Capítulo 5
Me senté en el sofá viendo la chimenea cuando escuché a alguien acercarse.
-En unos minutos su cena estará servida.-aseguró Austin amablemente, entrando a la habitación.
- Gracias, Austin- le sonreí tímidamente.
-Disculpe a mi hermano.- comenzó sentándose a mi lado- se que es molesto, pero le aseguro que hablaré con él para que se comporte.
-Y ¿con eso seria suficiente?- reclamé al recordar lo fastidioso que podía llegar a ser.
Austin se encogió de hombros y sonrió bajando la mirada. Vaya que se veía tierno cuando me miraban así.
-No quiere perder nuestra casa.- aseguró mirándome seriamente- y yo tampoco.
Tenía unos hermosos ojos aceitunados, su color verde era tan dulce que te perdías mirándolos, su color claro hacia que te reflejaras en ellos.
¿Como podía existir tanta belleza en una persona como él?
-No perderán su casa. -le aseguré tranquilizándole.
-Aunque tampoco debe irse, pueden quedarse aquí cuanto deseen. -me sonrió.
Su sonrisa era perfecta, mostraba una hilera de dientes blancos y perfectamente alineados. Mi cuerpo reaccionó de forma idiota a su sonrisa, prácticamente estaba babeando.
Entonces un grito me saco de mis pensamientos...
-Tyler...- susurré levantándome de un brinco y corriendo hasta el tercer piso buscándolo, habitación por habitación.
Cuando lo encontré en el último cuarto del pasillo estaba pálido, se sostenía el pecho y miraba a la pared de enfrente. Me le acerqué y entonces seguí su mirada, era Damon quien se servía una copa de whisky.
-Perdona, pero este es mi cuarto.- aseguró Damon molesto.
-¡Damon!-regañó Austin, mientras Tyler lo examinaba de pies a cabeza con asombro- vengan conmigo, le conseguiré un cuarto mejor.- aseguró Austin mirando a Tyler con amabilidad.
-¡Claro, o puedes darles el tuyo, dales la casa de una vez! - se quejó.- ¿que es este niño tuyo?-me pregunto Damon antes de que yo saliera de la habitación.
-Es mi hermano.-me quejé molesta.
-No les encuentro parecido.-aseguró bebiendo de su copa.
-¿Qué le hiciste?-. recriminé.
- Nada, solo le di un pequeño susto al encontrarlo urgando en mis cosas.-aseguró sonriendo malévolamente.
Salí de la habitación dejándolo allí y alcancé a Austin y Tyler quienes se presentaban con un apretón de manos.
-Pueden bajar ahora para cenar- aseguró Austin sonriéndonos.
-¿Nos das un momento?-pregunté tímida
-Claro, porsupuesto-dijo apenado-los veo abajo.
Tyler y yo fuimos a otra habitación en donde colocamos sus cosas y él se sentó en la cama examinando su suavidad.
-Son raros.- se quejó Tyler haciendo una mueca.-pero Austin me cae bien.
-Él y Damon son diferentes, pero tienes que ser amable con los dos.-asegure molesta.
-¿Cómo los diferencias? Son idénticos. -se quejó mi hermanito.
-Austin tiene una voz suave y tierna, con ojos verdes.-comencé recordando su mirada llena de dulzura.- en cambio Damon es un arrogante y tiene esa tonta voz gruesa, una sonrisa sin sentido y esos horribles ojos azules.-me quejé.
Recordar cada detalle de cada uno de los hermanos estaba resultandome fácil, no era tan complicado cuando los veías de cerca, eran muy diferentes.
- Vaya, acabamos de llegar y ya los conoces perfectamente bien.-río bajo Tyler de forma sarcástica. - ¿sabes si tienen una mancha familiar o algo así? -preguntó curioso.
-Si..-comencé recordando aquella mancha en el pecho de Austin - en el pecho, del lado izquierdo.
-¿Cómo la mía?-preguntó levantándose un poco la camisa.
Eran iguales, solo que de un tamaño más pequeño, entonces me pregunté si Damon también la tendría y esto me hizo fantasear con verlo sin camisa pero rápido deseche esa imagen antes de poderla disfrutar.
-Si, son iguales, debe ser algo familiar en varones porque yo no la tengo.- aseguré encogiendo me de hombros.
-Okey, Mell, tengo hambre.-se quejó mi hermano jalandome por las escaleras.
Bajamos hasta que encontramos una habitación con una mesa enorme, se veía antigua y hermosa, en ella a la esquina estaban servidos un par de platos donde ya se encontraba la comida. Tyler se adelantó y comenzó a comer, mientras yo miraba cada detalle de la mansión.
- Espero que les guste. -sonrió Austin entrando al comedor.
-El lugar es hermoso.-le aseguré sonriéndole también.
-Y la comida es riquísima.-aseguró Tyler con comida en la boca.
-Come - me pidió Austin indicándome la silla frente al plato.
-Okey, gracias. -sonreí sentándome y comenzando a comer.
Observé como él se quedaba de pie frente a nosotros, mirándonos comer pero el jamás probó alimento.
-¿Y cuantos años tienes?-preguntó Tyler curioso.
-Diecisiete .-le sonrió Austin.
-Mell casi cumplirá dieciocho - aseguró mi hermano comiendo las sobras de su plato.
-¿Y Damon?-pregunté curiosa - ¿no comerá?
-Pidió la cena en su cuarto.-aseguró él tímido.
-Vaya que no le caemos bien. -se quejó Tyler.
-Ya se acostumbrará.- sonrió Austin guiñándome un ojo.
-¿Te caemos bien a ti?-preguntó Tyler sarcástico.
-Por supuesto que sí. -aseguró él sonriente.
Bueno, al menos el no nos quería hechar de la casa.
Después de cenar, Austin nos acompañó a nuestras habitaciones. Una vez que dejé a Tyler en su cama fuimos a mi cuarto, abrió la puerta y me miró cauteloso.
-Ya mandé a que se llevarán mis cosas y acomodaran las suyas.- aseguró él cortésmente.
-Gracias. -le sonreí.
-Que descanse, señorita Portman - se despidió.
Una vez adentro cerré la puerta con llave, busqué mi teléfono. Lo puse a cargar y observé como habían acomodado mis cosas en el closet. Encontré los documentos que me daban el poder sobre la herencia y los guarde en un buró bajo llave.
-Es muy inteligente guardar todo bajo llave -se quejó una voz burlona detrás de mi.
Me giré bruscamente para ver como Damon sonreía ante mi asombro.
-¿Cómo entraste?-pregunté alarmada.
-He vivido toda mi vida en este lugar. -aseguró sarcástico- además tengo llaves de toda la casa.-se quejó riendo bajo.
-Y ¿que haces aquí?-le pregunté molesta.
-Sólo vine para darte las buenas noches. -sonrió coqueto.
-No te creo-me quejé nerviosa.
-La verdad, sólo vine a advertirte una cosa.-dijo seriamente.
-¿Qué cosa?-pregunté alejándome un poco de él.
-Voy a encargarme de que tu estancia no sea por mucho tiempo, no quiero a un extraño en mi casa que quiera sacarme.-se quejó molesto.
-Ya te dije que no quiero hecharlos. -reclamé mirandolo seriamente.
-De todas formas, disfruta tu estancia aquí, porque no te quedaras mucho tiempo, hermosa.-aseguró lléndose.
Debo admitir que esa amenaza me impidió dormir cómodamente, pero ¿qué más da si no le agradaba? Él tampoco a mi.
Desperté por los rayos de sol entrando por mi ventana. Me di una ducha y me coloqué unos pantalones de mezclilla y una camisa holgada.
Fui al cuarto de Tyler,él estaba dormido y no quise despertarlo, así que baje a la cocina por un poco de jugó y tal vez encontrarme con alguno de los hermanos.
Me topé a tres señoras de edad madura haciendo el desayuno.
-Buenos días señorita.-me saludaron al mismo tiempo.
-Hola, buenos días.-les sonreí- Los jóvenes Crauly, ¿ya se levantaron?-pregunté a una de ellas.
-Si señorita, desde muy temprano, el joven Austin fue a checar a los caballos y el joven Damon ha estado en la estancia. -me sonrió ella.
-Okey, gracias.-le aseguré caminando hasta la puerta trasera, llendo a los establos.
Pero entonces escuché una melodía hermosa, era algo melancólica pero bella. Entré en la habitación de donde salía el sonido y me topé con una habitación a oscuras, con las cortinas cerradas y una figura tocando el piano.
-Buenos días.-sonreí a Damon.
-Buenos días, señorita.-me saludó con ese tono de voz tan propio de él.
Tenía una copa de vino sobre la tapa del piano, estaba medio vacía, le dio un par de tragos y cerraba los ojos sin dejar de tocar aquella melodía.
-¿Durmió bien?-preguntó sarcástico echándome una mirada de reojo.
-Pues fuera de la amenaza de anoche, si... -me quejé sarcástica.
-¿Amenaza?-repitió sonriente -yo le llamaría advertencia.
-"Voy a encargarme de que no te quedes" "Disfruta tu estancia, no te quedaras mucho tiempo"-repetí imitando muy mal su voz.- ¿Eso suena a una advertencia?
-Si. -sonrió sin mirarme mientras tocaba el piano.
-Para mi, sonó como "voy a matarte y enterrarte en mi jardín"-dije sarcástica.
-Buena idea, la tomaré en cuenta.-aseguró burlándose.
-¿Tu la compusiste?-pregunté mientras la melodía entraba en su punto de melancolía.
-Si, para alguien hace mucho tiempo - se quejó dándole un trago a su copa.
-Es hermosa. - aseguré acercándome un poco más.
-Gracias, pero yo no opino lo mismo, esto me agrada mas. - aseguró haciendo que la melodía de transformará en la típica música de miedo.
No pude evitar reír un poco, su cara se tornó amigable y me miró cauteloso regalándome una sonrisa.
-¿Ya desayunó?-me preguntó.
-No, esperaré a Tyler. -aseguré recargándome en la tapa del piano.
-¿Tocas piano, también?-preguntó curioso.
-Si, pero hace años que no lo tocó - aseguré y baje la mirada un poco recordando el motivo.
-¿Porqué?-preguntó cauteloso.
-Deje de tocarlo cuando mamá murió- aseguré con un hilo de voz muy suave y no pude esconder mi tristeza.
-Lo lamento. -aseguró ahora serio y parecía que lo decía enserio.
Sus grandes ojos azules enfriaron cualquier sentimiento de tristeza que me invadía y me hipnotizaron, haciéndome olvidar.
-No importa, ya lo superé. - mentí lo mejor que pude.
-No es verdad, aún veo el dolor en ti.-aseguró serio - El dolor nunca se va, se queda allí adentro para salir cuando le das la oportunidad y te hará sufrir cruelmente. -se quejó acabando su copa.
-¿Quién te hizo sufrir, Damon?-le pregunté.
-Eso no importa.-aseguró volviendo a su tono molesto y seductor.-mi hermanito te estaba buscando. -sonrió sarcástico.
-¿Para qué?-le pregunte curiosa.
-Ya te dije, le gustaste.-sonrió ampliamente.
-Somos familia, Damon.- regañé mirándolo con mi mirada seria.
-Eso dícelo a él. -sonrió levantándose del banquillo del piano.
Entonces me percaté de su atuendo, vestía completamente todo de negro, tenía una camisa de botones arrengada hasta los codos, con un par de botones desabrochados y su cabello caía sobre su frente como cascada oscura.
Entonces me giré para ver a Austin entrar en la habitación al parecer había dicho algo, pero no lo escuché.
-¿Perdón?-le dije apenada
-Su hermano la espera en el comedor- sonrió tímido- ¿pasa algo?
-No, ahora voy -aseguré sonrojándome un poco al ver como Damon se burlaba de mi desconcentración.
-Señorita.-me llamó Austin
-¿Si?-dije girandome la verlo a la cara.
-¿Sabe andar a caballo?-preguntó con una sonrisa dulce y tierna.
-No, lo siento- sonreí tímida.
-Podría enseñarle..-sugirió Austin sonriente.
-Tal vez después.-dije lléndome después de encogerme de hombros.
-Eso hermanito, es un rotundo "No".-aseguró Damon sarcástico.
Regresé para encarar a Damon con mi mejor mirada molesta y sonreí tímidamente a Austin.
-No es eso, esque sólo me subí una vez a un caballo y no fue agradable. -le aseguré a Austin tímidamente.
-¿Era un caballo pura sangre?-pregunto Austin curioso.
-Era un pony. -reí bajo, apenada.
-Vaya, esos si que son peligrosos.-se burló Damon levantándose del sofá para ir a servirse algo de vino.
-Dejame pensarlo y yo te aviso. -le dije a Austin animándolo.
No quería que pensara que yo no quería sus clases.
-Eso, querido hermano es un "jamás".-aseguró Damon sonriendo.
-No importa.-comenzó Austin bajando un poco la mirada.
-Mañana lo intentaré. -le amenacé a Damon para darle a entender que no me acobardaría.
-Te esperamos temprano mañana, entonces- sonrió Damon complacido.
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