Capítulo 42
Al llegar al aeropuerto y encender mi celular, noté que tenían una llamada perdida de mi hermano Alex.
-Hola.- dije al llamarle mientras caminaba hasta la salida.
-¿Llegaste?- preguntó curioso Alex.
-Si, solo me falta localizarlo.- dije yendo a recepción para rentar un coche.
-Háblame si me necesitas.- susurró algo preocupado.
Colgué para dedicarme a conseguir un auto, una vez que lo tuve me dirigí al centro. Tomé mi celular y me controlé antes de llamarlo.
Debía estar calmada y serena, debía seguir cuerda y mantener la calma. Debía encontrarlo, pero no me había dicho donde se hospedería.
Tome mi celular y rápido le marqué tratando de controlar mi voz, contestó al segundo timbre.
-Hola mi amor.- saludó Damon feliz.- ¿cómo están mis hijos?- preguntó.
-Jugando en casa de Charlotte.- mentí.
-¿Y tu cielo?- preguntó curioso.
-No hago nada.- mentí seria.
-¿Estás bien, Mell?- me preguntó mi esposo algo preocupado.
-Si, Damon.- dije tratando de suavizar mi voz.- Amor, no me dijiste en que hotel te hospedaste. ¿Cómo se llama?
-¿Para que quieres saber, amor?- preguntó curioso.
-Para ir después tu y yo.- comencé deteniendome en un semáforo.
-Se llama "The Cross"- aseguró Damon.- pero mañana regreso cielo, no creo que debamos volver de nuevo a Japón.
-Lo sé, amor.- sonreí al ver a lo lejos el letrero de aquel hotel.- ¿y donde estas?
-Voy entrando al hotel.- comenzó cauteloso.
-Bueno, debo hacer unos mandados, hablamos en la noche amor.- dije sería.
-Si, cielo.- dijo Damon algo confundido.- Te amo.
-Te amo.- dije y colgué.
Aceleré rápido en cuanto el semáforo cambió, llegué rápido y me estacioné a una cuadra, cuando entré al hotel en recepción había un chico, un chico con ojos rasgados y un traje elegante.
-¿Puedo ayudarla?- preguntó aquel chico mirándome.
-Si, busco a mi esposo, el señor Crauly.- aseguré.-¿En que habitación está?- pregunté.
-No puedo decirle señorita, va contra la privacidad del cliente. Debo ver su identificación y comprobante de...
Estaba cansada y muy furiosa, miré a aquel sujeto de mala manera y me acerqué a él mirándolo a los ojos directamente.
-No hace falta ningún papeleo.-comencé a hipnotizarlo.- ¿en qué habitación esta mi esposo, el Sr Crauly?
-1116.- aseguró hipnotizado.
-Gracias, olvida esta conversación.- dije yendome.
Aparecí en las escaleras y subí de inmediato buscando la habitación. Vaya que era un gran hotel, porque habían muchas escaleras, ¿había un elevador? si,
Pero con el hambre que tenía, era peligroso estar conmigo encerradas tantas personas.
Cuando llegué al número de la puerta estuve a centímetros de tocar la perilla, escuché unos pasos acercarse desde adentro de la habitación.
Me escondí en el armario que se encontraba enfrente de aquella puerta, agudizé mi oído y presté atención.
-¡Ay Damon!- reía una mujer.- me sonrojas cariño.
La miré por las rejillas, no era muy alta, con un largo cabello color café, de tez aperlada y con una imponente figura, tendría unos treinta años o tal vez menos.
Atrás de ella Damon salía del cuarto sacándose la chaqueta para ponérsela a ella.
-Te mereces esto y más, pero te lo daré después de dejarte en tu trabajo.- sonrió Damon picaramente.
-Me alegra seguir ayudándote.- aseguró ella mirandolo con una gran sonrisa.- ¿y piensas decirle a tu esposa pronto?
-Mañana a primera hora.- aseguró él sonriente.- le dará un infarto cuando lo sepa.
Por mi mente pasaba el divorcio, ¿eso era? ¿Damon quería divorciarse de mi? ¡¿Qué hacia con ella?!
-Vamos a celebrar nuestro reencuentro.- dijo Damon sonriente.
-¡Vamos!- dijo ella yendo al elevador con mi esposo.
Una vez que supe que se habían ido, salí de mi escondite. Estaba furiosa, ¿cómo podía engañarme? Debía seguirlo, debía verlo con mis propios ojos.
Los perseguí hasta un barrio oscuro, el lugar estaba casi desolado. Ambos entraron a un pequeño lugar donde al entrar me percate que era un sitio de masajes eróticos, habían personas bailando, otros tomando, pero me di cuenta de que no los veia y la poca luz no me permitía localizarlos.
Olfaté el aroma de Damon y me topé en una oficina, tuve cuidado de que no me vieran, me.pude de cunclillas, podía ver por la ranura de la puerta.
Era una oficina, ella estaba sentada sobre el escritorio mirando a mi esposo quien estaba sentado en la silla enfrente de ella, estaban riendo.
-Necesito mi paga ahora.- comenzó aquella mujer extendiendo su mano hasta Damon.
-Toma.- le dijo mi esposo dándole un gran fajo de billetes.
-Gracias cariño.- dijo ella animada.
-No sabes cuanto necesitaba de tus encantos, presiosa.- dijo Damon besándole la mano.
Estaba furiosa, no podía controlarme, habían muchos humanos allí, podría lastimarlos y yo no quería lastimar a nadie que no fuera esa mujer.
Salí de aquel lugar para respirar un poco y pensar claramente, estaba a nada de perder mi humanidad.
El dolor era tanto que no podía seguir y cuando el dolor me invadió de nuevo...
Puff
Era como si las emociones hubieran sido guardadas en un cofre, estaban encerradas y no saldrían a menos que yo quisiera.
Y ahora no quería sentir nada.
Cuando miré de nuevo la entrada de aquel lugar, ella salía por la puerta con una enorme sonrisa, mi esposo se adelantó y detuvo un taxi.
Subió a él y se despidió de aquella mujer quien estaba en la acera despidiéndose mientras lanzaba besos.
Una vez que el taxi de mi esposo se fue, aparecí detrás de ella sin que me mirara. Yo era mas alta y mas fuerte.
-Hola...- dijo al girarse y verme.
Al parecer la asuste en un principo, pero cuando me vio mejor pareció reconocerme.
-Espera, ¿tu eres Mellany? ¿Esposa de Damon?- preguntó cautelosa.
-¡Qué bien! Me conoces.- reí sarcástica.
-Si, Damon me mostró una foto tuya en el hotel.- aseguró.- Amm eso no sólo muy bien.- dijo algo nerviosa.
-No te preocupes, los vi.- dije sonriéndole.
-No se que viste, pero creo que es un error.- comenzó alejándose.
-No quiero verte cerca de mi esposo jamás, ¿Me oyes, perra?- dije de forma seca y fría.
La miré de forma amenazante y la acorralé contra la pared.
-Pero Mell...- comenzó asustada.
Estaba tan hambrienta que no le presté atención a lo que decía, le mordí el hombro antes de que pudiera hablar más. Sólo tomé un poco y no me molesté en hipnotizarla, quería que me recordará de esa forma, para que supiera de lo que era capaz de hacer si se metía con lo mío.
Subí al auto y manejé hasta el hotel donde se encontraría Damon, rápido subí y ahora no tuve miedo en abrir la puerta.
Al entrar me topé con mi esposo quitándose la camisa, sentado en la cama.
-¿Mell?- dijo Damon asombrado.
-Hola cielo.- sonreí sarcástica.- ¿qué haces?
-Nada tu.. ¿tu que haces aqui?- preguntó Damon curioso.
-Vine a verte.- mentí seria.
Entonces en el baño se escuchó que algo caía. ¿Acaso había otra más? Eso ya era el colmo.
Lo miré fingiendo una sonrisa, él parecía estar helado. No sabia si moverse o no.
-¡Con que te estas divirtiendo, amor!- dije seriamente.
-Espera, no es lo que crees.- comenzó Damon burlón.
¿Ah no? ¿No viniste a ver a Madelinne? Porque necesitabas de sus encantos, ¿verdad?- aseguré besándole la mejilla.
-Mell, no es lo que parece. ¡Te amo!- dijo ahora un poco nervioso.
-¿Y a la chica del baño también?- pregunté furiosa.
-¿Chica?- preguntó una voz masculina detrás de mi.
No volteé rápido sin poder creerlo, percibí un aroma conocido.
Había humedad, tierra mojada, lodo, pero aun así algo peculiar.
Al girarme lo vi claramente.
Salía amarrándose una camisa gris de mi esposo, con unos pantalones negros de Damon, su cabello era más claro que la última vez, su piel lucía igual a la de hace años, sólo que ahora un poco mas pálida.
Cuando me sonrió, sus colmillos brillaron con la luz de la bombilla que iluminaba la habitación.
Caí de rodillas.
Algo me había dejado sin fuerzas derrepente. Las emociones volvieron y me asotaron con todo lo que tenían, comencé a llorar. No podía parar.
Aquel sujeto se acercó a mi y se puso a mi estatura para abrazarme. Su abrazo era fuerte pero tierno, cuando pude mover mis extremidades lo aferré a mi con fuerza sobrehumana y me undi en si pecho.
-¡Papá!- lloré desconsoladamente.
-Tranquila, hermosa.- me susurró papá al oído.
-¿Pero como?- lloré mirándolo y después a Damon.
-Madelinne, ella es una bruja.. y aunque se retiró, siempre a trabajado para mi con sus hechizos. Hace mucho que se lo había pedido, en cuanto lo consiguió me llamó.- aseguró Damon.- solo quería traer a tu padre para ti.
-Gracias.- dije aún llorando.
-De nada cariño.- sonrió Damon besándome la frente.
-¿Esos eran los encantos que necesitabas?- pregunté curiosa.
-Los únicos que me interesan.- sonrió acariciando mi cabello.
...
Después de unas horas, cuando ambos me explicaron todo, tomamos el avión para ir a casa.
En el avión Damon me abrazaba mientras yo reposaba en su brazo.
-¿Cómo pudiste creer que te engañaría?- preguntó Damon molesto.
-¡Actuabas raro!- me quejé.
-¡Jamás te engañaría!- se quejó Damon ofendido.- ¡Te amo!
-Lo sé , lo siento.- dije seriamente.- recuerdame disculparme con Madelinne.- comencé apenada.
-¿Qué le hiciste?- preguntó Damon sarcástico.
-La mordí.- me encogí de hombros.
-¿Cómo supiste que vine con Madelinne?- preguntó cauteloso.
-Austin me dijo.- aseguré.
-No se que haces aquí, si pudiste quedarte con él mas tiempo.- se quejó Damon celoso.
Sonreí y lo besé, él me correspondió sin dudarlo.
Moviendo su lengua lentamente por mi boca y enloqueciendome al morder mi labio inferior cuando se despegó, después me miró a los ojos tiernamente.
- Te amo.- dijo Damon sonriente.
- Te amo.- dije feliz.- vayamos a casa.
-Sólo si tu vas conmigo.- dijo él besando mis labios de nuevo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro