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Capítulo 39

Caminaba por el bosque, llevaba las bolsas en mis manos y aunque tenía poco tiempo en esto, trataba de adaptarme a la gran velocidad a la que iba.

Cuando estaba por cruzar el bosque un dulce olor llegó a mi nariz,un aroma dulce y espeso, en un segundo mis oídos detectaron un sonido algo particular, que me aceleró la respiración deseosa de saciar la sed.

Aparecí frente a una camioneta color roja, con leños en su cajuela. A unos metros adelante se encontraba un sujeto un poco obeso, con unos pantalones de mezclilla y una camisa sin mangas color blanca, avancé sigilosamente hasta que recuperé mi control.

Desperté del aturdimiento y mi razón volvió, mi garganta quemaba pero mi mente decía que aguantará. No era así, no mataría a nadie, podía controlarme.

-Hola muñeca. - dijo él sujeto al percatarse de mi presencia.

Me miraba de arriba a abajo, pero eso era lo que mi ahora naturaleza quería, mi cuerpo era mi arma. Fácil podría pasar por una modelo profesional ahora, era bella, mi apariencia lucía llamativa y especular.

-Yo..- dude al hablar pues mi garganta se cerraba.- debo irme.

-Lástima.- dijo él sujeto girándose de nuevo para continuar cortando leños.

Me di vuelta, estaba dispuesta a irme y dejarlo intacto.

Hasta que un olor más fuerte que el anterior golpeó en mi nariz, el sujeto maldijo en voz baja al haberse cortado un dedo con el cerrucho.

Miré en un charco debajo de mis pies y aun con el agua lodosa, noté que mis ojos se habían encendido deseosos de hambre.

Aparecí detrás de él, lo giré y examiné.

Estaba transpirando por el trabajo, olía a tabaco y sudor, aparte su camisa y mordí su hombro.

Él comenzó gritando pero perdió la voz poco a poco mientras yo me dedicaba a absorber su sangre.

Me aparte una vez que me encontré satisfecha y lo miré directo a los ojos.

-Terminaste de cortar leña, una ardilla te ha mordido, pero estarás bien. Ve a casa y descansa. Come un poco y olvidame. Jamás me haz visto en tu vida. -lo hipnotice.

Damon me había enseñado a beber sin matar para evitar remordimientos en mi y a después hacerlos olvidar para que así no nos descubrieran.

Ya casi lo domino, aunque no me guste beber muy seguido.

Ese sujeto se fue y yo tomé mis bolsas, sequé con el dorso de mi mano mis labios y volví a correr en dirección a mi casa.

Cuando estuve en las escaleras de la mansión mi celular sonó dentro de mi bolsillo.

-¿Si?- contesté.

-Amor, ¿dónde estas?- preguntó Damon animadamente.

-En casa cielo.- contesté.

-¿Qué hacías? Te noto un poco agitada. - aseguró.

-Un bocadillo.- dije sarcástica.

-Vaya, uno por fin. Llevabas casi dos semanas sin comer, comenzaba a preocuparme.- bromea.- En fin... Te amo, te veo en cinco minutos - dijo mandándome un beso.

-¡Te amo!- le dije colgando y abriendo la puerta.

Cuando entré casi estaba todo listo, los globos llenaban la sala, me tope con mi hermano Tyler, quien traía unos globos en la mano y gorros de fiesta en el otro.

-Mell.- me llamó- ¡Ayúdame!

-¿Dónde esta Alex? - pregunté curiosa.

-Con mi novia en la cocina, comiendo las galletas de seguro. - se quejó. -¿Puedes ayudarme?

Si, Tyler era novio de Xiomara, hace unos meses que se declararon, creo que todo surgió estando ellos en Londres hace tiempo ya.

Le mostré mis bolsas en la mano y me encogí de hombros indicándole que no podia ayudarle, resopló y siguió caminando. Me dirijí a la primer mesa que vi, y cuando me giré vi a Austin frente a mi.

Hacía meses que no lo veía.

Desde que nacieron mis hijos él se había ido por un tiempo.

No estaba sólo, detrás de él había una vampira que se me hizo conocida por su enorme melena y grandes ojos. Era Dayana.

Aquella vampira que vi en París y en la fiesta de Charlotte, sabía que a ella le gustaba Austin, lo notaba más ahora mientras ella lo miraba.

-Hola. -saludé recuperandome de la impresión.

-Hola Mell.- saludó Austin sonriendo levemente- ¿cómo estas?

-Muy bien ¿y tu?- pregunté curiosa.

-Bien, Dayana y yo hemos estado viajando un poco.- se encogió de hombros tiernamente.

-Me alegro mucho por ambos.-sonreí.

-¿En que ayudamos?- preguntó Dayana mirándome.

-Emmm creo que con los globos y la decoración.- dije mirando a Tyler balancearse sobre una silla para pegar los globos.

-¡Mell! -gritó una voz que me era muy conocida.

Sonreí ampliamente y aparecí frente a mi esposo. Me le arrojé y lo besé, él me tomó de las caderas y me subió a su cuerpo, me aferré a él y seguí con el beso.

-¡Te amo! Te he extrañado mucho estas dos horas.- dije feliz.

-También te extrañe mi amor.- sonrió.

-Que bueno que sus hijos no están presentes.- se burló Patrick.

Al bajarme de mi esposo noté que nuestra familia nos veía, la pena me invadió por un momento al notar que hace unos minutos parecía chango sobre mi marido.

Sonreí pegandome a Damon mientras él miraba a su hermano.

-Hola Damon.- saludó Austin.

Damon se acercó a su hermano y le miró por unos segundos, lo abrazó sorprendiendolo, Austin sorprendido por el gesto le devolvió el abrazo.

-Te vez... tan.. yo.- se río sarcástico Damon.

-Extrañaba tus chistes sobre nosotros. - se quejó Austin mirándolo.

-Te extrañé hermano.- sonrió Damon.

-Me alegra poder decir lo mismo, Damon. Es bueno volver.- aseguró Austin.

-No te pongas cursi Austin.- se quejó Damon burlón.

-¡Charlotte llegó! -dijo Alex.

Escuchamos como los neumáticos del carro se detenían, como las puertas fueron azotadas entre risas de esos dos pequeños.

Entonces nos giramos para ver a la puerta, por ella cruzaba Charlotte envuelta en un hermoso vestido rosa.

Tras de ella, mis hijos, Demian sostenía entre sus manitas una paleta, al vernos a todos se quedó quieto y abrió grande sus ojitos azules mirando a su alrededor.

Mientras que su hermana, Dabria, tomada de la mano de su hermano miró a todos con una sonrisa y se separó de Demian para correr a los brazos de su padre.

Yo me acerqué a mi hijo y le sonreí para darle ánimos, extendí mis brazos y él corrió a ellos sonriéndome, para luego undirse en mi pecho con ternura.

-¡FELIZ CUMPLEAÑOS! -gritaron todos.

Alex, Tyler y Patrick arrojaron confeti y sonaron los silbatos son parar.

Mis pequeños cumplían su tres años de vida, pareciendo tener cinco.

Mientras ellos jugaban con sus tíos, nos dedicamos a hacerlos felices en su día.

Cuando se hizo noche, los niños jugaban con sus regalos al lado de sus tíos mientras Charlotte, Xiomara, Dayana y yo, hablábamos en la cocina.

-¿Cómo te has sentido con lo de ser vampira Mell? -preguntó Xiomara.

-Ya llevo un par de años, pero aun me estoy acostumbrando.- le aseguré amigable.

-¿Damon sigue siendo un amoroso?- preguntó Charlotte.

-Si, siempre lo es. Es muy tierno.- sonreí.

-¿Austin también lo era, Mell?- preguntó Dayana.

-¿Perdona?- dije confundida.

-Iré al grano, conozco a Austin desde hace décadas y siempre lo he apreciado -hizo una pausa y continuó algo más tranquila. - siempre he sentido por el algo más que una amistad, pero mi problema es que tu recuerdo sigue presente en él.- se quejó Dayana.

-Lo siento pero estas siendo ridícula.- se quejó Charlotte.

-Sólo son eso Dayana, recuerdos. -aseguré molesta.- Yo estoy casada y soy muy feliz con mi esposo.

-No lo dudo, pero no estaría mal que le recordarás eso a Austin.- dijo Dayana levantándose.

Caminó meneando sus caderas alejándose de nosotras dejándonos un tanto incómodas.

Me levanté para seguirla, me disculpe con las chicas y la seguí hasta la estancia. Tenía que arreglar las cosas.

Estaban Damon y Austin hablando animadamente de cosas de la empresa, ella se le acercó a Austin de forma provocativa, se acercó a su oído y con una suave y casi inaudible voz le susurro algo al oído.

-Te veo en el hotel.- aseguró ella besándole levemente la mejilla.

-Damon nos invitó a quedarnos aquí.- le dijo él mirandola.

-En todo caso, ¿podemos ir a dormi ya?- preguntó ella.

-Si, claro.- dijo Austin tiernamente.- Dayana, dame un minuto ¿si?

-¿Cual es tu habitación? - preguntó Dayana curiosa.

Segundo piso, tercera habitación de la derecha. - dijo Damon sonriente.

-Gracias, te espero cariño.- le dijo Dayana a Austin y él le asintió.

Damon me observaba, al parecer estudiaba mis reacciones, parecía buscar algún indicio de celos, pero yo estaba bien.
Tal vez un poco confundida por como se portaba Dayana pero bien.

Entró Dabria corriendo y arrojándose a los brazos de su padre, quien la recibió alegremente, comenzó a llenarlo de besos.

-Ven aqui pequeña cobarde. - se río Alex persiguiendola.

-Vamos a maltratar un poco a tu tío Alex princesa.-se burló Damon yendo con ellos a jugar y dejándome sola con Austin.

-Han crecido mucho.- dijo Austin viéndome a los ojos.

-Demasiado.- me quejé para mi.

-¿Pasa algo? Esque... Dayana y tu se comportaron extraño.- me aseguró.

-Ella se comporta raro.- me quejé-¿Me acompañas afuera?-pedí.

Él se adelantó y abrió la puerta para mi.

Al salir vimos la luna llenarnos con su luz, me recargue en la pared y miré el cielo.

-Austin, Dayana cree que aún sientes algo por mi. Se ve que le interesas.- suspiro.- no le hables de mi. Cualquier mujer se enojaría por eso, y la verdad no me gustaría que sea incómodo estar las dos juntas.

-No tiene porqué ponerse así.- comenzó él.

-Son celos, Austin.- aseguré.

-Hablaré con ella, tranquila.- me aseguró.- pero cuéntame, ¿Que tal la vida de vampira casada y madre? -preguntó un poco burlón.

-No es fácil.- dije entre un suspiro- pero Damon me ayuda mucho.

-Me alegra.-sonrió.

-¿Y a ti? ¿Cómo te fue con eso de viajar por el mundo?- pregunté sarcástica.

-Todo es hermoso. Dayana me enseñó muchos lugares, ella es muy divertida y se ha convertido en una buena amiga.-me sonrió animado. -pero...

-¿Pero?- pregunté cautelosa.

Entonces miró al cielo y aun sonriendome miró.

-Pero es bueno regresar, ya extrañaba mi hogar, mis amigos, a mi hermano, mis sobrinos y a mi mejor amiga.- dijo mirándome a mi de una forma especial al decir lo último.

La luna era lo único que nos brindaba luz, pero veía perfectamente sus ojos verdes brillar como hace años no los veía.

-Me alegra que volvieras, te vez tan bien, ¿acaso Dayana te quito la timidez? -reí bajo.

-Emmm sigo trabajando en eso.- sonrió.

Ambos reímos, eso me dio un poco de paz, me alegraba saber que aún éramos amigos, que no habían rencores ni problemas.

Entramos a la casa de nuevo y aun sonriendo nos topamos a Charlotte y Damon con los niños, Austin avanzó para cargar a Demian quien le pidió los brazos.

-Llevemoslos a dormir.- dijo Damon seriamente.

-Claro, vamos campeón.- le dijo Austin a mi hijo y este se acurrucó en el pecho de su tío.

Cuando mi esposo y su hermano se fueron miré a Charlotte.

-¿Está molesto verdad? -pregunté curiosa.

-Ya le dije que no tiene porqué.- aseguró ella- y espero que sea así.

-Claro que es así, Austin sigue siendo mi amigo, solo eso.- aseguré.

Después de que mis hermanos se despidieron de mi, partieron junto con Patrick a casa de Charlotte.

Subí a la habitación de mis hijos y al verlos dormir, me acerqué para darles su beso de buenas noches.

Cuando caminaba a mi habitación, escuché como Austin y Dayana reían. Esperaba que él ya hubiese hablado con ella, porque no me parecía cómodo que ella me viera como su rival.

Cuando entré a mi cuarto mi esposo estaba en la cama, sin camisa y en pans. Me acerqué a él para besarlo pero me negó el beso, lo miré tratando de examinarlo pues se veía molesto.

-¿Qué pasa?- pregunté curiosa.

-¿De qué hablaban? -se quejó Damon.

-Amor, no tienes que estar celoso, solo hablamos de como nos ha ido, somos los mismos amigos.- me encogí de hombros y le sonreí.

-¡Si, esos amigos que alguna vez estuvieron a nada de casarse! - se quejó Damon molesto.

-¿Qué? ¡Damon porfavor! -me quejé.

-Ve a dormir Mell, olvidalo.- se quejó Damon secamente.

-Bien.- me quejé llendome al baño para darme una ducha.- solo recuerda, que al que elegí es a ti. ¡Porque a ti es a quien amo! Piensa en eso.

Se quedó callado, mirándome. Pero cuando no dijo nada, lo dejé ahí y me metí a la ducha. Estaba enojada, ¿cómo podía creer que yo sería capaz de engañarlo?

Austin sólo era mi amigo, mi cuñado. En mi mente sólo deseaba a mi esposo.

No podía ver a Austin de la forma en la que veo a mi esposo y mientras yo lo sepa, Damon lo tiene que entender.

Cuando salí envuelta con la toalla, me topé con la oscuridad de la habitación. Me acerqué a la cama y cuando la toqué, noté a alguien detrás de mi.

Tocaba mi hombro al desnudo mientras besaba mi oreja y bajaba hasta mi cuello.

Acarició mi cintura y subió hasta mi pecho, me quitó la toalla suavemente recorriendo con sus manos la bajada de esta por mi abdomen.

La dejó caer al suelo y me dio la vuelta para mirarme a los ojos.

-Lo siento.-susurró Damon débilmente- es que la idea de... ¡Soy un tonto! Confío en ti mi amor.. es solo que yo...

-Te amo.- dije callando sus labios con mis besos.

-Te amo.- dijo entre mis labios.

Recorrió con sus manos mi cuerpo desnudo, besé con pasión su pecho descubierto y me arrojó a la cama.

Se colocó sobre mi y yo le despoje de su pans, besando mis labios con tanta pasión comenzó a hacerme el amor.

Ambos comenzamos a aumentar la velocidad, mis gemidos de placer parecían gustarle.

Le mordí el labio inferior al llegar al orgasmo. Y cuando acabamos, me besó apasionadamente aún dentro de mi. Su lengua jugueteaba con la mía con tanta seducción, que mis sensaciones superdesarrolladas estaban locas.

Se recostó a mi lado y me abrazó contra él. Cerró sus ojos con una sonrisa y yo lo imite.

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