces muchas cosas, pero no presisamente molestia.___ Su susurró aterciopelado me dejo helada.

Sus ojos grices brillaban de malicia, su aliento chocaba suavemente contra mis labios, mire sus labios, el miedo no me impedía estar tremendamente excita con su cercanía, el sonrío como si supiera lo que provocaba en mi.

___ ¿ Quieres saber ganas de qué me das Clarissa?.

Oír mi nombre en sus labios, me hizo tragar saliva, en esos ojos de color irreal, estaba escrita el deseeo y por imposible de creer que sea, esa mirada hizo que deseara, caer y arder en el fuego del infierno.

___ No te tengo miedo, guardián.

Mis palabras le hicieron sonreír divertido, sus ojos volvieron a ser grises, su cercanía estaba haciendo estragos en mí.

___ Primero, me tienes miedo, pero tu deseo por mi supera al miedo, segundo, no soy un guardián, soy un cazador y tu te acabas de convertir en mi presa.

Antes de que pudiera analizar bien sus palabras, él me besó y yo perdí la batalla que tenía conmigo misma, le devolví el beso de la misma intensidad, con la misma pasión.

Si iba a morir, que fuera después de cumplir mi fantasías con él, por ahora caería bajó el embrujo que poseían sus ojos, me dejaría arrastrar por esa basalladora pasión con la cual me besaba, mandaría callar la voz que a gritos me pedía alejarme de tan peligrosa criatura.

Podría decir mil cosas de esa noche, podría narrar con detalle lo que sus besos y caricias exploraron, pero no le haría justicia a lo que me hizo sentir, fue la experiencia más placentera que viví en toda mi vida, no recuerdo a que hora me quedé dormida, sólo sé que esos ojos grises me miraban con la más absoluta atención.

Cuando desperté, no había rastros de él, era como si nunca hubiera estado ahí, si no estuviera desnuda en mi cama, creería que todo fue producto de mi imaginación, me levanté y me metí a bañar, cuando salí Carlos estaba ahí, tenía una cara de pocos amigos, me paso una carta y volvió a salir, sin saludarme siquiera, yo frunci el ceño confundida con su actitud, abrí la carta.

¿Quién dijo que la vida era justa?
Jamás lo es, ni lo será jamás
Te destruyeron y decidiste destruirlos
Pero no te das cuesta que
tu también te estas destruyendo a ti misma, te has vuelto ciega
tanto que no has podido ver al amor
que esta justo a tu lado
Un amor tan puro y leal
Un amor que todos daríamos lo que sea, por tener.
Deja la venganza y el odio
y empieza a ver lo afortunada que eres.
No me obligues a cumplir mi misión
que era matarte.

Scarlett Olwen

Quede petrificada al leer lo que decía la carta y por su nombre, él dijo ser un cazador pero jamás imaginé que fuera ese cazador, uno que no seguía reglas y que no era conocido por tener piedad con sus enemigos.

Estaba distraída pensando en sus palabras, cuando Carlos volvío a entrar, no me miro, me habló, pero si me trajo mi desayuno, siempre lo hacía, apesar de que nunca le pedí que lo hiciera, él siempre estuvo para mi, siempre leal y atento.

Te has vuelto ciega, tanto que no has podido ver al amor
que está justo a tu lado.

Sonreí al por fin comprender sus palabras, si, estaba ciega, pero ahora lo veía claro. Quién iba a decir que tendría que conocer de cerca al  peligro, para darme cuenta que lo que quice siempre estaba justo ahí, al alcance de mis manos...

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Narra Dreiden

Llegué a la casa donde nos estábamos quedando y me senté en el sofá suspirando, esto de ser un cazador era agotador, cerré los ojos y me recoste en el sofá, oí pasos y volví a suspirar agotado, sabía lo que se venía.

___ ¿Se puede saber en donde cojones estabas? Llevo horas tratando de localizarte imbécil.

Sip, sermones y regaños, esos eran lo mejor de lo mejor, mi parte favorita de todas las misiones, abrí mis ojos y mire a Dilan que me miraba con ganas de querer matarme, me levanté.

___ Me voy a bañar y luego te cuento mientras, ve pensando como nos infiltraremos a la base de los sicarios en México.

Antes de que él  empezará con su largo interrogatorio, me desaperi de ahí y aparecí directo en el baño, sonreí divertido al imaginar la cara que pondrían a saber que Clarissa Fleita estaba viva, bueno, que no se quejarán, yo jamás he seguido reglas absurdas y aburridas.

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La sed de venganza nos destruye
El odio nos vuelve ciegos ante lo bello que hay en la vida.
Hay que aprender a odiar menos y amar más.