Capítulo 4
-Siempre es agradable ver a una chica con su blusa mojada.- susurró traviesamente una voz de terciopelo, suave y sutil.- ¿Tiene frío?
Sonó tan seductoramente que un raro escalofrío me invadió.
-¿Quién es usted?- pregunté tratando de no sonar asustada.- ¿qué hace en mi casa?
-¿Su casa?- dijo él burlándose.
- Está es mi casa de ahora en adelante. -le reclamé incapaz de moverme.
Fue entonces que se colocó frente a mi y me examinó de pies a cabeza.
- Perdoneme señorita, pero he vivido aquí toda mi vida- aseguró sonriendo pícaramente.
Su aroma chocó con mi nariz impregnándola de un sutil aroma a tierra mojada y lavanda, alcohol y tabaco.
-Pues le digo que ahora es mía.-le asegure firme.
-Perdón pero, ¿Cómo se llama?-pregunto burlón.
-Soy Mellany Portman. -aseguré mirándolo directamente a los ojos.
Entonces me percaté de su aspecto, era alto y apuesto; tenía cabello negro oscuro, piel blanca como la cal, unos ojos azules fríos como el hielo y una encantadora sonrisa traviesa.
-¿Quien eres tu?- pregunté casi en susurro.
-Damon Crauly, es un placer.- sonrió coqueto.
-¿Yo te vi ayer?-pregunté cautelosa- ¿estuviste en Inglaterra?- dije en forma de acusación.
-Puede ser...- aseguró evadiendo mi mirada.-pero como le decía, mi familia es dueña de esto desde hace décadas, así que, vayase ahora mismo.-pidió grosero.
-¡Soy la heredera de la fortuna Crauly!-le aseguré molesta.
-Tu no puedes ser la heredera, porque Máximus murió hace más de 85 años.- se quejó sarcástico- dudo mucho que él te pusiera en su testamento.
-Él le dejó todo a su primer tatara nieto y esa soy yo.-dije refunfuñando.
-Tu no eres una Crauly.-aseguró secamente.
-Lo soy.- aseguré ahora furiosa- te lo he tratado de decir todo este tiempo.
-Perdona, pero no puedo prestarte atención estando así - sonrió coqueto mirando mi blusa empapada.- pero por lo que escuché, tu apellido es Portman.
-Si..-comencé tapando mi escote.- llevo su sangre de todas formas; mira... Tengo papeles que lo comprueban. -asegure molesta al ver su arrogante sonrisa.
-Me gustaría verlos, si me lo permite.- retó él sarcástico.
- Están en mi equipaje, ahora vuelvo.-dije seriamente lléndome de allí.
Ese chico era un fastidioso, pero si quería pruebas... las tendría.
Subí las escaleras siguiendo a la mucama, me llevó a la cual seria mi habitación, y una vez que ella se fue, examiné el cuarto. Éste era muy pequeño, así que tomé mis maletas y busqué otro mejor; encontré uno que era amplio y tenía una hermosa vista al prado que se encontraba detrás de la propiedad.
Arrojé mi maleta a la cama y busqué entre mis cosas aquellos papeles. Cuando saldría de la habitación consideré el hecho de tener que volver a ver a ese Damon con mi blusa mojada después de su intensa y acosadora mirada.
Encontré una blusa seca que me cubriera muy bien y me saqué la camisa mojada.
Pero justo cuando me pondría la blusa seca escuché una respiración contenerse. Me giré para ver de quien se trataba y me tope a aquel chico, de pie junto a mi, mirándome pasmado y curioso. Se veía apenado, estaba sin camisa; pude ver su torneado abdomen donde su piel pálida resaltaba, tenía una mancha en el pecho, una muy pequeña de un color café claro.
Busqué su rostro pero algo había cambiado, tenía el cabello negro igual de alborotado y oscuro, pero sus ojos eran de un color verde aceitunado y mostraban una ternura inhumana.
-¿Que haces aquí? -reclamé tapándome de inmediato.
-Perdoneme señorita pero está es mi habitación-aseguró tímido con un tono de voz diferente al que había mostrado hace unos minutos.-¿quien es usted?
-¿A que estás jugando, Damon?-reclamé molesta, colocándome la blusa.
-Perdón, pero yo no soy Damon - comenzó apenado- mi nombre es Austin Crauly, señorita y Damon es mi gemelo.- me aseguró tímido.
-¿Es enserio?- pregunté examinándolo.
Entonces pasó por un lado mio y me mostró un cuadro familiar colgado en la pared frente a nosotros el cual no lo había visto.
En este se apreciaba una familia pequeña: un padre, una madre y dos pequeños niños idénticos con un solo detalle de diferencia... los ojos.
-Soy Mellany Portman.- le aseguré una vez que me quedó claro que él no era Damon.
-Es un placer- me aseguró sonriendo tímidamente.
-Perdoname pero es difícil asimilarlo- le aseguré cautelosa- son iguales.
-Damon y yo no somos iguales, a excepción a la apariencia.- aseguró amablemente.
Caminó hasta un closet enorme y sacó una camiseta azul la cual se colocó.
-Y digame señorita, ¿a qué debemos el honor de su visita en nuestra mansión? -pregunto él tímidamente.
- Soy la heredera de toda la fortuna Crauly. -aseguré mostrando los papeles que lo afirmaban.
-¿Nos quitará la mansión?-preguntó ahora preocupado.
- Yo no sabía que esta mansión estaba habitada.- le aseguré sinceramente- Sólo quería conocerla, no tengo ninguna intención de correrlos.
- Hemos vivido aquí siempre, será difícil que mi hermano acepte este nuevo cambio...- comenzó algo pensativo.
- Él me tiene sin cuidado.- me quejé recordando al petulante de su hermano.
- Tendremos que hablar más sobre esto señorita.- me aseguró Austin.
-Claro que si.- dije tomando los papeles y llendo a aquella habitación de nuevo.
Austin era todo lo contrario a ese Damon. Su voz era suave y sutil, había pura ternura en cada frase que decía.
Cuando entré en la habitación y no encontré a nadie me acerqué a la única parte que alumbraba la chimenea y dejé que me calentará un poco.
Entonces sentí una mano por mi espalda, la cual subió desde mi parte baja hasta mi hombro para retirar mi cabello y acariciar mi cuello.
- Me gustaba más la otra blusa.- aseguró Damon seductoramente en mi oído.
Supe que era él por ese tono de voz tan único y diferente al de Austin.
- Traje los papeles, Damon.- me quejé dándoselos.
-Oh...- comenzó risueño- dilo de nuevo...-pidió sonriente.
-¿Que cosa?-pregunté confundida.
- Di mi nombre de nuevo, dilo.-pidió coqueto- suena tan provocativo cuando lo dices enfadada.- aseguró acercándose de más a mi.
-¡Basta!- regañé - sólo lee los papeles y dejame tranquila.
Los miro sólo unos segundos y me miró cauteloso, pero aun con una enorme sonrisa.
-Tienes razón, aquí dice que eres la heredera y te otorgan el poder sobre esta mansión. -sonrió burlón.-pero... ¿Qué pasaría si por accidente se quemaran estos documentos?- preguntó tratando de ser retórico y acercándolos al fuego.
-¡Dámelos, Damon! - me quejé molesta.
-No lo creo... -comenzó alejándose de mi- ¿porqué dejaría que una niña boba, llegué de repente a quererme sacar de mi propia casa?- dijo ahora algo molesto- no tengo opción.
Acercó demasiado los papeles al fuego, ¿sería capaz de hacerlo?
Después de todo no lo conocía para nada, se veía una persona cruel y arrogante pero no malo, no parecía ser capaz de aquello.
-Basta, Damon. - regañó Austin entrando en la habitación.
Ver a los dos era como ver doble... eran exactamente iguales físicamente. Resultaba confuso pero fascinante, jamás había visto gemelos tan hermosos.
-Me conoces, hermanito -comenzó Damon.
- Por eso te pido que la dejes.- se quejó Austin.-es una visita.
- Si, una visita que nos sacará de casa para hacerla suya.- se quejó Damon molesto.
-No los sacaré de su casa.- aseguré a ambos.
-Habláremos de todo esto mañana. -aseguró Austin a Damon, tratando de tranquilizarlo.
Entonces Damon me dio los papeles tras una mirada asesina que Austin le mando.
-Mil disculpas, señorita Portman.- dijo coqueto- ¿tiene hambre?- preguntó con un tono de burla que no comprendí.- yo me muero de hambre.
-¡Damon!-regañó Austin.
-Pues, de hecho si que tengo hambre. - les aseguré a los hermanos tras intercambios de miradas que no lograba descifrar.
-Yo me encargo, señorita, ahora vuelvo. - aseguró Austin lléndose no sí antes mirar con autoridad a Damon.
-Vaya vaya...- comenzó Damon burlón mirándome- le gustaste a mi hermanito- aseguró sonriente.
-No es verdad. - me quejé- además somos familia.- le aseguré sonrojándome un poco.
-La familia no llega a quitarte la casa.- aseguró él arrojándose al sofá.
- No te quitaré nada, Damon.- asegure molesta.
-Claro que no lo harás, preciosa- sonrió levantándose- Buenas noches.- dijo marchándose.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro